Portada Revista 8

Conservemos España y los españoles Indice de Revistas Portada Revista 8

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Ahora ¡Pega el salto!

Hay motivos para la esperanza; existe una filosofía procedente del sentido común.

¿Por qué, en nuestro tiempo, la juventud de valía algunas veces se siente desesperanzada?. Esto no es algo nuevo, cada tiempo ha tenido sus luces y sombras, y seguramente el nuestro tenga más luz que oscuridad, pero habiendo más motivos para ser más felices que nuestros antepasados, en muchas ocasiones no lo somos. La razón es que el presente es fruto de dos grandes revoluciones: la cultural y la sexual.

Y uno de los responsables de la segunda de las revoluciones que ha afectado a nuestro llamado "mundo libre" es Marcuse. Un teórico alemán. residente en América, que publicó en la década de los sesenta un libro intitulado "Eros". En su obra Marcuse quiere conciliar, por una parte, las teorías de Marx y Freud y, por otra, quiere presentarse como el gran crítico de la civilización tecnológica. Marcuse en su trabajo no cita a Marx pero, el espíritu marxista impregna su libro.

Todo en su obra es una argucia para evitar el rechazo que contra Marx experimentaba el gran público norteamericano. Los estadounidenses sentían tanta aversión por Marx como admiración por Freud y sus teorías sobre sexualidad. El sexo, ya en aquellos momentos, empezaba a rayar en la obsesión en Estados Unidos. Era el ambiente ideal para el triunfo de las tesis de Marcuse.
Marcuse, siguiendo a Freud, se apoya en un concepto freudiano del hombre, que en nada coincide con el hombre real, al que considera un "ser de instintos", reduciendolos todos al sexual.

El hombre sería "un ser exclusivamente sexual". Pero la sexualidad humana se hallaría, según Marcuse, "reprimida" por las estructuras de la civilización tecnológica.
El individuo no podría "realizarse" por causa de la acción opresiva de las instituciones, convencionalismos, prejuicios religiosos, comportamientos que están adheridos a dicha "civilización".

Tales estructuras reprimirían la plena realización de la sexualidad y, por tanto, paralizarían la realización de la personalidad. Pero en la medida en que cada uno fuera eliminando perjuicios y desmantelando instituciones, que inhiben el ejercicio de la sexualidad, en esta misma medida, el hombre irá siendo más libre.

"El ser humano es un ser que lucha exclusivamente para la consecución del placer sexual. Pero no sólo debe luchar por liberar su instinto, sino también para re-sexualizar su cuerpo. Y no sólo su cuerpo, sino también para erotizar cuanto pueda el ambiente, con lo que aumentará su capacidad erótica y, por tanto, aumentará su felicidad". Cualquiera que tenga mínima capacidad racional se dará cuenta que Marcuse estaba describiendo a un obseso sexual.

Estas ideas fueron propagadas por las instituciones marxistas, que para ello disponían de amplios medios de acción (especialmente culturales) afines y establecidos en casi todo Occidente.
No sólo se trataba de una versión renovada del marxismo, sino que también se creaba una nueva "cultura", y ésta "gano" a la juventud de los sesenta. El medio para lograr ese "mundo nuevo" era dar rienda suelta a los instintos y destruir los valores que se habían logrado con el esfuerzo de siglos. Se instigó un ataque constante al matrimonio (llamado unión monogánica despectivamente por Marcuse), a la familia, a la escuela , a la religión y a todos los "convencionalismos sociales".

Se utilizaron seguidores jóvenes, de ambos sexos, e intelectualmente valiosos. Ellos iban a ser los abanderados de una ideología de vanguardia, "progres" se llamaban a si mismos.
Se potenciaron las "comunas", lugares en donde vivían chicos y chicas en la más completo libertinaje sexual que creando una juventud desagradable en su aspecto, y alejada de cualquier norma de civilización.

Enseguida surgieron empresas, promovidas por individuos sin escrúpulos, dispuestos a traficar con el sexo. Ahora que ha surgido el negocio a gran escala de la droga, trafican con el sexo y con la droga a la vez. Y si se despenalizara la esclavitud, no tendrían inconveniente en traficar con seres humanos.

Así fue como en todo Occidente se multiplicaron las compañías cuyo objetivo era la explotación del sexo: Laboratorios farmaceúticos para la fabricación de anticonceptivos, para un público que procuraron ampliar a través de campañas masivas de desinformación y grupos editoriales y audiovisuales suministradores de toda clase de material pornográfico.

Durante muchos años, los enemigos que parecían más acérrimos -el materialismo marxista y el materialismo capitalista- han coincidido en un mismo objetivo: La promoción de la pornografía.
Y paradójicamente los capitalistas se habían convertido en los propagandistas de la tesis marcusianas de origen marxista, asumiendo muchas empresas, con entusiasmo, la tarea de erotizar el ambiente.

Esta puede ser una de las razones para entender el hoy y ahora de algunos aspectos de nuestro mundo.

Pero hay motivos para la esperanza; existe una filosofía procedente del sentido común que Maritain afirmaba encontrar en cualquier persona corriente no identificada con ningún sectarismo.

A estas personas, que son la mayoría, no les será difícil conocer como erraron en sus predicciones los padres de la revolución sexual. El sexo sin amor lleva a la apatía y a la inacción.

Cuando ésta revolución se puso en marcha alguien pudo pensar que la felicidad humana consistía, por encima de todo, en el goce de las sensaciones eróticas, según el principio marcusiano. Lo cierto es que si salimos y observamos a los jóvenes que lo han seguido no vemos que sean especialmente felices. Posiblemente si se sinceran podríamos descubrir lo contrario.

Realmente la felicidad humana se encuentra en el hecho de "amar y saberse amado". Mucho más importante que el placer, el el dinero.

Esta falta de amor ha influido en la sensación de vida frustrada que muchos jóvenes sienten.
Es la hora de pegar el salto. Ahora mismo, no más tarde. Es el reto de aquellos que quieren volar alto, rompiendo las ataduras de una sociedad dificil, pero nadie negará que no es apasionante; un tiempo apto sólo para hombres con voluntad de marcar caminos, con metas claras.

Pero en ese salto que hemos de pegar ahora, no te desarraigues de tu mundo; elevate sobre todo aquello negativo, pero bien sujeto en el impulso a tu tiempo y a tu gente. Y si quieres más, rechaza la queja, siempre estéril, y el lamento, hay razones para ser feliz, y quizás aquellos que somos capaces de razonar y valorar los hechos, tengamos más motivos que nadie.

Jaime de la Cuesta Coca *


Conservemos España y los españoles Portada Revista 8 Portada Revista 8

Cartas al director, sugerencias y colaboraciones

Buzon Pulse aquí para enviar correo



"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Critica", es editado por el Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y citando su origen.