Hazte donante y comparte la vida.
|
Terrorismo silencioso y sus victimas.
En los atentados de Nueva York y Washington, murieron unas 7.000 personas. Sólo como consecuencia del aborto quirúrgico, mueren en el mundo 50 millones de niños al año. En 12 meses se alcanza el número de víctimas equivalente a diez Holocaustos, y en veinticuatro meses, se alcanza el de la Revolución Comunista, que duró 70 años
En forma paralela al "terrorismo
espectacular" que lamentablemente presenciamos días atrás
-y que en segundos termina con miles de vidas humanas-, hay un
"terrorismo silencioso", más discreto en su accionar.
Persigue otros fines y son otros sus ideólogos: nos referimos al
muy comentado pero poco conocido control poblacional. Es una
forma violenta de lucha política y económica, porque todo vale
para ellos: no tiran bombas, ni estrellan aviones, pero a fuerza
de dinero, atacan brutalmente las conciencias de los ignorantes,
cuando no la integridad moral de quienes les salen al paso. A
quien lucha por la vida, lo descalifican de todas las formas
posibles; a quien defiende a estos luchadores, los acusan de
totalitarios, al que escribe, le cambian el sentido de sus
palabras. Por todos lados generan confusión, duda,
desinformación. Y para ello, se apoyan en poderosos medios de
comunicación.
Su objetivo es la destrucción del orden establecido, la
desconstrucción de la familia y la eliminación del matrimonio,
al que consideran una institución esclavizante. Hablan de
"tipos de familia", al tiempo que aplauden las uniones
libres y el divorcio; como consecuencia, se reduce el compromiso
y se incrementa la anticoncepción.
Crean un clima de temor e inseguridad, lanzando mensajes de
alerta, de que el mundo no resiste más población, de que los
recursos son escasos, que la tierra se está recalentando y que
el mar se está contaminando como consecuencia de la
superpoblación. Al mismo tiempo, promueven la educación sexual
de los jóvenes para que, fuera del matrimonio, tengan "una
sexualidad responsable". Como las relaciones sexuales
responsables fuera del matrimonio no existen -son mera ilusión,
puesto que no hay compromiso-, fomentan la anticoncepción, para
no asumir la responsabilidad por las posibles consecuencias del
acto sexual. Argumentan que la anticoncepción, es el mejor
remedio para evitar el aborto; pero luego legalizan el aborto,
como remedio para cuando falla la anticoncepción. Quieren que
los jóvenes sean absolutamente libres para hacer lo que les
plazca, y les facilitan los medios para eliminar las
consecuencias de comportamientos irresponsables. La culpa no es
del chancho, sino del que le rasca el lomo: docentes, médicos,
medios masivos de comunicación, instituciones aparentemente
serias, ¡políticos!, se lanzan a la caza del adolescente. Y
como a esa edad importa mucho el que dirán, lo políticamente
correcto, el que se aparta del montón, es un trasnochado.
Consecuencia: sigue la corriente.
Siempre se dice que los jóvenes son la esperanza. Cómo ya
están en edad de reproducirse, los mandan a defenderse del
embarazo precoz y del SIDA con la sola protección de un
preservativo. Dicen: "¡Que los chicos se diviertan!",
y los mandan a la guerra con un tenedor: no por casualidad, el
70% de los infectados de SIDA en Uruguay, tiene entre 15 y 25
años... Promueven conductas de riesgo, y al mismo tiempo, dicen
que hay que ser responsable al asumir conductas de riesgo. ¿A
quien se le puede ocurrir que quien asume conductas de riesgo
puede ser responsable? ¿A quien se le puede pasar por la
imaginación que un chico drogado pueda tomarse el trabajo de
usar correctamente un preservativo?
Realizan esterilizaciones compulsivas en mujeres pobres, cuanto
más jóvenes mejor; de esto, hay lamentables ejemplos en Perú y
en China; y también en Uruguay, aunque a menor escala, según
denunció hace unos meses la Diputada Daisy Tourné, integrante
de la Comisión Especial de Género y Equidad de la Cámara de
Representantes.
Implementan programas donde importa más salvar una ballena o un
gorila que una vida humana. Hace unos años, tuvimos la ocasión
de presenciar en un país del primer mundo -comparable al Reino
del Revés-, cómo por un lado se aprobaba la despenalización
del aborto, y por otro se iniciaba una campaña de protección
animal que tendía a eliminar la marcación a fuego de los
vacunos "para evitar el sufrimiento de los animales"...
Y a la hora de sumar adeptos, siempre invocan la piedad: ¡piedad
para la mujer que quedó embarazada sin buscarlo, para el anciano
que tiene una enfermedad dolorosa, piedad para el hombre que
quiere unirse en matrimonio con otro hombre, piedad para el niño
que crece enfermo en el vientre de su madre, porque si nace va a
sufrir, piedad para los adolescentes, que tienen derecho a
pasarla bien!: piedad, piedad, piedad... ¡Aparente piedad!
Luego, mucha impiedad: a la hora de matar al nonato, a la hora de
liquidar al anciano, a la hora de respetar la ley natural, a la
hora de emplear soluciones eugenésicas, a la hora de lamentarse
por los enfermos de SIDA. Esta edición especial, pretende llamar
la atención sobre algunas estrategias y mentiras que unos pocos
proponen, unos cuantos tontos útiles amplifican, y que a muchos
perjudican.
Víctimas del
terrorismo silencioso
El control poblacional se realiza en los países del Tercer
Mundo, fomentando principalmente, la anticoncepción, la
esterilización, el aborto, la homosexualidad y la eutanasia. Es
el objetivo de muchos programas que se presentan tras la careta
de "paternidad planificada", "salud
reproductiva", "derechos sexuales", etc.. Estos
programas, sirven a los intereses de algunos poderosos que
pretenden mantener sus posiciones de dominio, condenando a muchos
pueblos a la pobreza por falta de población y de mercados.
En los atentados de Nueva York y Washington, murieron unas 7.000
personas. Sólo como consecuencia del aborto quirúrgico, mueren
en el mundo 50 millones de niños al año. En 12 meses se alcanza
el número de víctimas equivalente a diez Holocaustos, y en
veinticuatro meses, se alcanza el de la Revolución Comunista,
que duró 70 años.
Las víctimas de esta práctica -la peor de todas las que utiliza
el control poblacional- son los más indefensos de la sociedad:
los niños por nacer. El efecto del aborto no sólo es
destructivo para el niño, sino también para la madre. En el
peor de los casos, las pinzas, tenazas, aspiradoras y curetas del
abortero, se meten dentro de la madre del mismo modo que los
aviones se metieron dentro de los edificios neoyorquinos. El
objetivo es el mismo: terminar con la vida de seres humanos
inocentes. Luego de la muerte del niño, como sucedió con las
Torres Gemelas, se "derrumba" la madre. Los efectos son
devastadores, porque además de terminar con la vida de 50
millones de niños al año, el aborto termina con la vida
psicológica y afectiva de 50 millones de madres al año: ninguna
mujer vuelve a ser la misma luego de abortar, aunque intente
disimularlo.
Hasta hace poco, el poderoso lobby antivida iba sobre ruedas: Bob
y Hillary lo apoyaban. Pero recibió un duro golpe a partir del
ajustado triunfo de George W. Bush en las elecciones
presidenciales. En efecto, el nuevo Presidente de los Estados
Unidos, cortó los fondos que la administración Clinton otorgaba
a diversas instituciones para promover el control poblacional en
los países pobres. De todos modos, siguen adelante y es
necesario estar en guardia.
Alvaro Fernández
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a
disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y
citando su origen.