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La intolerancia de los tolerantes .
La intolerancia de los tolerantes, es fruto de la extrema tolerancia de los supuestos intolerantes. Porque quienes somos acusados de tales, hemos cedido terreno sin preocuparnos de enfrentarlos en el plano ideológico, donde con la verdad, con la razón, y el apoyo de la ciencia, tenemos todas las de ganar
La tolerancia parece ser uno de los
valores más cotizados en el mercado de la posmodernidad. En una
época donde el relativismo ético se impone con una fuerza tan
brutal como embrutecedora, la tolerancia -gran paradoja- parece
ser el bien absoluto que debe buscarse y defenderse a toda costa.
Siempre y cuando el sujeto de la tolerancia, sea
"políticamente correcto"
En la teoría, todo se puede tolerar; en la práctica, no se
tolera que se pongan límites a la "libertad". Todo se
puede tolerar, siempre y cuando no se critique el mal uso -el
abuso- de la democracia. Todo se puede tolerar, pero se
discrimina a las familias numerosas, a los que no siguen las
normas contraceptivas "socialmente aceptadas", a los
que se empeñan por vivir la castidad, o formar una familia
basada en los valores tradicionales. Todo se tolera, salvo
aquello que los tolerantes no están dispuestos a tolerar.
No se tolera el orden, ni la autoridad, ni la jerarquía, ni nada
que ponga obstáculos a la "libertad". Todos gritan a
coro que el valor absoluto a defender, es la
"libertad"; y olvidan que ésta, para ser verdadera,
debe estar cimentada en la Verdad, y ordenada al Bien. No se
toleran las críticas al laicismo -que no es lo mismo que
laicidad-. Los liberales y "librepensadores", los
ateos, los agnósticos, los marxistas y los anticristianos de
cualquier signo, se han confabulado para imponer el relativismo
moral en la educación, rebajando la verdad en nombre de una
falsa libertad.
No se tolera que se diga que las mayorías se pueden equivocar.
La democracia -que tiene grandes virtudes, por cierto-, como todo
sistema político, tiene también sus defectos y puede por ello,
ser mal utilizada. Hoy la mayoría dice que hay que aumentar las
jubilaciones y mañana, al cambiar las circunstancias, la
mayoría dice que hay que bajarlas. ¿Cuál de las dos mayorías
tiene razón? Claro, que cuando los problemas se reducen a
aumentar y bajar jubilaciones, o asuntos por el estilo, las
distintas opciones son perfectamente opinables. Pero cuando se
habla de leyes de aborto, de permitir la adopción a parejas
homosexuales y otras aberraciones que atentan contra la vida, la
familia, el bienestar psicológico de los niños y contra las
mismísimas comprobaciones de la ciencia, el problema se ve con
mayor claridad: la democracia puede ser utilizada en contra de la
verdad. Pero esto, no se puede siquiera mencionar sin ser tildado
de fascista, porque es
sencillamente intolerable.
No se tolera que los niños y los adolescentes, sean educados por
sus padres en los valores que ellos recibieron de sus ancestros.
No se tolera, y se impone un modelo de conducta liberal desde
todo tipo de instituciones, incluso desde aquellas a donde la
gente acude buscando apoyo frente a la avalancha mediática.
Quien lea entienda. La información sobre métodos artificiales
para combatir el SIDA y los embarazos no deseados, es abrumadora.
Los métodos naturales -que aparte de ser más seguros, implican
cambios en la conducta-, no se mencionan; tal vez porque el
principal interés de los ecologistas, es salvar a las
ballenas
No se tolera que alguien exprese un pensamiento opuesto a lo
"políticamente correcto": a quien lo haga, se le trata
de intolerante, trasnochado, conservador, oscurantista,
fundamentalista, retrógrado, cavernícola y otros motes que
sólo tienen por objeto denigrar a la persona. Cuando se carece
de argumentos para atacar las ideas, se ataca a las personas que
las expresan
No se tolera que quien piensa distinto, lo diga públicamente.
Sólo los tolerantes pueden expresar sus pensamientos en los
medios, que siempre están a su disposición -aún aquellos que
se consideran "buenos"-. Critican violentamente a
quienes no se guardan sus discrepancias para su fuero interno,
para el ámbito privado de la conciencia. No sea que influyan
negativamente en el "nuevo orden mundial", sobre la
"aldea global" que están intentando construir, sobre
el gelatinoso cimiento de la tolerancia.
No se tolera que los hombres y las mujeres se comporten como
tales: que se enamoren, que se casen, que tengan hijos -muchos
hijos- y que a su naturaleza les resulte repulsiva la idea de la
homosexualidad. Es algo "natural", dicen; entonces
¿por qué no se reproducen?. Si alguien osa expresar estos
pensamientos, se le discrimina. Y encima... ¡se le acusa de
discriminación!.
No se tolera que hombres y mujeres, asuman los mismos
"roles" que sus padres, que el marido trabaje y que la
mujer se dedique a las tareas del hogar. Cuando esto sucede, a
las mujeres se les margina, y se les hace creer que en sus
hogares no hay esperanza alguna de realización personal.
No se tolera la austeridad. Está mal visto oponerse al
consumismo y a la posesión desenfrenada de bienes materiales, o
a la experimentación de placeres diversos. ¿Cómo es posible
que alguien prefiera tener un hijo más, en lugar de un auto
mejor? ¿Cómo es posible que alguien piense siquiera en trabajar
voluntariamente para otros, cuando trabajando por dinero se puede
adquirir más confort personal, viajar por el mundo,
"comprar felicidad"?
No se tolera que se critique el aborto: la madre tiene
"derecho" sobre su propio cuerpo, -dicen- y hay que
respetarlo. Cuando se invocan los derechos del embrión, para
quitarle su protección legal se le niega su condición humana,
aunque está comprobado científicamente que la vida comienza en
la concepción. Cuando se destrozan los argumentos prochoice por
la vía científica, acuden a la conciencia, al "mal
menor", al malthusianismo, y a todo tipo de argumentos que
de racionales, no tienen nada: no importa, la verdad científica
es un valor sacrificable en nombre de la tolerancia.
No se tolera, por parte de los directivos de algunos importantes
medios masivos de comunicación, que se publique la foto de un
niño no-nato tomando con su manito, el dedo del médico que lo
estaba operando. Tampoco informan sobre el escándalo que desató
la prohibición de publicar esa fotografía y los juicios que se
sucedieron -demandas a cargo de "tolerantes" de la
primera hora-; mientras tanto, dedican buena parte de su tiempo a
llenar espacio con noticias intrascendentes.
No se tolera que en los talk-shows, haya mayoría de gente
"normal". Siempre ponen alguno, claro -hay que ser
tolerantes-, pero la multitud de estrafalarios invitados, casi no
le deja hablar: apenas dice una palabra, los
"tolerantes" se le echan encima como cuervos
hambrientos, y aparentando confrontaciones inexistentes, ocupan
más del 90% del programa argumentando en contra del pensamiento
normal del hombre común. Hasta que normalizan sus ideas
aberrantes e insensibilizan a la opinión pública a fuerza de
repetir barbaridades. Así operan los manipuladores de masas;
así abusan de las libertades que nos brinda la democracia.
No se tolera que quienes deben decir la verdad por su oficio, la
digan con claridad. Se les presiona para que "doren la
píldora"
; algunos sucumben ante la tentación de que
la opinión pública les palmee el hombro; pero aún son muchos
los corajudos que no se callan "ni que vengan
degollando". A estos valientes, que dicen la verdad pese a
quien pese y duela a quien duela, los calumnian, los difaman, los
ensucian, tergiversan sus dichos; todo, con el único objetivo de
silenciar la verdad.
No se tolera que se practique el cristianismo ni que se
construyan catedrales en algunos países árabes: a los
cristianos se los persigue, se los encarcela y se los mata, como
en tiempos de Diocleciano; mientras tanto, no faltan quienes, en
nombre de la tolerancia, festejan la erección de mezquitas en
países tradicionalmente cristianos. Sólo algunas agencias
católicas hablan de estos hechos. Curiosamente, tampoco se
tolera que se reclame un trato más humanitario para el pueblo
palestino por parte de los israelíes. Si alguien se atreve,
corre el riesgo de ser acusado de antisemita. Los medios masivos
de comunicación, eluden el tema, y los palestinos son
sistemáticamente silenciados, porque hay quienes no saben
separar la religión de la política.
No se tolera que la gente no sea "tolerante",
entendiendo la tolerancia como pasiva aprobación
-¿resignación?- de cuanta aberración moral se le pueda ocurrir
al ingenio humano. No se tolera que se juzgue, no ya a los
individuos, sino a las mismas ideas que orientan su conducta: no
se tolera la verdad .
La intolerancia de los tolerantes, es fruto de la extrema
tolerancia de los supuestos intolerantes. Porque quienes somos
acusados de tales, hemos cedido terreno sin preocuparnos de
enfrentarlos en el plano ideológico, donde con la verdad, con la
razón, y el apoyo de la ciencia, tenemos todas las de ganar.
Pero nos hemos dormido en los laureles por temor al qué dirán,
por temor a no ser "progresistas". Es hora de redoblar
los esfuerzos, es hora de trabajar con fortaleza y paciencia, en
la erradicación de la mayor hipocresía de la Historia, ante la
cual palidece el mal ejemplo farisaico; buscando por todos los
medios, devolver a la tolerancia, tanto su verdadero significado,
como su verdadero lugar en la escala de valores de la sociedad.
Álvaro Fernández Texeira-Nunes
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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