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Nueva Era, Rousseau, Religión por Alejo Fernández Pérez El relativismo moral y de todo tipo que impregna al mundo occidental – el mal llamado mundo civilizado- nos está conduciendo a situaciones paradójicas , absurdas y hasta un tanto ridículas. Ya saben Vds: “Nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. | |||||
| Nada es bueno ni malo, todo depende de nuestros intereses particulares: dinero, fama, sexo, botellón,… Y nada de exigencias ni deberes. Todo son derechos. Meta que se pretende: Una religión universal y un gobierno mundial que nos hará a todos muy, pero que muy felices y buenos. Somos incapaces de arreglar nuestras casas y pretendemos arreglar al mundo. La Nueva Era con su feroz relativismo, El Foro Social Mundial, La UNESCO, Unicef, la ONU, La masonería y docenas de sectas están empeñadas en ello. Cada siglo, poco más o menos aparecen unos cuantos señores sesudos, filósofos, iluminados por el soplo divino, quienes parapetados tras unas gafas de color se dicen: “Todo esto está mal. Hay que hacer las cosas de otra manera, hay que salvar al mundo” Y como son muy listos, arrastran tras sí a otros sesudos, que también dicen: Todo esto tiene que cambiar. Y cada siglo lo intentan en uno u otro sitio. Lo grave es que siempre fracasan, pero solo nos enteramos de sus fracasos cuando han pasado un montón de años y , entonces, ya no hay remedio. ¿Y qué quieren cambiar? La religión, la sociedad, la familia, el matrimonio, las costumbres,… o sea, la civilización judeo cristiana. Esta con más de dos mil años de experiencia ha demostrado ser muy superior a todas las demás. Decimos superior, no perfecta pues, ni el cristianismo ni ninguna otra doctrina donde pongan la mano los hombres imperfectos serán jamás perfectas. Ya lo intentó el comunismo y vimos lo que había tras la caída del mundo de Berlín: una inmensa mentira y un reguero de sangre, dolor y miseria. Al pasar la humanidad de una concepción teocéntrica del mundo, en la cual Dios era el centro, a una concepción antropocéntrica, en la que el hombre se convierte en el centro; entonces, la moral y los mandamientos divinos eternos son sustituidos por los que diga el hombre. Para los cristianos, los mahometanos y los judíos su Dios es el Dios de Abran, de Isaac y de Jacob. Para los no cristianos su Dios el César de turno, el sol, la luna, el fuego o cualquier bicho. El hombre se cansa de todo y necesita cambios. Tras siglos de monarquía se hartó y dijo : ¡Fuera reyes, que mande el pueblo! Y el pueblo empezó a mandar. Como no se fiaban del pueblo un tal Montesquieu publicó “El Espíritu de las Leyes” (1748), donde preconizó una nueva estructura del Estado, basada en un equilibrio de poderes: el rey conservaba poder ejecutivo, el legislativo recaería en una asamblea representativa del país (como el parlamento inglés), y el judicial, detentado por magistrados o parlamentos. A esto se llamó democracia. En esa estamos. Pero resulta que los abusos de topo tipo, el latrocinio y el mangoneo no ha hecho mas que cambiar de personas. Como siempre el que manda quiere un solo poder: el suyo. Naturalmente anda a palos con los demás poderes. Nos olvidamos de que quien gobierna no son las leyes sino los hombres y estos han cambiado poco desde Caín y Abel. Una democracia en manos corruptas puede ser peor que una dictadura. Todos los países de todas las épocas emiten leyes; pero la ley supone previamente la existencia del mal. Si el mal no existe ¿para qué las leyes? Siempre se había considerado al hombre como inicialmente “malo”, afectado por el pecado original, y era la sociedad la que lo limaba y pulía para convertirlo en “bueno”, pero llega un tal Rousseau, considerado el primer “pensador” democrático de la historia moderna y nos endilga: “No señor, nos dice, la civilización, en lugar de mejorar al hombre, lo que hace es corromperlo, porque la sociedad está estructurada de forma injusta; por tanto, si se quería mejorar al hombre, antes había que mejorar a la sociedad”. ¿Y quien va a mejorar a la sociedad? ¿ El hombre corrupto? Esto da lugar a dos conceptos vitales: uno, liderado por los países anglosajones: el hombre es malo por naturaleza y requiere leyes duras, incluso para transgresiones leves, él es el responsable de sus hechos. Otro liderado por las izquierdas europeas: el hombre nace bueno y es pervertido por la sociedad, luego la sociedad es la responsable de sus actos. La permisividad y la igualdad se erigen en reglas de conducta. Desde que estas leyes priman en España, esta va cuesta abajo al precipicio a toda velocidad. Enseñanza, inmigración, sexo, terrorismo,…todos son buenos y todos debemos ser iguales. ¡Y qué difícil es sacar de su error a cualquier persona! Ni aun teniendo ante los ojos la realidad. Jesús resucitó a Lázaro tras cuatro días muertos y los fariseos dijeron: “Matemos a Lázaro. Ese milagro no puede ser verdad, la verdad la tenemos nosotros solos” Esto creen también los fariseos actuales. Hasta hoy, lo que era malo o bueno nos lo había dicho el Señor con sus Mandamientos, pero ¿quien nos dice ahora lo que es malo y lo que es bueno? Eso está "chupao": La “razón. La razón humana” será el nuevo Dios. ¿Y quién posee esa razón? De ahora en adelante la razón la detentará El Estado, elegido por el pueblo y el pueblo podrá cambiarlo en “cuantito” que quiera, pues la misión de los gobernantes es cumplir la voluntad del pueblo. La voluntad popular es la voluntad de la mayoría, y esta se averigua mediante elecciones, en las que votan todos los ciudadanos. ¡Ja, ja y ja! ¡ Vamos que lo bueno o lo malo , la verdad o la mentira se averiguan mediante votaciones. ¡Hay que estar “majaretas perdíos”! En cuanto al pueblo: nunca ha mandado, ni manda, ni mandará. Bueno, a veces, un poquito. Su voto está condicionado por muchas variables: la ignorancia, el propio interés, la amistad, lo que digan los amigos,…raramente será por el bien común. Puede que la democracia sea la menos mala de las formas de gobierno, pero esto no presupone ignorar sus muchos defectos y la imposibilidad de ajustar la vida de las personas a los “papeles”. Son los papeles los que hay que ajustar a las personas. Montesquieu, Voltaire, Rousseau y sus hijas: la Revolución Francesa y la Democracia Moderna sembraron unas ideas. Pasan un par de siglos y ahora empezamos a recoger parte de los frutos. El pobrecito Juan español mira a su alrededor, contempla asombrado el mundo actual, ve cuanto hemos mejorado económicamente y cuanto hemos perdido social y moralmente; pero sobre todo, siente, palpa la falta de confianza en el futuro, que nos lleva a ser un pueblo ¡sin hijos!. Recordemos que durante tres siglos, desde los Reyes católicos hasta la Revolución Francesa, España fue un paraíso de “paz interior” y de guerras con otras naciones. Guerras que casi siempre ganamos. A partir de aquí , los españoles nos enzarzamos entre sí en riñas y peleas sin fin y vamos perdiendo todas las guerra con el exterior. Los ancianos y personas mayores contemplamos como se derrumban nuestras costumbres e ideas, como se está dividiendo y destrozando a España, como se la insulta impunemente por los mismos españoles, como se la desprecia por sus gobernantes, como gobiernan los terroristas o las minorías, y como multitud de Sectas y Religiones extrañas nos inundan, al mismo tiempo que nuestras raíces se van diluyendo. Curiosamente, al mismo tiempo, los antiguos paises europeos comunistas están recuperando con ilusión sus costumbres y raíces. ¿Cómo están influyendo en la política y en la vida europea la Nueva Era y la masonería? El "Plan de la Nueva Era", incluye un gobierno mundial y una sola religión mundial, este plan debía permanecer oculto hasta 1975. Sus cuatro pilares básicos son: Masonería - Espiritismo - Teosofía o Gnosticismo - Paganismo Oriental. Las metas de la Nueva Era y de la Masonería son las mismas , y fue esta la que dio origen a la Nueva Era. Para penetrar en la sociedad se vale de todos los caminos, tales como: a) La literatura. La literatura New Age es abrumadora. En 1991, sólo en EE.UU. había 2.500 librerías especializadas, sin contar las secciones New Age en todas las librerías, con 25.000 títulos en circulación y creciendo vertiginosamente, convirtiéndose este renglón en fuente de "grandes lucros", según reseña el diario "Jornal do Brasil" en Enero de 1995. b) Audiovisual: películas, videos, juegos de vídeo, música y también en libros y revistas las siguientes influencias: gusto por el terror, por lo imaginario y fantasioso, por lo cósmico-mágico, lo feo y monstruoso, experiencias extra-sensoriales, poderes parasicológicos como la telepatía, comunicación con espíritus a través de juegos como la Ouija; viajes al más allá, talismanes, brujería, hechicería, etc. ... y hasta lo expresamente satánico. c) Símbolos satánicos: pueden verse abundantemente en periódicos, revistas, artes, publicidad, TV, cine, ropa, etc. d) Música: La llamada "Música New Age", con la repetición de sonidos en secuencias alternadas está realizada para crear atmósferas que lleven al oyente a un estado de relajación que favorezca la alteración de los estados de conciencia. e) A través de la política de diferentes gobiernos “progresistas”, de la ONU, de la Unesco, de algunas ONGs y de sectas numerosas,… En las nuevas ideologías, en general, no se conocen sus autores, ni quien compuso la doctrina, ni se rigen por un solo jefe, ni conocen la verdadera palabra “amor”, aunque la usan mucho. Además, disponen de multitud de símbolos. A estas religiones o doctrinas les ocurre como a las pastillas de la tos: Hay muchas porque ninguna cura. Podríamos decir que las ideologías anteriores están en la raíz de las nuevas transformaciones o formas de vida que se pretenden imponer en el mundo. España incluida. Para ello lo primero es hacer tabla rasa de toda la civilización judeocristiana y de todas las religiones y costumbres que se le puedan oponer. Al final, todos estos “filósofos” desvaídos terminarán como Giovanni Papini, gran perseguidor de la Iglesia que se convirtió al Catolicismo. “Desde niño, dijo, sintió repugnancia por todas las creencias, por todas las formas de vasallaje espiritual… De negación en negación quiso llegar al ateismo integral. Pero Dios le esperaba al final de sus trabajos…Después de haber errado por todos los caminos del absurdo, emprendió otros nuevos que siempre desembocaban en la montaña del Evangelio”. ¡Los Evangelios! Fue lo único que satisfizo sus ansias de eternidad. En ellos descubrió que: “La mayor transformación del hombre en la historia humana ya la llevó a cabo Jesús en sus días y aún no ha terminado. Jesús dividió la historia en un antes y un después de Cristo, e intentó transformar a los hombres de Bestias en Santos por medio del amor”. El amor es pues el distintivo del cristiano: “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado…en esto conocerán todos que sois mis discípulo” dijo Cristo. El culmen, la cima de la doctrina cristiana y del amor se logró con las Bienaventuranzas, unos pocos renglones, nunca superados, que son la luz de diamante que atrae a los hombres a la poca felicidad que pueden hallar en este mundo, y la puerta que da entrada a la felicidad eterna. •- •-• -••••••-• | |||||
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