Jesucristo crucificado mil veces, explotado, sin padre ni madre, caminando como autómata. El Amor de nuestros amores con SIDA, deseando y buscando la muerte porque ya nada tiene que perder. Pasando hambre y frío, abandonado, sin haber sentido nunca una caricia, sin ser importante para nadie...'El que acoge a uno de estos mis pequeños hermanos me acoge a mi...' (Mt 25,31-46).
Cuando los rostros del niño y de Cristo se confunden es imposible mirar a otro lado. Jesucristo está tan presente en el niño abandonado como lo está en el Stmo Sacramento del Altar. Igual que defenderíamos la Custodia con el Señor, si ésta peligrara, daremos nuestra vida por estos pequeños.
Los socios de SOS Infancia nos consagramos a Dios para consolarle, para curar las heridas causadas por el pecado que ellos no cometieron.'Ni pecó éste ni sus padres, sino que eso ha ocurrido para que las obras de Dios se manifiesten en él' (Jn 9,2-3). Si una madre hace milagros por dar de comer a su niño, por arreglar su situación jurídica, por curar heridas físicas y morales, qué no haremos nosotros por Cristo que vive en ellos. Y todo para que se manifieste la gloria del Señor.
Los que no exiten para casi nadie son nuestra riqueza. SOS Infancia es familia numerosa, muy numerosa, pero familia. Somos sus padres y sus madres, todos ellos hermanos, verdaderos hermanos. El amor será la divisa de esta gran familia.
Además de preocuparnos por su desarrollo físico, entendemos que la educación debe ser integral por lo que les transmitiremos la fe, ofreciendo un Padre que nos ama y nos acepta tal y como somos, con nuestra historia concreta. El pasado no se puede ni cambiar ni olvidar, sino que nos reconciliaremos sabiendo que Dios quiere para siempre formar parte del futuro.
Igual que nunca cerraríamos la puerta a Cristo, nunca se las cerraremos a un niño, por difícil que sea su situación, a no ser que pusiera en peligro a sus hermanos. Igual que una madre se quedaría sin comer si escaseasen los recursos, siempre los niños tendrán preferencia en todo.
Crear hombres libres capaces de amar a los demás, que se dejan amar por Dios, porque un día alguien se fijó en ellos, ese es el empeño de SOS Infancia .
Al ser familia, unidos por la sangre de Cristo, por una misma vocación de amor, los jóvenes irán dejando la casa de una manera natural, por contraer matrimonio, por intereses laborales...No seremos una institución que cuando cumplan la mayoría de edad deben abandonar, son nuestros hijos para siempre, y para siempre esa será su casa. Es mas vendrán con sus hijos a visitar a sus abuelos, exactamente igual que cualquier familia.
En nuestra web www.sosinfancia.es tienes toda la información. Que el Señor te bendiga
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P. Ignacio María Doñoro de los Ríos
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