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por Pedro Fernández Barbadillo Después de la experiencia de los ocho años del PP, la izquierda tiene una cosa clara: el electorado de derechas vota mayoritariamente en función de sus intereses económicos y no de sus principios morales o políticos. La derecha, piensan, sólo se echa a la calle cuando viene el Papa y en cuanto éste se ha marchado se vuelve a meter en casa. Parte de este electorado, calculan en la sede del PSOE, puede acabar votando a ZP si la economía marcha aceptablemente bien | |||||
| A la vista de las medidas que ha tomado este Gobierno en sus primeros cien días se puede pensar que el socialismo se reduce a la pachanga y el sexo (matrimonio para los homosexuales, ampliación de los supuestos del aborto, subvenciones para la checa de Bellas Artes), y que en todo lo demás (política exterior, relaciones con las autonomías, economía) hay un caos completo. Si uno de los riesgos es subestimar al adversario, otro no menor es sobrestimarlo. Tal vez caiga yo en este último, pero creo que el ZP sabe muy bien lo que hace o lo que intenta hacer. Un análisis de los resultados de las dos elecciones celebradas este año muestra que el PSOE venció al PP por muy poco y gracias a la colaboración de grupos sociales y territoriales. El plan socialista para impedirle al PP invertir el resultado es, en mi opinión, el siguiente. Después de la experiencia de los ocho años del PP, la izquierda tiene una cosa clara: el electorado de derechas vota mayoritariamente en función de sus intereses económicos y no de sus principios morales o políticos. La derecha, piensan, sólo se echa a la calle cuando viene el Papa y en cuanto éste se ha marchado se vuelve a meter en casa. Parte de este electorado, calculan en la sede del PSOE, puede acabar votando a ZP si la economía marcha aceptablemente bien. Es lo que ocurrió bajo los Gobiernos de Felipe González. Al PP le costó once años superar los 5,5 millones de votos de 1982. Ésta es la misión de Pedro Solbes: mantener el legado económico. Junto a lo anterior está el mimo a las fuerzas que le han permitido triunfar. Así se explica el impuesto revolucionario que van a cobrar a las televisiones y entregar a los titiriteros. Para premiar a los cantantes, se perseguirá con más severidad la música pirata. Las cesiones ante Pasqual Maragall no se comprenden si no se sabe que la circunscripción en la que más ventaja sacó el PSOE al PP fue Barcelona. De 31 diputados, los socialistas obtuvieron 14, mientras que el PP se quedó con 5; en Madrid, con 35, el PP sólo le sacó un diputado de ventaja al PSOE: 17 frente a 16. De igual manera, UGT recibe más control sobre la educación (la pedagoga ugetista Marta Mara es nombrada con 78 años de edad presidenta del Consejo Escolar del Estado). El Ministerio de Asuntos Exteriores añade a su nombre Cooperación, anticipo del filón de oro que aguarda a las ONG. A las feministas se les recompensa con la ampliación del aborto y la implantación de su filosofía de género. Semejante comportamiento se extiende al extranjero. El ministro Moratinos se ha declarado varias veces como afrancesado y ZP ha abandonado la postura de apoyo a los saharauis en favor de Marruecos. Todo grupo que ha contribuido a edificar la imagen de un Gobierno del PP autoritario y aislado de la sociedad está percibiendo su soldada. Da igual que las consecuencias sean la ruptura social, latente desde las manifestaciones con motivo del Prestige y de la guerra de Irak, o el desprestigio internacional. Pero las actuales medidas anunciadas, desde las amenazas de retirar a la Iglesia la asignación tributaria al homenaje a los luchadores por la libertad contra el franquismo, tienen otra meta: humillar y desmoralizar a la base social del PP. Lo que no hizo González en 1982 lo va a intentar hacer ZP. Tal vez en los 80 no se ejecutó un plan similar porque entonces no existían tantos medios de comunicación incontrolables, en especial en Internet; también hoy los líderes de esa derecha, sean eclesiásticos, periodistas o escritores, no parece que vayan a contentarse con ese Ministerio de la Oposición en que degeneró la AP de Manuel Fraga. Hoy la postura de suplir la irresponsabilidad ajena con un exceso de responsabilidad propia no es la dominante. •- •-• -••• •••-• | |||||
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