Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin
Para volver a la Revista Arbil nº 87
Para volver a la tabla de información de contenido del nº 87


Di no a la constitución antieuropea, totalitaria y tiránica

Ramadán en Estambul

por Luis Martínez Viqueira

Una reflexión peripatética sobre la vieja y la nueva Europa, sobre sus raíces y su futuro

Diversas circunstancias profesionales han querido que las primeras dos semanas de noviembre de 2004 las haya pasado en Turquía, un país cuna de civilizaciones e imperios, de contrastes y de sueños, no todos plácidos. Por esas fechas los musulmanes celebraban el Ramadán, su principal mes de sacrificio y a la vez de exaltación de su religiosidad, incluso en un país oficialmente laico como Turquía.

Las actividades llevadas a cabo en Turquía me permitieron visitar Ankara, la capital y Estambul, la antigua capital de los imperios Bizantino y Otomano que es una inmensa, caótica y maravillosa ciudad de cerca de 15 millones de habitantes, el 20 % de la población total de un país en el que sólo hay 29.000 católicos.

El siempre interesante contacto con otro país se acentúa cuando el que se visita pertenece, además, a otra cultura y religión y, más aún, si, como es el caso, ha sido enemiga de España durante siglos[1] .

Un paseo por Estambul, siempre agradable aunque haya que esquivar mercaderes que se dirigen a mi en español (debo tener aspecto de español), me sirvió para reflexionar sobre lo que veía y para comparar el estilo de vida y las costumbres locales con las que me son propias, es decir las de un europeo occidental y cristiano. En definitiva y sin habérmelo planteado hice una reflexión peripatética sobre la vieja y la nueva Europa, sobre sus raíces y su futuro. Como no quiero guardarme para mi esas reflexiones las comparto con ustedes, amigos lectores, a modo de destellos. Observarán que algunas de las conclusiones son, en cierta medida, contradictorias, pero este es el signo de los tiempos que vivimos. Europa vive en la duda y en la contradicción ... o ¿es que es el reflejo de que somos, como decía Braudel, tan sólo una pequeña península de Asia?.

Primer destello: Me cruzo por la calle con una familia turca. Son las 16.30, es decir apenas queda media hora para la ruptura del ayuno, comida que la familia realiza junta. El padre de familia viste chaqueta y corbata, la esposa y dos hijas que rondan los 20 años visten ropas largas de vivos colores y llevan un hijab [2] que cubre su pelo por completo. Al lado va un joven de unos 16 años, viste pantalón vaquero descolorido y roto por algunos sitios, camiseta con letrero en inglés, pendiente en una oreja y su peinado consiste en una hermosa cresta en el centro de su cabellera, que desafía la ley de la gravedad a pesar de su altura gracias a una buena ración de gomina.

¿De qué están hechas las ideas estéticas en Turquía que afectan sólo a los hombres? ¿Es este el reflejo de una larvado "Choque de civilizaciones" incluso en el interior de los países musulmanes, que se hará patente dentro de unos años, o sufren la misma "enfermedad" que el occidente europeo?

Segundo destello: Una niña, de apenas 15 años, me mira fijamente. Estamos a 25ºC en el Palacio Topkapi. Unos ojos de color verde con una intensidad y un brillo especial destacan sobre su vestimenta. Pertenece a una familia chií. Los largos mantos negros que cubren el cuerpo de las mujeres de esa familia desde los pies a la cabeza apenas dejan asomar los ojos, la nariz y la boca. Parecen turistas iraníes. La niña al verse sorprendida aparta, tímida, su mirada.

¿Era esa mirada una llamada de liberación o una muestra del orgullo por ser diferente? ¿era esa mirada de soslayo la única libertad permitida? o, por el contrario se compadecería de mí...

Tercer destello: Por la calle Istiklal[3] , atestada de gente pasean cientos de personas. Me dirijo a la Iglesia de San Antonio para ir a una misa en turco, la única que había esa tarde de sábado, a las 19.00. Me cruzo con una pareja acaramelada, tienen unos veinte años, él viste de forma occidental, ella lleva su hijab y sus largas ropas que cubren hasta sus tobillos, pero lo curioso de esto es que las muestras "físicas" de su cariño son especialmente "llamativas".

Me causa desconcierto el hecho de que el vestir hijab, muestra de respeto hacia las tradiciones religiosas, se haga compatible con determinadas "efusiones" amorosas. ¿es el mismo choque de civilizaciones pero ahora ya interno en una sola persona?

Cuarto destello: Llego a la Iglesia de San Antonio, una bonita iglesia de comienzos del Siglo XX hecha para el culto de los diplomáticos y comerciantes europeos. No parece que haya misa. Veo una luz que proviene de un sótano, bajo las escaleras y al fondo se oyen voces, me acerco y veo alrededor de una mesa con mantel y velas a una cien personas sentadas y a un sacerdote leyendo. Pienso: "esta es la misa en turco" y me quedo de pie al lado de la puerta. Algunas personas me miran. El sacerdote dice algo en turco. Toda la gente me mira y el sacerdote vuelve a hablarme. La situación es cómica, al menos para mi. Un feligrés se me acerca y me acompaña fuera del local y en italiano (debo tener aspecto de italiano) me dice que es una catequesis de la Comunidad Neocatecumenal. Le comento mi propósito y me dice que la misa en turco no se ha celebrado. Se sorprende por que haya oído hablar de Kiko y me invita a su sesión de catequesis en turco. Amablemente declino la invitación.

Estos "Kikos" están en todas partes. Magnífico trabajo. ¡Bien por ellos!. La sensación de catacumba del siglo XXI que ofrece el local me hace pensar que es muy sencillo (?) ser cristiano en la vieja Europa, donde somos (estadísticamente hablando) mayoría. La iglesia del silencio está a doscientos metros de los lugares por donde cientos de turistas españoles, miles de "cristianos" europeos vagan cada día en busca de alfombras y otras mercaderías orientales. Tan cerca y a la vez tan lejos...

Quinto destello: Vuelvo por la calle Istiklal hacia mi hotel en la plaza Taksim. Es difícil andar entre la multitud. La juventud turca y miles de turistas se arremolinan frente a los bares de moda para cenar o tomarse unas copas. Paso al lado de una de las cientos de mezquitas de Estambul y de repente el muecín, llama a la oración. Unos altavoces multiplican el volumen del canto que se extiende por la calle y anula el sonido de la algarabía humana. La gente ni se inmuta y continúa con sus actividades lúdicas. Un par de personas sale de la mezquita.

¿Es la costumbre lo que hace que los musulmanes ni se inmuten o es que el laicismo oficial turco ha inmunizado a la población, preferentemente joven, contra los "efectos" de su religión?

Sexto destello: A la mañana siguiente voy a misa de 10.00 que será, espero, en inglés. La Iglesia de San Antonio muestra más vitalidad que el día anterior. Un par de coches con matrícula de Estambul y otro del cuerpo diplomático alemán están aparcados en el patio frente a la Iglesia. Entro en la Iglesia y comienzo a sorprenderme por lo que veo: un 80 % de los feligreses son asiáticos, filipinos para ser exactos. Se ven algunas familias hindúes unas cuantas decenas de jóvenes negros, seguramente norteamericanos[4] . Como complemento colorista se ven un par de cabezas rubias y una calva, la mía. Comienza la misa, es en inglés. Un coro formado por unas 20 chicas filipinas cantan como ángeles. La liturgia, que no tiene nada de especial, me parece diferente, más cercana, más entrañable. Me siento cómodo, como en mi Parroquia[5] . Al mismo tiempo sé que formo parte de una "minoría étnica provisional", es una sensación extraña para un europeo occidental y cristiano, una lección de humildad. No sé porqué pero esa sensación me reconforta.

¿Dónde están los miles de "rubios" que discutían con los mercaderes la tarde anterior? Me queda el consuelo de saber que gracias a España, ese coro de chicas filipinas están cantando en la Iglesia, en vez de estar tras una celosía en la mezquita de enfrente. Me hace sentirme orgulloso de España y de su historia, a la vez me siento pequeño, minúsculo ante la fe del "tercer mundo". Menos mal que los evangelizados hace 500 años por nosotros nos devuelven la visita para recordarnos quienes somos...

Séptimo destello: Por escrito, en la "hojita" que dan a la entrada, y, después, verbalmente, el sacerdote, han recordado a los feligreses que la Eucaristía es exclusiva para los católicos que no estemos en pecado mortal y que cumplamos los demás requisitos. Me acerco a comulgar. Pienso con cierta superioridad de "europeo blanco": "creo que esas recomendaciones sobran, ¿quién va a venir a comulgar sin saber a qué viene?". Cuando sólo quedan dos o tres personas para llegar al lado del sacerdote, se me acerca un monaguillo, un joven de raza negra de unos 25 años y me dice algo en turco (debo tener aspecto de turco). Le contesto en inglés que no le entiendo y en perfecto inglés me pregunta que si soy cristiano. Nueva lección de humildad. Le contesto que soy español y católico, no sé si le convencí pero me dejó pasar y comulgué.

¿Qué nos hace pensar a los orgullosos europeos que eso de ser cristiano es cuestión de rubios blancos? Debemos prepararnos para encajar las lecciones de la Historia que estamos haciendo y ser conscientes de que los europeos seremos una minoría y al paso que vamos, los cristianos europeos, una rareza antropológica.

Octavo destello: Salí de la iglesia en un estado cuasi beatífico. Parecía flotar. Pensaba en las experiencias que acababa de vivir en las últimas horas y me sentía muy bien. Ya lo creo. Caminaba, seguramente con una gran sonrisa en la cara, de nuevo hacia mi hotel y como de reojo miraba los escaparates de las tiendas de la calle Istiklal. Al final, casi ya en la plaza Taksim, vi un bar moderno y de aspecto no muy limpio, que estaba aún cerrado. Se llamaba "Cafe Patera".

Una broma del destino, pensé. Sin comentarios.

Noveno destello: De regreso a Ankara salí con unos compañeros a dar un paseo y en una librería, vimos que vendían felicitaciones de Navidad. Me sorprendí. Le pregunté a un compañero tunecino (árabe y musulmán que respeta de forma escrupulosa el ayuno del Ramadán) si en su país es normal mandar felicitaciones de Navidad por esas fechas. Me mira con extrañeza y me dice que claro que si...

¿Es esto parte de la globalización? ¿es un forma de colonialismo cultural o qué es realmente "esto"?

Reflexión final: Al final la confusión tras un fin de semana en Estambul es total. Uno no sabe si su aspecto es de italiano, de turco o de español. Y esto, que puede parecer sólo una broma estética, tiene su enjundia.

Los nueve destellos, que sumados no nos hacen caer del caballo como a San Pablo, pero sí que nos hacen pensar, siempre que uno se atreva a relacionarlos o incluso a sumar la reflexiones que surgen. De esta suma de reflexiones salen cosas interesantes que comento a continuación:

* Estambul, punto final de miles de europeos que durante siglos han comerciado con Oriente, se presenta como antesala de una Nueva Europa y se muestra igual de inconformista y rebelde que sus vecinos de la Vieja Europa del Oeste en cuanto al respeto a sus raíces y tradiciones. Pero esta rebeldía, ¿es sólo una postura estética o es el reflejo de una auténtica destrucción de ambas raíces, europeas y turcas, que creíamos sólidas? o ¿acaso esta destrucción es una nueva y sibilina forma de equiparación de civilizaciones, con fines comerciales y/o culturales, que afecta por igual al Islam laico turco y a la cristiana Europa post-laica?

* ¿Ha dejado Europa de ser cristiana y ha pasado a ser un "totum revolutum" similar a eso que llaman el "melting pot" americano donde se funden culturas, religiones y razas para formar una sociedad nueva y a la vez genuina? o, por el contrario, Europa ha perdido su norte y sólo sabe donde está su Sur, en el que las circunstancias le obligan a poner una muralla. ¿Se mantiene acaso ese sustrato unificador que no es otra cosa que el Cristianismo, o por el contrario la "revolución laica" nos amordaza mediante "habilidosos tratamientos informativos" para hacernos creer que progresamos hacia la "modernidad"?

* Al final de cuentas llego a la conclusión de que las verdaderas raíces de Europa se encuentran actualmente en Sudamérica, Filipinas, Estados Unidos y en todos aquellos lugares en los que los europeos de hace varios siglos implantaron un esqueje de la Cristiandad y que, sociológicamente hablando, es más Europa Manila que Marsella, Ciudad del Cabo que Amsterdam o Río de Janeiro que Barcelona. Lo que nos lleva a la relativización de la geografía. Como dice Julián Marías, en su "España Inteligible", los noruegos son europeos por que no han podido ser otra cosa. Los españoles, en cambio, somos europeos porque con el esfuerzo de 800 años lo hicimos posible. Don Julián escribió esto hace años, en otras circunstancias y reflexionando sobre la Historia de España, no sobre su Geografía, disciplina esta que no define ni estudia las "civilizaciones", sea eso lo que fuere.

* La confusión se ha apoderado de nosotros de tal forma que el "mal francés", que en el siglo XX y más en el XXI es el fundamentalismo laicista, marca la pauta. Asistimos al rodaje de una película de acción-reacción. Su título: "Unión Europea"... suena bien, es "comercial". Quizás tan sólo unos cuantos burócratas "enistas"[6] son los que conocen el final de esta película en la que los ciudadanos de a pie no somos más que "extras" sin remuneración. El guión del último capítulo se llama Constitución Europea.

* Puestos a elegir prefiero la "Europa de los mercaderes", con normas exclusivamente económicas o comerciales o la "Europa de las Patrias" con normas políticas limitadas que respeten las raíces de cada país. No creo en una futura y "teórica" Unión política a la que nos lleva esta Constitución, mezcla de normas parciales que apenas dibujan un futuro claro, para, finalmente ponernos en manos de terceros que, con un "guión secreto", dibujen nuestro futuro de pueblo anodino y anestesiado, privado de "bases sólidas".

* En definitiva, un paseo por Estambul me ha servido, entre otras cosas, para saber lo que quiero y espero de Europa. Quizás el destino final sea ahora menos importante, porque estamos hablando del muy largo plazo, pero lo importante es saber qué camino vamos a emprender. No todos los caminos se pueden recorrer con tranquilidad aunque vayan, en principio, en la misma dirección ya que algunos tienen recovecos peligrosos o cruces mal señalizados que nos pueden confundir. Cuando llegué a la Plaza Taksim, en ese extremo oriental del continente europeo, a 500 metros de Asia, con el Bósforo por medio, decidí que a esta Constitución Europea que nos ofrecen ahora diré NO.

•- •-• -••• •••-•
Luis Martínez Viqueira


[1] Es curioso ver como en los museos de Turquía, un país orgulloso de su pasado y ultranacionalista, se evita cualquier pasaje de su historia que no haya sido beneficioso. Así en ningún museo se encuentra mención a la derrota tras el asedio de Viena o a la batalla de Lepanto. Sin embargo muestran fotos de niños turcos asesinados por los armenios ... ¡en 1918!, es decir tres años después del genocidio en el que las tropas turcas asesinaran a más de un millón de cristianos armenios.

[2] El hijab es el pañuelo que llevan las mujeres musulmanas. A veces se le llama velo, confundiendo de esta forma con otras ropas mucho más estrictas que cubren toda la cara de la mujer, como es el caso extremo de la burka afgana.

[3] La calle Istiklal es una calle peatonal de Estambul por la que circula un viejo tranvía y en la que se sitúan las antiguas embajadas europeas de final del siglo XIX. La noche más animada de Estambul se vive en esta calle.

[4] Me niego a emplear esa expresión tan correcta políticamente de "afroamericanos".

[5] Actualmente la de Nª. Sª. de la Visitación de la Rozas de Madrid.

[6] Los enistas son los alumnos de la de "Escuela nacional de la Administración" donde se forman los altos cargos de la burocracia francesa. Chirac, Jospin o Giscard D´Estaing son sólo tres conocidos ejemplos de estas elites francesas formadas en la ENA

 

Para volver a la Revista Arbil nº 87
Para volver a la tabla de información de contenido del nº 87

La página arbil.org quiere ser un instrumento para el servicio de la dignidad del hombre fruto de su transcendencia y filiación divina

"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil

El contenido de estos artículos no necesariamente coincide siempre con la línea editorial de la publicación y las posiciones del Foro ARBIL

La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición del público siempre bajo los criterios de buena fe, gratuidad y citando su origen.

Foro Arbil

Inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones. N.I.F. G-47042924
Apdo.de Correos 990
50080 Zaragoza (España)

ISSN: 1697-1388


ex