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El imposible diálogo.
La situación actual de Vascongadas es fruto de las actitudes anteriores de las autoridades y la clase política
Apenas se le ocurren a uno cosas que
decir ante la avalancha terrorista. Van más rápidos que las
palabras. La condena de un atentado coincide ya casi con el
siguiente. Acabaremos diciendo por la mañana, en forma de
comunicado oficial : Condenamos todos los atentados que tengan
lugar en el día de hoy.
Es evidente que el ciudadano del País Vasco tiene miedo. Excepto
aquellos que no quedan bajo la amenaza de ETA , expresada, tan
descarada como elocuentemente, por medio de su portavoz Otegui.
Sabe que "democracia" es sólo el eufemismo que encubre
la teocracia nacionalista que esta organización dirige en la
sombra. Los que no somos nacionalistas tenemos que vivir como los
judíos en la Alemania nazi : sin alzar demasiado nuestra voz. No
puedo dejar de recordar las palabras del juez Navarro cuando
decía, hace ya tiempo, que en este país hay una verdadera
pasión por la libertad. Quería decir que expresarse sin miedo
es tan natural como respirar. En un juez tan sectario la venda en
los ojos no puede representar imparcialidad sino más bien
incapacidad para ver con claridad.
Y ante este panorama desolador en que la bomba ocupa la primera
plana de los periódicos casi de continuo, todo lo que nos piden
los políticos es que tengamos calma. Si no fuera porque
precisamente el PP y el PSOE son los que están sufriendo
principalmente el acoso homicida pensaríamos que nos están
tomando el pelo. Ciertamente el nerviosismo es lo que busca el
enemigo y la calma es la mejor respuesta que se puede dar desde
el gobierno. Pero no es suficiente tener calma, y sabemos que la
tienen a pesar de la insidiosa y mezquina propaganda del
nacionalismo más intransigente, sino que hay que aparentarla. Es
decir, tenemos que tener la sensación de que la situación no se
escapa de las manos.
Creemos que el frente principal en la lucha contraterrorista es
ETA. Pero el estado de derecho tiene la obligación de combatir
al pulpo terrorista en todos sus frentes garantizando así los
derechos de todos los ciudadanos a vivir en libertad. No es
posible centrar todo el peso en la lucha contra ETA descuidando
al mismo tiempo el terror callejero, la llamada "kale
borroka", que es su caldo de cultivo. Al día siguiente de
morir unos terroristas por un fallo en los cálculos de su
maquinaria asesina, todos sabemos, la policía incluida, que sus
correligionarios saldrán a la calle a rendir homenaje a sus
"patriotas". Pero la policía está allí para mantener
una extraña normalidad que consiste en que estos cafres puedan
manifestarse obstaculizando democráticamente la calle impidiendo
el libre movimiento del atónito ciudadano. Este sacudirá su
cabeza creyendo que vive en el mundo al revés y preguntándose
qué clase de policía tiene que en vez de defender sus derechos
protege al delincuente.
Las huestes de Hitler se paseaban siniestras y amenazantes en
vísperas de su subida al poder protegidos por sus matones.
Nosotros estamos peor: los compinches de los etarras toman la
calle comoquiera, dondequiera y cuandoquiera sin necesidad de
pagarse sus matones. Nuestro generoso gobierno vasco les pone la
ertzaina.
Es esta falta de voluntad y sectarismo del gobierno autónomo con
una policía al servicio de sus intereses lo que realmente nos
desespera. Si además se permite el cinismo de decir que es el
ejecutivo central el que no tiene voluntad negociadora y que los
muertos los utiliza en su beneficio, sin que la gente se lance a
la calle tienen una inmerecida suerte. Porque una de dos o
tenemos un talante tan democratico que hasta podemos resistir las
provocaciones guerracivilistas de unos impresentables que
gobiernan a la deriva, o hemos perdido toda capacidad de
respuesta y ya todo nos da igual.
¿Qué quieren decir entonces los "dialogantes" cuando
insisten en que no se dialoga ?. Todo contribuye a la ceremonia
de la confusión. Se habla de diálogo pero no se dice de qué ni
con quién. A fuerza de repetirlo hacen dudar a cualquiera y
hasta los sensatos creen que quizá haya que negociar con ETA.
Pero aparte del día en que vayan a dejar las armas ¿de qué
otra cosa se puede hablar ?. Si un gobierno hiciera eso nos
estafaría y estaría reconociendo que las urnas son un teatro.
Así que si el gobierno no debe negociar no es por empecinamiento
autoritario sino porque tiene que hacerlo con el interlocutor
adecuado, la oposición política.
Por otro lado no se fomenta desde los órganos de poder el
verdadero diálogo entre los ciudadanos. Los foros son
iniciativas de la gente que no se siente legítimamente
representada y que opta por participar más activamente en un
problema que desborda a los políticos. Pero todas estas
iniciativas son torpedeadas por los enemigos del sentido común
que sienten que se les quita protagonismo y que, sobre todo, no
están dispuestos a ceder en su maximalismo mesiánico. Hablan de
diálogo pero sólo saben emitir dicterios. La discrepancia, que
no entra en sus cálculos, es contestada con una torva mirada que
puede tener como consecuencia el que se ponga en marcha el
"sistema de información". El que quiere dialogar
dialoga, no está recordando constantemente que no se dialoga
porque no están presentes los que ni quieren dialogar ni están
autorizados para ello.
A la hora en que termino este escrito se produce el último
asesinato en la persona de un subteniente del ejército. Las
balas han vuelto a hablar con su contundente expresión. Y es que
la oratoria del terrorismo hace parecer triviales nuestras
palabras.
Muchos, no todos, esperamos algo más que condenas verbales. Si
algunos hablan valientemente de modificar la constitución
porque, ciertamente, no es intocable, podríamos hacer lo mismo
con el código penal, que tampoco es intocable.
Fernando Abad .
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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