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Ofensiva abortista en Hispanoamérica. El holocausto demográfico angloamericano bajo la guía de los hermanos Rockefeller
por
José Artigas
La ideología del clan Rockefeller se ha convertido en el justificativo ideológico del imperialismo demográfico : Todo lo expuesto, que puede ser profundizado a través de las citas que hemos hecho en las notas respectivas, es una prueba contundente respecto al carácter imperialista que reviste el proyecto plutocrático y oligarca del poder privado mundial –paradigma del cual es el clan Rockefeller,
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Desde
el punto de vista poblacional, la mayor parte del mundo en su conjunto está
viviendo y padeciendo el proceso que se conoce como invierno demográfico,
es decir, el envejecimiento de las poblaciones a causa del descenso del índice
de natalidad, lo cual produce el aumento paulatino del número de personas
ancianas y de edad adulta, al mismo tiempo que disminuye el número de niños y
jóvenes. Este invierno demográfico afecta a China, a prácticamente todos los
países de Europa, a Rusia .
Los
países hispanoamericanos no estamos exentos de este drama: un reciente estudio
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informa que
«disminuye el crecimiento demográfico y la población envejece», con el
agravante –en comparación con las zonas más desarrolladas del planeta- que «la
cobertura social es más precaria». Si bien la población mundial aumenta
anualmente a razón de 78 millones de personas, y más del 95% de ellas nacen en
los países en desarrollo, no deja de preocupar el hecho que el crecimiento
demográfico descendió en América latina y el Caribe: de un índice 2.7 por año a
mediados del siglo XX, se ha pasado en la actualidad a una tasa de 1.5. El
retroceso más evidente y relevante en la región lo constituye «la caída en la
tasa de fecundidad». El dato más llamativo es que en el transcurso de los
últimos 40 años los índices reproductivos (en su momento entre los más elevados
del planeta) han disminuido a niveles por debajo de la tasa media global, con
el agravante que la transición demográfica a escala mundial «se está dando en forma más acelerada [en los países en desarrollo] que en los países ricos». Por
supuesto, América latina está dentro de esa transición demográfica más
acelerada . Los únicos países
del mundo que no sufren este envejecimiento poblacional son los países
musulmanes.
Este
proceso de envejecimiento poblacional no ha acontecido casualmente. Como hemos
de mostrar a continuación, es un proceso proyectado, diseñado y ejecutado
por el clan Rockefeller, al servicio de la oligarquía mundial que es la
«dueña» del Nuevo Orden Mundial, es decir, del imperialismo privado
globalizador, el que para llevar a cabo su proyecto se ha servido del gobierno
de Estados Unidos y de los organismos internacionales como las Naciones Unidas,
y que últimamente se ha asociado política y financieramente al Gobierno
británico .
El invierno demográfico y el Proyecto Rockefeller
Hasta
mediados de la década del 60´, la población mundial crecía naturalmente y en
forma paulatina. Hacia mediados del siglo XIX, hubo mil millones de habitantes
en el mundo. Hacia 1930, hubo 2 mil millones de personas, y en 1960 la cifra
llegó a 3 mil millones de personas. Ante este crecimiento poblacional, los
ricos del mundo se dispusieron a impedir que dicho proceso continuara, para no
tener que compartir las riquezas que venían acaparando y que no querían
compartir de ninguna manera, y porque además preveían (y proyectaban) a nivel
mundial la concentración económica en marcha . Es por eso que en 1966 John
Davison Rockefeller III hizo firmar a 30 líderes mundiales un documento
(prácticamente desconocido hasta hoy) en el que se postulaba que «el crecimiento
no planificado del crecimiento poblacional mundial amenazaba a la paz mundial»,
con lo cual convirtió en problema de Estado el temor de la plutocracia
americana y mundial . En otras palabras:
esta Declaración de Rockefeller constituye la «Carta Magna» del control mundial de la natalidad, el objetivo estratégico compartido la
plutocracia mundial (poder privado multinacional, representado por la dinastía Rockefeller .
Rockefeller
en este tema ha impuesto no sólo los objetivos y metas de las fundaciones privadas
que financian y apoyan mundialmente el control de la natalidad, sino
también la doctrina de la Seguridad Nacional de Estados Unidos, las políticas
del Banco Mundial y las políticas impulsadas por las Naciones Unidas
y sus diversos organismos y agencias (Organización Mundial de la Salud,
Fondo de las Naciones Unidas para Población, Comisión de Derechos Humanos),
como hemos de mostrar a continuación . En otras palabras: la ideología
de Rockefeller (y de la plutocracia que representa y para la que opera
políticamente) impera no sólo en instituciones y organizaciones privadas no gubernamentales,
sino también y fundamentalmente en las sucesivas administraciones gubernamentales
de Estados Unidos y en los organismos oficiales internacionales, que han sometido
y someten a los pueblos y naciones del mundo al poder privado mundial, el
verdadero y auténtico gobierno mundial del planeta, lo cual permite afirmar,
sin el más mínimo margen de error, que los poderes públicos y privados del
mundo, oficiales y no oficiales, están al servicio de la dinastía Rockefeller y
de la oligarquía mundial que la cobija. El mundo en su conjunto está queriendo
ser gobernando por una oligarquía plutocrática .
El Proyecto Rockefeller como base y fundamento de la
política interna estadounidense
En
1972, a pedido del presidente Richard Nixon, la Commission on Population
Growth and the American Future [Comisión Rockefeller], presidida por el
mismísimo John Davison Rockefeller III, elaboró un informe sobre el
«crecimiento poblacional y el futuro americano», en el que está diseñada toda
la estrategia para el control de la natalidad en Estados Unidos .
Este documento es importantísimo, por un lado, por el detalle de su
presentación, y por otro lado, porque constituye la base a partir de la cual se
diseñó la estrategia antinatalista a nivel planetario. Entre los aportes
novedosos de este informe, se cuentan, entre otros: el concepto del embarazo
no deseado como justificación para el aborto, el tríptico antinatalista (esterilización
voluntaria, dispositivos abortivos y despenalización del aborto), la
equiparación entre la mujer pudiente y la mujer pobre en su «derecho» a matar a
su hijo como "acto de justicia social" (justo Rockefeller proponiendo
"justicia social", y encima asesinando pobres¡¡¡), la
«medicalización» del aborto presentándolo como un problema de salud pública (encubriendo
así su carácter de acción criminal), la "despenalización" del
aborto cuando éste sea producto de un acuerdo entre el médico y la madre,
introducción del control de la natalidad en las currículas escolares y universitarias,
cambio radical en el sistema político y en los valores culturales, uso intensivo
de los medios de comunicación, etc.
El
Proyecto Rockefeller como basamento y fundamento de la poltica imperialista
oficial de Estados Unidos
A.
En 1974, también a pedido del
presidente Nixon, en su función de consejero de Seguridad Nacional, Henry
Kissinger («agente» del grupo Rockefeller) , elaboró un famoso informe, en el
que ha presentado el control del crecimiento poblacional como estrategia
para salvaguardar la seguridad nacional de los Estados Unidos y sus intereses
de ultramar . El título
de este documento, mantenido en secreto durante 15 años (hasta 1989), es de por
sí elocuente y pone en evidencia que el control de la natalidad –en forma
directa o en forma eufemística ["salud sexual", "salud
reproductiva", "derechos sexuales y reproductivos", etc.]- está
en función de proteger la seguridad nacional de Estados Unidos , para beneficio
del verdadero poder que controla la administración gubernamental de Estados
Unidos, es decir, del poder privado que gobierna siempre, sea a través del
partido Republicano, sea a través del partido Demócrata .
Este
informe ofrece planes alternativos de acción para Estados Unidos en el aspecto
demográfico, muy especialmente en los países en vías de desarrollo, con la
finalidad de «tomar medidas que reduzcan la fertilidad [a nivel mundial] en las
décadas de 1970 y 1980», posibilitar con ello el crecimiento económico y el
ingreso per capita de los países en desarrollo, de manera de evitar conflictos
sociales y políticos que pongan en peligro el suministro de los recursos que
los países en desarrollo poseen y que el mundo desarrollado necesita .
Los objetivos planteados son los de «acomodar un crecimiento poblacional
continuo de hasta 6 mil millones de personas para la mitad del siglo XXI» y
«mantener el nivel final tan cercano como sea posible a 8 mil millones» hacia
el año 2075, impidiendo que alcance la cifra de 10 mil millones ó 13 mil
millones de habitantes en el mundo. Poniendo en evidencia el carácter
imperialista de esta política, el Memorando recomienda controlar el
crecimiento poblacional en los países en desarrollo más grandes y de
crecimiento poblacional más rápido, allí donde existe interés estratégico y
político de los Estados Unidos .
Entre las recomendaciones dadas por el «empleado» de los Rockefeller en el
Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos para llevar a cabo la política
imperialista y antinatalista encomendada, se destacan: a) disimular las
actividades de Estados Unidos en el ámbito poblacional, mediante acciones
y agentes que actúen dentro de los países en desarrollo, y b) enfatizar
el derecho de los individuos y parejas a determinar libremente responsablemente
el número y espaciamiento de sus hijos ,
es decir, pregonar e imponer el dogma rockefelleriano como criterio
justificativo y básico.
En
1975, el presidente Gerald Ford rubricó este informe de Kissinger y lo
oficializó como política de la administración gubernamental estadounidense y de
su proyección imperialista . Esta directiva
presidencial reconoce que desde la fecha mencionada el gobierno de los Estados
Unidos ha declarado una guerra mundial secreta contra los pueblos del mundo ,
en nombre de la seguridad nacional: «el Presidente cree que el
liderazgo de Estados Unidos es esencial para combatir el crecimiento
poblacional», con la finalidad de «promover la Seguridad de Estados Unidos y
sus intereses de ultramar». Según esta directiva, los esfuerzos oficiales de
Estados Unidos debían desde entonces ser claros y concretos, sobre todo en las
regiones donde las reducciones en fertilidad eran necesarias para Estados
Unidos, razón por la cual recomienda como estrategia básica para los
programas poblaciones de los países en desarrollo a) alentar a los líderes
de países en desarrollo claves para que «apoyen los programas nacionales y
multilaterales de asistencia poblacional», b) disimular el carácter
imperialista de la política poblacional, «trabajando cerca de otros en vez
de imponer nuestro punto de vista», y c) imponer la concepción ideológica
infanticida de Rockefeller: en todos estos esfuerzos en pos del control de
la natalidad, «debemos reconocer la dignidad básica del individuo y su derecho
para escoger libremente sus objetivos familiares y las alternativas de
planificación familiar».
En junio de 1994, el entonces presidente
«demócrata» de los Estados Unidos, William B. Clinton, ordenó redactar un
borrador de una Directiva de Decisión Presidencial, por medio del Consejo de
Seguridad Nacional, para continuar a nivel mundial con la política de control
del crecimiento poblacional mundial, en función del Memorando de 1974
redactado por Henry Kissinger, para retomar en forma oficial la política
imperialista del control de la natalidad . En la redacción
de este documento, nunca rubricado oficialmente, colaboraron el Departamento de
Estado, el Departamento del Tesoro, el Departamento de Servicios Humanos y de
Salud, la Agencia para el Desarrollo Internacional y la Agencia para Protección
del Medio Ambiente. Llama la atención que el Consejo de Seguridad Nacional
fuese visualizado como el responsable último de este documento y de la problemática
en él planteada. Reiterando la política de Nixon-Ford-Kissinger, también
para la administración demócrata del presidente Clinton el crecimiento
poblacional mundial afectaba la seguridad nacional… de los Estados Unidos . En este horizonte
estratégico, el dogma del derecho «básico» de decidir la cantidad de hijos y su
espaciamiento constituía el fundamento reiterado permanentemente a lo largo del
documento, por cuanto la meta de la política norteamericana sobre el crecimiento
poblacional mundial debía ser la de «dirigir una respuesta internacional
global, inmediata y concertada, a las tendencias del crecimiento poblacional»,
sobre la base de tres objetivos que se refuerzan mutuamente, y que
constituyen la prueba evidente de la influencia del proyecto y del ideario de la dinastía Rockefeller: 1) «promover el respeto de los derechos y capacidades de los
individuos y de las parejas para determinar libre y responsablemente el número
y el espaciamiento de sus hijos »; 2) «mejorar la salud reproductiva
individual, atendiendo especialmente las necesidades de salud reproductiva de
mujeres y adolescentes, y las necesidades generales de salud de bebés y niños»;
para lograr con ello 3) « reducir el índice de crecimiento poblacional tan
rápido como sea posible a los niveles que sean consistentes con un desarrollo
sustentable» . Como se puede apreciar,
este documento no esconde nada: el objetivo imperialista era el de lograr lo
más rápidamente posible el descenso del índice de crecimiento poblacional, es
decir, el presidente «demócrata» Clinton asumió sin más como política
poblacional norteamericana el proyecto de Rockefeller anunciado en 1966.
Más
todavía, esta política antinatalista ha constituido la finalidad esencial de la
política exterior americana del gobierno «demócrata» de Clinton, una auténtica
y real política imperialista , como lo prueba el hecho de que para la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, a celebrarse en El Cairo (Egipto)
poco tiempo después (setiembre de 1994), el borrador esbozado proponía que
Estados Unidos buscara un consenso «que provea un fundamento sólido para la
futura cooperación internacional sobre población, y que sea consistente con la
política norteamericana» .
Específicamente, proponía que Estados Unidos se esforzara por lograr «un
consenso internacional sobre aproximaciones programáticas de largo plazo hacia
las metas de reducir el crecimiento poblacional mundial ». En este horizonte
estratégico, el objetivo político de Clinton en la famosa Conferencia en El Cairo fue, en el campo de los derechos reproductivos, «reforzar y
fortalecer las recomendaciones de conferencias previas […] para asegurar que
los individuos y las parejas tengan el derecho a decidir libre y responsablemente
el número y el espaciamiento de sus hijos», y que «los gobiernos respeten este
derecho» .
En otras palabras: lo que la administración Clinton pretendía en la mencionada Conferencia, en una actitud por demás lacaya y servil, era asegurarse que el ideario y el proyecto antinatalistas de los Rockefeller y de la plutocracia mundial fueran asumidos por todos los gobiernos del mundo. Y cosa por demás importante: para poder tener éxito en esta política, el documento proponía la promoción y jerarquización de las falsamente llamadas organizaciones no-gubernamentales en apoyo de su política: «la estrategia para lograr los objetivos norteamericanos incluye un rol para las organizaciones no-gubernamentales en la Conferencia» .
Como
en su momento Richard Nixon y Gerald Ford, el demócrata William B. Clinton
convirtió a los Estados Unidos en el ariete a través del cual impulsó en todo
el mundo el proyecto criminal de controlar el crecimiento poblacional, objetivo
máximo de los Rockefeller y de sus «colegas» en el dominio del mundo.
La ideología antinatalista de la dinastía Rockefeller impuesta en las Naciones Unidas
A. En agosto de 1974, la ONU organizó
en Bucarest la Conferencia Mundial sobre Población, y rubricó por consenso
un documento en el que propuso «ayudar a coordinar las tendencias
poblaciones y las tendencias del desarrollo económico y social» .
Aquí, la dinastía Rockefeller ha comenzado a imponer a las Naciones Unidas su
ideología infanticida. La evidencia es innegable: desde 1974, las Naciones
Unidas ha comenzado oficialmente a ponerse al servicio del proyecto geopolítico
antinatalista del clan Rockefeller y de la oligarquía mundial que representa.
B.
En la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo
en setiembre de 1994, los Rockefeller lograron imponer su dogma básico
antinatalista como doctrina internacional para todos los Estados del mundo ,
o dicho de otra forma, las Naciones Unidas y los países que estuvieron de
acuerdo convirtieron la ideología de los Rockefeller en doctrina oficial del
organismo internacional, poniendo así a éste último organismo a su
servicio. Esto se puede comprobar muy fácilmente con la simple lectura del Programa
de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, documento
oficial presentado al final de la Conferencia. En este texto hay acompañamientos implícitos a la ideología rockefelleriana, por ejemplo, cuando se destaca que
constituye un logro el hecho que al momento de celebrarse el encuentro hayan
bajado los índices de nacimientos a nivel mundial, aunque en forma no tan
amplia como era deseable ,
o cuando se ignora la injusticia social como causa de la pobreza, para
atribuirlo simplemente a causas «naturales» . Pero también hay
acompañamientos explícitos de la mencionada ideología plutocrática antinatalista. Cabe destacar que una de las personas que más
se esforzó en imponer esta orientación antinatalista de la Conferencia y que
además contribuyó a forjar e imponer el concepto de «salud reproductiva» y este
fundamento recién explicitado fue Adrienne Germain, fundadora y presidente de International
Women´s Health Coalition, anteriormente miembro y colaboradora de Ford
Foundation y del Population Council, es decir, una «agente , delegada o
representante» de los Rockefeller y al servicio de su proyecto genocida .
De este modo, la ideología del clan Rockefeller se ha convertido en doctrina
oficial de las Naciones Unidas y en el justificativo ideológico del
imperialismo demográfico , proceso al que todos los países y pueblos del
mundo deben someterse.
C.
El United Nations Fund Population Agency – UNFPA [Agencia del Fondo de las Naciones Unidas para Población]
es el organismo creado a comienzos de la década de 1970 en las Naciones Unidas,
por sugerencia de uno de los miembros del clan, el tantas veces citado John
Davison Rockefeller III, para ocuparse de los temas poblacionales a nivel
mundial. Hace tiempo que este organismo supuestamente internacional está
promoviendo en forma oficial los planes y proyectos antinatalistas del poder
privado mundial. No es casualidad que entre las fundaciones privadas que financian
(y luego se financian de) a este departamento sean el Population Council y la
Internacional Planned Parenthood Federation (IPPF) , el primero propiedad de
los Rockefeller y la segunda controlada por un miembro de la corporación (más
específicamente, de la Rockefeller Foundation).
Para
no extendernos demasiado, y a modo de ejemplo, podemos consultar el último
informe sobre el estado de la población mundial elaborado por este organismo de
las Naciones Unidas: State of World Population 2005 [Estado sobre la Población Mundial 2005], el cual enfatiza "la salud reproductiva" como los
dos «elementos» indispensables para que los jóvenes puedan cumplir un rol de
importancia en el desarrollo de sus países y para crear "un mundo
mejor" para ellos mismos y para las generaciones futuras. En otras
palabras: según este planteo, si los jóvenes de todo el mundo adoptan la
ideología de los Rockefeller y siguen sus «consejos filantrópicos», podrán vivir
en un mundo feliz. Este informe enfatiza que el acceso a los servicios "de
salud reproductiva" es lo que hace posible que las mujeres pobres mejoren
su calidad, porque «la incapacidad para determinar cuando y de qué modo tener
hijos limita las elecciones de vida de una mujer». Es decir que el planteo
canallesco rockefelleriano es: "si una mujer es infeliz en la vida o no
puede realizar su potencial pleno, es porque los hijos le complican la vida: no
la injusticia social, la violencia doméstica, el desempleo propio o el del
esposo, la falta de atención médica, etc". Y como frutilla del postre,
este informe oficial (al servicio de la ideología plutocrática), reafirme el
dogma básico antinatalista de los Rockefeller: «permitir a los individuos
elegir libremente el número y espaciamiento de sus hijos deriva en familias más
pequeñas, crecimiento poblacional más lento y reducida presión sobre los
recursos naturales» ,
lo cual coincide con los postulados y objetivos planteados en el informe de
1972 sobre Población y el futuro americano, cuya autoría le corresponde
al gran magnate John Davison Rockefeller III, omnipresente como alma mater
y factotum del invierno demográfico que estamos atravesando
mundialmente.
D.
La World Health Organization [Reproductive Health and Research] – WHO [Organización Mundial para la Salud
[Departamento de Salud Reproductiva e Investigación]] es el organismo de
Naciones Unidas encargado de «respaldar y facilitar el acceso universal e
igualitario a servicios de salud sexual y reproductiva», a través de ámbitos
políticos, legales y regulatorios que «remuevan las barreras legales y
políticas que impiden el uso de intervenciones y otros servicios necesarios
para salvar vidas», para acelerar "el progreso en salud sexual y
reproductiva". Este departamento promueve que «todas las regulaciones y
políticas relevantes sean revisadas y que las barreras y restricciones sean
removidas» .
Entre las instituciones internacionales privadas que aportan fondos a este
departamento se encuentran la IPPF, la IWHC, dominadas ambas por la familia Rockefeller, el Population Council (propiedad de los Rockefeller); entre los
organismos «oficiales» se cuentan el Banco Mundial, el Fondo para Población de
las Naciones Unidas (financiado, entre otros, por los Rockefeller) y la Agencia
de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional ("USAID", O MÁS
BREVEMENTE. "AID", organismo que infiltró en el Uruguay a Dan A.
Mitrione en los años 60 con el objetivo de enseñar a torturar ) . Este organismo
recibe donaciones también del Safe Motherhood Inter.-Agency Group (IAG), un
conglomerado de instituciones nacionales e internacionales que promueven y
financian el programa Safe Motherhood Initiative. Entre los miembros de este
grupo se cuentan, como de costumbre, el Banco Mundial, la misma Organización Mundial de la Salud, la IPPF y… el Population Council .
Una
de las directoras de este departamento, desde 1991, es Jane Cottingham. Es cofundadora
de ISIS-Women´s International Cross-Cultural Exchange (WICCE), un organismo
dedicado a promocionar la justicia y el "empoderamiento de las mujeres y
sus derechos". Entre los donantes y financistas de este organismo se
cuentan la Ford Foundation (controlada y presidida por una empleada de la
Corporación Rockefeller) y la Heinrich Boll Foundation.
Miembros
de la corporación Rockefeller a cargo del holocausto demográfico mundial
Para
asegurarse que los lineamientos ideológicos antinatalistas trazados no sean
sólo enunciaciones teóricas abstractas, sino que sirvan de impulso para llevar
a cabo políticas concretas de control del crecimiento poblacional, los
Rockefeller se han asegurado la presencia de varios miembros de su
corporación al frente de los más importantes organismos oficiales y
organizaciones privadas, para controlar y supervisar el cumplimiento de su
proyecto antidemográfico, posibilitando el invierno demográfico que hoy
padecemos a escala planetaria.
A. La Ford Foundation [Fundación Ford,
"FF"] es una de las organizaciones «privadas» precursoras en el
control de la natalidad y uno de los aliados más estrechos de la Corporación
Rockefeller.
Un
documento elaborado en 1969, muy poco conocido, explicitó el aporte pionero a
la causa colonialista demográfica que la Fundación había llevado a cabo hasta
entonces, junto con la Fundación Rockefeller y la Federación Internacional de Paternidad Planificada .
Es discutible el
carácter de «privada» de la Fundación, por cuanto es conocida su relación
histórica, desde sus inicios, con el Departamento de Estado norteamericano y
con la CIA ( Central Intelligence Agency), al punto que algunos comentaristas
la consideran cobertura u organismo fachada de ésta última .
Desde
su creación en 1936 hasta los comienzos de la década del 90, casi todos los
presidentes de la FF fueron directores o miembros de la CIA , del Council on
Foreign Relations – CFR (Consejo para las Relaciones Internacionales)
y colaboradores de la corporación Rockefeller (Richard Bisell, John Mc Coy, McGeorge Bundy, etc.) . A partir de
1996 es presidente de la Ford Foundation una mujer, Susan V. Berresford
(también miembro del Consejo para las Relaciones Internacionales), quien en los
comienzos de su carrera profesional se había desempeñado en el Chase Manhattan
Corporation (Rockefeller). En síntesis: la Ford Foundation [CIA] y Rockefeller forman «un solo corazón».
B. El Center for Reproductive Rights [Centro por
los Derechos Reproductivos] es un organismo creado en 1992, con la finalidad de
insertar el control del crecimiento poblacional en el plano legislativo y
jurídico. Al igual que los Rockefeller, este organismo dice que «la ley debe asegurar
a todas las mujeres el acceso a los servicios básicos de salud, que incluyen la
anticoncepción y el aborto seguro y legal», entre otras cosas .
En absoluta «unidad doctrinal» con los magnates estadounidenses recién
mencionados, este organismo reconoce sin tapujo alguno que el núcleo y razón
de ser de los derechos sexuales y reproductivos es la legalización o
despenalización del aborto , no la salud de las mujeres: «El derecho de
la mujer a decidir si tiene o no un hijo y cuándo tenerlo es la esencia de los
derechos reproductivos». Uno
de los miembros en su Directorio es Nafis Sadik, quien presidió la Conferencia Internacional de El Cairo, destacándose por su tenaces esfuerzos en promover los
programas antinatalistas y de control de la natalidad como política de las
Naciones Unidas.
Este
Centro no sólo tiene coincidencia ideológica con los Rockefeller: dos miembros
de su Junta Directiva son a la vez representantes del Population Council:
Michelle H. Allen y Sheldon Segal .
C.
La International Women´s Health Coalition [Coalición Internacional por la Salud
de las Mujeres] fue fundada en 1984 por Joan Dunlop y Adrienne Germain,
"con la finalidad de promover los derechos de salud reproductiva y para defender
el acceso al aborto realizado en condiciones seguras", lo cual es el
ideal primigenio y originario planteado ya en 1972 por John Davison Rockefeller
III en su Informe al presidente Nixon. En su página web en Internet,
esta organización reconoce que promueve una política imperialista, ya que
«trabaja para generar políticas y programas de salud y población, y procura financiamiento
para promover y proteger los derechos de las mujeres y niñas de todo el mundo, particularmente
en África, Asia, América latina y en los países otrora socialistas», como
norteamericanos que salen a «salvar» al mundo (como de costumbre¡¡¡).
Pero
la personalidad de la presidente de este organismo pone en claro cuál es el
aporte «salvífico» que la Coalición hace "al mundo" y "a la
dignidad de las mujeres". Antes de fundar esta institución, Adrienne Germain
trabajó en el Population Council de Rockefeller, en la Ford Foundation y en la CIA. También fue delegada, estratega central y negociadora de la administración Clinton en la Conferencia sobre Población y Desarrollo en El Cairo (1994) y en
la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing (1995). Actualmente
colabora con las Naciones Unidas en la Fuerza de Tareas para los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, integra dos comités asesores de Human Rights Watch
(emprendimiento conjunto de George Soros y del Departamento de Estado
norteamericano, activo promotor de la despenalización del aborto en nuestro
país el año pasado) y es miembro del Council on Foreign Relations .
En síntesis: la presidente de esta Coalición -una activa jugadora de primer
nivel en el poder privado mundial- es discípula de los Rockefeller.
D.
La International Planned Parenthood Federation [Federación Internacional por la Paternidad Pla nificada, "IPPF"] fue fundada en 1952, como iniciativa de la Tercera Conferencia Internacional sobre Paternidad Planificada celebrada en Bombay (India) en
ese mismo año. Los ocho socios fundadores de la IPPF fueron las asociaciones de
la India, el Reino Unido, los Estados Unidos, Holanda, Suecia, Alemania
Occidental, Singapur y Hong-Kong .
Es la institución anti-vida más grande, la mejor financiada y la más fuerte a
nivel internacional , conformada como
una red de entidades nacionales de planificación familiar. Mediante esta
organización, financiada con diversos subsidios gubernamentales (más de
la mitad de sus ingresos proceden generalmente de aportes gubernamentales),
se han llevado a cabo en todo el mundo programas de distribución e implante de
abortivos, y en forma paralela, otros servicios de abortos a petición.
Actualmente tiene sedes en 178 países, con su sede central situada en Londres
(Gran Bretaña).
Entre
los gobiernos que aportan fondos se encuentran los de Australia, Canadá,
Dinamarca, Alemania, Japón (el que más provee), Holanda, Noruega, Suecia,
Suiza, Gran Bretaña, Estados Unidos. Entre los privados que más aportan se
encuentran la Fundación Bill y Melinda Gates, la Comisión Europea, la Fundación Ford, la Fundación William y Flora Hewlett, la Fundación Rockefeller. Y lo que es muy llamativo, la mismísima ONU le aporta fondos, a través del Fondo para Población
y del Fondo para el Desarrollo .
En
el marco estratégico de su accionar, la IPPF tiene como meta respecto al aborto
que éste sea «reconocido universalmente como un derecho de la mujer para
elegir y tener acceso al aborto seguro», y además que haya «una reducción
en la incidencia del aborto inseguro» . En otras palabras: esta organización
intenta imponer la idea de que el aborto no es un crimen sino un derecho, y de
que "el problema" radica fundamentalmente en que muchas mujeres no
tienen la certeza o la seguridad de poder matar con éxito a su hijo.
El
reconocimiento de la objeción de conciencia el artículo 7 reafirma que el
«derecho al aborto» es una cuestión política y ética, no un problema médico ni
sanitario. Ningún médico puede dejar de curar o sanar por objeción de conciencia
basada en criterios no médicos. El aborto se «medicaliza» cuando se lleva a
cabo o se quiere ejecutar el asesinato del nascituro. Lo mismo vale para los
asaltos a ancianos o los secuestros extorsivos con violencia, etc.: son delitos
que desembocan en un problema médico, ante las agresiones sufridas por las
víctimas. Si se aplicara en forma extensiva la misma lógica, habría que
despenalizar los delitos mencionados y convertirlos en problemas exclusivamente
sanitarios o médicos, por las consecuencias que acarrea su ejercicio primero.
Si la "despenalización" del aborto se propusiera para llevar a cabo
el asesinato del nascituro "en condiciones seguras", con el mismo
criterio pseudo-lógico habría que despenalizar el asalto a los ancianos y proponer
que se los asalte en un hospital, porque en éste hay condiciones «seguras»: si
se resisten y son golpeados, enseguida los puede atender un médico. UNA LOCURA
TOTAL. El crimen es crimen siempre: AUNQUE SE LO "DESPENALICE" SIGUE
SIENDO UN CRIMEN. Seguir la lógica criminal de los Rockefeller presenta estos
inconvenientes: se terminan afirmando insensateces y proponiendo conductas
irracionales; por ejemplo, si se siguiera este pseudo-"razonamiento"
disparatado de Rockefeller, entonces habría que despenalizar el robo de
automotores, los asaltos a mano armada, el tráfico de drogas a gran escala, las
estafas reiteradas, los secuestros express, el cobro de coimas, etc., para que
se puedan realizar en forma "segura".
Orientada
de esta manera, la IPPF se plantea como objetivo para lograr la meta fijada que
se fortalezca el compromiso público y político para [reconocer] el
derecho a elegir y tener acceso a un aborto seguro, incrementar el acceso al
aborto seguro, que los servicios relacionados con el aborto sean
presentados como una parte integral de "los servicios de salud reproductiva",
y que se perciba que "el aborto inseguro" impacta y afecta a
la salud pública y a la justicia social . Estos dos últimos objetivos son
los que en 1972 ya se había planteado John Davison Rockefeller III en su Informe
al presidente Nixon ya citado: encubrir que el aborto es un crimen,
presentándolo como un problema de salud pública (lo mismo que en su momento
hizo Hitler en Alemania), y que la falta de acceso de las mujeres pobres al
aborto seguro es un ejemplo de injusticia social, porque esto sí puede hacerlo
la mujer pudiente .
Vale
la pena reiterar una vez más que para esta institución, presidida por un
discípulo de la dinastía Rockefeller, éste el es el único caso de injusticia
social reconocido: que la mujer pudiente puede matar a su hijo nascituro en
forma segura, mientras que las mujeres pobres corren sus riesgos. No quiere
erradicar el crimen, sino universalizarlo. Parecería ser que no hay otros
casos ni ejemplos de injusticia social más que éste.
Además,
la IPPF ha formado una especie de asociación con el Population Council (Consejo
de Población) y con algunos organismos de las Naciones Unidas como el Programa
para el Desarrollo, la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial, el Fondo de las Naciones Unidas para Población y el Fondo para la Infancia (UNICEF).
Estas organizaciones se dedican a promover la «planificación familiar» y el
aborto, menos (se suponía) la UNICEF. Sin embargo, la red que se ha creado a
nivel de la UNICEF a través del mundo le sirve a la IPPF para llevar a cabo sus
programas de «educación» sexual y de control demográfico por medio de fármacos
abortivos y de la esterilización .
Para
lograr sus objetivos abortivos, la IPPF ha implementado en febrero de 2006 un
programa llamado Global Safe Abortion Fund [Fondos para el Aborto Seguro
Universal], con la finalidad de «incrementar el acceso a los servicios
generales para el aborto seguro», en particular «para las mujeres marginadas y
vulnerables». Es decir: derecho a abortar para las mujeres pobres, nada de promoción
ni de dignificación, sólo derecho a matar al propio hijo. Es que en definitiva
no se busca erradicar la pobreza de las mujeres sino institucionalizarla y
mantenerla " in aeternum". Los ricos, como los miembros de la
IPPF no acercan ni alimentos, ni medicamentos ni posibilidades de trabajo a las
mujeres pobres, sólo le reconocen el derecho a matar a su cría .
Es por eso que una de las finalidades de este programa es ayudar a mejorar el acceso a los servicios de aborto seguro en los países pobres. Es
decir, el objetivo no es erradicar la pobreza, sino que los pobres se
eliminen a sí mismos, matando a sus hijos «en forma segura y sin riesgos».
Lo
grave es que esto no constituye el objetivo ni la labor de una organización
privada no gubernamental, sino que cuenta con el respaldo financiero del
mismísimo gobierno británico , el cual ha aportado inicialmente 3 millones
de libras esterlinas para el programa, a través del Department for
International Development (DFID) [Departamento para el Desarrollo
Internacional]. En otras palabras: la despenalización y la legalización del
aborto, así como la asistencia médica y sanitaria para el ejercicio de este
crimen, es política oficial del Reino Unido de Gran Bretaña , ejecutada
por el Ministro de dicho Departamento, Mr. Gareth Thomas, tal como la misma IPPF reconoce: este nuevo programa, diseñado para respaldar servicios e información
para reducir universalmente el aborto inseguro «fue bien recibido políticamente
y ha recibido respaldo financiero por parte del Gobierno del Reino Unido» .
También donan y aportan fondos a la institución los gobiernos de Japón, Suecia,
Noruega, Alemania, Australia y Nueva Zelanda. Evidentemente, se trata de una
organización pseudo no-gubernamental.
También
en Hispanoamérica se intenta imponer esa "visión"rockefelleriana tan
particular de la injusticia social destinada a justificar el asesinato del hijo
nascituro . En marzo de 2006 Carmen Barroso, Directora regional de la IPPF,
fue entrevistada por el Semanario Brecha, el 24 de marzo de 2006. En dicha entrevista, comienza afirmando que el aborto, además de ser «un problema grave de
salud pública» [LO CUAL ES FALSO, en realidad y en rigor de verdad es UN
CRIMEN], «es también un problema de justicia social», ya que «las mujeres más
pobres son las que recurren al aborto inseguro», mientras que «las mujeres
ricas, aun cuando el aborto no es permitido por la ley, tienen siempre la
oportunidad de encontrar una salida segura aunque sea a un alto costo». Una vez
más el imperialismo intenta imponer en Hispanomérica la concepción y la
ideología de los Rockefeller sobre "la justicia social", para
"justificar" el asesinato de los propios hijos por parte de los
pobres. Para la plutocracia mundial "lo condenable" no es el crimen
que se comete contra un ser humano inocente e indefenso , sino que las pobres
corren riesgo al hacerlo bajo condiciones inadecuadas. No sólo esto: la mencionada Directora reconoce también que en definitiva la legalización y perfeccionamiento del aborto es una política financiada por varios gobiernos europeos (que no identifica), una política de los ricos que gobiernan en los países prósperos contra los pobres del mundo, para que no se reproduzcan .
Desde
2002, es Director General de la IPPF Steven Sinding, quien previamente se había
desempeñado como Consejero sobre población en el Banco Mundial, como miembro de
USAID (US Agency for International Development) [Agencia estadounidense para el
Desarrollo Internacional], y como no podía ser de otra manera, como Director
del programa Ciencias sobre Población… en la Rockefeller Foundation
(1991-1999) y como profesor sobre Salud Pública en la Universidad de Columbia
(1999-2002), una de las instituciones universitarias dedicadas al estudio del
control de la natalidad. Como «discípulo» de la dinastía Rockefeller, Sinding
ha elaborado una visión y un marco proyectados a diez años para la labor de la
IPPF, concentrando su actividad en cinco ámbitos: Juventud, SIDA, Aborto,
Acceso y Consejería Legal, considerando de hecho e infundadamente que el aborto
es un derecho en vez de lo que es, un crimen, que debe ser reconocido y legitimado
por todos los países.
La mentira criminal del «aborto seguro», otra trampa
mortífera de los Rockefeller
Y como decíamos, uno de los latiguillos recurrentes que repiten hasta el
hartazgo los partidarios de la despenalización del aborto es que, al no estar
legalizado el aborto, la práctica del mismo -fuera de los círculos «seguros»
constituido por los hospitales o los centros de salud- se realiza en condiciones
«inseguras» que suelen aparejar riesgos a veces mortales para las mujeres que
abortan. Esta burda afirmación constituye en realidad una mentira falaz en un
doble aspecto: en primer lugar, disimula o ignora la naturaleza esencialmente asesina
del acto de abortar voluntariamente (en tanto acto mediante el cual se mata a
un ser humano ), y en segundo lugar formula directamente una afirmación mendaz.
Respecto
al primer aspecto, no nos vamos a referir mucho al mismo. Solamente
recordaremos que la actitud de presentar como un problema médico-sanitario lo
que en rigor de verdad es un acto criminal de raíz moral y política es la
táctica aconsejada por John Davison Rockefeller III (hermano de David y Nelson,
dedicado a estudiar la forma de detener el crecimiento poblacional mundial ya
desde 1952) en el Informe presentado en 1972 al entonces presidente
norteamericano Richard Nixon: este personaje decía que la prohibición del
aborto obstaculizaba el ejercicio de la libertad individual de la mujer y
violaba la justicia social (decía que la mujer pobre no podía matar en condiciones
seguras a sus hijos no deseados, como si podía hacerlo la mujer pudiente o
rica), proponía entonces que los hospitales y clínicas fueran el ámbito en el
que se llevaran a cabo la eliminación de los bebés no queridos. En esta línea
de propuesta antinatalista, sostenía que el aborto «no debe ser considerado un
sustituto para controlar los nacimientos, sino un elemento dentro de un
sistema general de cuidado de la salud materna e infantil». Como se
puede apreciar, para el gran magnate y plutócrata el aborto no es un crimen
sino un derecho: es una decisión inmoral y criminal que Rockefeller justifica exclusivamente
sobre la base de su riqueza: como alguien no quiere al hijo en camino,
Rockefeller dice que tiene derecho a matarlo, para lo cual inventa e instituye
la tesis que afirma que «sólo deben ser traídos al mundo los hijos deseados». El
aborto debe dejar de ser considerado un crimen sólo porque lo dice Rockefeller.
Nuestros progresistas antiimperialistas, ¿pueden sostener que el aborto no es
un crimen? ¿ Saben que dicen lo mismo que Rockefeller dice desde hace 40 años?
Si
el primer aspecto que hemos mencionado es en realidad un cruel y criminal
encubrimiento ideológico de Rockefeller, mediante el cual ignora y disimula el
carácter esencial y sustancialmente criminal del aborto, el segundo aspecto no
es menos tramposo y falaz. Los partidarios de la despenalización del aborto
recurren, entre otras, a la máxima autoridad «sanitaria» mundial, la Organización
Mundial de la Salud, de la cual toman el remanido argumento que, basado en el
más puro espíritu rockefelleriano, postula la distinción entre los abortos
«seguros» en hospitales y clínicas y los abortos «inseguros» en el hogar o en
lugares clandestinos. Pero resulta ser que esta distinción es una falacia
total, tal como lo afirmó la Dra. Gunta Lazdane en mayo de 2004, en el transcurso
de un encuentro del Global Population Forum celebrado en la ciudad de
New York y organizado por dos entidades pro-abortistas: el Population 2005 y el
Population Institute. En su exposición, la conferencista de origen danés
sostuvo que « más del 20% de las muertes maternas son causadas por el aborto.
Esto sucede también en esas situaciones en las que el aborto es legal . En
consecuencia, nos debemos preguntar si el "aborto seguro" lo es
realmente». En primer lugar, la conferencista mencionada es una médica; en
segundo lugar, y tan importante como su ciencia y su profesión, es el cargo o
la función que ella desempeñaba en ese momento como Consejera Regional europea
del Departamento de Investigación y de Salud reproductiva de la Organización
Mundial de la Salud, lo cual significa que la suya no era una opinión
cualquiera, sino la de alguien que hasta ese momento participaba en la «cocina»
de la remanida y hastiante política de «salud reproductiva».
Podría
ser que la OMS tenga razón y que la doctora en cuestión estuviera equivocada,
pero llama la atención que una opinión como la suya haya sido «recompensada»
con su defenestración .
Tenemos derecho a
suponer esta «represalia», por cuanto la Organización Mundial de la Salud no es
un organismo neutro de las Naciones Unidas, sino que a través de las políticas
sanitarias que elabora y traza cumple una misión política primordial: si la
mayoría de sus miembros son médicos, no por ello dejan de responder a
directivas políticas precisas emanadas de funcionarios y jefes que tienen sus
vínculos y subordinaciones con el poder privado plutocrático mundial.
Más pruebas al
canto:
a)
entre los organismos que respaldan, aportan y «colaboran» con la OMS se
encuentran las dos instituciones que más bregan en el mundo por controlar el
crecimiento poblacional, sobre todo en los países «en desarrollo»: la
International Planned Parenthood Federation (IPPF), (la institución abortiva
más grande del mundo, con su matriz en Londres y con 52 federaciones asociadas
a lo largo del mundo, dirigida desde 2002 por Steven Sinding, ex Banco
Mundial y ex Rockefeller Foundation ) y el Population Council (de los
Rockefeller ). En buen romance: si las dos instituciones abortivas más grandes
del mundo financian a la OMS, quienes dictan la política de ésta última son aquéllas,
ambas controladas y dirigidas por los Rockefeller. Para que no haya dudas
respecto a la orientación pro-abortista del organismo, otras fundaciones que
respaldan y aportan financieramente a la OMS son, por ejemplo, Bill and
Melinda Gates Foundation y Dave and Lucille Packard Foundation, activas
promotoras del control de la natalidad en América Latina.
b)
la responsable última de este Departamento de la OMS, custodio y garante de la
política de salud sexual y reproductiva, es Jane Cottingham. ¿Quién es
esta funcionaria? Es una de las fundadoras, en 1974, de ISIS-Women´s
International Cross-Cultural Exchange (Isis-WICCE), en Ginebra (Suiza), un
organismo que tiene como finalidad primordial «promover los derechos humanos de
las mujeres». Desde 1991 trabaja en la OMS. La institución fundada por ella, la
ISIS (nombre en honor de la diosa egipcia) es un organismo que recibe
donaciones y subsidios, entre otros, de la tristemente célebre Fundación
Ford (vinculada a la CIA y presidida desde 1996 por Susan V. Berresford,
miembro de la corporación Rockefeller –ex Chase Manhattan- y de la Comisión
Trilateral) y de la Fundación Heinrich Boll (de Alemania). Quiere decir
entonces que la ¿Dra.? Jane Cottingham, responsable del área de Salud
Reproductiva en la OMS, es apoyada y sostenida formal e indirectamente por el
clan Rockefeller.
Para
decirlo en pocas palabras: el clan Rockefeller no sólo controla la Organización
Mundial de la Salud –a través de aportes del Population Council y de la IPPF-,
sino que controla y dirige el Departamento de Investigación y Salud
Reproductiva , a través de aportes del Population Council y del accionar de su
Directora, vía Fundación Ford. En definitiva, a través de la OMS y sus
dependencias, el clan Rockefeller promueve el colonialismo sanitario y el
holocausto demográfico , ya que decir que anualmente se producen 50 millones de
abortos en el mundo es afirmar que estamos en presencia de una cruel cacería de
los seres humanos más inocentes y indefensos de todos, promovida y causada por
el delirio y la irracionalidad voraz de la plutocracia internacional y de la
oligarquía parasitaria financiera, verdaderos enemigos de la raza humana, de
nuestros pueblos y de nuestras Patrias lamentablemente subdesarrolladas por
culpa del Imperialismo.
¿Nuestros legisladores van a seguir estas directivas del proyecto antinatalista
criminal de la familia Rockefeller? Pero este sometimiento al imperialismo
internacional del dinero no ha sido casual: previamente muchos agentes que
fingen entrenadamente de ser de avanzada son en realidad imperialistas que han
sido entrenados (y entrenadas) para imponer esta política. Y es por eso que en
todos estos nuestros oprimidos países del sur se comportan de idéntica manera,
adoptan idéntico discurso, idénticas expresiones e idénticos giros, promoviendo
en todos estos países oprimidos las mismas barbaridades; todo ello aprendido al
pie de la letra en los norteños centros imperialistas del control poblacional.
¡Qué
llamativo! Los únicos subsidios estatales para los pobres que John Davison
Rockefeller III acepta son los destinados a la mutilación genital, a la
provisión de insumos abortivos y a la realización de abortos a petición.Y a su
vez, estos "proyectos de ley" marchan en la dirección indicada por
los grandes oligarcas, lo cual nos hace pensar por qué hay legisladores que
impulsan y aprueban estas leyes tan «rockefellerianas» al servicio del Nuevo
Orden Mundial. . En este sentido, pareciera que gran parte de nuestros legisladores
están queriendonos hacer transitar a pasos agigantados hacia un nuevo
sometimiento colonialista en beneficio de la oligarquía parasitaria mundial
aprobando las "leyes" que este clan de los Rockefeller y el Consejo
de las Américas pretende.
¿SE PUEDE HABLAR DE DERECHOS HUMANOS y, al mismo tiempo, mutilar a los pobres
y asesinar a los niños inocentes en el vientre de sus madres?
¿Se puede ser libre y digno, tanto a nivel nacional como personal, siguiendo el
ideario político de los rockefeller y ejecutando sus postulados antinatalistas?
¿se puede ser libre y al mismo tiempo colonia de los Rockefeller?
¿Se puede alcanzar la grandeza y la felicidad del pueblo instaurando como
"política de Estado" el «HOLOCAUSTO DEMOGRÁFICO» de los Rockefeller,
los Kissinger con su célebre informe, la Fundación Ford, la IPPF y la AID yanqui, que mandó sus agentes al Uruguay a enseñar a
torturar (¿recuerda el señor senador a Dan Anthony Mitrione, agente de la
AID)?
Se está gestando en nuestra Latinoamérica una ofensiva gorila del Nuevo
Orden Mundial , subsidiada por la CIA, Rockefeller, y fundaciones
imperialistas como las mencionadas. Pareciera que este Nuevo Orden Mundial ya
hubiera comenzado a instaurar el ideario neonazi del siglo XXI , para el
cual los pobres deben ser eliminados de la faz de la tierra. Si esto es
así, nos queda a los latinoamericanos, y en especial a sus legisladores,
responder como corresponde, rechazando toda esta ofensiva genocida del
Imperialismo.
Conclusión.
Todo
lo expuesto, que puede ser profundizado a través de las citas que hemos hecho
en las notas respectivas, es una prueba contundente respecto al carácter
imperialista que reviste el proyecto plutocrático y oligarca del poder privado
mundial –paradigma del cual es el clan Rockefeller, de Ohio (Estados Unidos)-,
con la pretensión de ejercer el control de la natalidad a nivel mundial a
través de la despenalización del aborto, sobre la base de la doctrina de la salud
reproductiva y de los derechos sexuales y reproductivos. Es indudable que la
ideología del clan Rockefeller se ha convertido en el justificativo ideológico
del imperialismo demográfico :
1.
La dinastía Rockefeller, cara visible del poder privado mundial –el auténtico
«amo» del mundo- y brazo ejecutor de las políticas trazadas y diseñadas por
dicho poder, es el creador del dogma básico que fundamenta y justifica –hasta
con la legalización del aborto- el control imperialista del crecimiento
poblacional mundial y el consiguiente holocausto demográfico que actualmente
asesina a 30 millones de nascituros por año.
2.
La dinastía Rockefeller ha convertido su miedo corporativo privado –el control
del crecimiento poblacional mundial- en problema de Estado a nivel planetario.
3.
La dinastía Rockefeller ha diseñado y oficializado para los Estados Unidos el
control de la natalidad.
4.
A través de uno de sus empleados –Sir Henry Kissinger-, la dinastía Rockefeller
ha diseñado y oficializado el control de la natalidad en todo el mundo, en el
horizonte y marco estratégicos de proteger la seguridad nacional de Estados
Unidos (país al que tiene sometido y dominado a su antojo).
5.
La dinastía Rockefeller ha implementado a través de las Naciones Unidas y de su
agencia dedicada al tema poblacional su proyecto de control de la natalidad a
escala planetaria. Específicamente, ha logrado que las Naciones Unidas haya
adoptado como política oficial que trata de imponer por encima de las
soberanías nacionales su ideología antinatalista y sus proyectos antidemográficos,
bajo los eufemismos de la salud reproductiva y de los derechos sexuales y reproductivos.
6.
La dinastía Rockefeller ha establecido una alianza estratégica con las más
importantes instituciones que promueven la política imperial de controlar el
crecimiento poblacional mundial, situando en sus órganos de conducción a
miembros de su corporación o del propio organismo que ha creado para ocuparse
de los temas demográficos y poblacionales.
7.
La dinastía Rockefeller ha asociado a los mencionados organismos e
instituciones privadas a diversos gobiernos (el estadounidense, algunos
europeos y algunos asiáticos), mediante el apoyo y el respaldo financieros,
para llevar a cabo sus planes concretos de control de la natalidad. En particular,
se ha asociado al Gobierno británico para financiar a nivel mundial la
política del aborto legal y seguro.
Todo
esto constituye el horizonte estratégico en el que se enmarcan las monocordes
propuestas presentadas en nuestro país y en los países hermanos de la Patria Grande iberoamericana, al servicio de la multinacional de la muerte inspirada y
conducida por la dinastía Rockefeller. En otras palabras: promover supuestos derechos reproductivos y la salud reproductiva es trabajar a favor del criminal proyecto antinatalista de la dinastía Rockefeller.
En
última instancia, como ejemplar paradigma del poder imperialista
angloamericano, la ofensiva antinatalista y abortista busca no sólo eliminar
las generaciones futuras, sino colonizarnos en forma integral (política,
económica, social, ideológica y culturalmente), prostituyendo nuestros valores
culturales y nuestro sistema político, convirtiéndonos en asesinos de nuestros
propios hijos y nietos, la única forma que les posibilitará consolidar in
aeternum nuestro sometimiento colonial. Frente a esta actualísima y
renovada política colonialista británica y angloamericana que pretende recolonizar
a nuestros pueblos de Iberoamérica, se impone la resistencia cultural y
política, restaurando y recreando nuestra herencia y memoria históricas, para
afirmar un profundo nacionalismo cultural y político y forjar con ello una
auténtica cultura de la vida que nos permita ser libres y dignos frente a la
soberbia arrogante de los personeros apátridas y criminales del Nuevo Orden
Mundial. Este momento histórico nos impone la disyuntiva: o libres y dignos
hijos de la Patria y de su historia, o traidores al servicio del poder
imperialista plutocrático angloamericano. Dos siglos atrás, nuestros antepasados
nos mostraron y enseñaron que se debe resistir a los asesinos que nos invaden,
por izquierda y por derecha. Toda forma de lucha y resistencia nos es válida,
lo único que tenemos impedido hacer es vivir de rodillas por cobardía, frente a
los enemigos de la raza humana que no sólo quieren saquear nuestras riquezas y
nuestros recursos, sino también eliminar a nuestros descendientes, para
robarnos nuestro futuro y nuestro destino.
Ellos
tienen la riqueza y los medios, pero carecen del capital que nosotros poseemos:
una Causa noble por la cual vivir y luchar, la Verdad que nos ilumina y
sostiene y el Amor que nos impulsa a vivir al servicio de quienes nos rodean y
de nuestra Patria para lograr así nuestro propia realización personal, ya que
nadie se realiza ni tiene destino en una comunidad que no se realiza. Sabemos
que no se vence con violencia, mucho menos a un enemigo tan poderoso como el
que ha venido a esclavizarnos, sólo se lo vence con inteligencia y
organización. En esta lucha tan particular, madre de todas las batallas
porque está en juego la vida de los más indefensos e inocentes de todos los
seres humanos, no vence quien tiene más fuerza y más recursos, sino quien
está dispuesto a vencer y tiene la perseverancia necesaria para
alcanzar la victoria. Unidos, solidarios y organizados seremos invencibles y
podremos resistir esta diabólica ofensiva contra los más pobres e indefensos de
todos los seres humanos, si nos sostenemos en Aquél que vino para que tengamos
vida, y la tengamos en abundancia . Pero como en todos los órdenes de la vida,
también en este campo la resistencia y la victoria han de ser políticas, o no
servirán de nada.
Llama poderosamente la atención que se reivindique en este momento la
política antinatalista impuesta al mundo por el operador político y rostro
visible de la oligarquía parasitaria mundial, Rockefeller, acompañada por uno
de sus esbirros más crueles y sanguinarios, Kissinger. En este punto, usted, si
es realmente progresista, debe estar de acuerdo conmigo: hay que eliminar la pobreza,
no a los pobres; hay que aplicar la justicia, no llevar a cabo políticas contra
los pobres tal como la ha proyectado la plutocracia financiera internacional , es decir, no eliminar la
vida que no se desea aceptar ni reconocer (en este caso, los propios hijos) en
forma clínicamente segura. Es decir, no matar a otro porque sencilla y
mostruosamente no se quiere que viva, pero en forma pulcra y «limpia». Porque
eso es nazismo puro, es irracionalidad plutocrática, no es progreso ni avance
histórico alguno, sino un retroceso hacia una época jurásica.
·-· -······-· José
Artigas
Notas
Resumen Ejecutivo,
«Recomendaciones de Política». Los países en cuestión
son: India, Bangladesh, Paquistán, Nigeria, México, Indonesia, Brasil,
Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía y Colombia. Vale la pena
destacar que el Consejo de Población [Population Council] (creado por John
Davison Rockefeller III en 1952 para ocuparse del tema poblacional), posee
oficinas y delegaciones en casi todos estos países mencionados en el Memorando
de Kissinger, lo cual prueba la vinculación -histórica y geopolítica-
estrecha y profunda entre los problemas y necesidades del poder plutocrático
privado y los gobiernos de Estados Unidos.
WHO – Reproductive Health and Research, Implementing
the Global Reproductive Health Strategy (Policybrief3), 2006.
***
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