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Etiopia, el reino del Preste Juan.
Actualmente entre la guerra y la miseria, con un pasado glorioso
Etiopía es uno de los países más
atrayentes del continente africano y de los más antiguos que se
tiene recuerdo. Esta nación, que hasta 1941 se denominó como
Abisinia, tiene una tradición escrita en lengua africana, el
ghezo. Esta lengua que procede de las semíticas de Arabia, es
una lengua muerta, pero que es mantenida por el clero etíope
como lengua litúrgica. Con respecto a su situación geográfica,
se encuentra rodeada de macizos de montañas que proporcionan
buenas defensas naturales, que preservaron en este país su
identidad cristiana, frente al peligro islámico.
La ciudad de Axum será el centro de un próspero reino que se
enriquece con el comercio con el Egipto de los Ptolomeos. Sus
reyes hablan en griego, acuñan moneda y realizan expediciones
hacia el Sudán. El cristianismo entra por las rutas comerciales
y el griego ayuda a conectar este cristianismo con Alejandría y
Bizancio. Sin embargo, la llegada de los musulmanes a Egipto
aisla al país de sus fuentes del norte. De este modo, los
cristianos aislados de Axum miraran su expansión hacia el sur.
Después vendrán períodos de inestabilidad y fragilidad hasta
el XII.
Abisinia será oficialmente cristiana desde el siglo XII con la
dinastía de los Zaues, quienes desde su capital, Axum,
convertirán a las poblaciones paganas. En aquel momento el
Estado incluye algunos pequeños estados musulmanes, como Ifat y
Adal y contingentes de falachas, judios heréticos convertidos
por los hebreos en tiempos remotos. El emperador, también
conocido como León de Juda, será errante e irá acompañado de
una corte itinerante. Sus acompañantes deben besar el suelo en
su presencia y no deben verle los ojos. Este reino de
características feudales, donde la tierra es en un tercio
propiedad del monarca, otro de los conventos y la última parte
del resto, mantiene su supervivencia a pesar de los ataques
islámicos por la ayuda portuguesa que recibe en el siglo XVI. En
aquel entonces se llegó a pensar en la unión de los monofisitas
etíopes con la Iglesia Madre de Roma. Incluso en el siglo XVII,
un emperador etíope se convertirá al catolicismo. Sin embargo,
sus sucesores no sólo no mantendrán la unión, sino que
expulsaran a los jesuitas del país.
Hasta el XIX, Abisinia mantendrá una inestabilidad constante
debido a la ausencia de un fuerte poder central. A parte la
llegada de los gallas, pueblo nómada de costumbre guerreras,
favorece el desorden. Entre los últimos emperadores, destacar a
Teodoro, quien se mantuvo firme ante la presión británica,
siendo atacado en 1867 por ellos y muriendo en la refriega. Su
derrota fue posible por la traición de algunos señores, entre
los cuales estaría su sucesor Juan IV, muerto en combate contra
los fundamentalistas sudaneses, le sucedió Menelik. Este era el
señor de Choa, creó la capital Dais Abeba en 1883, he intentó
sostener un ejército moderno, unificando las provincias
rebeldes. En 1895 sus tropas derrotan en Adua un intento de
conquista del ejército italiano, que intentaba crear un imperio
en el Africa oriental.
Abisinia será junto a Liberia los únicos estados que se
mantengan independientes de una potencia colonial europea. En
1936, la Italia fascista reinició desde sus colonias de Somalia
y Eritrea un campaña militar para someter al viejo reino y lavar
el honor perdido en Adua. Esta vez, la superioridad técnica
italiana consiguió superar las dificultades que un país tan
montañoso y atrasado presentaba al avance de las tropas de los
generales Badoglio y Graziani. Consumada la conquista, Abisinia
formó con las colonias italianas la base del Africa Oriental
Italiana. Una de las primeras medidas del fascismo fue la
abolición de la esclavitud en el viejo reino etíope. En la
segunda guerra mundial, la derrota militar italiana ayudó a la
independencia de Etiopía bajo la férula de su emperador Haile
Selassie, que hasta entonces había estado refugiado en
territorio británico. El nuevo país se agrandó con la
federación con la antigua colonia de Eritrea, proporcionando la
tan ansiada salida al mar.
No obstante, en 1960 esta federación fue disuelta y Eritrea fue
anexionada como una provincia, estallando una guerrilla contra el
poder de Addis Abeba. Al mismo tiempo, se agudizaron los
problemas con Somalia por la posesión de Ogadem. La necesidad de
repartir las tierras a un campesinado arrendatario, que vivía en
la subsistencia, obligado a entregar tres cuartos de sus cosechas
provocaba graves tensiones sociales. La sequía causante de la
muerte de miles de campesinos, era ocultada por la autoridades
para conservar una buena imagen del país. En 1974 una
conspiración derrocó la monarquía para darle una salida al
país. Sin embargo, la revolución etíope quedó en manos de
Mengistu Haile Mariam, un antiguo oficial, que instauró uno de
los comunismos más cruentos del continente, aniquilando a los
antiguos partidarios del imperio, a los progresistas no
comunistas e imponiendo la socialización de la tierra y de todos
los medios de producción. Las ejecuciones llegaron a tener una
regularidad de un centenar diarios, en los primeros años.
En 1991, la catastrófica situación económica, la sequía, la
guerra contra los independentistas eritreos y los nacionalistas
tigrinos, y los conflictos con Somalia fueron mantenidos con un
gran sacrifico social y el apoyo cubano y sovietico. En 1991 la
conjunción de todos los grupos opositores y las progresivas
derrotas militares del ejército etíope causaron la caída del
régimen comunista. Haile Mariam se refugió en Zimbague, bajo la
protección del marxista Mugabe. Desde entonces Etiopía ha
sufrido la escisión de Eritrea, que recobró su independencia,
pero con la cual mantiene continuos conflictos fronterizos. El
país muy quebrantado y dependiente de la gricultura sufre las
sequias con ausencia de medios modernos técnicos y la
desaparición de la guerra fria ha hecho perder importancia a un
país que dependía de su situación estratégica en el mar Rojo.
A nivel social, el 50 % se mantienen fieles al cristianismo copto
y su Abuna o metropolitano tiene una relación estrecha con el
patriarca de Alejandria de la Iglesia Copta egipcia. El 45 %
restante es fiel al Islam, formando Etiopía en una zona
fronteriza con los paises ribereños de la península arabiga y
Sudán. En cuanto a los falachas judios, más de 30.000 de ellos
con las sequías fueron reimplantados en Israel, planteando
problemas de integración por su falta desarrollo, diferencias
culturales y una cierta marginación social por ser judíos
"negros"..
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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