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Dante Alighieri y la Divina Comedia.
La obra y la prosa del escritor más importante en lengua italiana que la lleva a su madured.
La vida del autor de La Divina Comedia,
una de las obras más importantes de la literatura universal,
estuvo marcada por dos grandes acontecimientos: un amor de
infancia no realizado y el exilio político al que fue condenado
desde 1302.
Dante (1265-1321) es un güelfo blanco; es decir partidario de la
autonomía de las Comunas.
Desea, en secreto, que el principio de unidad de la península
sea obra del emperador, y el anuncio, en la Dieta de 1309, por
Enrique VII, conde de Luxemburgo, de que se hará coronar en Roma
por el papa, constituye para Dante una auténtica revelación.
Comprende entonces que el equilibrio moral, político y social de
Europa occidental tiene como primera condición la independencia
del poder temporal, representado por el emperador, y del poder
espiritual, representado por el papado.
El fracaso de Enrique VII representó para Dante una gran
desilusión y parece que el poeta, renunciando a los problemas
políticos, centró entonces sus pensamientos en la beatitud.
Las dos obras principales son la Comedia (a la que los
comentaristas posteriores añadieron el calificativo de Divina) y
la Vida Nueva. Esta última está en la línea del dolce stil
nuovo, cuya obra maestra constituye.
La "Vita Nova".
Hay que separar la leyenda de la realidad. A través de las
piezas poéticas que componen la Vida Nueva (25 sonetos, 4 cantos
o "canzoni", unas estancias y un comentario en prosa en
el cual explica el poeta sus intenciones), Dante cuenta la
historia de su amor desdichado por una mujer a la que llama
Beatriz.
Este nombre designa a la hija de un vecino de los Alighieri, Bice
Portínari, pero toda la historia amorosa que se nos cuenta en la
Vida Nueva transcurrió, al parecer, en la imaginación del
poeta. Por lo demás, no es imposible que éste se hubiera
sentido atraído secretamente, cuando tenía nueve años (una
edad muy temprana, de todos modos) por su jovencísima vecina,
que tenía la misma edad que él. Pero sin duda es ceder a una
concepción demasiado romántica de la historia de la literatura
el imaginarse a Dante perdiendo la ilusión de vivir entre 1290 y
1292, después de la muerte de Beatriz, y sin encontrar de nuevo
la esperanza hasta librarse de su obsesión con la Vida Nueva.
Sabemos por algunos testimonios (en particular, el de Guido
Cavalcanti) que en la vida de Dante existieron libertinajes y
desatinos, lo mismo que en la de muchos jóvenes burgueses
florentinos de su época, y que vivió muchos amores (Lisetta,
Gentucca y Pietra, de cuyos nombres nos informó; sin contar a
Gemma, con la que contrajo matrimonio).
Si nos atenemos al sentido literal, la Vida Nueva es la historia
de una pasión secreta que transforma el vivir taciturno del
joven Dante en una existencia radiante, una verdadera vida nueva,
que se convierte, después de la muerte de Beatriz, en el motor
de su salvación.
Dante relata cómo encuentra por primera vez a Beatriz, cuando
él cuenta con nueve años y ella está a punto de cumplirlos (el
nueve es para Dante, aficionado a los símbolos cabalísticos, un
número místico y sagrado); cómo, nueve años después, día
por día, la ve de nuevo en la calle y es saludado por ella, cosa
que le llena de una felicidad infinita y le decide a cantar su
amor hacia ella.
Por discreción, para que nadie sepa que su amada es Beatriz,
finge estar prendado de otra mujer, la cual se convierte en algo
así como la máscara de su pasión, hasta el punto de que,
cuando esta mujer abandona Florencia, Dante se apresura a
reemplazarla por otra con la misma función de máscara. Se
aficiona tanto a este juego del amor enmascarado que la sociedad
florentina cae en error al respecto, y Beatriz, considerándolo
como un cínico gozador, se niega a saludarlo e incluso se ríe
de la turbación que ocasiona en el poeta. Éste intenta
consolarse entonces cantando únicamente a Beatriz. Después,
cuando cae gravemente enfermo, Dante adquiere conciencia de la
brevedad del vivir y tiene el presentimiento alucinante de la
muerte de su Donna, convertida en guía y estrella (Stella
rectrix) de su vida.
En efecto, Beatriz muere en 1290; el poeta se queda solo con su
recuerdo, se eleva, merced a la virtud del amor, hasta un
éxtasis místico y decide entonces "no decir nada más de
esta Bendita, hasta que pueda tratar más dignamente de
ella."
En El banquete (II, 1), Dante recuerda una doctrina, muy común
en la Edad Media, acerca del significado de las obras literarias:
"Los escritos pueden ser entendidos y deben ser explicados
en cuatro sentidos. El primero se denomina sentido literal y es
el que no llego más lejos que la letra del texto propiamente
dicho; el segundo se llama sentido alegórico, y es el que se
oculta bajo el manto de la fábula ... ; el tercero recibe el
nombre de sentido moral, y es el que los lectores deben buscar
con gran atención en las obras escritas ... ; el cuarto se llama
sentido anagógico, es decir, "supersentido', y es el que
utilizamos para explicar, desde un punto de vista espiritual, un
escrito que, tanto por su sentido literal como por las cosas
significadas, representa las cosas de la vida eterna."
(II Convivio, II, 1)
El sentido literal es, sin duda, autobiográfico. Se observará
fácilmente que, al expresarle conforme a un aspecto de la
cultura de la época, Dante utiliza un simbolismo cabalístico
fundado en la cifra 9.
El sentido alegórico está vinculado a las preocupaciones del
dolce stil nuovo. Constituye un sutil análisis psicológico,
realizado con los medios simbólicos de la época, de la pasión
amorosa, en el marco de una técnica poética casi perfecta.
El sentido moral se confunde con el sentido místico de la
Sagrada Escritura. No cabe ninguna duda de que la Vida Nueva
persigue un objetivo mucho más elevado que el de describir la
historia de un amor humano. Beatriz es un símbolo, un reflejo de
la Divinidad percibido en un relámpago (Dante y Beatriz no se
hablaron nunca), el signo de cierto absoluto que el hombre, en su
debilidad y en sus pecados, apenas osa entrever.
La "Comedia"
La Comedia, conocida desde el siglo XVI bajo el título de La
Divina Comedia, es un extenso poema escrito por Dante durante su
exilio, a partir de 1304.
Las dos primeras partes, tituladas, respectivamente, El Infierno
y El Purgatorio, fueron divulgadas en vida de Dante. La última,
El Paraíso, no fue publicada hasta después de la muerte del
poeta (1321). Las primeras ediciones impresas se remontan a 1472.
La Comedia se presenta, formalmente, como el relato simbólico de
la aventura intelectual y espiritual de Dante, contado a la
manera de un viaje sobrenatural al infierno, el purgatorio y el
paraíso.
Al dedicar su obra al jefe gibelino de Verona, Cangrande della
Scala (1291-1329), Dante escribió: Incipit Comedia Dantis
Alighierii florentini, natione non moribus ("Aquí comienza
la Comedia de Dante Alighieri, florentino de origen, pero no de
costumbres").
Dante precisó, en De Vulgari Eloquentia, lo que entendía por
"Comedia": una especie de canto en lenguaje común y
que difiere de la tragedia en la medida en que empieza con lo que
de más complicado hay en una acción y en que todo termina
felizmente (en la Comedia, la materia del comienzo es el
Infierno, de la cual lo menos que puede decirse es que es
"complicada"; la materia del final es venturosa por
excelencia, puesto que se trata del Paraíso). Los primeros
comentadores y admiradores de Dante, a finales del siglo XV,
añadieron a este título muy general el adjetivo de
"divina", que aparece en el titulo de la edición
veneciana de 1555 (edición de Giolito).
Las divisiones de la obra
Esta obra (docta por excelencia, puesto que en ella se trata de
teología y de la salvación de la humanidad) no fue escrita en
latín, sino en lengua vulgar, lengua "modesta y humilde...
que emplea todo el mundo, hasta las mujeres del pueblo". Las
estrofas de la Comedia son terzine (tercetos, o estrofas de tres
versos). Los versos son endecasilabos (1 1 sílabas). La obra
consta de un canto de introducción y de 33 cantos para cada una
de las 3 partes ( El Infierno, El Purgatorio y El Paraíso).
Esta composición es simbólica: 3 es un número
"perfecto", el número de la Santísima Trinidad; 33, a
su vez, también es un número perfecto (10 veces 3 + 1 vez 3; 10
es un número "perfecto" y 1 la Unidad). La Comedia
comprende asimismo numerosísimos símbolos cabalísticos cuyo
sentido se ha perdido para nosotros.
El Infierno: en el que Dante pasa revista a las grandes figuras
de la Antigüedad clásica y a las de sus contemporáneos, que
han sido precipitadas en el infierno por los pecados de su
existencia.
El Purgatorio es menos "dantesco"; los castigos que
sufren en él los pecadores son menos terribles; la humanidad
deja de estar inmersa en el drama, y la esperanza está presente
por todas partes.
El Paraíso es, ante todo, la exaltación de Beatriz beatificada,
la contemplación entusiasta y épica de la magnificencia divina.
Sería ridículo limitar el alcance de la Comedia a un juego de
símbolos cabalísticos. De hecho, es una obra inmensa, sobre
cuyas significaciones múltiples se hallan lejos de estar de
acuerdo los comentaristas, después de más de cinco siglos
dedicados al estudio de este monumento literario.
La prosa de Dante Alighieri
Dante Alighieri contribuyó al progreso de la prosa artistica en
los comentarios que acompañan a las poesías de la Vida Nueva.
Se trata de una prosa literaria en la que vuelven a encontrarse
los ritmos, las aliteraciones y los juegos de palabras que
Guittone y Guido Faba habían introducido -a partir del latín-
en el siglo anterior. Pero también es una prosa lírica, imbuida
de cierta solemnidad religiosa.
En cambio, la prosa del Banquete ignora estos artificios
medievales, Es una prosa "vulgar", personal, a la que
Dante imprime un original aliento: por primera vez en la historia
de la literatura italiana, un escritor utiliza la lengua hablada,
la lengua de cada día, para exponer ideas en un orden lógico y
coherente..
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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