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Casualidades.
El P. Santiago Martín relaciona fechas y hechos para los que revindica una relación trascendente
En el mundo de la ciencia las
casualidades existen y los científicos saben que, además de su
duro y perseverante trabajo, el azar tiene su importancia. No
sabemos qué hubiera pasado con la ley de la gravedad si a Newton
no le hubiera caído la manzana en la cabeza y no sabemos si
alguna vez se habría elaborado la teoría de la evolución sin
el viaje de Darwin a las Galápagos.
En cambio, en el mundo del espíritu, mucho más real que el de
la ciencia y más práctico, no hay lugar para la improvisación
ni para la casualidad. Dios, que tiene un extraordinario sentido
del humor y que gusta de dejarnos pequeñas piedrecitas que nos
permitan unirlas para encontrar el camino que conduce a Él,
dispone todas las cosas siempre para el bien. Por ejemplo, no es
casualidad que fuera un doce de octubre cuando Cristóbal Colón
descubrió América. Podía haber sido cualquier día del año y
en un puñado de ellos se habría encontrado alguna
significación religiosa, pero sólo un día de entre 365 tenía
ese significado especial. Era la fiesta del Pilar, aquella en la
que la Iglesia de España recuerda la intervención maternal de
la Virgen para sostener a un apóstol cansado y en retirada, para
ayudarle a perseverar en la lucha por la evangelización, para
conseguir que la fe en Cristo arraigase profundamente en nuestra
patria. ¿Por qué ese día? Porque si la conquista de un
continente entero debía ser otra cosa que una mera rapiña de
productos y metales, debía hacerse a la luz de la fe, la misma
que recibió España y que había hecho de nuestra nación un
pueblo unido y libre. Debía hacerse, además, con la ternura de
la Madre, la que no expolia sino que bendice, la que no hiere
sino que sana. Por parte de Dios, por lo tanto, el plan estaba
trazado. Si en algún momento la historia de la conquista no fue
así, eso hay que apuntarlo en la cuenta de los hombres.
Pero no es sólo ese dato el que nos habla de la relación de la
Virgen con el mundo hispano. Ya en Covadonga había empezado
Nuestra Señora a dejar claro que no estaba dispuesta a olvidar
una tierra en cuya evangelización que ella había tenido tanto
que ver. Y eso sin olvidar lo que teníamos delante en el futuro.
¿Es que puede ser casualidad que fuera en el día del Rosario
cuando se produjo la derrota de los turcos musulmanes en Lepanto,
derrota que fue conseguida en buena medida gracias a las tropas
españolas?. ¿Es que alguien cree que es casualidad que haya
sido un día del Rosario, el último siete de octubre, cuando se
ha empezado la lucha por la libertad y contra el terrorismo en
Afganistán?
Y si eso es así, quizá nos convenga aprender la lección y
escuchar lo que sigue diciendo Nuestra Señora, para llevarlo a
la práctica. Si se hubiera consagrado el mundo a su Inmaculado
Corazón, quizá la hora del sufrimiento de millones de personas
aplastadas por el telón de acero se podría haber adelantado. Si
ahora se reza el Rosario cada día, como ella ha pedido, es
posible que la hora de la paz y la del final del terrorismo se
aceleren. Ella es nuestra Madre, una Madre que ha demostrado
tener una predilección especial por nuestro pueblo.
Correspondamos a su amor teniendo una predilección especial por
ella y transformando ese amor en imitación y en obediencia.
Santiago Martín.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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