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por Maite Ripoll Hay enseñanzas que no se olvidan nunca, definiciones sencillas , contundentes, como focos de luz que guían nuestro caminar. Pienso ahora en la definición de la virtud de la justicia que aprendí de muy joven: « dar a cada uno lo suyo » : una evidencia que se impone a nuestra inteligencia y a nuestro corazón como se imponen las raices cristianas de Europa materializadas en multitud de expresiones del arte y de la fe : objetos, pinturas, edificios... | |||||
| Pasear por Bélgica, mi país de adopción, es encontrarse continuamente con estas expresiones : catedrales bellísimas, que Jacques Brel quiso definir, cantando, como nuestras únicas montañas, centenares de obras de arte y esculturas en las fachadas de las casas... En el centro de Bruselas, en la histórica plaza del Sablón que tanto recuerda a la Reina Isabel Clara Eugenia, aparecen cada sábado unos tenderetes llenos de colorido donde los anticuarios exponen sus objetos a la venta. En octubre, coincidiendo con la proclamación del año Eucarístico, encontré entre estos objetos una magnífica custodia. Es del siglo XIX, de plata y oro, con esmaltes dolor azul lapizlázuli , piedras finas, flores y racimos de uvas esculpidos con gracia y arte, formando un conjunto bellísimo. Poco se sabe de su origen si no que fué realizada en París ; lo que sí sabemos es con qué fin el arista realizó esta obra de arte... en ningún caso para adornar un cuarto de estar o una colección privada... Querría poner en práctica este « dar a cada uno lo suyo » y recuperarla para el culto . Oigo en mi interior, como una invitación, unas palabras dichas hace 20 siglos : « dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios » pero lo que vale.. cuesta. Si ustedes quieren colaborar , adoraremos de nuevo a Dios en esta maravilla del arte sacro, como deseaba el orfebre parisino y como nos ha pedido Juan Pablo II recientemente en la conclusión de su carta apostólica « Mane nobiscum Domine », escrita con ocasión del año Eucarístico : « considero como una gran gracia (...) el poder invitar ahora a toda la Iglesia a contemplar , alabar y adorar de manera especial este inefable sacramento ». Por mi parte , me comprometo a utilizar sus donativos sólo para este fin : la compra y restauración de esta custodia y de otros objetos de culto para ponerlos al servicio del fin para el que fueron creados ; una pequeña gota en el océano de la recristianización de nuestro viejo continente. •- •-• -••• •••-• | |||||
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