El lúcido pensador italiano
Marcello Veneziani comienza un bello artículo
sobre el antiglobalismo con la siguiente
observación: " Si te fijas en ellos, los
anti-G8 son la izquierda en movimiento:
anarquistas, marxistas, radicales, católicos
rebeldes o progresistas, pacifistas, verdes,
revolucionarios. Centros sociales, monos blancos,
banderas rojas. Con el complemento iconográfico
de Marcos y del Ché Guevara. Luego te das cuenta
de que ninguno de ellos pone en discusión el
Dogma Global, la interdependencia de los pueblos
y de las culturas, el melting pot y la sociedad
multirracial, el fin de las patrias. Son
internacionalistas, humanitarios, ecumenistas,
globalistas. Es más: cuanto más extremistas y
violentos son, más internacionalistas y
antitradicionales resultan".(1)
Se da cuenta que la oposición desde la
izquierda a la globalización es sólo una
postura que se agota en una manifestación.
Seattle, Génova, Nueva York, Porto Alegre, pero
no pasa nada, "el mundo sigue
andando" como decía Discepolín. Es que
la política del " progresismo" como ha
observado agudamente el filósofo, también
italiano Massimo Cacciari, ordena los problemas
pero no los resuelve.(2)
De esto mismo se
percata el sociólogo marxista más significativo
de Iberoamérica, Heinz Dieterich Steffan(3)
quien en un reciente artículo señala: "
Si la tarea actual de todo individuo
anticapitalista es, por lo tanto, absolutamente
clara: ¿Por qué "la izquierda" y sus
intelectuales no la encaran? ¿Por qué repiten
en foro tras foro la misma letanía sobre la
maldad del neoliberalismo y se contentan con sus
ritualizadas propuestas terapeúticas inspiradas
en Keynes, Tobin y Stiglitz? ¿Por qué no
convierten la realidad capitalista en objeto de
transformación antisistémica, en lugar de
mantenerla como muro de lamentaciones?"(2)
El fracaso rotundo
de la izquierda, hoy rebautizada
"progresismo", es que, además de no
haber elaborado, deglutido sería el término
exacto, la derrota del "socialismo
real" con la implosión soviética y la
caída del Muro, no reelaboro sus categorías de
lectura, y se quedó anclado al mundo categorial
de Marx, Engels, Lenín, Rosa Luxemburgo y
eventualmente Trotsky, haciendo arqueología
política.
Lo más
significativo del siglo XX, la escuela
neomarxista de Frankfurt, luego de los esfuerzos
de Adorno, Apel, Cohen y Marcuse, termina con el
publicitado Habermas y su teoría del consenso(sin
percatarse que el consenso siempre ha sido de los
poderosos entre sí) y sus discípulos
aventajados James Bohman y Leo Avritzer con su
teoría de la democracia deliberativa o
"chamuyera", que como un nuevo
nominalismo pretende arreglar las injusticias
políticas, económicas y sociales con palabras.
Conversando en una especie de asambleísmo
permanente.
Si la izquierda
está liquidada ¿qué queda de la derecha?. ¿se
puede esperar algo de ella?.
De la derecha
clásica, tanto del nacionalismo orgánico o
integral al estilo de Charles Maurras, como del
fascista de Mussolini o del católico de Oliveira
Salazar no queda nada. Sólo trabajos de
investigación históricos y pequeños grupos
políticos sin peso en sus sociedades
respectivas.
Eso sí, queda
como derecha el neo conservadorismo
estadounidense y los gobiernos que le son afines.
Y de esta derecha liberal, la única que existe
con peso político, solo se puede esperar que las
cosas empeoren para la salud y el bienestar de
los pueblos.
Si esto es así,
denunciamos una vez más de entre las cientos de
veces que lo hemos intentado mostrar, que la
dicotomía izquierda-derecha es estrecha, por no
decir falsa, para encarar una lectura adecuada de
la realidad.
Hoy situarse a la
izquierda o a la derecha es no situarse, es
colocarse en un no-lugar, sobre todo para el
pensador(rechazo de plano el término
intelectual) que pretende elaborar un
pensamiento crítico. Y el único método que hoy
puede crear pensamiento crítico es el disenso.
Disenso no sólo con el pensamiento único y
políticamente correcto sino también y sobre
todo, con el orden constituido, con el statu
quo vigente.
El disenso es
estructuralmente una categoría del pensamiento
popular, en tanto que el consenso, como vimos, es
una apropiación de la izquierda progresista para
lograr la democracia deliberarativa que tiene
mucho de ilustrada, y también, aunque en otro
sentido, propiedad del liberalismo como acuerdo
de los que deciden, de los poderosos( G8, Davos,
FMI, Comisión trilateral, Bildelbergers, etc.).
El disenso que se
manifiesta como negación tiene distinto sentido
en el pensamiento popular que en el culto. En
este último, regido por la lógica de la
afirmación, la negación niega la existencia de
algo o alguien, en tanto que en el pensamiento
popular lo que se niega no es la existencia de
algo o alguien, sino su vigencia. La vigencia
puede ser entendida como validez, como sentido.(5)
El disenso niega el monopolio de la productividad
de sentido a los grupos o lobys de poder, para
reservarla al pueblo en su conjunto, más allá
de la partidocracia política.
La alternativa hoy
es situarse más allá de la izquierda y la
derecha. Consiste en pensar a partir de un
arraigo, de nuestro genius loci dijera
Virgilio. Y no un arraigo cualquiera sino desde
las identidades nacionales, que conforman las
ecúmenes culturales o regiones que constituyen
hoy el mundo. Con esto vamos más allá incluso
de la idea de estado-nación, en vías de
agotamiento, para sumergirnos en la idea
política de gran espacio y cultural de ecúmene.
Desde estas
grandes regiones es desde donde es lícito y
eficaz plantearse el enfrentamiento a la
globalización o americanización del mundo.
Hacerlo como pretende el progresismo desde el
humanismo internacional de los derechos humanos,
o desde el ecumenismo religioso como ingenuamente
pretenden algunos cristianos, es hacerlo desde un
universalismo más. Con el agravante que su
contenido encierra un aspecto de loable, pero
vacuo, inverosímil y no eficaz a la hora del
enfrentamiento político.
Pero este
enfrentamiento se está dando igual, a pesar de
la falencia de los pensadores en no poder
elaborarlo aún, a través del surgimiento de los
diferentes populismos, que más allá de los
reparos que presentan a cualquier espíritu
crítico, están cambiando, como observa Robert
de Herte(4) las categorías de lectura. Así la
oposición entre burgueses y proletarios de la
izquierda clásica va siendo reemplazada por la
de pueblo vs. oligarquías, sobre todo
financieras y las de izquierda y derecha por la
de justicia y seguridad.
Así, mientras que
desde la izquierda progresista la crítica a la
globalización queda limitada a la no extensión
de sus beneficios económicos a la humanidad sino
sólo a unos pocos. Porque la izquierda, por su
carácter internacionalista no puede denunciar el
efecto de desarraigo sobre las culturas
tradicionales y sobre las identidades de los
pueblos. Su denuncia se transforma así, en un
reclamo formal para que la globalización vaya
unida a los derecho humanos.
En cambio, es
desde los movimientos populares que se realiza la
oposición real a las oligarquías
transnacionales. Es desde las tradiciones
nacionales de los pueblos donde mejor se muestra
la oposición a la sociedad global sin raíces, a
ese imperialismo desterritorializado del que
hablan Hardt y Negri . Es desde la actitud no
conformista que se rechaza la imposición de un
pensamiento único y de una sociedad uniforme, y
se denuncia la globalización como un mal en sí
mismo.
Es que el
pensamiento popular, si es tal, piensa desde sus
propias raíces, no tienen un saber libresco o
ilustrado. Piensa desde una tradición que es la
única forma de pensar genuinamente según
Alasdair MacIntayre(6), dado que "una
tradición viva es una discusión históricamente
desarrollada y socialmente encarnada". Por
lo que les resulta imposible a los pueblos y a
los hombres que los encarnan situarse fuera de su
tradición. Cuando lo hacen se desnaturalizan,
dejan de ser lo que son. Son ya otra cosa.
·- ·-· -··· ···-·
Alberto Buela
1.- El
antiglobalismo de derecha. Marcello Veneziani
(1955) periodista del Giornale y del Menssaggero
y colaborador con la Rai, es autor de varios
ensayos entre los que se destacan: La
rivoluzione conservatrice in Italia(1994),
Porcesso all´Occidente(1990) y L´Antinovecento(1996).
Podemos inscribirlo dentro de la corriente de
pensamiento no-conformista.
2.- Massimo
Cacciari(1944).Filósofo, diputado del PC y
Alcalde de Venecia hasta 1993. Autor de varios
ensayos: L´Angelo necesario(1986),
Dell´Inicio(1990), Dran: Meridianos de la
decisión en el pensamiento
contemporáneo(¡992), Geo-filosofia
dell´Europa(1995). Pensador disidente de la
izquierda europea.
3.-La
bancarrota de la izquierda y sus
intelectuales(3|1-3-04). Heinz Dieterich
Steffan, es sociólogo y profesor en la UNAM de
Méjico y columnista del diario El Universal.
Predicador itinerante en todos los países de
Nuestra América de un nuevo proyecto histórico
del marxismo. Es autor de una treintena de libros
entre los que se destacan: El fin del
capitalismo global(1999) y La crisis de los
intelectuales en América Latina(2003)
4.- Robert de
Herte es el seudónimo de Alain de Benoist(1943).
Editor de las revistas Eléments y Krisis y autor
de innumerables trabajos entre los que cabe
recordar Vu du droite(1977), Orientations pour
des années décisives(1982), L´empire
intérieur(1995), Au-dela des droits de
l´homme(2004). Es el más significativo
pensador de una corriente de pensamiento no
conformista, alternativa y antiigualitarista en
donde se destacan, entre otros, Guillaume Faye,
Robert Steuckers, Julien Freund, Alessandro
Campi, Claude Karnoouh, Tarmo Kunnas, Thomas
Molnar, Domminique Venner, Pierre Vial, Javier
Esparza, Giorgio Locchi, etc.
5.- Sobre la
relación entre pensamiento popular y negación
puede consultarse con provecho el libro La
negación en el pensamiento popular(1975) del
filósofo argentino Rodolfo Kusch(1922-1979),
así como nuestro trabajo: Papeles de un
seminario sobre G.R.Kusch(2000).
Entre los no pocos
filósofos originales que ha dado la Argentina
(Taborda, de Anquín, Guerrero, Cossio, Rougés)
Gunther Rodolfo Kusch ocupa un destacado lugar.
No sólo por la originalidad de sus
planteamientos filosóficos sino además porque
los mismos han generado toda una corriente de
pensamiento a través de la denominada filosofía
de la liberación en su rama popular.
6.-Alasdaire
MacIntyre(1929) es un filósofo escocés que vive
y enseña en los Estados Unidos y que se destacó
por su crítica a la situación moral, política
y social creada por el neoliberalismo. Sus
trabajos son el basamento de todo el pensamiento
comunitarista norteamericano. Sus libros más
destacados son: After Virtue(1981), Whose
Justice?Which Rationality?(1988), Three rival
versions of moral enquiry(1990).
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