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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

El nacionalismo arabe.

Las raíces del nacionalismo árabe libaron en el Baasismo

El peso específico del mundo árabe ejerce ahora una silenciosa atracción sobre los ejes políticos de la escena internacional. La fisonomía bipolar que caracterizó las relaciones internacionales en Occidente hasta 1989, lejos de haberse desintegrado, ha buscado su acomodo en regiones de clima cálido. La actual linea divisoria polariza el globo, en un Norte unido y materialmente desarrollado, y un Sur dividido y rico en calamidades. El Oriente Medio es la frontera entre esos dos mundos, y paso de comunicación del petroleo, alimento vital para nuestra economía.

En este espacio geográfico, la sociedad humana es una de las más plurales del mundo en cuanto a su origen étnico y confesión religiosa.

El Islam es la religión mayoritaria, a pesar de la presencia desde antiguo de los misioneros franciscanos y de otras órdenes en Palestina y Monte Líbano. Ellos contribuyeron a que la inteligencia árabe tuviese una proporción importante de cristianos educados por éstos, protegidos desde lejos por Francia y Rusia. Esta singularidad fue la que diferenció un nacionalismo árabe egipcio, enemigo de lo occidental, por la presencia inglesa y el del Levante (sirio, libanés y palestino), forjado en las mentes de intelectuales provenientes de las minorías religiosas, y educados por misioneros .

De este modo, las raíces del nacionalismo árabe libaron en el Baasismo, movimiento político creado por intelectuales, como Michel Aflak y Zuki-al-Arsuzi, que propusieron un nacionalismo de corte popular y laico por las diferentes creencias de la zona. No obstante, este movimiento no ha querido definirse en su modelo político, para aglutinar todo el potencial de la reivindicación nacionalista.

Pero, el apoyo occidental a Israel motivó el triunfo del ala socialista de estos movimientos que se escoraron hacia la Unión Soviética. En la actualidad países árabes baasistas, como Irak y Siria; nacionalistas, como la Autonomía Palestina; democráticos, como Líbano; y monárquicos, como Jordania, presentan una imagen de tolerancia y convivencia interreligiosa entre los árabes cristianos y musulmanes. En Libano, donde la minoría mayoritaria es la maronita, su importancia es incuestionable en el orden político y económico. Pero, en Irak, Siria y la Palestina autónoma, los cristianos por su formación educativa han escalado puestos importantes en la dirección política de sus naciones, siendo tan fieles a la causa de sus países como cualquier otro árabe. Un ejemplo a desarrollar en aquellos países donde la intolerancia mira a los cristianos como dianas a abatir.

José Luis Orella .


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