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por Gonzalo Rojas Sánchez La UDI parece haberlo entendido bien: por el camino del PP sólo se consigue que el electorado volatil efectivamente venga… y se vaya; y, además, que el electorado duro, busque una postura más sólida y permanente, y se vaya también | |||||
| Los servicios secretos alemanes han denunciado que sus pares españoles les ocultaron y les falsearon información sobre los bombazos en Madrid del 11-M. Horas después de esa cruel matanza, unos cientos de miles de españoles cambiaron su intención de voto y se decidieron por el PSOE, postergando las aspiraciones de Aznar para perpetuar el PP en Rajoy. Los socialistas recogieron casi 11 millones de votos y los populares algo más de 9 millones 600 mil. Eso no era lo que decían las encuestas, las que más bien se inclinaban en la misma proporción inversa. Ciertamente algunos cientos de miles de ciudadanos que se iban a abstener o anulaban, entraron a la disputa y lo hicieron mucho más a favor del PSOE que del PP. Pero lo realmente impactante es el cambio de preferencias a última hora, porque unos 500 a 700 mil electores giraron hacia los candidatos de Zapatero y dieron vuelta el resultado. ¿Cómo es posible una actitud de esa naturaleza? ¿Es que ya no quedan principios en España? La respuesta no va por el lado de los electores, sino por la oferta de los candidatos y por las trayectorias de ambos partidos en el gobierno: socialistas entre 1982 y 1996; populares entre 1996 y 2004. Distinguir a un candidato socialista español de un postulante popular español fue cosa ardua en casi todas las comunidades autónomas: amplias similitudes en política económica, extendidas coincidencias en el tratamiento de los problemas de las autonomías regionales, y, lo que explica en gran medida el desperfilamiento del PP, amplias renuncias de éste en favor de una así llamada “cultura progresista,” propia del PSOE (la excepción obvia a las similitudes: la postura internacional de España). El PP simplemente no es un partido conservador en materias morales y culturales, como lo presenta alguna prensa que quiere inclinar el análisis hacia esquemas confrontacionales. No, el PP es un partido liberal en el que, minoritariamente participan sectores conservadores sin tienda donde arrancharse. No es sólo la información sobre el terrorismo la que ha ocultado el PP. Es su verdadero talante liberal el que ha sabido disfrazar, hasta que finalmente el electorado ha decidido votar socialista-liberal genuino y no liberal-conservador falso. Un solo dato, entre muchos ¿Sabía Ud. que el número de abortos anuales durante el último año del PSOE alcanzó a los 50.000, pero que seis años después, el 2002, la cifra durante el gobierno del PP llegó a más de 76.000? La opción de parecerse y asociarse al PP, que buscaba explorar la derecha chilena, debe ser abandonada. La UDI parece haberlo entendido bien: por el camino del PP sólo se consigue que el electorado volatil efectivamente venga… y se vaya; y, además, que el electorado duro, busque una postura más sólida y permanente, y se vaya también. De ahí el rechazo de la UDI a la presencia de Oscar Godoy en el Consejo de TVN; de ahí sus temores por la presencia de Allamand junto a Lavín. Parece efectivamente haber entendido la UDI, en pocas horas, que el PP no es el camino, que Godoy es el PP, que Allamand… Porque al fin de cuentas, si algo ha caracterizado a Aznar y a su gente es que “Uté no e ná, no e chicha ni limoná.” •- •-• -••• •••-• | |||||
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