Acto 1º. Sutor, queremos un hijo tuyo.
Se abre el telón y aparece Sutor en lo alto del estrado. Un
delirio de gritos y gruñidos entremezclados, un flamear de banderas y
banderolas rojas, con el puño y el plátano y la rosa. Sutor saluda al público con la mejor de sus sonrisas y espera a que se haga silencio
para comenzar su intervención.
Sutor.- ¡Queridos compañeros y compañeras!
Gente.- Grrrr, grrr, ¡viva!, ¡viva!
Sutor.- ¡Queridos simios y simias!
Gente.- Grrrr, grrr, ¡viva!, ¡viva!
Sutor.- Estoy muy feliz de poder transmitir mi mensaje ante
tan selecta audiencia. todos, todos camaradas en el mismo partido, todos
rebosantes de energía, en la vanguardia mundial de todas las vanguardias,
demostrando que el mundo no es plano, que el genoma no es de goma y que todos
somos si no hermanos, primos o primates.
Gente.- Grrrr, grrr, ¡viva!, ¡viva!
Lupaalcava, nuevo y flamante ministro, se vuelve
sigilosamente al exministro Bonus.
Lupaalcava.- Oye, de camarada a camarada, ¿tú crees que este
nuevo intento de conseguir votantes nos va a salir bien?
Bonus.- Seguro (je, je). Es el buen camino (je, je). Debeis
involucraros plenamente (je, je).
Lupaalcava.- Lo que pasa es que yo no sé qué es lo que dice
con sus gruñidos. Miro a los gorilas a la cara, y por mucho que Sutor me diga
que son como su tatarabuelo o que me diga que me mire al espejo, ¡puaf!, no les
entiendo. ¿Qué quiere decir grrr?
Bonus.- ¿Pero con cuatro jjjj o con cinco jjjjj?
Lupaalcava.- Me parece que dicen cuatro grrr. Me voy a
acercar a uno.
Psoeimio-1.- Grrrr, Grrrr.
Lupaalcava se vuelve satisfecho.
Lupaalcava.- Son cuatro: grrrr.
Bonus.- ¿Y ya tienes un buen intérprete? Seguro que sí,
mira, seguro que Matagalls sabe de esto, porque tuvieron a Capón de nieve.
Lupaalcava.- Muy buena idea. Ahí al fondo veo a Matagalls.
Le preguntaré.
Sutor sigue con su discurso. El entusiasmo cunde entre las
huestes del Psoez, que han engrosado sus cuadros con numerosos primates,
grandes primates.
Lupaalcava.- Salud o salut, Matagalls. Oye, ya que vosotros
tuvisteis a Capón de nieve, ¿tenéis algún traductor del lenguaje de estos
gorilas, chimpances y orangutanes? Yo no entiendo nada. Los veo aplaudir,
menear la bandera del plátano y la rosa y muchos gruñidos. Pero no entiendo ni
jota.
Matagalls.- Mira chico, nosotros hemos desarrollado un
cuerpo especial de traductores simio-catalino, catalino-simio que funciona muy
bien. Pero es algo en exclusiva y, comprenderás, que así por las buenas no os
vamos a ceder gratuitamente ninguno.
Lupaalcava.- ¿De verdad entendeis lo que dicen? Porque a mí
lo de grrrr me da un poco de mala espina.
Matagalls.- Seguro que no dicen solo grrrr. Presta atención,
porque hacen una cadencia, siempre igual, seguida de varios gruñidos, cada uno
con diferente número de erres.
Lupaalcava.- ¿Ah sí? Ahora mismo voy a escuchar.
Psoeimio 2.- Grrr, grrr, grrrr, grr, grrrr.
Psoeimio 3.- Grrr, grrr, grrrr, grr, grrrr.
Lupaalcava se emociona.
Lupaalcava.- ¡Dicen lo mismo! ¡Dicen lo mismo! ¿Serán
verdaderamente inteligentes? ¿Qué querrá decir esto?
Se le acerca Bonus.
Bonus.- Qué, ¿te aclaras? A mí la vejdad, ejto del lenguaje
gorilón no me va demajiado. Yo con pelearme con el ejpañol ya tengo bajtante.
Lupaalcava.- Estoy a punto de desentrañar la cadencia de los
simios. Alternan las tres erres, las cuatro, las dos y las tres.
Bonus.- ¿Cómo dices?
Lupaalcava.- Que sí, que sí. Acércate a estos dos camaradas
y escucha.
Psoeimio 2.- Grrr, grrr, grrrr, grr, grrrr.
Psoeimio 3.- Grrr, grrr, grrrr, grr, grrrr.
Bonus.- Pues algo semejante sí que son. Pero eso no quiere
decir nada.
Lupaalcava.- ¿No te emociona estar en la vanguardia del reconocimiento
de los derechos humanos de todo el universo?
Bonus entristece un poco su semblante. Pero enseguida
sonríe.
Bonus.- Por un momento había pensado que si el tío Paco
hubiera sabido esto... Lo que no sé es dónde estarán nuestros enemigos políticos.
Lupaalcava.- Temblando, temblando. Entre antiguos y nuevos
camaradas, sumamos más que los militantes del Pipi.
Bonus.- No sé, no sé. Me resisto a llamar camarada a
estos... tipos, por mucho que hagan ondear la bandera del plátano y la rosa...
Lupaalcava.- Verás cómo te acostumbras, cuando por fin hayas
comprendido su lenguaje, el significado de sus complejas elaboraciones
neuronales. Matagalls tiene ya un equipo de traductores.
Bonus.- Hombre, ejtamos de enhorabuena. Y qué, ya te ha
dicho algo de qué sijnifica ejo de grrr, grrr, grrrr, grr, grrrr. Porque hay
que tener en cuenta que ahora mismo me ha parecido oir a este otro algo
distinto. Fíjate, fíjate.
Psoeimio 4.- Grrr, grrrr, gi, grrr, grrrr.
Bonus.- ¿Has oido? ¿Yo he ejcuchado un gi? ¿O sería un ji?
¿O un ji-jí?
Lupaalcava.- Me voy a acercar a Matagalls a ver si por fín
me dice, sin pasarme la factura, qué es lo que exclaman unos y otros, con tanta
efusividad. Casi se les saltan las lágrimas.
Se acerca nuevamente a Matagalls.
Lupaalcava.- Oye, Matagalls, de camarada a camarada, ¿no me
vas a decir qué es lo que significa?
Matagalls.- Dicen muchas cosas distintas, aunque las simias
no paran de decir lo mismo.
Lupaalcava.- ¿Las simias?
Matagalls.- Sí, hombre, son fácilmente reconocibles. Fíjate,
fíjate.
Lupaalcava.- Pues es verdad.
Matagalls.- Dicen lo que le gritaban nuestros votantes a
Latronzalez.
Lupaalcava.- ¿A Latronzalez?
Matagalls.- Sí, allá por el sur. Siempre había decenas de
mujeres que le gritaban: ¡Latron, capullo, queremos un hijo tuyo!
Lupaalcava.- ¡No!
Matagalls.- ¡Sí!
Lupaalcava.- ¡No!
Matagalls.- ¡Sí!
Bonus se ha acercado para saber el misterio. Pero
Lupaalcava, que se da cuenta, se gira y se marcha. Sutor está acabando su
discurso.
Sutor.- ¡Camaradas! ¡Unamos todas nuestras manos! ¡Los
blancos sus manos blancas, los simios sus simias manos!
Todos juntan sus manos, o mejor dicho, casi todos.
Sutor.- ¡Abre la muralla!, dum dum, ¿quién es?
Gente.- ¡Una rosa y un plátano!
Sutor.- ¡Cierra la muralla!, dum dum, ¿quién es?
Gente.- La gente del Pipí.
Sutor.- Hagamos una muralla que vaya...
Gente.- Desde la playa hasta el monte...
Sutor.- Desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta
la playa, allá por el horizonte.
Termina la canción y Sutor, después de mirar al techo,
exclama:
Sutor.- Con este acto multitudinario, abre una nueva época
no solo en nuestro imperio –nación de naciones-, sino en el mundo. A partir de
ahora, los simios han entrado a formar parte de la historia con letras de oro.
Nosotros seremos sus valedores. Nosotros somos ahora el partido del plátano y la rosa. El portaestandarte de una nueva alianza de civilizaciones, que engloba a nuestros
parientes pobres.
Gente.- ¡Viva, viva!
Psoeimio 2.- Grrr, grrr, grrrr, grr, grrrr.
Psoeimio 3.- Grrr, grrr, grrrr, grr, grrrr.
Se baja el telón, mientras Sutor llora de emoción, y dos
psoeimias se cuelan hacia los vestuarios. ·- ·-· -······-·
Publio Cornelio
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