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Los Caldeos; Cristianos de Iraq

por Jose Luis Orella Martinez

En el actual Iraq, existe una considerable comunidad cristiana, en la cual, los caldeos son parte fundamental. Los caldeos son una de las comunidades de los cristianos desconocidos, y ese silencio en torno a su existencia se convierte en el principal cómplice de su desaparición. El naciente radicalismo islamista y la violencia existente en el actual Iraq favorecen la eliminación progresiva de una minoría incomoda para los musulmanes.

Los cristianos son los verdaderos perdedores de la guerra en Iraq. Una comunidad histórica que comprendía un 3 % de la población total del país, se encuentra en la actualidad, en trance de desaparición. El asesinato del padre Ragheed Aziz Ganni y de los diáconos Basman Yousef Daoud, Ghasan Bidawid y Hanna Wadid han recordado la trágica situación en la que viven los cristianos iraquíes. El joven presbítero, había estudiado en Italia, y los diáconos que le acompañaban en su labor apostólica, lo hacían en función de custodes de su persona y del Santísimo. No obstante, los cuatro fueron ametrallados por desconocidos. Su asesinato era la última acción desarrollada en una operación que pretende culminar con la extirpación de los cristianos de territorio árabe.

Origen de las Iglesias Arabes

Los cristianos árabes son minoritarios en sus países y se encuentran fraccionados en diferentes iglesias, dentro de las cuales pueden existir diversos ritos. Las causas de su división las encontramos en el remoto pasado, cuando las disputas de los Padres de la Iglesia se centraban en definir la naturaleza de Jesús. El concilio de Éfeso de 431 rebatió la teoría diofisita de que dos naturalezas coexistían en dos personas, a su vez en una. Esta pugna dio con la aparición de la iglesia nestoriana, herética, que procedió a expandirse por el Asia central. Veinte años después, en el concilio de Calcedonia, se respondía a la herejía contraria, el monofisismo, que defendía la existencia de una sola naturaleza en una persona. En esta ocasión, las iglesias que se separaron fueron la Armenia, Copta (Egipto), Etiope y la Siria. La Siria también fue denominada jacobita por su máximo defensor, Jacob Barradai, obispo de Edesa. Esta separación contó con éxito por la oposición de los cristianos árabes a las directrices provenientes de Bizancio. La parte que permaneció fiel al emperador bizantino, fue la denominada melquita, del término melker, que es emperador.

Iglesia Nestoriana y Caldea

De la herejía diofisita vendría, por el nombre de su principal defensor, Nestorio, el Nestorianismo. La iglesia Nestoriana o Asiria de Oriente, tiene su propio patriarca, que debido a las circunstancias de la historia ha tenido que vivir refugiado en las montañas Hakkari, por el lado turco, o el iraquí actual. Pero en 1553, Juan Sulaca fue reconocido por el Papa como Patriarca de la nueva Iglesia caldea, quien aceptaba la unidad a Roma. Desde entonces la Iglesia Católica apoyo la creación de escuelas, seminarios, hospitales e imprentas que contribuyeran a elevar el ínfimo nivel cultural de los caldeos. Desde entonces, varios obispos nestorianos se han ido sumando a la comunidad caldea, como fue el caso del obispo Youssif en 1672, y el patriarca Elia XII, a mediados del siglo siguiente, reconocía la obediencia a Roma. Para una mejor organización de la Iglesia Caldea, desde 1830, con el patriarca Juan Hormez, se centro la autoridad de los caldeos en un solo patriarca, con el titulo de Patriarca de Babilonia de los Caldeos, que permanece hasta nuestros días. Durante el dominio del imperio otomano, los cristianos no tenían los mismos derechos que los musulmanes, eran ciudadanos de segunda clase, obligados a pagar impuestos especiales, con restricciones civiles como el acceso a las armas, y la prohibición de hacer proselitismo entre los musulmanes. Desde entonces, los nestorianos o asirios permanecieron en minoría en el norte del país, mientras sus hermanos católicos, más numerosos, bajaban al valle central, y conformaban las minorías cristianas de las principales ciudades.

En la primera guerra mundial, los turcos protagonizaron el genocidio armenio, el asesinato de 1.500.000 personas, pero se olvida, que también acabaron con la vida de unos 30.000 caldeos, tres obispos y 20 sacerdotes. Los supervivientes se refugiaron en el norte del Iraq, que quedaría bajo control británico. Pero mientras los asirios, agradecidos a los británicos, formaban parte de sus cuerpos de policía colonial, los caldeos se comprometían en el naciente nacionalismo árabe, que daría lugar al baasismo, movimiento político fundado por un cristiano árabe, Michel Aflak. En el Iraq independiente, los asirios sufrirán especialmente la represión del nuevo estado soberano, en manos de la minoría musulmana sunita.

Entretanto, en Iraq, en 1958 se traslado el patriarcado de Mosul a Bagdad. Durante el régimen baasista, como nacionalista laico, los cristianos eran considerados ciudadanos con los mismos derechos que los demás, y las privaciones de libertad eran las mismas al resto de los miembros de otras confesiones. Los cristianos irán teniendo una fuerte presencia en algunas profesiones, como la enseñanza, donde eran el 20 %, pero también en la hostelería, pequeño comercio, profesiones liberales y negocios internacionales. El resto de la comunidad seguirá viviendo en el campo, dedicada a labores de labranza, entre ellas, el cultivo de la vid. La capital árabe llegará a contar con 28 parroquias caldeas, de 50 parroquias cristianas, y un seminario mayor. Pero especialmente, en el barrio de Dora, donde se concentran las instalaciones del patriarcado, se situaba el Colegio Internacional Babilonia, de enseñanza superior universitaria, que contaba antes de la última guerra con 280 alumnos de diferentes confesiones cristianas. El detalle de la “libertad” de los cristianos era la presencia como vicepresidente de gobierno y ministro de asuntos exteriores de Saddam Hussein, del caldeo, Tarek Aziz, quien había islamizado su nombre para evitar rechazos. Su verdadero nombre era Miguel Johanna. Aunque su presencia en el gobierno no era por ser cristiano, sino un antiguo compañero político. Los propios cristianos hacían referencia a que conseguían mas favores por intermediación de ministros musulmanes, que por el propio Tarek Aziz.

Los Caldeos

Los caldeos constituyen el 75 % de la comunidad cristiana del país, unas 700.000 personas, y otras tantas en la diáspora. De ahí su importancia como vertebradores y animadores principales de los derechos de la cristiandad en una nación árabe de mayoría musulmana, pero trufada de minorías. En Iraq hay presencia de judíos, mandeos, yazidies, turcomanos, kurdos, chiítas y los diferentes grupos cristianos, además de los musulmanes sunitas. Estos últimos, aunque son el 23 % de la población siempre han sido tradicionalmente la clase dirigente desde la independencia, sumando a los kurdos (indoeuropeos) serían el 35 %.

El actual Patriarca de Babilonia de los caldeos es Emmanuel III Delly, quien fue elegido en diciembre del 2003, por 23 obispos caldeos (14 procedentes de Iraq, 6 del resto de Oriente Próximo y de América el Norte), incluidos los eméritos que según las normas de la Iglesia caldea conservan el derecho de voto. El Sínodo extraordinario estuvo presidido en nombre del Papa por el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal Ignace Moussa I Daoud (antiguo patriarca sirio-católico). Dentro del episcopado caldeo, existían dos tendencias. La representada por Antoine Audo S.J., obispo de Alepo, sirio de nacionalidad, y bien relacionado con las autoridades políticas de su país. Por otro lado, la liderada por Sarhad Jammo, de nacionalidad iraquí, pero residente en USA desde el año 1977, donde ejerce su labor apostólica. Por eso la labor del actual Patriarca, un hombre mayor, que tiene 80 años, es la de mantener la unidad de la comunidad, evitar diferencias políticas, y dar a conocer al mundo las dificultades en las que viven sus hermanos perseguidos en el país. Bajo su dirección, la Iglesia Caldea cuenta en la actualidad con 17 diócesis: nueve en Iraq, tres en Irán, una en Turquía, otra en Siria, Líbano y Egipto. En Tierra Santa hay un Vicariato patriarcal fundado en 1908, con jurisdicción sobre los caldeos de Haifa y Jordania. En este país hay una notable comunidad caldea, estimada a unos 10.000, refugiados a raíz de la guerra del Golfo. Los fieles de la diáspora disponen en los EE.UU. de un obispado caldeo, en Detroit y otro en San Diego; para los de Australia, de uno propio en Sydney.

También dispone la Iglesia caldea de religiosos. Los caldeos tienen cinco monasterios masculinos, cuatro en Iraq y otro en Roma, con un centenar de monjes de la orden de Mar Ormizdas. A los que hay que sumar dos congregaciones femeninas: de la Inmaculada Concepción, fundada en Bagdad en 1922, con 40 religiosas, y la del Sagrado Corazón, con 30 religiosas.

Con respecto a sus hermanos separados nestorianos, oficialmente Iglesia Asiria de Oriente. En 1995 un documento en el que se puso termino a la controversia teológica que se remonta al concilio de Efeso, donde se condenó la doctrina de Nestorio que confesaba dos personas en Cristo. Ahora, después de 15 siglos, se ha comprobado que, a pesar de las divergencias en la terminología y en la diversidad cultural, las dos Iglesias confesaban la misma fe cristológica: dos naturalezas en Cristo y la unidad de la persona del Verbo. Por lo que ambas comunidades se encuentran en un buen momento de acercamiento para mirar en el futuro un regreso a la unidad.

Los otros cristianos

Pero los caldeos no son los únicos cristianos de Iraq. También existe una pequeña comunidad católica latina, sostenida por misioneros carmelitas, dominicos, redentoristas y salesianos. La comunidad latina es de unas tres mil personas, y se ve liderada por un carmelita descalzo libanés, Mons. Jean Benjamín Sleiman. Por otro lado, los siro-católicos que son antiguos jacobitas (monofisitas) que volvieron a la comunión con Roma en 1626, tienen una comunidad de 75.000 personas, repartida en 30.000 en la capital y el resto en el norte (Kirkuk y Mosul). La comunidad se encuentra bajo la dirección del Patriarca siro-católico de Beirut. Aunque en Bagdad les rige Mons. Atanasio Matti Shaba Matota.

También los armenios tienen presencia en el país árabe, aunque su llegada fuese después de la primera guerra mundial, huyendo del genocidio provocado por los turcos. La comunidad Armenia estuvo constituida por 30.000 miembros, de las ramas católica y apostólica, que disponía de una escuela, regida por hermanas armenias, con 800 alumnos. Sin embargo, la emigración forzosa la ha reducido a una décima parte. 300 de ellos, incluso han vuelto a la republica de Armenia.

Otra de las comunidades a tener en cuenta, son los siro-ortodoxos o jacobitas (monofisitas). Esta comunidad esta formada por 50.000 personas, viven concentrados en el norte y en la capital. De modo semejante a los armenios, los jacobitas se refugiaron después de la confrontación mundial, huyendo de los turcos que asesinaron a varias decenas de miles de ellos.

De los asirios, que ya se ha hablado anteriormente, permanecen 70.000 de ellos en el norte, protegidos por las armas kurdas. Aunque separados de los católicos y de los ortodoxos, mantienen un progresivo acercamiento a los primeros.

Por ultimo, de manera anecdótica, en la frontera con Irán se encuentran los mandeos o cristianos de San Juan, los cuales defienden planteamientos maniqueos y mantienen algunas celebraciones, como el bautismo que recuerdan su parentesco con el judaísmo y el cristianismo. Los efectos de la guerra

La guerra, con el derrocamiento de Sadam Hussein y la posterior invasión militar de la coalición internacional, propicio un vació de poder con desordenes públicos y sangrientos enfrentamientos entre las diferentes comunidades. La lucha contra el invasor, esta siendo paralela a la eliminación de las minorías incomodas, como son los cristianos.

El éxodo continuo de los cristianos, causado por la guerra, parece anunciar la desaparición de una comunidad de 1.200.000 cristianos, que llevaba 2.000 años de existencia, de la cual quedan actualmente 800.000 en total. En los países vecinos se concentran millones de iraquíes, 1,200.000 en Siria, aunque llegan unos 40.000 al mes; y otros 700.000 en Jordania. De ambas grandes cantidades, 40.000 caldeos se hayan refugiados en Siria, y atendidos por el obispo caldeo de Aleppo, quien recibe ayuda de los grecoortodoxos y grecocatólicos, mayoritarios en la comunidad cristiana siria. En la monarquía jordana, son 10.000 los caldeos refugiados. Pero la salvaje guerra que se vive en Iraq se cobra un tributo diario entre los más débiles. Los sacerdotes son secuestrados; los cabezas de familia, asesinados; las mujeres obligadas a casarse con musulmanes, y los adolescentes obligados a la conversión. En definitiva, las familias cristianas, después de ser expoliadas, son obligadas a huir del país. Tanto las milicias chiítas, como las sunitas, tienen en común el odio a los cristianos. La llegada de misioneros pentecostalistas, por parte de las autoridades militares norteamericanas, tiene como misión la absorción de católicos caldeos y ortodoxos, por un cristianismo menos universal y más manejable. Pero esta acción no deja de preocupar también al episcopado católico por su carácter herético y que tiende a romper los lazos de los cristianos con Roma.

Entre los hechos mas llamativos contra las comunidades cristianas, se sitúa el ataque organizado el 1 de agosto de 2004 con coches bomba contra cinco iglesias de Bagdad (Iglesia Católica Armenia, la Iglesia Católica Siria, la Iglesia Caldea Korkis, la Iglesia Asiria y la Iglesia Caldea Mar Boulos), que dejaron 15 muertos y 47 heridos. Después se sucedieron los secuestros del P. Salem Basel Yaldo, vicerrector del Seminario; poco después lo era el propio rector, P. Sami Al-Rais, quien fue devuelto a la semana, después de pagar una fuerte indemnización. Estos hechos fueron suficientes para que el patriarca decidiese el traslado del Seminario San Pedro y el Colegio Babilonia, en enero de 2007, a la localidad de Ankawa, cercana a la localidad de Arbil, en el Kurdistan iraquí. La zona kurda se encuentra en manos militares kurdas y el ministro de turismo es un asirio, es la única región donde los cristianos de momento son tolerados y pueden plantear algunos derechos.

Sin embargo, un hecho es el que ha cobrado mayor importancia, cuando el domingo, 3 de junio de 2007, el padre Ragheed Aziz Ganni y los diáconos Basman Yousef Daoud, Ghasan Bidawid y Hanna Wadid, después de haber acabado la función eucarística en la iglesia caldea del Santo Espíritu de Mosul, fueron asesinados a sangre fría. Ya en diciembre del 2006, un sacerdote siro-ortodoxo, el P. Paul Iskandar, había sufrido el martirio en la misma ciudad.

Como alternativas a la huida, una de las soluciones que se propugnan, y que cuenta con el apoyo del ministro asirio de los kurdos, y con la extensa diáspora de USA, es la creación de una zona libre en la llanura de Ninive. En aquella región, se han reconstruido una veintena de pueblos y parroquias, para que sirvan de refugio a unas 170.000 personas. No obstante, la propia jerarquía católica se opone a la creación de un gheto cristiano. Pero a los norteamericanos y a los kurdos les parece una idea positiva, crear un estado autónomo tapón, entre los kurdos y la zona árabe que impidiese un contacto directo, y por tanto, violento. Sin embargo, para los caldeos y demás cristianos sería una condena a muerte. La creación de una reserva para los cristianos, les aislaría del resto del país, donde han convivido y formado parte. La compartimentación de las comunidades aniquilaría a las más pequeñas, al no poder mantener una autonomía económica. La proclamación de un enclave cristiano solo serviría como plataforma para una salida controlada del país. La única solución para mantener la presencia de uno de los pilares de la cristiandad en oriente próximo, es volver a recuperar el clima de convivencia preexistente antes de la guerra, donde los cristianos puedan vivir en una sociedad, sin ser marginados, con sus derechos plenamente reconocidos. De momento, USA, Australia, Suecia, Siria y Jordania son los segundos hogares de miles de familia que no volverán ya su patria de origen.

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Jose Luis Orella Martinez



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