Arbil cede
expresamente el permiso de reproducción bajo
premisas de buena fe y buen fin |
Para
volver a la Revista Arbil nº 117
Para volver a la tabla de
información de contenido del nº 117 |
Los Jelkides, Monseñor Pildain y Zapiain y su defensa de la Compañía de Jesús.
por
José Martín Brocos Fernández
Nacionalistas que eligieron a Dios antes que al separatismo
|
Las biografías
publicadas acerca del Excmo. y Rvdmo.
D. Antonio Pildain y Zapiain
adolecen de una laguna histórica, referente a la adscripción de Mons. Pildain a los denominados Jelkides ,
y el tratamiento historiográfico de los mismos, no abordado éste con
suficiencia ni en su completa extensión.
En la Segunda República
se agudiza en Vascongadas y Navarra el movimiento político del separatismo
vasco. Los separatistas vascos en 1936, católicos confesionales todos, se
dividen en dos grupos: los que ponen la religión católica por delante de sus
teorías políticas separatistas y racistas, y los que hacen al revés, ponen sus
ideas nacionalistas por delante de las ideas religiosas.
Llega la gran prueba
de fuego, que fue el 18 de julio de 1936. Se declara el Estado de guerra. Los
rojos no tuvieron ningún problema: los comunistas y socialistas lanzaron su
gente a la calle, asaltaron las armerías de toda España y fueron a sitiar el
Cuartel de la Montaña; pero los separatistas vascos como católicos, como gente
de derechas (la pequeña burguesía, el pequeño comerciante, el médico…), se
encuentran cogidos al encontrarse frente a un dilema: se tienen que definir si
se suman al Movimiento Nacional y entonces pierden la posibilidad de un
Estatuto de Autonomía, pero salvan la Religión, o en cambio si se quedan con el
gobierno de la República, pierden la Religión, pero salvan el estatuto
autonómico. Y entonces los dirigentes guipuzcoanos y vizcaínos optan por salvar
la política aunque pague los vidrios rotos la religión, forman con el gobierno
rojo, y se alinean en definitiva con los marxistas que queman las iglesias pero
que les prometen dar empuje independentista a sus aspiraciones. Pero hubo un
grupo que fue el navarro y el alavés: que son los Jelkides
(los Jelkides de Vizcaya que florecen en la diócesis
de Vitoria, con don Mateo Múgica, diócesis que entonces comprendía Vizcaya,
Álava y Guipúzcoa, en julio de 1936 en un principio optaron por la resistencia
pasiva por estar mayoritariamente rodeados de separatistas vascos favorables a
la República). En Navarra y en Álava, los separatistas, dicen que antes que
nada la religión, aunque tengamos que aparcar nuestro problema del Estatuto de
Autonomía.
Ahí entra Mons. Pildain, nacido en
Lezo, provincia de Guipúzcoa (17.I.1890 – 7.V.1973), prestigioso abogado en
ejercicio, ordenado sacerdote el 13 de septiembre de 1913, y canónigo en la
Catedral de Vitoria al inicio de la Segunda República,
como figura distinguida de los Jelkides. Pildain resulta Diputado electo por la minoría vasconavarra en las elecciones de Junio de 1936, jurando su
cargo el 27 de julio de 1931.
La gestación de los Jelkides puede
calificarse de monumento elevado a un planteamiento pusilánime y miope. A
principios de la
II República su discurso era el siguiente: Nosotros somos
antes que nada católicos, pero nos encontramos con que España ha apostatado de
la religión por medio de la Segunda República, que es una República laica. En
vez de decir: “Pues vamos a reconquistar España”. No. ¡Sálvese quien pueda! Y
si España ha dejado de ser católica, procuremos entonces al menos que
Vascongadas independiente no apostate y que sea un reino de taifas
independiente pero que sea católico, para lo cual hacemos un proyecto de
Estatuto, del Estado Vasco Nacional Independiente, que se llama el Estatuto de Estella, que acredita la independencia de Vascongadas, pero
que es confesional católico, porque nosotros queremos salvar la confesionalidad
católica del nuevo Estado frente a la apostasía de Madrid. Así en las Cortes
Españoles, el Ministro de Hacienda, Indalecio
Prieto, arremete contra el canónigo Pildain,
puesto que
«El Sr. Pildain –añade- hace
protestas de la necesidad de independencia del País Vasco, y afirma que éste tiene más Bancos, tranvías y
millones que el resto de España. Por eso, dice el Sr. Pildain, si Romanones
o cualquier claudicante español no nos da las libertades…
«El Sr. Pildain es el
autor de la frase de que “África empieza en Madrid”.
«Termina diciendo [el Ministro de Hacienda] que no se
logrará nunca que las Vascongadas sean
un Gibraltar, un reducto clerical contra el espíritu democrático y liberal de toda España. [1]
En la discusión del Proyecto de Constitución, en octubre de
1931, se debate agriamente el artículo 24 de la nueva Constitución
referente a las Órdenes religiosas, que no es más que la primera parte del
ulterior debate contra la Compañía de Jesús. Este primer debate a pesar del
discurso contrario de Pildain se pierde, quedando
aprobado un articulado claramente lesivo para la Religión que extingue el
presupuesto destinado al Clero, disuelve las Órdenes religiosas que impongan
otro voto distinto a la autoridad del Estado –aquí no hay referencia explícita
a la S.J., pero el articulado se redactó ad hoc para
que fuese la primera víctima- nacionalizando sus bienes, incapacita a las
Órdenes religiosas de adquirir y conservar más bienes que los destinados a
vivienda o al cumplimiento de sus fines privativos, les prohíbe ejercer la
enseñanza, y deja la puerta abierta para la nacionalización de todos los bienes
de las Órdenes religiosas. Ante la aprobación de tan inicuo articulado el
canónigo Pildain afirma que contra las leyes injustas
de la República ellos tienen
«que optar por una de estas tres posiciones dentro de la
doctrina de Cristo: la resistencia pasiva,
la resistencia activa legal o la resistencia activa con las armas en la mano. [2]
Luego viene un segundo debate de desarrollo de ese
articulado. Y en el desarrollo legal de esa ley viene la disolución legal y
expulsión de la Compañía de Jesús, a la cual defienden brillantemente tres
diputados: Jesús María Leizaola, afiliado en un
principio a la Comunión Nacionalista Vasca y posteriormente
diputado electo por Guipúzcoa (el 18 de julio toma posición con José Antonio de
Aguirre y con los rojos, exiliándose tras la derrota a Francia), José María Lamamiè de Clairac, y D. Antonio Pildain y Zapiain. Pildain afirma que la riqueza de los jesuitas poseen en
cualquier nación no llega a la mitad de lo que pertenece a cualquier
multimillonario, a cualquier judío de
esos [3] . Después de leer
en las Cortes las instrucciones publicadas, que se refieren a la masonería,
aludiendo que son disposiciones claramente beneficiosas para esta secta, a
continuación declara que la Compañía de Jesús es uno de los elementos que más
contribuye a la expansión cultural del mundo.
Lamamiè de Clairac
está fumando un pitillo en los pasillos del Congreso, en un descanso
inmediatamente anterior a su intervención con el discurso que ya tenía
preparado para defender la Compañía de Jesús. Llega un emisario de Gil Robles
que le dice que no use el turno que va consumir porque ya está pactada en la
Nunciatura que no se va a resistir a la expulsión de la Compañía de Jesús. La
iglesia no va a defender a la Compañía de Jesús a cambio de un pacto que ha
habido en la Nunciatura con la masonería. Lamamiè
desoye esos dictados y hace uso de su palabra y lanza el discurso después de Leizaola en defensa de la Compañía de Jesús. Según recoge
Luis María Ansón en uno de sus libros, el nuncio de
Su Santidad Tedeschini [4] y el
arzobispo de Valladolid pactaron con D. Álvaro de Albornoz, a la sazón Ministro
de Justicia y reconocido masón, que la Iglesia aceptaba la expulsión de la
Compañía de Jesús y la
del Cardenal Segura a cambio de que cesara la persecución
religiosa iniciada con la quema de conventos, acuerdo que la parte republicana
evidentemente no cumplió.
En la Sesión del 10 de febrero de 1933, Pildain
parlamenta un magistral discurso contra el Proyecto de ley de Congregaciones
Religiosas. Muestra en esta Sesión la soledad y fracaso mundiales del laicismo,
contraponiendo en la rectificación al Ministro de Justicia don Álvaro de
Albornoz, Sesión del día 1º de marzo de 1933, la Iglesia Católica
y su incomparable labor cultural, y en especial en la instrucción escolar y
universitaria de los hijos del proletariado, a la escuela laica, sentenciando
que el laicismo no representa una aurora, sino un ocaso. [5]
Jelkide
etimológicamente procede de JEL (Jaungoikoa eta Lege Zaharra)
Dios y la Ley Vieja
(los Fueros), los partidarios, traducido en lenguaje peneuvista
de la Segunda
República, de “Religión e independencia”. Pero llegado el
momento, 18 de Julio de 1936, los Jelkides de Navarra [6] ,
Álava y algunos de Vizcaya, renuncian a la independencia a cambio de servir a
la Religión, esto es, pasan a conformar mayoritariamente los Tercios de
Requetés o se encuadran en Banderas de Falange, y los otros separatistas, los
del PNV, hacen al contrario: se alinean con el gobierno rojo que les promete la independencia. Mons. Pildain, nombrado con fecha 18 de mayo de
1936 obispo de las Islas Canarias, no siendo consagrado obispo hasta el 14 de
febrero de 1937, por el inicio de la Guerra de Liberación, apoyó fervorosamente
la causa Nacional
en la certeza de que en esos cruciales momentos se libraba una auténtica
Cruzada contra el comunismo diabólico e intrínsecamente perverso [7] y la
masonería.
Su labor episcopal
como obispo de Canarias, hasta su pase a emérito el 15 de diciembre de 1966,
puede considerarse una de las más áureas y lúcidas doctrinalmente del siglo XX
en España, y en la cuita de las almas agraciada con numerosos frutos
apostólicos de vocaciones sacerdotales y religiosas. Destacando algunos de sus
más eminentes escritos, en 1953 alerta acerca de la obra literaria de Unamuno, que "tan pernicioso daño hace a salvación de las
almas" [8] ; en
1964 defiende, junto con la práctica totalidad de Obispos y peritos españoles
en el Concilio Vaticano II, mayoritariamente encuadrados en el Coetus Internationalis Patrum , la doctrina tradicional del magisterio
de la Iglesia referente a la libertad religiosa, denunciando en una carta
pastoral en abril de ese año, el borrador último que se iba someter a votación
para su aprobación, y que finalmente prevaleció, como inficionado de herejía
modernista, herejía condenada por el Magisterio Pontificio, sentenciando que
“antes que los obispos españoles aprobaran semejante documento sería preferible
que se hundiera el techo de la Basílica de San Pedro sobre el Aula Conciliar y
acabara con todos”.
Ese mismo año de 1964 lanza una certera y furibunda Carta
Pastoral sobre La Casa-Museo de Pérez-Galdós [9] ,
denunciando que la Casa-Museo de Pérez-Galdós va
inaugurar exposiciones, conferencias y ediciones patrocinadas por el Cabildo
Insular y el Ayuntamiento de las Palmas, y
«Como Obispo de esta Diócesis, dotado de la plena
facultad para enjuiciar moralmente este
género de actos, afirmamos solemnemente que los que se proyectan y
anuncian constituyen, objetivamente, un
homenaje público al hombre que fue, de hecho, el portavoz y portaestandarte de una de las
campañas anticlericales y anticatólicas, más sectarias, más innobles, más calumniosas, más infamantes y más infames
que registra la Historia del anticatolicismo español a principios de este siglo XX, y
que, por lo tanto, reputamos todo eso
que se prepara, como uno de los insultos más villanos, más indignos y más antipatrióticos al Catolicismo español. [10]
En Decreto episcopal desde la cama de
la Clínica Cajal [11] , a
18 de mayo de 1964:
«Decretamos que todos los que sean responsables
de que en la citada
Casa-Museo de Pérez- Galdós se retengan los libros del mismo autor a que hemos
hecho referencia, pecan mortalmente. [12]
En Oficio al Excmo.
Cabildo Insular fechado el 25 de mayo de 1964:
«Mientras continúe abierta la Casa Museo, yo, como
Obispo de esta Diócesis, ruego a esa Excelentísima Corporación se sirva no asistir a la Procesión del Corpus ni a ninguna
otra Procesión, ni a ninguna Función que se celebra en la Santa Iglesia Catedral, ni en la Basílica de Nuestra Señora del Pino
de Teror, ni en ninguna otra iglesia o capilla de esta Diócesis.
Comprenderán lo dolorosísimo que me resulta el tomar estas medidas, dado
el afecto personal que profeso a los
componentes de esta Excma. Corporación. Pero a ello me obliga un gravísimo e
ineludible deber de conciencia. Es demasiado serio, y demasiado grave para las
almas lo que en toda esta cuestión se ventila. [13]
Su buena praxis y su
rico magisterio episcopal, dejó una huella imborrable en la diócesis canaria.
Murió el olor de
santidad.
·- ·-· -······-·
José Martín Brocos Fernández.
[1] ABC 28 de
agosto de 1931, pág. 22.
[2] Intervención de Pildain en
las Cortes Españoles. 14 de octubre de 1931.
[3] Intervención de Pildain en
las Cortes Españoles. 4 de febrero de 1932.
[4] Reseña igualmente Ansón la
catadura moral de este Nuncio, conocido públicamente como “entusiasta” de una
agraciada dama y meretriz rusa. Cfr. Luis
María Ansón, Don Juan, Barcelona, Plaza & Janés,
1994.
[5] Cfr. Discursos
de Pildain contra el proyecto de ley de
Congregaciones en las Cortes Constituyentes, Madrid, Edit.
Ibérica, 1933.
[6] Navarra realmente son dos mitades, la mitad Norte que
regionalmente es vasca, y la
mitad Sur que es castellana. Pero el tendencioso discurso
actual del separatismo vasco ha desenfocado maliciosamente la cuestión. Esto
es, que Navarra, su parte Norte, sea vasca, es absolutamente irrelevante, y no
quiere decir que sea antiespañola. No cabe regalar el
nombre de vasco a los separatistas. Se puede ser vasco y ser españolista. Si se
entiende que se puede ser vasco y españolísimo, no
hay ningún inconveniente en decir que Navarra, su parte Norte, es vasca.
Podríamos reconstruir un discurso con un nacionalista de la siguiente forma:
-
¡Navarra es
vasca!
-
Si, su parte
Norte, ciertamente. ¿Y que? Navarra es vasca, y como es vasca, es española.
Decir
que la zona Norte
de Navarra es vasca no supone ninguna merma a su españolidad, más bien una
diversidad enriquecedora dentro de la unidad y misión civilizadora de nuestra
patria española. Lo vasco no es separatista. Pero ya como dan por sentado, el
ciudadano de a pie, que lo vasco es separatista, ya entonces no pueden decir
que Navarra es vasca, porque entonces eso equivale a decir que Navarra es
separatista, lo cual no es verdad. No ha sido verdad hasta ahora. Ahora los separatistas
vascos están gastando cientos de miles de euros en propaganda, no
contrarrestados ni por el gobierno español ni por el gobierno regional navarro,
en un auténtico ejercicio de terrorismo intelectual, para manipular las mentes
haciendo creer que lo vasco no es
español.
[7] Escribirá años más tarde un pequeño opúsculo
refutando los errores de la ideología comunista, y denunciando como fautores
del Comunismo, a los egoístas, los plutólatras, los
plutócratas, los pudientes que no ejercitan obras de caridad, los capitalistas
que esclavizan a los obreros, los Gobernantes impíos, o los Estados que no
ponen cuidado en impedir la difusión de la propaganda atea. Cfr. Antonio Pildain y Zapiain, ¿Adversarios
o fautores del Comunismo?, Barcelona, Edit. Vicente Ferrer, 1950.
[8] Cfr. Antonio Pildain y Zapiain, D. Miguel de Unamuno,
hereje máximo y maestro de herejías, Las Palmas de Gran Canaria, Imprenta
del Obispado, 1953.
[9] Cfr. Antonio Pildain y Zapiain, “Carta
Pastoral sobre La Casa-Museo de Pérez-Galdós”, en Boletín Oficial del Obispado de Canarias,
CIII (Agosto 1964). Vid. etiam Carta Pastoral sobre La Casa-Museo de Pérez-Galdós,
Las Palmas de Gran Canaria, Imp. del Obispado, 1964.
[11] El 5 de mayo de 1964 fue internado de una angina de
pecho en la
Clínica Cajal. El mismo día 5 el
Vicario General y Deán de la Catedral le administró los Sacramentos de la
Comunión y de la
Extremaunción. Le acompañaban el Cabildo y numerosos
sacerdotes. Días posteriores va mejorando dentro de la gravedad.
[12] Cfr. Antonio Pildain y Zapiain, Carta Pastoral sobre La Casa-Museo de Pérez-Galdós, Las Palmas de Gran Canaria, Imp. del Obispado,
1964.
***
Visualiza la realidad del aborto: Baja el video Rompe la conspiración de silencio. Difúndelo.
|
|
Para
volver a la Revista Arbil nº 117
Para volver a la tabla de
información de contenido del nº 117
La página arbil.org
quiere ser un instrumento
para el servicio de la dignidad del
hombre fruto de su transcendencia y
filiación divina
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y
Crítica", es editado por el Foro
Arbil
El contenido de
estos artículos no necesariamente
coincide siempre con la línea editorial
de la publicación y las posiciones del
Foro ARBIL
La reproducción total o parcial
de estos documentos esta a disposición
del público siempre bajo los criterios
de buena fe, gratuidad y citando su
origen.
|
Foro
Arbil
Inscrita en el
Registro Nacional de Asociaciones. N.I.F.
G-47042954
Apdo.de Correos 990
50080 Zaragoza (España)
ISSN: 1697-1388
|
|
|