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Di no a la constitución antieuropea, totalitaria y tiránica

La percepción del triunfo de Bush en Alemania

por Marta Salazar Sánchez

Qué han reflejado los media, la opinión publicada, que pretende ser representativa de la opinión pública, y su indisimulada sorpresa ante el resultado de su autoengaño

El triunfo de Bush fue recibido en Alemania con perplejidad y asombro, un asombro que nada tiene que ver con la capacidad de asombro de los anntiguos griegos, sino más bien con la consternación por un hecho que se considera verdaderamente funesto. La reacción es sincera, de eso no cabe duda, los medios se han encargado de convencer a la opinión pública de la maldad intrínseca de Bush, personalización del mal. Se compara al Presidente norteamericano con Hitler, comparación siempre muy eficaz para descalificar de plano al enemigo político. O bien, con Osama Bin Laden, como hizo un conocido periodista (Ulrich Wickert) en la televisión pública (no privada). ¿¡Cómo pudieron equivocarse 59.459.765 votantes!? Son 59.459.765 paranoicos e idiotas, palabras que se ha popularizado durante las últimas semanas, sin duda, traducidas directamente del inglés.

Muchos de los que no se equivocaron y votaron a Kerry preparan sus maletas para venirse a Europa, se dice y se sueña con una inmigración de este tipo que contrarreste la de los indeseados kurdos, después de todo ¡tan fundamentalistas como el mismo Bush! En un país con una tasa de crecimiento negativo, los inmigrantes liberales (bueno, liberales en EEUU, en Europa, son socialdemócratas) y bien preparados debieran ser bien recibidos. Sin duda -se piensa-, son personas que huyen del belicismo republicano, del fundamentalismo religioso norteamericano, una rara y peligrosa mezcla entre catolicismo romano y mentalidad metodista, que se expresa fundamentalmente en los llamados "cristianos vueltos a nacer". Se olvidan que el Santo Padre estuvo desde un principio en contra de la guerra en Irak y que el Vaticano ha "condenado" la doctrina de la guerra preventiva, sólo justificable en unos pocos casos y cuyas condiciones de legitimación son sumamente estrictas.

¿¡Cómo es posible que el pueblo norteamericano rechace -se preguntan- algo tan "natural" como el matrimonio entre homosexuales!? La equivocación de los estadounidenses es la mejor prueba del retroceso en que se encuentran. Y la perplejidad alemana, la mejor prueba del avance del Viejo Continente, que aventaja en quizás cuántos años al Nuevo. Estamos sin duda frente a una nueva expresión de la teoría ilustrada del progreso indefinido. Hay unos países más adelantados que otros, independientemente del grado de adelantos tecnológicos que exhiban. Por lo demás, ¿qué habría sido de los EEUU sin los científicos alemanes? Sin un Wernherr von Braun no habrían podido llegar a la luna, ni conquistar el espacio.

De acuerdo a las encuestas, entre el 80 y el 88% de los alemanes está en contra de Bush y habría votado por Kerry. Sin duda, los medios de comunicación, alineados en contra del Presidente reelecto, han contribuido a ello. La televisión se ha deleitado mostrando los documentales de Michel Moore. Y la prensa escrita ha reproducido abundantemente los comentarios del sociólogo canadiense Richard Sennet, quien considera a Bush y a sus partidarios fascistas. Las despectivas expresiones de Cheney con respecto a Old Europe, refiriéndose sobre todo al eje franco-alemán, tampoco contribuyeron a mejorar las relaciones transatlánticas. Por otra parte, durante la campaña electoral, los partidarios del Presidente tildaban a Kerry de "francés", por su parecido físico con el prototipo del nacional de este país y por su actitud arrogante. Teresa Heinz era para muchos "la típica decandente europea", en palabras de Álvaro Vargas Llosa, una especie de reencarnación de Marlene Dietrich.

Sería injusto, sin embargo, dejar de reconocer que, tanto desde la opinión pública, como desde los medios y la política, sí ha habido voces en apoyo de Bush. La presidenta de la CDU, Angela Merkel ha sido, desde un comienzo y sin reservas, partidaria de alinearse junto a los EEUU y, evitar así dividir a Europa, poniéndose junto a países como Polonia o Hungría. Por su parte, los dos grandes diarios nacionales -FAZ y Die Welt- han constituido una tribuna para los partidarios de ambos candidatos y bastantes editoriales se muestran favorables a Bush. (El Süddeutsche Zeitung, no; pero era de esperarse). Asimismo, decenas de cartas a los diarios muestran que ese 12 ó 20% que no habría votado por Kerry, tal vez es más numeroso de lo que se lee en las estadísticas.<

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Marta Salazar Sánchez

 

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