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El padre de la consulta de autodeterminación.
Algunos comentarios sobre un texto que recoge el pensamiento de fondo de Sabino Arana
Las perlas que componen esta pequeña
antología del pensamiento del padre del PNV, Sabino Arana
(1865-1903), han sido discretamente obviadas por sus herederos,
pero de su espíritu vive todavía el nacionalismo vasco cuando
habla de medición de cráneos y tipología sanguínea, o, en
palabras de ese inigualable personaje de la política española,
Javier Arzallus, del "Rh negativo" y del "negro,
negro".
No es extraño que los peneuvistas intenten evitar el
conocimiento de infinidad de párrafos de su fundador. No pocas
de las ideas sabinianas podrían englobarse sin esfuerzo en lo
que hoy se denomina "incitación al odio racial".
Y es muy posible que las dificultades legales que se aducen para
ilegalizar Batasuna, no existirían en el caso de tenerse que
ilegalizar el PNV, precisamente en aplicación de ese artículo
hace pocos años introducido en nuestro Código Penal.
Para muestra, valgan tres botones:
"La diferencia del lenguaje es el gran medio de
preservarnos del contacto de los españoles y evitar el
cruzamiento de las dos razas. Si nuestros invasores aprendieran
el euzkera, tendríamos que abandonar éste, archivando
cuidadosamente su gramática y su diccionario, y dedicarnos a
hablar el ruso, el noruego o cualquier otro idioma desconocido
para ellos".
"Olvida esta tu lengua, sí. Pero si el maketo,
penetrando en tu casa, te arrebata a tus hijos y tus hijas para
quitar a aquéllos su lozana vida y prostituir a éstas...
entonces, no llores."
"Les aterra el oír que a los maestros maketos se les
debe despachar de los pueblos a pedradas. ¡Ah, la gente amiga de
la paz! Es la más digna del odio de los patriotas."
Sustituyan en los párrafos anteriores la palabra "maketo"
por la palabra "judío" o "negro".
¿Sería legal un partido fundado por el autor de tales frases -y
no hemos seleccionado las más gruesas-? ¿Sería legal una
Fundación Adolfo Hitler o una Fundación Ku-Klux-Klan, como
existe una celebrada Fundación Sabino Arana junto a cuyas faldas
pululan personajes como Francesco Cossiga, Margarita Robles,
Federico Mayor Zaragoza o Miguel Herrero de Miñón?
Sabino Arana fue siempre consciente de la novedad radical de sus
planteamientos, o dicho de otra forma, de la falta de arraigo de
cualquier veleidad separatista en la provincias vascas. De ahí
el carácter mesiánico que adquirió enseguida el nacionalismo,
tanto en la persona de su fundador como en la del movimiento en
sí, llamado a despertar una conciencia "dormida durante
siglos" y a crear una necesidad donde nadie la
percibía. A preparar el ambiente propicio coadyuvaron múltiples
factores, que se perciben claramente en la obra de Arana y han
servido a la editorial como pauta para clasificar los textos de
la antología: la confesionalidad católica, curiosamente la
única característica del primitivo nacionalismo que se ha
sacudido el nacionalismo actual, hasta el punto de conceder a sus
diputados libertad de voto ante la legalización del aborto; la
fuerte corriente inmigratoria desde otras regiones de España,
corriente a la cual Sabino responsabiliza de todos los males
vascongados; o el deseo de mitificar y tergiversar la historia
medieval, un recurso propio del romanticismo político de la
época para justificar las aspiraciones secesionistas.
Para fomentar estas últimas encontró Sabino Arana un
instrumento muy útil: la lengua vasca, que él confesaba
desconocer por completo, pero a cuyo estudio y divulgación se
dedicó con férrea voluntad. Incluso intentó optar a una
cátedra de vascuence, sin obtener ni un solo voto, y eso que
competía con un señero antinacionalista como Miguel de Unamuno.
Arana propugnaba la universalización del euzkera como forma de
abrir una brecha insalvable que preservase a los vascos de toda
relación con los "maketos".
Adolfo Careaga (ex-congresista de Coalición Popular por Vizcaya)
explica en su breve pero enjundioso prólogo que, en sus últimos
años, Sabino Arana debió comprender la insania del camino
emprendido, y fundó una Liga de Vascos Españolista, evolución
intelectual de la cual tampoco quieren acordarse sus discípulos.
¿Qué queda hoy del nacionalismo sabiniano? Por de pronto, todo
el impulso secesionista, que ha ido conquistando multitud de
metas políticas y culturales, y sobre todas ellas ha ganado la
crucial batalla de la simbología y el lenguaje, al conseguir una
universal aceptación de términos como Euzkadi, o de emblemas
como la ikurriña, que salieron exclusivamente del cerebro
enfermizo de Sabino Arana entre la indiferencia de la mayor parte
de sus contemporáneos vascos.
Y queda sobre todo el odio, palpable desde la primera a la
última de las frases recogidas en esta antología, y que
cristalizó hace treinta años en ese nacionalismo de ETA, cuya
brutalidad criminal es consecuencia coherente de todos sus
planteamientos.
Enrique Rodríguez Saavedra.
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Páginas de Sabino Arana (fundador del nacionalismo vasco). Prólogo de Adolfo Careaga. Criterio Libros. Madrid 2001. 2ª edición. 128 págs
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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