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Conquista de corazones por Gonzalo Rojas Sánchez La batalla por Chile viene dándose en diversos frentes en las últimas décadas. | |||||
| Sólo se pueden tener tres actitudes frente a la anterior afirmación: estar de acuerdo con ella y reconocer filas en alguno de los dos sectores que se enfrentan; negarla y no entender casi nada de lo que sucede día a día en el país desde mediados de los 60; aceptarla, pero declarando que no se pertenece a postura alguna, porque en algunas cosas sí con éstos, y en otras, sí con sus rivales. El segundo grupo, el conformado por los cuicos de todos los niveles sociales, agota: que dejen de leer ya estas líneas, porque sólo conseguirán enojarse un poco, pero a continuación seguirán insistiendo en que nada es tan grave, que volvemos a exagerar, que ya estamos de nuevo provocando divisiones. Chao. Mejor volver a los frentes del conflicto para entenderlo bien. Por supuesto, esos campos de batalla son, entre otros, las comunicaciones, las leyes, las costumbres, la educación, las diversiones, la historia, el lenguaje, la vida, la moda, el trabajo. Ahí hay trincheras, ataques, granadas de mano, héroes, mártires y uno que otro desertor o traidor. Como quienes se enfrentan suelen hacerlo institucional o públicamente, al son de bombos y platillos marciales, muchas personas que quisieran noblemente defender sus convicciones para que Chile siga siendo el país que les enseñaron a amar, experimentan quizás un cierto desarraigo, porque no encuentran ni cómo ni dónde hacerlo desde sus sencillas posiciones de simples ciudadanos. Por cierto que están los partidos políticos, ciertamente existen muchas fundaciones, ahí están a la mano las tribunas en los medios de comunicación, y se multiplican las manifestaciones ciudadanas por las calles. Incluso, esa Secretaría Nacional de estos chilenos, que se anunciaba hace un par de semanas en estas líneas, se ha organizado ya, con dos profesionales y cuatro alumnos universitarios, todos ad honorem, para ayudar a coordinar y potenciar tantos esfuerzos institucionales. Pero muchas personas siguen sin encontrar su espacio. Bien: su lugar es justamente la conquista del tercer grupo al que se refería la tipología inicial, es decir la conquista de los corazones -la expresión es ciertamente de Jaime Guzmán E.- de todos aquellos que aún no definen su postura. En esa dimensión constituida por las múltiples relaciones sociales, familiares, laborales, de transporte, de comercio, todas diarias, está el frente más decisivo de estas batallas por Chile. Ahí habitan todos los que no saben aún, la inmensa mayoría por cierto, exactamente qué país les conviene a sus desconcertadas personas. Habitan la otra tierra media, casi tierra de nadie. Y ahí las armas son el consejo oportuno, la comprensión sacrificada, el criterio animante, el favor abnegado, la visita alegre, la amistad generosa, o sea todo lo que conquista corazones para las causas de un Chile noble, sano, cristiano. Que ningún combatiente se niegue el derecho a salir todos los días a luchar estas batallas por el bien de sus compatriotas, por el amor de su Matria. Y que lo haga con la seguridad de que en ellas es su propio general y que la victoria está asegurada. •- •-• -••••••-• | |||||
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