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Feliz Navidad, es decir encarnación del Verbo para, hecho Hombre, salvar a la Humanidad
Nuevo orden mundial, seguridad demográfica y abortos
por
Alejo Fernández Pérez
La ideología en cuestión que ahora se pretende imponer es la ideología de la "seguridad demográfica". Según palabras de Marx, la ideología presenta siempre una imagen invertida de la realidad y procede siempre de una falsa conciencia. La ideología esconde siempre los intereses de sus autores. Por otro lado, esta ideología tiene por función seducir a los que se invitan -o fuerzan- a adoptarla. Las mujeres que se hace abortar y los pobres a los que se esteriliza son `programados' para que hagan suyo el punto de vista que sobre ellos tienen los que desean su alienación.
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¿Cúales son las organizaciones internacionales más
influyentes a nivel mundial?. Entre otras podemos anotar: The
Trillateral Comission; The Council of Foreign Relations (ambas con
sede en la ciudad de New York); y las sociedades secretas: 'The
Skulls and Bones Society' e 'Illuminaty' (la primera con sede en la
Universidad de Yale, y la segunda esparcida por todo el globo
terraqueo). Además, el Club de Roma, el Banco Mundial y, desde pocos
años, "El Nuevo Orden Mundial" o "New Age".
La ambición de
controlar la vida humana desde su concepción a la muerte es la
máxima expresión del marxismo-comunismo, de los fascismos, de los
imperialismos antiguos y del actualmente llamado "IMPERIALISMO
INTEGRAL" . En todos ellos Dios es condenado a muerte para ser
sustituído por otros dioses : el César, el emperador, Hitler, Mao
Tse Tung, Stalin, el dinero, el placer, las drogas,... Para analizar
la génesis de este imperialismo que está naciendo ante nuestros
ojos, se ha elaborado la "ideología de la seguridad nacional".
Tras la guerra fría entre los dos bloques: Este-Oeste, o
comunismo-democracias entran en juego otros dos bloques: Norte-Sur.
La crisis petrolífera de 1973 juega el papel de un catalizador: si
los países productores de petróleo pueden organizarse y amenazar las
bases de la economía de los países industrializados, ¿qué ocurrirá
si los países pobres productores de materias primas deciden ponerse
de acuerdo e imponer sus condiciones a los países ricos? Se impone
planificar la defensa a nivel mundial
Desde esta perspectiva,
David Rockefeller, respondiendo a una sugerencia explícita de
Brzezinski, organiza la "Comisión Trilateral": los EE.UU., Europa
occidental y el Japón todos los países ricos deben ponerse de
acuerdo frente al Tercer mundo,
Las empresas multinacionales
aparecen aquí como un mecanismo esencial del sistema global de la
dominación; llevan a cabo una industrialización que al mismo tiempo
se encargan de limitar. Gracias a los centros de decisión en la
metrópolis, hacen posible el control de los costos de mano de obra.
Mantienen un chantaje basado en la amenaza del traslado de fábricas,
y velan sobre sus mercados, protegen, en caso necesario, sus
oligopolios, y vigilan y, en ocasiones, frenan el desarrollo
económico de las naciones satélites. Sus beneficios también son
innegables, todo el mundo las quiere.
Por su parte, la
investigación científica deberá intensificarse y concertarse para
garantizar el mantenimiento de un avance constante y decisivo con
respecto a los países menos desarrollados. Y así, la justificación
teórica del "crecimiento cero" vio la luz en 1972 en el Informe
'Meadows', y ha sido difundida por el Club de Roma, y foros
empresariales generosamente financiados por el grupo Rockefeller.
Los países comunistas tampoco deberían quedar al margen de
este proyecto de seguridad global. China merece una atención
excepcional. Está probado que la despiadada política demográfica
llevada a cabo en China popular ha sido apoyada e incluso estimulada
por algunos círculos norteamericanos y occidentales inquietos por la
aparición de un nuevo "peligro amarillo".
Los países del
Tercer mundo deberán, pues, aceptar un programa "global". Tendrán
que admitir que su desarrollo habrá de hacerse bajo control; En
cualquier caso, habrá que impedir que se organicen para esquivar la
vigilancia de las naciones poderosas.
Se pondrá de relieve
la escasez de materias primas y la fragilidad del medio ambiente.
Estos datos serán presentados como necesidades determinadas por la
naturaleza, y el volumen de la población habrá de calcularse
necesariamente de acuerdo con estos datos.
Esta minoría
estará constituida por "personas con recursos" de todos los países,
que se sentirán halagadas al ser admitidas en grupos "informales",
más o menos conocidos (como el grupo de Bilderberg, la Comisión
Trilateral o el Club de Roma) u otros menos fácilmente
identificables. Se arrogará la misión de regentar el mundo y tendrá
bajo control a todo un cuerpo internacional de intelectuales. En
cuanto una "élite" acepta su propia "colonización ideológica", esta
misma "élite" se separa del pueblo y pasa a ser capaz de todas las
abdicaciones. A partir de entonces, puede ser utilizada como
repetidor de un centro de poder de un tipo totalmente nuevo. El
imperio que está construyéndose es un imperio de clase que emana del
consenso establecido, por encima de las fronteras, por la
internacional de la riqueza.
Nadie sabe quién decide ni
quién es responsable. Todo es anónimo, impersonal y secreto. El
productor del mensaje ideológico está oculto. No cabe, pues, someter
el discurso al juicio personal: está listo para el consumo: frío,
objetivo e imperativo. El productor de ideología debe, pues, guardar
el secreto: estará donde quiera, pero inaprensible.
¿Qué
nuevos territorios quedan todavía por conquistar? Las nuevas
fronteras del imperialismo ya no son físicas; coinciden con las de
la humanidad entera. Lo que hay que hacer emerger es un hombre
nuevo, completamente purgado de sus creencias pasadas, de su moral
sexual, familiar, social, de su creencia en el valor personal de
cada hombre y de su creencia en Dios, sobre todo en un Dios que se
revela en la historia con el fin de asociar al hombre a su designio
de creación, de salvación y de amor.
La ideología en
cuestión es la ideología de la seguridad demográfica. Según palabras
de Marx, la ideología presenta siempre una imagen invertida de la
realidad y procede siempre de una falsa conciencia. La ideología
esconde siempre los intereses de sus autores. Por otro lado, esta
ideología tiene por función seducir a los que se invitan -o fuerzan-
a adoptarla. Las mujeres que se hace abortar y los pobres a los que
se esteriliza son `programados' para que hagan suyo el punto de
vista que sobre ellos tienen los que desean su alienación.
Pero esto no es todo. La perversión esencial de esta
ideología es que procede por antífrasis: al mal le llama bien. Se
niega la ley moral; la conciencia individual sólo puede referirse a
sí misma o, más exactamente, a los intérpretes autorizados de la
trascendencia social que le dicen lo que puede desear o debe querer.
Esta ideología sirve de fundamento a las instituciones políticas y
jurídicas que le sirven.
Empieza afirmándose como principio
el acontecimiento liberador de la muerte de Dios. Este principio es
'liberador' se nos dice, porque Dios impide la autonomía del hombre
y su felicidad. Así pues, Dios debe morir, e incluso hay que
ayudarle a morir, para que el hombre pueda vivir y tomar por fin su
destino entre sus solas manos. Cumplida esta condición, la nueva
humanidad puede nacer, y de este parto deben ocuparse los iniciados.
En este nacimiento, el papel de algunos médicos 'ilustrados'
será determinante y, al mismo tiempo, contradictorio. A ellos
corresponderá el denunciar las 'creencias pasadas',
'pre-científicas', así como los 'tabús' que acompañan a dichas
creencias. Están llamados a ejercer una nueva medicina que consiste
en administrar la vida humana como se administra una materia prima;
en constituir una nueva moral basada sobre el nuevo sentido de la
vida; en penetrar en la política con el fin de engendrar una
sociedad nueva; en derruir la concepción tradicional de la familia
separando el amor del sexo; en prescribir cuando una persona debe
vivir o morir; en proceder, con ello, a una selección rigurosa de
los que serán autorizados a transmitir la vida: temas todos ellos
que han sido dolorosamente experimentados con nefastos resultados en
la historia, incluso reciente, pero que aquí se reactivan con
energía y se integran en un cuadro lúgubre y mortífero.
La
ideología imperialista tiene una función utilitaria. Ignora toda
posible búsqueda filosófica y teológica de la verdad del hombre, la
sociedad y el mundo. La idea de Dios como creador es inútil
considerarla siquiera. La sociedad se declara trascendente: una
nueva religión civil ha nacido, un nuevo ateísmo político, un nuevo
reino, cuyas divinidades paganas llevan por nombre poder, eficacia,
riqueza, posesión y saber. Los que son ricos, sabios y poderosos
demuestran, gracias a su triunfo sobre los débiles, que están
justificados para ejercer un papel mesiánico. En ellos se encuentra
en efecto, tanto la medida de sí mismos como la de los demás.
Esta ideología mesiánica y herméticamente laica, así como la
moral del amo que le es inherente, exige que sus autores reprogramen
a los demás hombres. Hay que programarlos física y psicológicamente;
hay que planificar su producción y su educación; para ello, habrá
que utilizar el hedonismo latente, y contar con la búsqueda del
placer. Este discurso ideológico tiene la virtud de eliminar el
sentido de la responsabilidad y la capacidad de acción en las
personas, ejerce además la misma influencia en el plano de la
sociedad¡ Qué bien colaboran en esta misión la TV, la prensa del
corazón, la permisivad a todos los niveles, y la implantación
política de una enseñanzas miserables! Y todo en nombre de la
libertad y la igualdad. Para el Tercer Mundo, en particular, estas
ideas son totalmente desastrosas. Consisten en hacer creer que la
pobreza es natural, y que es una fatalidad estrictamente ligada a un
exceso de crecimiento demográfico.
La utilidad es el
criterio único que debe tenerse en cuenta a la hora de admitir la
entrada de un ser humano a la existencia. ¿Produce o consume bienes?
¿Produce beneficios o placer? Si las respuestas son negativas, el
nuevo ser es nocivo: es un enemigo. Y como nada garantiza siquiera
que, de ser útil lo seguirá siendo siempre, el ser humano constituye
así una amenaza permanente para la seguridad de sus semejantes.
Lógicamente, la ideología de la seguridad demográfica tiene
por fundamento y término único a la muerte. La ejecución del niño
antes de nacer camufla la violencia de nuestra sociedad, tanto más
cuanto que la materialidad de esta ejecución se realiza de manera
furtiva. La aceptación social del aborto se ha extendido de manera
aterradora, constituye el máximo desprecio de la vida humana, y a la
vez la negación de la condición personal.
El niño muerto en
el seno de su madre no es sacrificado: no se le hace sagrado para
proteger la cohesión de la comunidad humana. Es ejecutado sin que la
violencia sea expulsada de la sociedad humana. Pues para una
sociedad totalmente laica nada es sagrado, incluida la vida. El
sufrimiento y la muerte constituyen, carecen de sentido y justifican
la rebelión contra el Dios Padre. Por lo tanto, el niño al que se
mata significa la destrucción del Padre. Su ejecución no conjura la
violencia; anuncia al contrario mucha más violencia. Y lo que es más
grave, una de las funciones de la ideología es la de disimular esa
violencia ilimitada sustrayéndola al control de la razón.
Así pues, la legalización del aborto señala la inminencia
del retorno de un delirio irracional, disimulado bajo el camuflaje
engañoso de una ideología de autoprotección.
En este
Imperialismo integral sin fronteras y sin jefes visibles la
revolución parece imposible, pues el príncipe de este mundo - el
diablo- se cuida bien de no desvelar su rostro (cfr. Juan y, 44). La
más importante victoria del demonio es hacer creer que no existe;
así nadie le combatirá.
Políticos y lobbies influyentes
tienen cogidos a los medios de comunicación por la "cartera" Salvo
raras excepciones, dichos medios carecen de libertad para informar
libremente. Cumplen una función de ocultación indispensable. La
información ha de ser tratada según los intereses de los que la
producen y según los gustos de los que la consumen. La colonización
de la opinión debe tener efectos tranquilizadores en los unos y
angustiantes en los otros.
Los proyectos de la legalización
del aborto no son, en suma, como hemos visto, más que la parte
visible de un iceberg que oculta grandes peligros para nuestra
humanidad.
En este contexto los actuales "progresistas"
podrían ser simplemente unas marionetas , manejadas por capitalistas
y al servicio de los intereses de estos. Para buena parte de ellos
la progresía consiste en negaciones: a) Destruir a los EE.UU. si
caen, caerá Europa y con ella toda la civilización judeo cristina y
liberal, empresa más que difícil b) Un no visceral al catolicismo,
cuya doctrina se opone frontalmente a sus desaforadas pretensiones
c) Ataques a la familia, matrimonio y enseñanza tradicional; para
ello promueven y favorecen las relaciones sexuales entre los
jóvenes, legalizan los abortos; legalizan, contra natura, las
relaciones entre homosexuales, legalizan la adopción de menores por
parejas de homosexuales, cuando ni las parejas normales pueden
doptarlos por falta de niños, teniendo que ir a China a por ellos.
La educación que preconizan ha dado resultados catastróficos.
Solapadamente van eliminnando la educación religiosa. Son tan
virtuosos en destruir lo que tocan como incapaces de sustituir lo
que tenemos por algo mejor . No se dan cuenta que le están haciendo
el juego sucio a los capitalistas. Muchos, ni siquiera se han
enterado de que el muro de Berlín cayó hace tiempo, dejando al
descubierto un mundo de muerte - más de cien millones de asesinados-
, terror y miseria , resultado de una dictadura más nefasta que la
capitalista.
Estas notas, muy extractadas, recogidas de
diferentes fuentes tendrán su parte de verdad, otra parte que nos
ocultan o se soslayan, y su parte de farol e incluso de tontería. De
lo que no hay duda es de que algo que nos afecta se está moviendo de
forma oscura. Como personalmente no creo mucho en la capacidad
mental ni organizativa del género humano, no me queda más remedio
que admitir la existencia de fuerzas exteriores bienhechoras o
malignas, que actúan a nivel mundial. Millones de personas de todas
las religiones también lo creen. En el Apocalipsis se encuentran ya
reflejadas estas luchas; y en los Evangelios, manual de vida de
todos los hombres y todos los tiempos, se encuentran las soluciones.
Cuando el hombre elimina a Dios de su vida - normalmete a causa de
su forma de vivir- , todas las monstruosidades son posibles. Como no
pueden prescindir de él , lo sustituyen con ídolos modernos: poder,
dinero, sexo, drogas, juego , un cantante o actriz, fama, sectas
infinitas, e incluso creencias como que un gato negro trae mala
suerte. Los que "dicen" no creer en Dios ni en el diablo terminan
ridiculamente creyendo en cualquier cosa.
Desgraciadamente,
los peligros que se ciernen hoy sobre la humanidad son los mismos
que, de una u otra forma , han padecido todas las generaciones desde
hace más de dos mil años. La forma de superarlos también es
conocida: Cristo. Sólo que su "ideología" no es apta más que para
hombres y mujeres fuertes y limpias de corazón. ·- ·-· -···
···-·
Alejo Fernández Pérez
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