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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Consideraciones acerca del 11 de septiembre .

Un posible y visceral antiamericanismo no puede hacernos olvidar una justa valoración de los acontecimientos y la necesidad de luchar contra la agresividad del expansionismo islamista, que no solo quire abatir el corrupto sistema liberal sino los valores de la civilización occidental.

Después de la inundación de noticias, artículos, mensajes en foros debate, reportajes, etc., que siguió a los atentados del 11 de septiembre, me siento en la obligación de escribir algunas consideraciones.

Es verdad que la política exterior de Estados Unidos ha sido muchas veces injusta - dominada como está por el supercapitalismo financiero y por las misteriosas e inquietantes fundaciones privadas como la Trilateral y el Bilderberg - y que parte de los males que atenazan al mundo se deben a la misma, pero esto no es obice para afirmar que ésa no es la forma de hacer justicia. Teniendo en cuenta además, que lo mismo o peor hubiera ocurrido, con toda probabilidad, aunque el liderazgo mundial lo detentara una potencia contrarrevolucionaria. Y ello se debe a que los atentados no fueron el fruto de la desesperación causada por la injusticia, sino a la misma naturaleza del Islam.

Soy consciente de que en el mismo hay muchas corrientes, cada una con su propia interpretación del Corán, y que hay muy buenas personas dispuestas a sacrificar sus vidas por principios conformes a la ley natural y revelada, pero esto no quita que en su esencia no sea una religión de paz. Basta con hojear el Corán para encontrarse con frases como estas:
"matad a los infieles dondequiera que estén! " (9,5); "no os apeléis a la paz cuando tengais la superioridad" (47,35); "luchad contra ellos hasta que no haya más luchas doctrinales y hasta conseguir que haya una sola religión" (8,39); " preparad contra ellos [los infieles] todas las fuerzas que podais para aterrorizar a los enemigos de Alá" (55,60).

Por lo tanto el fundamentalismo no es una cuestión ajena a la religión, sino una interpretación "legítima" de la misma - ¿quién decide de su ortodoxia no habiendo una autoridad válida dentro del mundo islámico? - que pone en peligro todo lo que no sea musulmán o no comulgue con sus ideas. Además basta con fijarse en los sospechosos: un millonario saudí voluntario en la guerra de Afganistán, elementos de las clases medioaltas de distintos países árabes - hasta el momento ningún palestino -. Qué tienen estos que ver con la injusticia en el mundo? Y Jomeini y discípulos junto a los estudiantes talibanes, cuándo han sufrido la injustia occidental y el hambre en sus propias carnes? Y además, por qué los atentados no son cometidos por gente de países en los que hay realmente hambre como por ejemplo los africanos? Porque no son musulmanes o si lo son, como Nigeria y Sudán entre otros, están en guerra permanente - sobretodo en Sudán - contra los cristianos y demás minorías religiosas.

Segundo: ya que nosotros no podemos por el momento condicionar la política internacional, y mientras seguimos en la lucha por la conquista contrarrevolucionaria del mundo, tenemos que apoyar lo justo que hagan nuestros enemigos. Una represalia como la actual es necesaria, tan solo fuera para bajar los humos del Islam muy subidos después de los atentados. Lo que cabe esperar es que sea justa y proporcionada según las enseñanzas de la Iglesia, y al mismo tiempo esperar que los hechos del 11 de septiembre, ayuden a abrir los ojos a todos aquellos que por una razón o por otra defienden al Islam de toda crítica que trate de oponerse a la "veneración" irracional de una religión que, no obstante los elementos positivos y verdaderos, no deja de ser falsa y peligrosa. Como también que marque el comienzo de un replanteamiento en Occidente de nuestra identidad que nos ayude a redescubrir lo que nos identifica como Gran Europa, esto es, el Cristianismo.

Por último constatar y criticar como el justo antiamericanismo deriva a menudo en una demonización sin matices de los Estados Unidos. Acordémonos de nuestros hermanos correligionarios americanos - la bendita Old Right tradicionalista - , de los movimientos pro-vida que nos dan toda una lección de entrega y valentía, de los elementos positivos - a pesar del lastre moderado y mundialista de ministros y del mismo presidente - de la actual administración americana y de la envidiable salud moral de buena parte del pueblo americano, primeras víctimas de los atentados del 11 de septiembre y de la injusta política mundialista de los gobiernos de Estados Unidos de América.

Ángel Expósito Correa .



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