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Editorial
"Las opiniones falsas son como las falsas monedas, acuñadas por malhechores y usadas por personas honestas, que perpetran el delito sin saber lo que hacen (Maistre)".
Esto sucede en España continuamente. Los medios de socialización y adoctrinamiento del sistema ponen en continua circulación falsos valores, contravalores, que en bastantes ocasiones son aceptados por una desprevenida mayoría social, que los rechazaría si conociese la auténtica identidad de sus contenidos. Así vemos que nuestra sociedad acepta sin tensiones aparentes la sodomía justificada como amor, el aborto como decisión sobre el propio cuerpo, la explotación económica del hombre por el hombre con la falacia del mercado en libertad, la mentira religiosa disfrazada de tolerancia, el secesionismo insolidario disimulado de autonomía descentralizadora, etc...
Debemos reaccionar para devolver a nuestra sociedad unos, muy pocos, pero verdaderos y preciosos fundamentos, unas monedas de valía real, para que las personas honestas tengan la oportunidad de volver a usarlos, que los conozcan y los reconozcan, que los hagan circular y en los que tengan depositada la confianza, para hacerlos referentes de comportamiento individual y social.
Cuando alguien quiere restaurar esos valores fertilizantes y enriquecedores, la vida, la familia, la educación, la dignidad del trabajo, la unidad y la regeneración, y busca compañeros y maestros para el camino, puede encontrarse con grandes dificultades y el desaliento añadido que produce ver la defección, en muchas ocasiones, de quienes por su posición debieran ser sus guias y maestros, de forma que desde una perspectiva horizontalista, esa restauración parece una tarea ciclópea y, a veces, casi imposible.
A Arcesilao (Pitone, c. 316 - c. 241 a.C.), fundador de la Academia Nueva, desde donde difundía un modo de vida recto, un amigo le hizo notar la frecuencia con que, de forma unívoca, sus alumnos se pasaban a la escuela epicúrea, moral que proponía la búsqueda del placer sensorial como finalidad.
Arcesilao le respondió: "Es natural. De los gallos se pueden hacer capones, pero en cambio de los capones no se pueden hacer gallos.
Por el momento podemos empezar, sino con el milagro de convertir los capones en gallos, conservando la integridad, la moral, de algunos miembros para que puedan fecundar nuestra sociedad.
Un gran apóstol de nuestra Patria nos contó como los grandes españoles de todos los tiempos sabían que ni siquiera las cosas pequeñas se consiguen sino a través de las cosas grandes y que por ello no aspiraron a un orden pequeño sino que fueron a empuñar las riendas del mundo, porque así ordenaban España; Ellos ya que sabían que en la historia y en la política, el camino más corto entre dos puntos es el que pasa por las estrellas.
El camino para que nosotros, nuestro hijos y descendientes puedan disfrutar de las pequeñas cosas de la vida corriente, sin inquietudes ni problemas, pasa porque impulsemos los grandes principios morales y éticos que constituyen la esencia del hombre, los que componen la apuesta de ARBIL.
Las últimas palabras de Unamuno, minutos antes de morir, ante Bartolomé Aragón, fueron: "¡Dios no puede volverle la espalda a España! ¡España se salvará porque tiene que salvarse".
Con esa esperanza, pero no en espera, si no activos, nos conducimos. *
"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Critica", es editado por el Foro Arbil
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