Santiago Matamoros (Escuela Cuzqueña)
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La resistencia armada "carlista" al franquismo.
Una novedad editorial, en la que se realiza una aproximación histórica a un grupo armado "carlista" opositor al franquismo, ha pasado casi desapercibida en el panorama librero español. Se trata del primer estudio, de una cierta amplitud, dedicado a la resistencia armada carlista al régimen de Franco.
Un nuevo texto de Javier Onrubia
Rebuelta.
La madrileña MAGALIA ediciones tiene una colección de libros,
denominada Biblioteca Popular Carlista, dirigida por Javier
Onrubia Rebuelta. Precisamente, escrito por su director, ha
editado el breve texto "La resistencia carlista a la
dictadura de Franco: los Grupos de Acción Carlista, G.A.C"
(Madrid, 2ª edición, marzo de 2001).
Con una extensión de 140 páginas, constituye el estudio, hasta
el momento, de mayor extensión realizado sobre esta expresión
extrema de la evolución ideológica experimentadas en los años
70 por algunos sectores del "carlismo", en concreto,
vinculados al autodenominado Partido Carlista.
De pequeño tamaño, con numerosas erratas que llegan a hacer
molesta su lectura por su reiteración, dedica 80 páginas al
estudio elaborado por el autor, recogiendo el resto un anexo
documental de textos de los propios G.A.C. y una breve
bibliografía relativa al grupo.
Los Grupos de Acción Carlista nacen en el seno de un
"carlismo" en rápida evolución doctrinal y en crisis,
en el que impactan ideologías progresistas sustento de quiénes
pretendían la sustitución del franquismo por una democracia
avanzada. Este grupo, que no parece llegara a tener una
estructura rígida ni especialmente jerarquizada, combinó las
formas típicas en aquellos años de acción política
(panfletadas, pintadas, etc.), con otras propias de la
"acción armada".
El autor, director de los Cuadernos de Historia del Carlismo que
él mismo edita, divide su estudio en varios capítulos: el
nacimiento de los G.A.C., su ideología, sus formas de
propaganda, las relaciones con E.T.A., acciones, el fin de los
G.A.C.
En la pequeña reseña del autor, que incorpora la solapa del
libro, se le define, a la vez que recoge otros aspectos
biográficos, como especialmente interesado por el movimiento
argentino "Montoneros", siendo miembro de las
Comunidades Cristianas de Base de Madrid. Y con ello proporciona,
creemos, algunas claves para entender el contenido y orientación
del texto, que puede desconcertar en algunos aspectos por la
aparente mezcla de conceptos propios de corrientes ideológicas
contrapuestas.
Con el "carlismo" evolucionado y radicalizado, que
describe en el texto, apenas podría identificarse buena parte
del pueblo carlista. No entraremos, de todas formas, en
cuestionar la legitimidad de uno u otro sector en pugna, desde
los años 70, del carlismo, pero es indudable que los Grupos de
Acción Carlista nacieron en su seno. Y ello en unos momentos muy
precisos de la historia de España, constituyendo, tal vez,
expresión de la profunda crisis y transformación que se vivía,
tanto en su sociedad, como en el carlismo y en la misma Iglesia
católica.
Las declaraciones ideológicas realizadas por los G.A.C., grupo
calificado, en uno de los testimonios recogidos por el autor,
como "carlomaoísta", recogían convicciones
antifranquistas, socialistas, federalistas, democráticas,
autogestionarias y republicanas. El autor considera, en ese
sentido, que se trataba de un grupo socialista democrático,
alejado del de la URSS, abierto al socialismo utópico y las
"nuevas ideas del Vaticano II". Su fraseología podía,
en algunos momentos, confundirse perfectamente con la de grupos
propiamente marxistas, recordando en algunos momentos,
casualmente, a la empleada por los Montoneros en Argentina y por
otros movimientos radicales de todo el mundo.
Echamos de menor una mayor extensión del trabajo aquí
presentado, quedando pendiente la aclaración y mayor
profundización en algunos aspectos de la breve historia de los
G.A.C.: circunstancias concretas de su fundación, relación
orgánica con la jerarquía del Partido Carlista, algunas
acciones armadas, y una concreción en las relaciones del grupo
con ETA. Pero, viviendo alguno de sus antiguos integrantes, es
comprensible la discreción del autor al tratar aspectos muy
delicados, todavía, hoy.
Otros aspectos son estudiados de forma categórica y superficial,
tratamiento al que no es ajeno, pensamos, el apasionamiento
causado por las convicciones del autor. Con esas limitaciones, el
texto tiene interés: por ser casi único en la investigación
histórica de los G.A.C., por plantear con realismo el impacto de
la crisis de los años 60 y 70 en el carlismo y con él, en toda
la sociedad española, por ser testimonio concreto de la
eclosión vital y social de esos años decisivos.
Los montoneros.
Se puede establecer algún paralelismo entre los carlistas de los
G.A.C. y esos montoneros por los que el autor muestra simpatía:
la presencia de numerosos cristianos en sus respectivos
orígenes, su ideología y práctica socialista, enraizar ambos
en un movimiento popular (carlismo en España, peronismo en
Argentina), la recepción muy particular de ideas impulsadas
desde el Vaticano II, el impacto de las corrientes
anticoloniales, marxistas y progresistas, etc. No se trataría de
dos casos aislados; ambos constituirían expresión de un
fenómeno de mayor envergadura, pudiéndoseles relacionar en su
evolución e historia con otras realidades tales como la
presencia de sacerdotes en diversas guerrillas latinoamericanas,
algunas expresiones de la Teología de la Liberación, etc.
Peca de cierta ingenuidad en algún momento, incurriendo en
fáciles declaraciones doctrinales, sin profundizar
suficientemente en algunos casos. Tal vez en todo ello pesen esa
simpatía por el movimiento montonero. Por ello, recomendamos, a
los interesados en esa guerrilla argentina los siguientes libros
que descubren, con una documentación impresionante, su verdadera
naturaleza: "Soldados de Perón: los montoneros", de
Richard Gillespie (Buenos Aires, 1987. Editorial Grijalbo
Argentina. 372 páginas) y "Montoneros. Final de
cuentas", de Juan Gasparini (Buenos Aires, 1.988. Puntosur
editores. 264 páginas).
Ambos textos son complementarios. Nos descubren, con una fuerza y
un dramatismo excepcional, la naturaleza y evolución del
movimiento montonero. De indudables orígenes cristianos y
populares, dentro de la gran corriente del peronismo, evoluciona
rápidamente absorbiendo corrientes ideológicas ajenas:
marxismos, anticolonialismo, progresismo de raíz católica,
anticapitalismo, etc. Pese a su fraseología y su programa,
montoneros evolucionó hacia un tipo de organización
personalista, autoritaria, que funcionaba a golpe de cálculo
estratégico de base teórica marxista leninista, perdiendo
contacto con la realidad; características en las que seguramente
influyó la tremenda represión que sufrió y que supuso la
inmolación de una militancia juvenil idealista y entregada.
Alguna conclusión.
Los Grupos de Acción carlista no llegaron a tanto, pero en su
historia anidaron las mismas semillas, salvando las distancias,
que en los montoneros.
Para algunos, este carlismo evolucionado y radical no merece tal
nombre, tratándose de una grave distorsión. Para otros, por el
contrario, se trató de la expresión más audaz de un movimiento
popular renovado y abierto a las nuevas ideas. En cualquier caso,
la realidad histórica de este grupo encarna una profunda crisis
que se manifestó, merced al impacto de ideologías eclosionadas
en el "sesentayocho", en sustanciales cambios sociales
acaecidos, además de en el carlismo, en múltiples sectores y
ámbitos de la vida española y mundial: la familia, la
articulación popular, los valores predominantes, la presencia
pública de los católicos, el papel de la Iglesia católica.
Fernando José Vaquero Oroquieta.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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