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Froyd y Rusó por Gonzalo Rojas Sánchez Pare, mire y escuche a los hijos; saque conclusiones sobre el nivel del lenguaje que tienen (y también, ciertamente, analice el suyo propio). Y si hay que corregir algo, no le pida ayuda a una comisión. Vaya al Colegio, exija más nivel o cambie a los niños de centro |
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| Cada cierto tiempo, el profesor está a punto de pegarse contra las paredes cuando lee una que otra perlita de sus estudiantes.
Aparte de aquel famoso escrito en que un alumno desterraba a Solyenitsin a Cyberia, ya tantas veces citado, este semestre han aparecido, en ensayos universitarios, Froyd como el fundador de la principal corriente psiquiátrica del siglo XX y Rusó como el pensador clave para la promoción del totalitarismo democrático.
Y los autores de estas joyitas son alumnos en la mejor universidad del país, provienen de colegios top y, se supone, han aprobado incluso un test de inglés. Pero simplemente no identifican los sonidos con las letras, quizás porque no han visto nunca esos nombres; son casi analfabetos. A su lado, la carencia de ortografía básica en algunos de sus compañeros exige marcarles hasta 35 faltas en una sola hoja; y, en promedio, unas 5 a 6.
En paralelo, decenas de universitarios con los que se trabaja en grupos de formación por todo Chile, casi no saben leer en voz alta; no reconocen vocablos simples, inventan o se saltan una palabra cada dos líneas, pronuncian en búlgaro los nombres franceses.
Una nueva superintendencia, carrera profesional, requisitos más altos para los sostenedores, seis años de media y otros tantos de básica: ésas y otras tantas son las recomendaciones de algunos expertos cualificados junto a ciertos ignorantes redomados, gente que ha invertido decenas de horas en reuniones y redacción de documentos, porque unos adolescentes, muchos de ellos justamente primarios en su lenguaje, se tomaron los colegios en mayo. Y, además, porque a la Presidenta hay que entregarle texto que le permita mostrar algún logro, aunque sea de papel.
Mientras tanto: ¿Qué porcentaje de los profesores hace leer a los niños en voz alta desde el comienzo de la formación escolar y durante toda su formación básica y media? ¿Qué porcentaje de los profesores corrige la caligrafía y la ortografía desde que los enanos son capaces de pasar del palote a la letra? ¿Qué porcentaje de los profesores exige dicción castellana al hablar y reprime (sí, castiga) el uso de modismos o garabatos? ¿Qué porcentaje de los profesores pide presentaciones orales y escritos individuales que le permitan juzgar el grado de atingencia, método, originalidad y creatividad que tienen las inteligencias de sus alumnos ya adolescentes?
Bueno, problema de los profesores, ya se sabe cómo son, podría quejarse el lector, desligándose así del tema. Pero los destinatarios de este comentario semanal son, en su generalidad, padres o madres de familia. No pueden entonces hacerse los desentendidos respecto del tema. Tienen a sus hijos en colegios donde se logra mucho, poquito o nada en esta escolaridad básica del lenguaje. ¿Se han enterado de cuál es el nivel? ¿O simplemente les interesa una PSU habilitante para que entren a la universidad, aunque ahí serán objeto precisamente de este mismo comentario?
Pare, mire y escuche a los hijos; saque conclusiones sobre el nivel del lenguaje que tienen (y también, ciertamente, analice el suyo propio). Y si hay que corregir algo, no le pida ayuda a una comisión. Vaya al Colegio, exija más nivel o cambie a los niños de centro. ·- ·-· -······-·
IV Congreso Mundial de las Familia
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