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por “Expreso” Volvió a caerse el comandante y, como ya es habitual, aplastó en su derrumbe al pueblo cubano. En los últimos siete días ha resbalado dos veces. La primera después de un acto de homenaje en la ciudad de Santa Clara a Ernesto Guevara, alias “El Che”. El mismo personaje que dijo que “un revolucionario tiene que ser una perfecta máquina de matar” | |||||
| El de Fidel fue un tropezón involuntario, una caída en directo, de esas que inevitablemente provocan una risa culpable en el espectador. Tras la pertinente exploración después del batacazo, Castro y sus médicos decidieron “de mutuo acuerdo” –según confesó el líder máximo– operar de inmediato. Es un alivio que las intervenciones quirúrgicas se hagan en Cuba por consenso. Las policiales no. Esas son nocturnas y sin respaldo jurídico. Pequeños inconvenientes de vivir en una dictadura y, si no, que se lo pregunten al centenar largo de presos políticos y de conciencia que malviven en las cárceles del presidente cubano. El segundo desplome fue anunciado hace unas horas: Cuba prohibirá a partir de noviembre la libre circulación de dólares americanos. Es la consecuencia lógica del primer resbalón: Fidel se rompe la rodilla y al día siguiente arremete contra los billetes del Imperio. ¿Qué no usted no le ve relación? Para Castro existe y, como se empeñe, puede explicárselo en un breve discurso de siete horas. “La rótula y George Washington” podría titularse. O bien “El dólar y mi rodilla. Apuntes revolucionarios”. Eso sí, no será delito tener divisa extranjera. Menos mal, no sea que alguien viaje a la Isla con unos dólares olvidados en el bolsillo y lo detengan por ser un agente a sueldo de la CIA. Todo es posible. Así funciona Cuba. Por desgracia. El último español en sufrirlo ha sido el diplomático Jorge Moragas. Un provocador, según las autoridades antillanas. ¡A quién se le ocurre ir a visitar a la oposición democrática con un visado de turista! El nuevo embajador en La Habana, Alonso Zaldívar, ha debido pensar que nuestros diputados tienen ideas peregrinas: que un demócrata se entreviste con otro demócrata sin pedirle permiso al tirano que le tortura. Con lo fácil que es decirle a Fidel: “Compañero, que me voy pa’ La Habana a respaldar a esa oposición que tanto te jode”. Entonces van los cubanos y te deniegan la entrada en el país; nos evitamos un lío diplomático y nuestra Secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Dª Leire Pajín, con sus veintiocho primaveras recién cumplidas, podrá dormir tranquila porque nadie estará “dividiendo a la sociedad española”. Esa inspiración debió tenerla mientras viajaba a Haití en el Airbus 310 reservado para los viajes del Rey y el Presidente del gobierno. Para haber nacido en democracia tiene la Sra. Secretaria de Estado unas costumbres un poco autoritarias, vamos digo yo. Y Cuba, entre tanto, esperando el siguiente resbalón. Ese que Loyola de Palacio desea que sea el último. Pero el último de verdad. •- •-• -••• •••-• | |||||
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