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El problema es la persona por Pepita Taboada Jaén En estos tiempos que nos ha tocado vivir como también en épocas pasadas y probablemente en los siglos venideros, han existido y existirán problemas de iguales o similares características que afectan a los habitantes de nuestro planeta: el hombre. Uno de estos problemas pueden ser las adicciones en sus distintas modalidades: droga, sexo, juego...y en general las personas preocupadas de modo compulsivo por un aspecto determinado que les lleva a “engancharse” de tal manera que pierden su control cerebral y emocional. | |||||
| Con referencia a las drogas es muy esclarecedora la opinión del profesor de Hermenéutica y Filosofía de la Historia en la Universidad Complutense (Madrid), José Luis Cañas Fernández, que desde 1993 investiga el problema de las adiciones: “Está claro que las drogas son un problema social en todo el mundo, pero si la lucha contra la droga tiene poco éxito es porque no se abordan los factores existenciales de las personas... En todas las personas adictas se observan rasgos de personas inestables emocionalmente, muy necesitadas de afecto, con problemas de comunicación y con síntomas de incompetencia social porque no saben controlar su afectividad... El vacío existencial lleva a la opción adictiva, y al revés. La persona que busca el placer por el placer, vive de forma acrítica, sin creencias ni compromisos, sin horizonte vital, sin un proyecto más allá de lo inmediato, acaba por sentir que ella misma se ha perdido. Eso es el vacío. Sin embargo, no se responsabiliza de sus errores. Mientras no encuentre la raíz de su vacío, no podrá rehumanizarse”. La rehumanización, esa sería la fórmula clave. Ya que el fenómeno está en la persona, parece obvio que los tratamientos deben ir, tanto a conseguir el abandono del consumo de drogas (rehabilitación), como “a proporcionar una sólida formación humanista que consiga cambios duraderos en las personas adictas”. Así se ha expresado también recientemente la Organización Mundial de la Salud al decir que el tratamiento de la dependencia debe dirigirse a cambiar el comportamiento de los adictos y aconseja a las autoridades sanitarias integrar este tipo de terapias en el sistema sanitario. ¿Se harán eco nuestras autoridades para dar más prioridad a la persona y su rehumanización que a las adicciones y la droga? También sería muy provechosa que la recomendación de la OMS “a cambiar comportamientos” se hiciera extensiva para tratar otras adicciones sin drogas como puede ser el sexo. Cuando desde el Gobierno –apoyado por numerosos medios de comunicación- se favorece el uso de preservativos y se facilita la píldora del día siguiente ¿no se está favoreciendo otra adicción con resultado, al menos, de enfermedades de transmisión sexual? Por los datos disponibles según un estudio reciente referido a Inglaterra y publicado en el British Medical Journal, (BMJ, 327; 62, 2003) señala que en los últimos seis años, período en el que las inglesas más han usado la píldora del día siguiente, y durante el que las campañas para promover el uso del preservativo han sido más fuertes, la gonorrea ha aumentado un 86%, las infecciones por clamidia un 108% y la sífilis un 500%. Aunque es cierto que todas las adicciones no son iguales, ya que las sustancias químicas alteran el funcionamiento del cerebro y las otras no, sin embargo, según José Luis Cañas, “cualquier conducta placentera puede convertirse en adictiva si se hace un uso compulsivo de ella. Desde esta perspectiva, da igual estar atado por un hilo que por una maroma: todas las adicciones comparten el denominador común de la esclavitud existencial.” •- •-• -••••••-• | |||||
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