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Diálogo con un musulmán. (VII Controversia). La realidad por Redacción La editorial Áltera ha tenido el acierto y el don de la oportunidad al publicar el texto del emperador bizantino Manuel II al que recurría S.S. Benedicto XVI como inicio de su polémico discurso en la Universidad de Ratisbona. | |||||
| Era Occidente y el papel que juegan en nuestra civilización la razón y la fe el verdadero nudo gordiano de las palabras que entonces pronunciara el Papa, pero algunos medios de comunicación interpretaron aquella alocución, en su constante e interesada tergiversación del mensaje católico, como un ataque al Islam. En esta obra que ahora se publica, el Islam, ese Islam del que pocas veces se habla en Europa, es el tema central, e incluye además el discurso íntegro de Benedicto XVI –a falta de las acotaciones aclaratorias que hizo con posterioridad-, una antología de versículos del Corán y dos artículos que versan sobre los orígenes del Islam, que se expande a costa de la conquista del mundo cristiano, amén de la introducción histórica elaborada por Jon Juaristi. Las Controversias, escritas en 1394 en forma de cartas al hermano menor del emperador, Teodoro Paleólogo, príncipe-gobernador de Morea, de las que ahora se publica la séptima, se basan en las discusiones mantenidas por Manuel con un embajador persa versado en la ley coránica durante su cautiverio que padeció en el campamento de Bayaceto I, sultán de los turcos, de donde huyó para ser coronado como emperador de los bizantinos. A raíz de la batalla de Kosovo, que tuvo lugar en las postrimerías del siglo XIV, Serbia y más tarde Bulgaria habían caído en poder de los turcos, quedando reducido el Imperio Bizantino a la ciudad de Constantinopla. La grandeza bizantina se había tornado en decadencia y era ya tan sólo un recuerdo lejano en el tiempo, pues, no en vano, otrora había ejercido su dominio militar y cultural por todo el Mediterráneo. La por entonces dinastía gobernante, los Paleólogo, descendientes de los Comneno, fueron los restauradores del Imperio latino, e incluso intentaron lograr la unidad de ortodoxos y católicos durante el siglo XIII, aunque de manera infructuosa. A pesar de aquella tentativa fracasada, se distinguieron por mantener una relación estrecha con las naciones católicas y el Papado, aun a disgusto de los patriarcas que, temerosos de perder su lugar de privilegio por el reconocimiento personal de los emperadores a la autoridad del Pontífice, propiciaron el enfrentamiento entre los soberanos y su pueblo. Occidente fue el principal apoyo a la hora de sostener a los Paleólogo como Basileus y preservar la cristiandad ortodoxa frente a los peligros del expansionismo mahometano y las ambiciones de otras familias bizantinas en connivencia con los turcos. Aun así, las sucesivas derrotas encadenadas obligaron a Juan V Paleólogo a reconocerse vasallo del sultán otomano tras la caída de Adrianópolis en 1362. Su hijo Manuel II (1350-1425), siendo la tradición familiar, y a pesar de la angustiosa situación, optó por la resistencia frente al enemigo turco, rompió los vínculos de vasallaje con el sultán y no claudicó. Antepenúltimo emperador Bizantino –los dos últimos fueron sus hijos- reinó entre 1391 y su muerte. Se acercó a la Sede Romana y se distanció de los patriarcas orientales. Constantinopla caería en 1453 en manos de los otomanos, que proseguirían su avance por los territorios Europa a costa de los territorios cristianos. S.S. Benedicto XVI sobrepasó los límites de la corrección política en su discurso de Ratisbona. En tiempos como el nuestro, en que domina la corrección política “No actuar razonablemente es algo ajeno a Dios”. Si lo que justifica la guerra en el islam es la impiedad del enemigo, no tiene sentido tolerar que otros enemigos compren su derecho a la impiedad con el oro de los tributos. “La fe es un fruto del alma, no del cuerpo”. No se puede obligar a creer. El Islam carece de una concepción racional de la divinidad, lo que determina su horror a la teología y la necesidad de su imposición por la espada. Figura puesta de relieve por las palabras de Benedicto XVI en Ratisbona. Manuel II pretendía enseñarle a Mudurris la diferencia entre la ley cristiana y la musulmana. Manuel es muy claro. La ley de los musulmanes “es la única que a ojos de todos, y desde todos los puntos de vista, no tiene nada de sano”. Las Controversias son una explicación al menor de la familia en el giro en la política de contemporización mantenida hasta entonces con el Islam. Controversias anteriores, a las que hace referencia, y que aquí no se publican. Rara vez miramos los católicos al Imperio Bizantino cuando fueron aquellos cristianos los que tuvieron que bregar durante siglos contra los musulmanes, sufrir sus acometidas militares y tener que decidirse entre resistir o claudicar. •- •-• -••••••-• | |||||
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