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Divorcio y cambio climático por Alfonso V. Carrascosa, Las rupturas familiares están contribuyendo a destruir el equilibrio climático favoreciendo el calentamiento global, y aumentando el consumo de recursos cada vez más escasos. |
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| Mira tú por dónde que el cambio climático va a tener efectos colaterales positivos: llevar a la reflexión sobre la lacra que supone el divorcio para la institución anterior al estado, la familia, y de paso al calentamiento global del planeta, y precisamente con el tema del encuentro Por la familia cristiana que, convocado por el Cardenal Rouco, reunió el pasado 30 de diciembre de 2007 a católicos de diversas realidades eclesiales y a hombres de buena voluntad, que los hay y muchos, aunque no estén en nuestro redil.
Pues sí, así es, y lo dicen nada menos que científicos, en la prestigiosa revista PNAS [http://www.pnas.org/current.shtml]. Eunice Yu y Jianguo Liu, de la Universidad de Michigan, incluyendo a España en el estudio, se han pasado desde 1998 hasta 2002 recogiendo información y, haciendo cálculos, concluyen que según se van enfriando las relaciones personales, se va calentando el ambiente...¿cómo es posible? Pues está claro: se origina un fenómeno curioso que consiste en que se ocupan más viviendas por la familia disgregada que consume en conjunto mucho más que si todos los miembros de la misma familia vivieran en la misma casa. Como lo del individualismo al conducir en coche y el transporte público: si todos fuéramos en transporte público, el calentamiento atmosférico se reduciría por emplear menos coches para nuestro desplazamiento. Parece no haber duda al respecto: el divorcio divide las viviendas en al menos dos. Ello acelera la construcción, y lo que es peor, multiplica las neveras con un único visitante, los televisores con un único espectador, los aires acondicionados con un único etc. La curva ascendente de divorcios en el mundo
Concretamente en España, los hogares extras como consecuencia directa del divorcio crecieron en 2000 en 157.494: un 3,6% de los hogares del país y más de un millón de habitaciones extras por tal motivo. De los 12 países analizados, España ocupaba la sexta plaza: seguramente si lo hicieran ahora, tras la nefasta experiencia del divorcio express, que no le da opción a la reconciliación, produciendo un profundo trauma en las personas que quieren mantener una relación prolongada en el tiempo y no se les ayuda en absoluto, ganaríamos por goleada.
En el estudio se demuestra cómo en los hogares de divorciados de EEUU se consumieron de un 42 a un 61% más de recursos por persona que cuando vivían en la vivienda matrimonial. Si hubieran mantenido el hogar matrimonial se habrían ahorrado 38 millones de habitaciones, 73.000 millones de kilowatios/hora de electricidad, y unos dos billones de litros de agua, todo sólo en 2005. En los doce países estudiados, de no haberse producido los divorcios, se podrían haber ahorrado 7 millones de viviendas. ¿Y por qué? Pues porque las viviendas de los divorciados, son más pequeñas y viven en ellas menos ocupantes, por lo que el gasto es mayor. Y otra cosa: el sólo suele despilfarrar más, porque no tiene a nadie que le dé un toque de vez en cuando. Ya lo dice la Escritura ¡Ay del sólo!
Otros efectos del aumento de hogares es el de que la mayoría de las veces ocupan más espacio. En casa, en familia, tienes un territorio al que te amoldas. Cuando te vas a casa sólo, todo te parece poco: ocupas mucho más espacio y te conviertes en un devorador de metros cuadrados. Además, se comparte menos el espacio entre generaciones, porque se destruye el hogar donde tradicionalmente se cuidaba a los ancianos.
Los autores concluyen que el divorcio promueve un aumento de consumo de recursos cada vez más escasos. Y este sería sólo un factor que contribuye a la reducción del tamaño del hogar, ya que el descenso de viviendas donde conviven varias generaciones y el aumento de las familias monoparentales contribuyen también a este fenómeno. Los autores del trabajo, en el estudio y en entrevistas posteriores, no dudan en afirmar que ante este cambio de estilo de vida que va en detrimento directo del medio ambiente, los gobiernos deberían implementar mecanismos para recuperar la convivencia familiar, la restitución de las familias, ya que “...todo lo que contribuya a la adopción de estilos de vida que reduzcan el consumo de recursos, contribuirá a la sostenibilidad ambiental” comenta el Dr. Liu. Va a resultar como en tantos otros casos en los que la Iglesia o sus instituciones son terriblemente despreciadas y atacadas por medios de comunicación imbuidos por el galopante laicismo, el materialista cientifismo, y todo es un problema de ignorancia y de tergiversación de la realidad (¿Sabían Vds. que la mayor ONG de España es Cáritas, que además es la única institución que, llegado el caso y la necesidad, regala pisos a los pobres?). En resumen: el matrimonio es una pieza clave de la sostenibilidad ambiental...¿o no?
Pues a pesar de ello, la campaña de desprestigio del encuentro realizado está siendo infame. En recientes declaraciones del presidente del gobierno, dice que con la medida de devolver 400 euros a todos los contribuyentes va a ayudar a las familias. Ya le han acusado de comprar votos con el dinero de todos los españoles, pero ese no es el caso.
La campaña, de claro talante laicista, está siendo feroz. Pero sobre todo es interesada. En principio los políticos (sobre todo algunos, que tienen un más que discutible poder de convocatoria) se han escocido de lo lindo cuando han visto el poder de convocatoria de los obispos. No se esperaban algo así, es más, creían que no iba a ir nadie porque habían prohibido a los medios de comunicación afines transmitir noticia alguna sobre el evento. Además, como han denunciado nuestro obispos en reiteradas ocasiones, ideologías laicistas y ateas nos quieren convencer de que el cielo no existe, de que la vida eterna es una quimera, de que la vida biológica surgió espontáneamente (decía el Papa en Ratisbona lo absurdo de admitir que la razón proviene de la sin razón, o sea, de que la razón surge espontáneamente). A estas alturas, cuando estaba ya superado el debate de la generación espontánea, los laicistas la defienden a ultranza. La lectura del encuentro y de la realidad de la familia cristiana es interesada, y política, muy política. Tal vez no entienden de otro modo la realidad aquellos cuyo objetivo es perpetuarse en el poder. Pero los que hemos experimentado y gustado lo bueno que ha sido el Señor con nosotros, proponemos una vez más la familia cristiana como lugar de encuentro con el otro, que nos prepara y conduce al encuentro con el totalmente otro, con Cristo.
Para ello nada como la Misión Familia Joven que el Cardenal Rouco promueve en Madrid y que, ojalá se exporte a toda España: las familias jóvenes anuncian el evangelio a las familias jóvenes alejadas de la Iglesia, sabiendo además que contribuímos así a la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y con ello al enfriamiento del planeta. Eso fue, con nuestra presencia, lo que fuimos a hacer muchos a Colón: ganar visibilidad, dar testimonio, para que se pueda romper el muro de cemento que el laicismo pretende levantar sobre nuestras cabezas para que no miremos al cielo, sino sólo pensemos en el bienestar. ¿A qué tanto enfado? ¿Será por lo de Familia? ¿Será por lo de cristiana?
Asistimos no sin sorpresa a cómo ideologías que, caracterizadas por su autoproclamación como la hora de los sin Dios, han sido el origen del record de asesinatos en el siglo XX, de las mayores persecuciones contra cristianos de toda la humanidad (mayores que las de los emperadores romanos, y en España sin ir más lejos) nos hablan de cómo debe educarse la ciudadanía y de que la Iglesia no tiene legitimidad al proponer el modelo de Familia Cristiana como válido para el hombre y la mujer de hoy. ¿No deberían mirar atrás y ser un poquito de humildes.. .aunque sólo sea para tomar impulso?
Si los ridículamente escasos laicistas italianos que provocaron la retirada de la visita a la Universidad de La Sapienza (universidad fundada por un Papa) de Benedicto XVI se hubieran callado podrían haberle escuchado decir algo que seguramente les habría ayudado a ellos, y a los que en España siguen patalenado contra el encuentro “Por la familia cristiana”: El mensaje cristiano, en virtud de su origen, debería ser siempre un estímulo hacia la verdad y, así, una fuerza contra la presión del poder y de los intereses.
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