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Engelbert Dollfuss, fiel a la identidad de Austria
Dollfuss decidió transformar Austria en un Estado corporativo católico.
LDollfuss,
nació en la localidad de Texing, en la Baja Austria en 1892, en el entorno de una familia
campesina y de gran religiosidad, realizó estudios de derecho y economía. Cuando
estalló la Primera Guerra Mundial participó en ella formando parte del cuerpo alpino de
montaña del ejército Austro-húngaro, unidad considerada de élite, donde consiguió
sobresalir por su valentía. Después de la guerra se afilió al partido socialcristiano,
siendo el secretario de la federación campesina de su región natal.
Esta relación con el mundo del campo le especializó de tal forma que fue propuesto en
1931 para ocupar el cargo de ministro de Agricultura, hasta que en la crisis gubernamental
de mayo de 1932, sucedió al canciller Burech al frente del gabinete ministerial. El país
que heredó era una nación dolorida por la pérdida de un imperio, restringida a las
estrechas fronteras de sus provincias alpinas. El fuerte proteccionismo económico de las
nuevas naciones nacidas del imperio causaron la ruina de muchas empresas radicadas en
Viena. La viabilidad del país se puso en duda ante las constantes amenazas de los países
vecinos, y la sociedad se encontró dividida en tres opciones políticas de muy difícil
compenetración.
El socialismo marxista dominaba en la Viena industrial y su poderío creciente se hacía
peligroso ante la debilidad, obligada por los aliados, del ejército austríaco, y la
experiencia de levantamientos revolucionarios en las vecinas Hungría y Baviera. Un conato
revolucionario en 1927 fue aplastado con decenas de muertos. La otra fuerza era el
catolicismo tradicional de los socialcristianos, liderados por Monseñor Seipel, quienes
eran apoyados por los pequeños comerciantes y el campesinado de las zonas rurales,
conservando todavía un vago sentimiento monárquico. La tercera fuerza era el
pangermanismo, proveniente del nacionalismo liberal decimonónico, se apoyaba en la
burguesía urbana y propugnaba la integración en Alemania.
Dollfuss tuvo que capear con todo esto, la imposibilidad de formar una alianza estable con
los socialistas le forzó a coaligarse con la Heimwehr del Príncipe Starhemberg,
formación de excombatientes que defendía Austria de sus enemigos checos y yugoslavos en
el exterior y marxista en el interior. Este movimiento se politizó e incorporó el
corporativismo católico de Otmar Spann, uno de los más preclaros pensadores católico
sociales, en su discurso político. Este hecho y la necesidad de acabar con la crisis
económica que había llevado al país a la ruina, provocó que Dollfuss decidiese
transformar Austria en un Estado corporativo católico. Tomando como base las enseñanzas
de la Iglesia, especialmente la Rerum Novarum de León XIII y la Quadragesimo Anno de Pío
XI, estableció por decreto la formación de corporaciones en sustitución de los
organismos liberales.
Pero la situación no fue de estabilidad, el socialismo intentó en 1934 una revuelta que
fue sofocada con centenares de muertos en las calles. Pero disuelto el peligro marxista,
apareció el anexionista alemán. El nazismo había cobrado una gran fuerza en el país
alpino a través del antiguo pangermanismo y del obrerismo huérfano del socialismo. Los
nacionalsocialistas fueron prohibidos y reprimidos, pero el ascenso en 1933 al poder en
Alemania les alentó enormemente, especialmente cuando su máximo caudillo Adolf Hitler
ostentaba la nacionalidad del país alpino.
Dollfuss no tuvo el tiempo suficiente para consagrarse a la erección del Estado
corporativo, las luchas contra los nazis y la difícil política exterior consumían la
vitalidad del pequeño dirigente. Francia y Gran Bretaña se oponían a Alemania, pero no
apoyaban a Austria, sino a sus vecinos checos y yugoslavos, enemigos de ésta. La Italia
fascista fue la única amiga, el Duce incluso mandó tropas al Tirol, pero los austríacos
no se sentían cómodos con los amos del Tirol del Sur, región de habla alemana,
entregada a Italia en la Gran guerra. En 1934, un comando nazi incontralado intentó un
golpe de Estado, que fracasó, pero en el cual Dollfuss murió tiroteado. Fue sucedido por
Schussnigg, ministro de Justicia y antiguo camarada del frente, pero el final de Austria
como nación independiente estaba escrito. La familia de Dollfuss se refugió en Italia,
acogida por la mujer del Duce.
Desde entonces la cruz blanca de Jerusalén ha sido el símbolo de los austríacos
católicos fieles a su identidad.
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"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y
Crítica", es editado por el Foro Arbil
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