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Alianza de civilizaciones: Doctrina Carlos a la española por Ángel Expósito Correa Tras esta terrorífica descripción de la alianza islamo-social-comuno-nacionalista que amenaza a Occidente, cabe preguntarse si no sería necesario leer a la luz de la “doctrina Carlos” algunas de las decisiones del gobierno Zapatero. Pienso en particular a la tan manida “Alianza de Civilizaciones” y al denominado “proceso de paz” con los terroristas de ETA |
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| “Antes de Osama Ben Laden, el peor
terrorista que el mundo había conocido era Ilich (el nombre de pila que le puso
su padre, rico abogado comunista, en honor de Lenin) Ramírez Sánchez, más
conocido como Carlos. En la década de los setenta su organización provocó al
menos 1.500 muertos. Capturado en 1994 y condenado en 1997 a cadena perpetua que está descontando en Francia, el terrorista ha puesto por escrito en 2003
en su libro El islam revolucionario aquella “doctrina Carlos” (1) que había perseguido durante toda su vida. Marxista convertido
al islam, Carlos propone hoy la alianza mundial del terror contra los Estados
Unidos, Israel y Occidente entre comunistas puros y duros, antiglobalización
comprometidos con reivindicaciones localistas como la ETA vasca, y
ultrafundamentalistas islámicos. Pero ya en los años de oro de su carrera el genio criminal de Carlos consistía en juntar la KGB y Jomeini, la banda Baader-Meinhof y Sadam Hussein, la ETA y Arafat, los teólogos de la liberación,
católicos dispuestos por odio antiamericano a sostener las guerrillas
comunistas, y los primeros fundamentalistas islámicos en armas.
“Hoy la “doctrina Carlos” ya no es sólo un
problema de inteligencia. Carlos ha nacido en Venezuela, donde Chávez detiene
el poder, el cual mantiene una correspondencia con el terrorista y hace poco lo
ha definido “un gran amigo y un gran venezolano”. En su más famosa carta a
Carlos, Chávez escribe que “en las profundidades de nuestra solidaridad siento
latir nuestra intuición compartida que cada cosa tiene su tiempo: el tiempo de
acumular las piedras y el tiempo de tirarlas”, “un tiempo en que se lucha
abiertamente y un tiempo en el que quedamos escondidos esperando el momento de
la verdad, así como Arián dejaba tras de sí los hilos que la conducirían fuera
del laberinto”.
“El problema es que ahora del horizonte de
Chávez ha salido Arián y ha entrado Ahmadineyad. Del zumbido subterráneo de las
organizaciones clandestinas la “doctrina Carlos” ha emergido a plena luz del
día. En aquello que era el patio de luces de los Estados Unidos, Iberoamérica,
corretea en estos días gracias al patrocinio de Chávez – y no es la primera vez
– el presidente de Irán: firma tratados, promete petrodólares a los nuevos
presidentes de izquierda de Bolivia, de Ecuador y de Nicaragua, amenaza el
Holocausto nuclear de Israel y la destrucción de los Estados Unidos. Se reune
también con algún heredero de la vieja teología de la liberación: intelectuales
que siguen odiando Occidente pero que hoy, caída la Unión Soviética, admiran
más bien a los Hizbolá, aunque en su mayoría hayan abandonado la Iglesia
católica, que los había severamente condenados cuando la Congregación para la
Doctrina de la Fe estaba presidida por el cardenal Ratzinger.
“Carlos brindará en su celda: su doctrina
se realiza a la luz del sol merced al amigo Chávez”
(2).
Tras esta terrorífica descripción de la
alianza islamo-social-comuno-nacionalista que amenaza a Occidente, cabe
preguntarse si no sería necesario leer a la luz de la “doctrina Carlos” algunas
de las decisiones del gobierno Zapatero. Pienso en particular a la tan manida
“Alianza de Civilizaciones” y al denominado “proceso de paz” con los
terroristas de ETA. La elección del presidente del gobierno de apostar por
gobiernos que hacen del antiamericanismo su bandera, ¿no indica que por lo
menos hay una coincidencia de intereses? Lo mismo podría decirse del “proceso
de paz” con los asesinos etarras. Independientemente de las posibles causas
relacionadas con los atentados de Madrid del 11-M, a saber, la posible
implicación de cloacas del Estado vinculadas al PSOE cuando menos en la
fabricación de pruebas falsas (algo, por otra parte, que debe ser todavía
probado aunque muchos elementos orienten hacia esa conclusión), y que – al
menos en la intención de su mayor investigador, Luis del Pino –, no empalma con
las “teorías de la conspiración” (tan en boga tras los atentados del 11-S y
del 7-J en Londres, surgidas de un antiamericanismo paranóico de los ambientes
– entre otros – virulentamente anticristianos, laicistas y masónicos franceses
[3], y que manifiestan un nihilismo radical al preferir los propios prejuicios
ideológicos a la realidad de los hechos, además, claro está, de las necesidades
de la aritmética parlamentaria para hacer cuadrar las cuentas de la mayoría de
gobierno), ¿no cabe entrever en el empecinamiento por mantener el “proceso de
paz” con ETA, a toda costa, la intención de rematar una “transición” y una
constitución entendidas como instrumento temporal hacia una III República perfectamente
asimilable por la “doctrina Carlos”? Mucho nos tememos que
sí, al menos en las intenciones.
Se hace necesaria más que nunca, por tanto, una
labor cultural que explique los peligros que acechan a nuestra civilización y
el papel que en ellos juega el actual gobierno de la nación, teniendo presente
la comunión espiritual (fundamentada en las comunes raíces cristianas) que nos
acomuna a todos los países que conforman Occidente. En
efecto, sólo redescubriendo y revitalizando nuestra común identidad cristiana
sabremos contra quién luchamos, y por qué.
·- ·-· -······-· Ángel Expósito Correa Notas: (1) http://www.arbil.org/(79)expo.htm; y http://www.arbil.org/(79)expo.htm (2) http://www.cesnur.org/2007/mi_01_16.htm (3) http://www.arbil.org/(87)expo.htm; y http://www.arbil.org/indic110.htm
25 aniversario ¡Malvinas argentinas!
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