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Disposición de la Jefatura del Estado por la que se liberan a todos los etarras con delitos de sangre
[ BOE: 248 de 17/10/1977, páginas 22765 y 22766]
Orígenes del yihadismo marroquí y su proyección en Europa. Conferencia en Zaragoza organizada por ACdP y Foro Arbil
por
Fernando José Vaquero Oroquieta
El viernes 10 de marzo de 2006, se desarrolló, en los locales de Acción Social Católica de Zaragoza, una charla-debate a cargo de D. José Basaburua, escritor y Licenciado en Derecho y miembro de Foro Arbil. La presentación correspondió a D. Patricio Borobio, Consejero Nacional de la Asociación Católica de Propagandistas. Resumimos, a continuación, los contenidos más significativos del acto.
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1.- Introducción.
El
ponente partió de desmitificar a un supuesto “islam tolerante y abierto” que
caracterizaría a Marruecos; tópico alimentado por la atracción que experimentan
muchos occidentales por las cofradías sufíes, tan admiradas por la decadente New
Age occidental, muy presentes allí, y por el papel conciliador jugado por
el monarca, Comendador de los Creyentes.
El sufismo, de tanta
influencia en el islam popular marroquí, no es una tendencia política.
Espiritualista y tradicional, propone al musulmán una experiencia personal
religiosa; llegándose, incluso, a un discutido misticismo sufí. Sus posturas
políticas, cuando las tienen, son generalmente conservadoras, pero sin
propugnar alternativas concretas. En época colonial, muchos sufíes encabezaron
la resistencia frente a las respectivas potencias europeas. Marruecos fue un
claro ejemplo de ello.
Hassan
II jugó inteligentemente muchas y diversas bazas políticas a lo largo de su
reinado. Así, por ejemplo, en el plano interno potenció la presencia de grupos
islamistas en las universidades al objeto de frenar a los entonces pujantes
grupos de la extrema izquierda marxista-leninista; hoy prácticamente
desaparecidos por completo. Por otra parte, trató de dividir al islam marroquí
importando, especialmente desde la irrupción del rebelde Abdessalam Yassine,
docentes extranjeros de religión islámica. De esta manera, el islam nacional
sería contrarrestado por otras escuelas islámicas, lo que, en última instancia,
reforzaría la carga de legitimidad religiosa del monarca.
Apenas
hay cristianos en Marruecos, las conversiones al cristianismo se realizan en
Francia. Y la legislación marroquí sigue persiguiendo mediante duras penas de
prisión de hasta 30 años para la apostasía (supuesto de musulmán que se
convierte a otro credo).
Durante
décadas se había considerado a nuestro vecino del sur, Marruecos, como un
territorio inmune al yihadismo terrorista que eclosionaba en otros espacios
geográficos musulmanes y, también, fuera del mismo.
Los
atentados de Casablanca del 16 de mayo de
2003 (14 terroristas suicidas provocan la muerte de 45 personas y heridas en
más de 60 en diversos atentados) y del 11-M
de 2004, en España, nos despertaron abruptamente del sueño: la mayoría de sus
autores eran marroquíes de procedencia social y de formación profesional e
intelectual muy dispares.
2.-
La reislamización marroquí.
En el
proceso de islamización creciente de la sociedad marroquí deben destacarse las
siguientes circunstancias.
2.1.El
antecedente más relevante del actual islamismo político lo encontramos en la
formación fundada en 1969, entre otros, por Abdelkrim Mouti: Chabiba
Islamiya (Juventud Islámica), cuya principal finalidad era la de
contrarrestar a la extrema izquierda. Se fragmentó posteriormente en varios
grupos, alguno de los cuales practicó el terrorismo. Los más moderados
confluyeron en 1997, con otras formaciones, en el emergente Partido de la
Justicia y el Desarrollo (PJD), fundado inicialmente por un antiguo hombre del
régimen, Adbelkrim El Khatib.
2.2.El movimiento
islamista Al Adl Wal Ihssane (Justicia y Espiritualidad) fue fundado en
1987 por Abdessalam Yassine, habiendo permanecido encarcelado o en arresto
domiciliario durante casi tres décadas; si bien inició sus actividades públicas
ya en 1973. Su hija, Nadia Yassine, es el rostro amable del movimiento,
prodigando entrevistas a medios de comunicación de todo el mundo, en las que
expone sin tapujos sus pretensiones: islamización de la sociedad, modernización
y justicia social, eliminación del papel religioso del monarca, etc. Aunque
ilegal, disfruta de bastante tolerancia, controlando según expertos, varios
cientos de asociaciones sociales de todo tipo. No se trata de un movimiento
propiamente político, empeñándose ante todo en labores sociales de islamización
de la sociedad mediante su presencia en mezquitas, dispensarios, obras
caritativas, asociaciones universitarias, etc. Afirman rechazar cualquier tipo
de terrorismo, asegurando que los yihadistas no son buenos musulmanes. En
cualquier caso, la reislamización de la sociedad marroquí sería incomprensible
sin el activo papel de este movimiento polifacético y eminentemente popular.
2.3.Otro
movimiento que también jugó, por aquellos años, un papel relevante en la
islamización marroquí fue Jamaat Addawa Wa Attablich (Sociedad para la
Propagación y la Predicación del Islam), fundada por el paquistaní Mohamed
Ilias, de línea igualmente islamista.
2.4.En 1982, de
la mano de Azzedine El Araqui, ministro del gobernante Istiqlal, se eliminó
buena parte de la enseñanza de Filosofía, introduciendo numerosos Departamentos
de Estudios Islámicos. Para ello se contrataron docentes procedentes
fundamentalmente de Arabia Saudita (formados en el wahabismo) y de Egipto (en
línea con los Hermanos Musulmanes). Todo ello produjo, años después, efectos
imprevistos. No fue posible frenar la reislamización liderada por Yassine.
Además, los islamistas, desplazaron a los marxistas, ocupando las universidades,
la sanidad e incluso la abogacía.
2.5.La guerra de
Afganistán supuso la oportunidad para que varios cientos de marroquíes
participaran en la yihad. Otros también, lo harían, en Bosnia y
Chechenia. No menos de 400 de tales excombatientes se encuentran en libertad y
en paradero desconocido. Unos 30 estarían encarcelados en Guantánamo. Esa es la
conexión que explica la existencia de células yihadistas marroquíes vinculadas
a Al Qaeda.
3.- Fuentes
teológicas del yihadismo marroquí.
El
yihadismo marroquí se nutre, pues, de tres fuentes doctrinales, como su
expresión más radical:
1)El islam
autóctono que encarna el citado Abdessalam Yassine. Rechaza el terrorismo pero lidera
una reislamización apoyada en su extraordinaria labor social, subsidiaria de
las enormes carencias estatales en servicios.
2)El
movimiento de los Hermanos Musulmanes, fundado por el egipcio Hassan Al Banna
(1906–1949), es una organización muy estructurada y activista, que arraigó
inicialmente en Egipto; pero también en Siria, Palestina y otros países
musulmanes. A su entender, la Umma (Comunidad de los Creyentes) es una
sola nación que debe retornar a las enseñanzas originales del islam si quiere
recuperar su grandeza. A su muerte le sucedió Sayed Qutb, ahorcado en 1966 por
subversión. Consideran que el islam contiene un completo repertorio de
soluciones a los grandes problemas de toda época. Aseguran que para la
aplicación de su programa islamista es inevitable una revolución política. Los
Hermanos Musulmanes fueron perseguidos, en Egipto, por Nasser y sus sucesores.
En Siria también sufrieron una gran persecución de la mano del fallecido
presidente Assad y su partido socialista panárabe Baas. Los Hermanos Musulmanes desautorizan,
como regla general, el terrorismo, particularmente el perpetrado el 11-S y el
11-M. No obstante, pueden llegar a justificar, y de hecho se muestran muy
comprensivos, con los actos terroristas perpetrados contra intereses israelíes;
pues consideran que se trata de actos de legítima defensa en un contexto de
injusta opresión generalizada.
De los
Hermanos Musulmanes nació otra corriente más radical, si cabe. Nos referimos a Takfir wal Hijra (Excomunión y exilio). Se trata de una
escuela que se fundó hacia 1975 de la mano del ingeniero egipcio Choukri Ahmed
Mustapha, discípulo radical del mencionado Sayed Qutb. Este grupo propone
abandonar la actual sociedad descreída y sustituirla por la sociedad de los salaf
(antepasados, quienes, idealizados, encarnarían el auténtico y primigenio
islam). Prohíben que sus miembros se integren en la función pública, el
servicio militar o en la enseñanza pública. Tampoco participan en las mezquitas
oficiales, por lo que acuden a las clandestinas en grupos de una docena como
máximo de miembros dirigidas por un emir, al fin de salvaguardar su
clandestinidad. Este grupo, nacido inicialmente en Egipto, se extendió por el
norte de África y también entre las comunidades musulmanas de Europa,
propiciando la creación de auténticas “islas musulmanas” que prefiguran, de
alguna manera, la futura sociedad de los salaf. En cualquier caso, se
trata de una interpretación más radical de la corriente de la que inicialmente
surgió.
3)El wahabismo nace en la península
arábiga en el seno de la escuela jurídica hanbalí, la más rigurosa del
sunismo, de la mano de Mohamed Ibn Abdul
Wahhab (1703–1787). Coaligado con la familia Saud, se implanta ya en sus orígenes
en el territorio que ocupado actualmente por Arabia Saudita. Sus creencias
principales son: sólo Alá es digno de adoración; las visitas a tumbas de sabios
y santos musulmanes son ajenas al verdadero islam (de lo que se deriva su
profundo rechazo de las prácticas sufíes); la introducción de nombres de santos
musulmanes en las oraciones equivaldría a incredulidad; cualquier creencia
ajena al Corán, la Sunna, o a las deducciones de la razón, equivale a la
incredulidad, lo que debe ser castigado con la muerte; cualquier interpretación
esotérica también se asimila a la incredulidad.
El wahhabismo entronca en la gran corriente salafiya que promueve la
renovación islámica; de la que surgen los diversos movimientos reformistas. De
esta forma, reformismo, integrismo, radicalismo, fundamentalismo y yihadismo,
sin ser conceptos análogos, en buena medida coinciden. Los reformistas afirman
que únicamente la aplicación de la sharia (ley islámica que regula vida
pública y privada de todo musulmán, política y sociedad) garantiza el orden
moral de la comunidad de los creyentes. Así, todo gobierno sería contrario al
espíritu musulmán, mayormente los de inspiración occidental. Por su parte, sí
serían auténticos gobiernos islámicos los de los cuatro primeros califas,
conocidos como “los que caminan por el camino recto”.
El
wahabismo también ha generado sus propias expresiones radicales. No obstante,
predomina un sector mayoritario, dentro del rigorismo que le caracteriza en
cualquier caso, y vinculado a la Casa Real saudí, que rechaza al terrorismo
yihadista, frente a otro sector muy radical, el yihadista. El rostro más
conocido de este último es, sin duda, el de Osama Ben Laden, si bien existe
todo un plantel de predicadores por todo el mundo que, desde análogos postulados,
llegan incluso a desautorizar a las autoridades wahabitas oficiales.
Por lo
que se refiere a Marruecos, Takieddine Al Hilali fundó una organización
wahabita, ya en la década de los 70 del pasado siglo, denominada Dour Al
Quran (Casa del Corán). También pervive otra organización wahabita marroquí
fundada por Mohamed Maghraoui: la Asociación para la Predicación del Corán y la
Sunna. De tales grupos nacieron, a su vez, otros más radicalizados, formando
parte de los mismos tanto propagandistas y oradores muy populares en algunas
mezquitas de las grandes ciudades de Marruecos, como grupos terroristas de la
constelación yihadista.
4.- El
islamismo en la política activa: el PJD.
Y no
olvidemos el último factor relevante del islamismo marroquí: su irrupción, voluntariamente
frenada, en la política institucional de la mano del Partido por la Justicia y
el Desarrollo (PJD), cuyo modelo es el homónimo turco del primer ministro Recep Tayyip Erdogan,
y que, para muchos observadores, ya sería, incluso, la primera fuerza política.
Este partido afirma aceptar el juego democrático y rechaza ser calificado como
islamista, aunque sí reconoce basarse en presupuestos musulmanes. No es una
entidad homogénea. Fundado por un antiguo ministro de Hassan II, coexiste en su
seno también una corriente mayoritaria más radical, propiamente islamista, el
Movimiento de la Unificación y la Reforma (MUR). No obstante, defiende una
democracia islámica, moderna, sin cuestionar la figura del monarca; lo que le
diferencia de las posiciones de Abdessalam Yassine. Incluso algunos
observadores lo califican más como un partido conservador y nacionalista que
propiamente islamista radical.
El PJD
mantiene su propia organización sindical, la Unión Nacional Marroquí del
Trabajo (UNMT), especialmente potente en enseñanza, sanidad y administración
pública.
Por su
parte, la histórica Unión Nacional de Estudiantes de Marruecos (UNEM) ya está
controlada por militantes islamistas. Incluso los colectivos de abogados más
influyentes y activos de Marruecos comparten los mismos presupuestos
doctrinales.
5.- El
Grupo Islámico Combatiente Marroquí.
En la
historia del terrorismo marroquí, destacaremos tres entidades.
1) Chabiba
Islamiya (Juventud
Islámica), cuya principal finalidad era la de contrarrestar a la extrema
izquierda. Se fragmentó posteriormente en varios grupos, alguno de los cuales
practicó el terrorismo.
2) El grupo
Asserate Al-Moustakine (El Camino Recto), que perpetró hacia el año 2002
dos decenas de asesinatos sectarios en Marruecos, hasta su desarticulación
policial, habría estado formado, según diversos autores y fuentes
periodísticas, por militantes takfiros.
Tal vez, el
grupo terrorista marroquí más conocido sea el Grupo Islámico Combatiente
Marroquí (GICM), supuestamente implicado en los atentados de Casablanca y
Madrid. No está del todo aclarada su génesis. Para unos es fruto de la
experiencia yihadista afgana. Para otros es un producto de la escuela tafkir.
Incluso se ha afirmado que es un grupo muy infiltrado por determinados
servicios de información estatales. En cualquier caso, ha sido su manifestación
más mortífera y partícipe de las tramas diseñadas por Osama Ben Laden. Un dato
importante: Richard
Labévière, redactor jefe de Radio France International, ha afirmado que la
mayoría de implicados en los atentados del 11-M en España participaban del
credo tafkir. El GICM se trata de uno de los fenómenos terroristas más
sorprendentes, pues fue desarticulado completamente en Marruecos a raíz de los
atentados que perpetró en Casablanca el 16 de mayo de
2003 (14 terroristas suicidas provocan la muerte de 45 personas y heridas en
más de 60 en diversos atentados) y que eran su primera acción; lo que además
contribuyó a frenar el crecimiento del PJD, pues limitó su presencia electoral
a un tercio de circunscripciones electorales al objeto de no alarmar a los
“poderes fácticos”. Todo ello alimentó cierta leyenda en torno a la posible
infiltración con carácter provocador de algún servicio secreto estatal. En
cualquier caso, al parecer, sobrevivió su estructura en Europa, que serviría,
solapándose de diversas redes puramente delictivas (tráfico de drogas, dinero,
personas), de base para los atentados del 11-M en Madrid, captación de
combatientes para la yihad en Irak (más de 80 sólo en España), y diversas
tareas de aprovisionamiento, financiación, etc. El 19 de diciembre de 2005, el
periodista José María Irujo publicó en el diario El País un extenso
reportaje en torno a la naturaleza y presencia en España del grupo Takfir
wal Hijra, destacando especialmente la apertura de 6 de sus mezquitas (4 en
Barcelona y 2 en Valencia); así como que la mayor parte de los autores de los
atentados del 11-M compartían ese credo. Irujo afirmaba, igualmente, que
informes de los servicios secretos franceses definen al grupo, nada menos, que
como «el núcleo logístico de la mayoría de los grupos terroristas islamistas
que actúan en Europa».
6.- Conclusiones.
En base
a todas las informaciones disponibles sobre la realidad del islam español
apuntan hacia su extraordinaria fragmentación interna y a la existencia de
luchas intestinas por su control. Esa situación no facilita la inmunidad de
este heterogéneo cuerpo social frente a las doctrinas más radicales del
islamismo; a lo que se le suma la movilidad física de muchos inmigrantes, el carácter
étnico de algunas de esas entidades y su notable hermetismo.
No
puede hablarse de un único islamismo marroquí, del que nacen como expresiones
especialmente radicales los grupos yihadistas: diversas escuelas; expresiones
puramente religiosas junto a otras sociales e, incluso, explícitamente
políticas. Se entremezclan, pero en ocasiones las discrepancias son extremas,
hasta llegar a “excomuniones” y enfrentamientos.
La
realidad marroquí del islamismo nacional, por tanto, es cambiante y en buena
parte inédita para Occidente. Pero, en cualquier caso, presenta suficientes
interrogantes y potenciales riesgos para la estabilidad política de su área
geopolítica, a causa de su posible impacto en la orilla sur del Mediterráneo y
en el flanco sur de Europa, por lo que conviene seguirla muy de cerca.
La
exposición fue seguida con mucho interés por el público asistente, que efectuó
diversas aportaciones y preguntas.
Una
actividad que, sin duda, disfrutará de continuidad en otros eventos ya
planificados y que se anunciarán oportunamente ·- ·-· -···
···-·
Fernando José Vaquero Oroquieta
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