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por Sandra Gutiérrez El pasado 22 de septiembre, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) presentó en el Parlamento Europeo su Informe Anual sobre el Estado de la Población Mundial 2004, en el que analiza las acciones de todos los países para eliminar la pobreza, a través del cumplimiento de los derechos de la mujer y el acceso universal a servicios de salud reproductiva. El Informe tiene lugar en el décimo aniversario de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo en 1994, y plantea los retos que deben asumirse para hacer realidad las metas que se adoptaron en ella. | |||||
| La UNFPA ha elegido el marco europeo como el lugar idóneo para presentar su Informe Anual sobre el Estado de la Población Mundial 2004, titulado “El Consenso de El Cairo diez años después: Población, salud reproductiva y el acciones mundiales para erradicar la pobreza”. El motivo es el apoyo que recibe de los países europeos, ahora que la Administración norteamericana ha dejado de financiar a organizaciones que fomentan el control de la natalidad y el aborto, entre ellas la UNFPA y la IPPF (Federación Internacional de Planificación Familiar). Los presentadores del informe 2004 de la UNFPA fueron el Comisario Europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria Poul Nielsen, la representante de la UNFPA en Turquía, Anne-Brigitte Albrectsen, y Anne Van-Lancker, miembro del Parlamento conocida por su Informe sobre salud sexual y reproductiva, que fue adoptado por el Parlamento Europeo en 2002 y que hace un llamamiento a legalizar el aborto en todos los Estados miembros y en los países candidatos. El informe asegura que las metas que las naciones civilizadas se impusieron en la cumbre de El Cairo de 1994 no han sido cumplidas. La pobreza no sólo no se ha reducido, sino que en algunos casos ha crecido. Quinientos millones de personas sufren la escasez de agua. Sin embargo, los programas de lucha contra el hambre diseñados en todos estos años no contemplan como eje la desigualdad en la distribución de riqueza sino la explosión demográfica y el control de la natalidad. Así, el informe hace especial hincapié en la necesidad de generalizar el acceso a los servicios de salud reproductiva en los países en desarrollo, para reducir la población y, en consecuencia, la pobreza. “Hay claras pruebas de que el hecho de que las personas tengan menor cantidad de hijos si así lo desean, estimula el desarrollo y reduce la pobreza”. Sin embargo, la gran necesidad de los países en desarrollo es una infraestructura que les aporte recursos alimentarios, más que programas de control de la natalidad y esterilización. Otro dato que se refleja en el informe, es que, según la ONU, la población mundial aumentará casi un 40 por ciento para 2050. Sin embargo, el mito de la superpoblación hace tiempo que ha quedado invalidado. Las mínimas tasas de fertilidad y el envejecimiento de la población en los países occidentales nos llevarán, en cincuenta años, a un “invierno demográfico”. En Occidente, la tasa de reemplazo ya es inferior a la necesaria para asegurar el sostenimiento de las sociedades. Según Nicholas Ebersltadt, del Harvard Center for Population and Development Studies, la población mundial alcanzará su apogeo en 2040, pero, entre 2040 y 2050, la población mundial perderá 85 millones de personas; a partir de entonces se reduciría un 25% con cada generación. En cuanto a los países en desarrollo, la tasa total de fertilidad ha caído 0,3 puntos desde principios de los 90, situándose en 3 puntos en 1998, y se reducirán al 1,6 en 2050 •- •-• -••• •••-• | |||||
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