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Verdadera dignidad por Gonzalo Rojas Sánchez No puede proponerse para idea tan alta sino la mayor densidad. Al concepto de dignidad, ¿no le vamos a quitar su dignidad, no? | |||||
| Muerte digna, sueldos dignos, trato digno para los animales, educación digna, medio ambiente digno. Parece que la dignidad está en boca de todos. Fulvio vuelve a la carga con su afán por considerar a los enfermos terminales como simples harapos que puedan decidir transformarse en estropajos. Paradoja: ¿cómo pueden tomar decisiones válidas y definitivas personas que están tan mal como para que se las llame terminales? La CUT, por su parte, estrila con frecuencia sobre la necesidad de pagar salarios dignos, pero ofrenda incienso en los altares de revoluciones como la cubana que, ni pagan por el trabajo, ni permiten el desarrollo de la iniciativa personal. Los defensores de los animales, atacan con pinturas e insultan con modernos megáfonos a todo aquel que experimenta en monos. Paradoja: todos ellos están vivos gracias a infinitas vacunas probadas en animales y a numerosos alimentos de origen animal y a prendas de vestir y calzar, sí, obvio, de lana, piel y cuero animal. No faltan los Pavez, los Gajardo y los Abedrapo que denuncian sin frenos la falta de dignidad educacional en Chile. Paradoja: miles de sus afiliados en el Colegio de profesores vulneran a diario los derechos de los niños, por ignorancia, ideologización o incompetencia pedagógica; y, además, no se dejan evaluar. Ecologistas profundos y superficiales aparecen conmovidos con rictus de muerte cuando alguna armonía natural parece alterada, pero de conservar la vida humana en el vientre materno, ni hablar, eso sí que no, eso es una tranca conservadora. En todos estos casos, la dignidad es presentada de modo adjetivo y como concepto se lo usa sólo para darle fuerza comunicacional a una aspiración de mayor o menor entidad. Por eso, es imposible entenderse con esta gente si no se consigue un piso común. Y no puede proponerse para idea tan alta sino la mayor densidad. Al concepto de dignidad, ¿no le vamos a quitar su dignidad, no? "Vocación del hombre a la comunión con Dios:" Así lo define el catecismo de la Iglesia Católica, texto destinado por Juan Pablo II también a "todo hombre que nos pida razón de la esperanza que hay nosotros." ¿También para los no creyentes? No, porque no existen no creyentes. Nadie logra aniquilar por completo su fe en alguna cosa: se llame eutanasia, salario, educación, simios o bosque. Por eso, cuando conozca el falso creyente qué es la verdadera dignidad, quizás termine abandonando tantos dioses fatuos. •- •-• -••••••-• | |||||
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