El primer ministro británico ha anunciado, durante el último trimestre, una
serie de medidas de seguridad, que le ponen al frente de los países
europeos en cuanto a la lucha antiterrorista contra el islamismo radical.
La última, recientemente aprobada por sólo 38 votos en la Cámara de los
Comunes británica, se tipifica como delito la glorificación del terrorismo.
"Se han aprovechado de la hospitalidad británica y la gente tiene que saber
que las reglas del juego han cambiado, cualquier ciudadano extranjero que
fomente el odio y la violencia debe salir del país", comentó Blair en
relación a su decisión de dar más facultades al Ministerio del Interior para
que se pueda deportar del Reino Unido de manera rápida a aquellos que
fomenten o justifican el terrorismo. En lo que los analistas consideran el
inicio de una nueva fase en las leyes de seguridad británicas, Blair ha
indicado que está dispuesto a modificar la legislación de derechos humanos
para hacer más expeditas las deportaciones. Al respecto indicó que se
realizan contactos con diez países musulmanes para que se comprometan a que
los expulsados no sean sometidos a tratos degradantes y torturas, ya que en
el pasado ese ha sido uno de los obstáculos legales para las deportaciones.
Blair ha asegurado haber discutido las medidas con la comunidad musulmana y
contar con ella como un socio. Tony Blair no tiene duda al afirmar
textualmente que " las ciscunstancias de nuestra seguridad nacional,
evidentemente, han cambiado , y creemos haber conseguido la palabra de los
países donde van a ser deportados varios presuntos terroristas que no serán
sometidos a torturas. Por ejemplo, ya hemos cerrado un acuerdo de
intenciones, entre otros, con Jordania".
A partir de ahora, para obtener la ciudadanía británica, será necesario
acudir a una ceremonia de juramento así como tener un buen nivel de inglés.
Igualmente se ha establecido un protocolo de actuación con la comunidad
musulmana para encauzar de la mejor forma posible la integración de los
musulmanes en la sociedad británica y que no afecte a sus costumbres,
cultura y religión.
Mientras tanto, Blair ha tenido tiempo de matizar algunas de sus decisiones
al comentar que "el extremismo no representa realmente al Islam. Sabemos que
los Musulmanes británicos, en general, aborrecen de las acciones de los
extremistas, y valoramos la contribución a nuestro país de los Musulmanes y
nos congratulamos. Damos la bienvenida a todos aquellos que visitan nuestro
país en paz y que saben que este país respeta el derecho y la tolerancia
como garantía de libertad y progreso para las personas de cualquier credo.
Pero venir al Reino Unido no es un derecho, y quedarse aquí conlleva unas
obligaciones. Esas obligaciones consisten en compartir y apoyar los valores
que sostienen el modo de vida inglés. Aquellos que rompen esta norma e
infunden odio y violencia contra nuestro país y sus gentes no tienen hueco
entre nosotros". Durante los últimos meses, como parte de las medidas que
se adoptaron, el Gobierno prohibió a dos grupos islamistas radicales que
operan en el país. El primero, Hizo ut-Tahrir, es una organización cuyo
objetivo pretende ser la creación de un califato islámico en Oriente
Próximo, pero que insiste en que no apoya la política del terror. El segundo
grupo es el supuesto sucesor de Al-Muhajiroun, la organización que celebró
los ataques del 11-S en EE UU pero que se cree ha sido desmantelada.
A este respecto, en la Cumbre Internacional sobre Democracia, Terrorismo y
Seguridad celebrada en Madrid en 2005, Jorge Dezcallar, Embajador de España
ante la Santa Sede, citó el comentario de Tony Blair de que "la mayor
expresión de la libertad es saber que uno no será destrozado por una bomba".
Y lo cierto es que más ataques terroristas "llevarán a las personas a
aceptar más límites a sus libertades personales para preservar la libertad y
la seguridad", afirmó. El ex director del Centro Nacional de Inteligencia
(CNI), también se mostró partidario de preservar la independencia de los
tribunales y afirmó: "Hay mucho margen para combatir al terrorismo dentro de
la ley". Dezcallar afirmó que existe un consenso generalizado: "Todos
queremos libertad con seguridad". El embajador español se preguntó entonces
dónde poner el límite. "Hasta ahora los derechos individuales han primado
sobre la seguridad". Los atentados de Nueva York cambiaron la percepción de
las sociedades occidentales acerca del terrorismo: "Ahora nos sentimos
vulnerables", dijo Dezcallar, quien apostó por la ley como el mejor
instrumento para luchar contra los terroristas. Ley que debe respetar los
derechos humanos y los derechos individuales, con "medidas bien definidas y
sometidas al control del poder judicial". El diplomático español terminó su
intervención apelando a la educación, a la cooperación y a la integración
como los valores fundamentales del individuo y de las sociedades para
mantenerse vivas frente a la amenaza. Precisamente en el debate participado
por Dezcallar se planteaba la siguiente cuestión: ¿Cuál es el poder de la
democracia frente a la amenaza del terrorismo? ¿Es posible alcanzar un
equilibrio entre seguridad y libertad en la lucha contra los violentos?
¿Sigue siendo válido el modelo del Estado de Derecho para combatir con
eficacia a los que matan indiscriminadamente? ¿Están en retroceso los
derechos humanos ante el empuje de la violencia? Estas fueron las
principales cuestiones que abordaron los participantes en el panel sobre
libertad, seguridad y derechos civiles que estuvo moderado por Celso Lafer,
prestigioso profesor de Derecho y ex ministro de relaciones exteriores de
Brasil.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos del primer ministro británico, el
gobierno laborista sufrió una importante derrota parlamentaria, cuando
Westminster rechazó por 322 votos contra 291 una enmienda de seguridad que
incluía la polémica medida de encarcelar sospechosos sin cargo durante 90
días, frente a 14 días que establece actualmente la ley. La diferencia de 31
votos en favor de la negativa cobra aún más valor si tenemos en cuenta que
el laborismo tiene una mayoría de 66 escaños en el Parlament. Algo logico de
entender si tenemos en cuenta reacciones como las del propio alcalde de
Londres, el laborista Ken Livingstone, que criticó algunas de las medidas y
dijo que, de haberse aplicado hace veinte años, el líder de la independencia
sudafricana Nelson Mandela habría visto denegada su entrada en el Reino
Unido.
Igualmente dirigentes musulmanes han expresado sus reparos a estas medidas,
que según ellos, podrían lanzar sobre todo a los jóvenes musulmanes a los
brazos de los radicales. Incluso uno de los principales líderes religiosos
de Birmingham, Mohamed Naseem, comparó las propuestas de Blair con "la
demonización que Adolf Hitler hizo de los judíos".
El Consejo Islámico de Gran Bretaña expresó su temor sobre que las
propuestas entrañen la prohibición de cualquier manifestación de apoyo a
personas que viven bajo una ocupación brutal, en alusión a Palestina. Ante
esta situación y la presión ejercida por estos líderes de opinión, no es de
extrañar que el parlamento británico no aprobara todas las medidas urgentes
solicitadas por el jefe de gobierno Tony Blair, líder indiscutible europeo
con respecto a la lucha antiterrorista, quién llegó a comentar algo, con
respecto al Reino Unido y sus propuestas, que Occidente no puede olvidar
jamas: "No vivimos en un Estado policial, sino en un país que enfrenta la
amenaza real y seria del terrorismo". ·- ·-· -···
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Santiago Velo de Antelo
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