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El Mito: una cosmovision metafórica del Universo
por
Primo Siena
Sintesis de las posiciones de algunas corrientes
|
Giambattista
Vico, desde el Setecientos, en su Ciencia Nueva habìa
establecido la analogía entre la naturaleza imaginativa del niño y aquella de
la humanidad primitiva, siendo esta como aquella llevada a sustituir
antes y anticipar después los procesos abstractos de
la razón con las modalidades propias de los
"universales fantásticos". En consecuencia, según Vico, el alma de
las distintas épocas históricas, se puede penetrar sólo asumiendo la mentalidad
propia de cada época; por lo tanto el hombre "racional" de nuestro
tiempo no podrá comprender las vicisitudes de los pueblos antiguos
o primitivos si no se despoja de su mentalidad
actual para revestirse de aquella de los primitivos.
En
sistemática conexión con sus principios, por los cuales la primera edad
de la historia humana se distinguió como la época en la que prevaleció
en el hombre el sentido de la fantasía, Vico sugiere, entre otras cosas, el
estudio específico del lenguaje "poético y simbólico" de los pueblos
primitivos; un lenguaje fantástico nacido espontáneo, no lógico ni racional y
que conserva sus raíces arcaicas, incluso en sus ulteriores transformaciones,
en un código específico adecuado para expresar una realidad no
conceptual ni lógica, sino simbólica y analógica: la realidad del mito.
La
validez de la enseñanza de Vico encuentra hoy una confirma científica en los aportes de la cultura antropológica y psicológica que mediante
los tributos, entre otros, de Ernst Cassirer, Mircea Eliade y
Jerome S. Bruner ha revalorizado el significado del símbolo y el valor del
mito, como expresión de una modalidad típica
mediante la cual el hombre exterioriza su experiencia interior elevando el "propio ser individual" a una dimensión
universal.
La interpretación "simpática" del mito, según Ernst Cassirer
Ernst
Cassirer afirma que el hombre se distingue de las demás especies de seres
vivientes porque (aunque se rige por leyes biológicas en acto en todos los
otros organismos) presenta diferencias características con cualquier otra forma
de vida: "No sólo el círculo funcional del hombre es cuantitativamente más amplio, sino que también presenta una diferencia cualitativa. Por
decir así, el hombre ha descubierto un modo nuevo para
adaptarse al ambiente. Entre el sistema
"receptivo" y "reactivo" (que se encuentran en todas las
especies animales), hay en el hombre un tercer sistema que se puede llamar sistema
simbólico; la aparición de este sistema transforma
toda su situación existencial.
Haciendo
una comparación con los animales, se percibe que el hombre no vive
solamente una realidad más vasta sino
también, por decir así, en una "nueva dimensión de la realidad".
Esta
nueva interpretación de la realidad - afirma Cassirer - nace del hecho que el hombre no vive sólo en un universo físico, sino en un
"universo simbólico", en el cual la trama del tejido que constituye
la experiencia humana está constituida por el
lenguaje, el mito, el arte y la religión; de tal manera que el hombre ve la
realidad física solo a través de la tenue trama de formas lingüísticas, de símbolos míticos, de ritos religiosos. Y si la racionalidad -
explica aún Cassirer – permanece como la característica primordial
de toda actividad humana, dicha racionalidad resulta sin embargo un termino
poco adecuado para definir la multiforme variedad de
la vida cultural del hombre, siendo esa variedad de
formas una variedad esencialmente simbólica; razón por la cual el hombre debería
ser definido no como un animal racional sino mas bien como un animal
simbolicum: en efecto es la vida simbólica que traza el camino especial
del hombre hacia la civilización .
El
símbolo en cuanto expresión analógica y alegórica de la realidad, se liga naturalmente al mito porque "lo que impresiona del mito es
sobretodo su grande afinidad con la poesía "; por lo tanto, como decía F.P.Prescott en Poethy and myth:
“ El mito antiguo es la sustancia de la cual la poesía
moderna se ha desarrollado lentamente por medio del proceso que los evolucionistas
llaman diferenciación y especialización. El espíritu forjador de mitos
constituye el prototipo de la actividad en cuestión, la mente del poeta siendo
esencialmente mitopoética”.
El
mito expresa una visión sintética, no analítica deL hombre y del mundo; por lo
tanto la expresión mítica va de acuerdo con la mentalidad del hombre "primitivo", correspondiendo con aquella edad de la historia
humana que Vico califica como "era de los
héroes"; edad que se caracteriza por la intuición fantástica de lo
universal, alcanzada no por vía analítica de la abstracción, sino por el camino
sintético de la imagen. Esta característica pone al "primitivo" en
una condición superior a la del hombre considerado
"civilizado". De hecho las facultades sintético-intuitivas del "primitivo" pueden percibir en la
realidad rasgos distintos que escapan a la atención lógico-analítica del hombre
"civilizado". Con referencia a esto,
Cassirer observa que el hombre primitivo no mira la naturaleza que lo rodea con
interés puramente pragmático o técnico. Mientras que el hombre racional moderno separa el campo del conocimiento en dos esferas, la esfera
de la actividad práctica y aquella de la actividad teorética, el hombre
"simbólico" primitivo observa la realidad según una perspectiva que
no es solamente práctica o teorética, sino esencialmente simpática.
Esto
acontece porque al hombre primitivo no se otorga una
posición única y privilegiada en el conjunto de la naturaleza, sino que él se siente partícipe de una sola grande comunidad de
vida que se identifica con la misma naturaleza. El principio de
la solidariedad y de la unidad indivisible de la vida vale para el
"primitivo" no sólo en la dimensión del espacio (por el cual el
hombre se encuentra en una posición igual a la de cualquier otro ser animal o
vegetal que sea), sino también en aquella dimensión del "tiempo",
donde pasado, presente y futuro parecen difuminarse el uno en el otro, sin
ningún perfil neto. La convicción de la "unidad y continuidad de la
vida" lleva a Cassirer a considerar la visión cosmogónica del hombre primitivo como la más decisiva afirmación
de vida de tipo "fisiognómico" que se da en la historia de la
cultura.
Según Cassirer, en esta visión el hombre está absorbido en la
naturaleza y en el cosmos, con daño del rol individual del ser
humano en el mundo. Se deberá esperar el declino de la era de los antiguos
dioses de Homero y Hesíodo, para que pueda surgir un modelo de religión
antropomórfico en condición de humanizar a la divinidad y permitirle que el
sentido de la individualidad humana tenga la oportunidad de manifestarse
mediante un proceso de "conquista olímpica" en el cual el hombre podrá concebir las divinidades como seres
personales que reflejan la misma
individualidad humana. De hecho - según Gilbert Murray - en la "religión
olímpica" el mundo viene concebido como si "fuera sostenido por un
grupo organizado de seres soberanos equipados con razón individual, seres
sabios y generosos con mente y formas somática, en todo semejantes al hombre
pero de rango infinitamente superior” .
De la interpretación cassireriana - que
podemos definir la del "mito absorbente"- se destaca Mircea Eliade, historiador de las religiones.
Mircea Eliade: la interpretación trascendente" y "axiológica"
del mito
Según
Mircea Eliade el mito despierta y conserva en el hombre primitivo la conciencia
de un mundo sobrehumano, el mundo de los valores axiológicos: un Mundo
"abierto" aunque misterioso y que el hombre puede descifrar por
medio del código que le proporciona el mito y los
símbolos; adquiriendo así una visión cosmogónica
donde el Mundo ya no es una masa opaca de distintos objetos juntos
arbitrariamente, sino un Cosmos viviente, articulado y
significativo que se abre al hombre mediante un verdadero
y preciso lenguaje simbólico. El hombre, con el "rito", alcanza este
mundo sobrehumano y trascendente, dominado por verdades
"absolutas".
Es
mediante la repetición ritual continua de un gesto paradigmático" que se
impone la certeza de la existencia de algo "sagrado" que, aún
siendo sobrehumano e incluso sobremundano, todavía
es accesible a la experiencia humana, de tal manera que se integra a la vida
del hombre como una fuerza dinámica y creativa. Si el hombre de la sociedad
arcaica parece repetir ritualmente el mismo gesto "arquetipo",
él en realidad – observa M.Eliade – conquista infatigablemente el mundo, lo
organiza, transforma el paisaje natural en ambiente cultural.
Ofreciendo un significado a la existencia del Mundo, el mito toma al
mundo en su dimensión cósmica y alcanza el cosmos perfectamente articulado y
significativo .
Por lo tanto el mito,
para Mircea Eliade. constituye un "modelo ejemplar" de tradición
sagrada, de revelación primordial y viviente en cuanto entrega modelos para
la conducta humana, dando al mismo tiempo "significado y valor a lo
existente", por lo que la comprensión de la estructura y función de los
mitos en las sociedades tradicionales no constituye mera ilustración de una
etapa del pensamiento humano, "sino que significa
también comprender mejor una categoría de nuestros contemporáneos" .
El mito no representa en
sí una garantía de "bondad"; hay por lo tanto mitos de signo positivo
y mitos de signo negativo, pero todos exprimen un significado para el hombre y
el mundo, ya sean, estos modelos, buenos o malos.
Es en el marco de esta
perspectiva que Mircea Eliade descubre la sobrevivencia de algunos "comportamientos
míticos" en la época moderna como, por ejemplo, la "nostalgia de las
orígenes" que surgió en la reforma luterana cuando Lucero propuso una
"renovación" de la Iglesia mediante un "volver a La
Biblia"; o cuando en la Revolución Francesa se pretendió inaugurar un
ciclo histórico más adelantado respecto al precedente, pero tomando como
paradigma de la "nueva sociedad" las antiguas virtudes exaltadas por Tito
Livio y Plutarco.
Esta aparente
contradicción entre un empuje objetivo innovador hacia el futuro y la subjetiva
sugestión inconsciente de "modelos arcaicos", se explica sólo con la
persistente mentalidad mítica en el hombre moderno, sobretodo a nivel de
élites artísticas y culturales cuyas extravagantes originalidades, casi
siempre incomprensibles al gran público, testimoniarían la atracción por una
especie de gnosis artística y cultural que marca la distancia de esta minoría
intelectual de la vanidad de las masas y, al mismo tiempo, indicaría
(mediante la fascinación de sentirse "incomprendidas y diferentes" de
los demás) el deseo de poseer un sentido secreto, esotérico del mundo y del
hombre constituyéndose como una especie de "secta de iniciados".
Incluso el "sentido destructivo" de algunas corrientes artísticas
modernas (como el Cubismo, el Dadaísmo, el Surrealismo, la Dodecafonia que
irrumpieron en la cultura contemporánea destruyendo todo lenguaje artístico
normal anterior), siempre según M. Eliade, constituiría un acto de regresión de
todas las formas de la materia prima en el individuo, del cual
después tendría que empezar una nueva creación "homologable a una nueva
cosmogonía" .
La función
"pedagógica" del mito según Jerome S. Bruner
La función pedagógica
del mito es propugnada por el psicólogo y pedagogo estadounidense Jerome S.
Bruner, el cual afirma la necesidad de integrar, en el acto de aprender, el
proceso de abstracción con el de La intuición, entendiendo la intuición precisamente
con significación puramente viquiana .
Acertado que los hombres
son, en todas partes "seres humanos" independientemente del grado de primitividad
o de desarrollo de su civilización, Bruner observa que si el hombre obtiene
actualmente un mejor control técnico del mundo en el que vive por medio de la ciencia moderna, la función
del mito no se ha agotado ni siquiera en las sociedades tecnológicamente más
avanzadas. Esto porque la forma artística
del mito todavía conecta el mundo del impulso con el de la razón, a través
de una "verosemejanza" adaptable a estos dos mundos.
El
mito, para Bruner, se expresa en la forma típica del arte, constituida por una
"gramática de metáforas" diferente de las gramáticas racionales
utilizadas por el psicólogo o el lingüista y resulta, por lo tanto, una
modalidad indispensable para participar a cada uno
el drama de la condición humana; es decir, esa
condición que ningún hombre puede agotar individualmente, en cuanto constituye una totalidad de experiencias compuestas por un conjunto de
identidades metafóricas que forman la comunidad mitológicamente
instruida y proyecta la humanidad hacia un
tipo de crecimiento que aspira a la dignidad de la sociedad humana. La inquietud de las nuevas
generaciones no sería otra cosa que la ansiosa búsqueda
de una imagen mítica del mundo, para llenar el vacío de la muerte de los mitos anteriores. De hecho cuando los mitos predominantes ya no
logran satisfacer las múltiples exigencias humanas, la frustración se expresa
primero en la destrucción del mito y después en la búsqueda
solitaria de una identidad interior".
El
proceso de re-interiorización del individuo contemporáneo, que .sucede al
mito de la muerte, constituye sin embargo sólo una fase
transitoria del repliegue del hombre en si mismo,
provocada por la falta de un punto de apoyo externo, similar al que
ofrecía precedentemente la comunidad instruida mitológicamente. Este proceso se pone como un "itinerario introspectivo" dirigido hacia una
búsqueda del mito expresado en el romance moderno que - a
decir de Bruner – es lo mas ajeno al mito mismo
por ser la novela contemporánea subjetiva, inmanente, sumergida en su tiempo, animada por impulsos humanos que conducen sólo a acciones
humanas.
Mientras
que el mito es esencialmente objetivo, expresa una
dimensión sin tiempo y es movido por fuerzas que
transcienden al hombre orientándose hacia peticiones no humanas: precisamente
en la verosemejanza y trascendencia del mito consiste su superioridad. Pues
bien, la novela moderna refleja la separación entre diferentes formas de conocimiento (literaria, científica, religiosa, artística)
que en cambio el mito sabe recoger en un "único todo" exteriorizando
orgánicamente la experiencia interior del hombre.
El
mito objetiva las características que constituyen la diferencia de los modelos interiores del hombre en una serie de "arquetipos" y
ofrece a cada individuo la oportunidad de
exteriorizarse según uno de estos modelos, escogiendo entre ellos el
que más congenia.
A
esto, Bruner, ofrece el ejemplo del mito de la inocencia y de la astucia
según los excursus de la época: el mito de la
inocencia es la expresión de la niñez feliz, del hombre bueno, del hombre hijo
de Dios, de la sencillez campesina; al otro extremo,
en cambio, el mito de la astucia está personificado por la perspicacia estratégica de Ulises, por la engañadora paciencia de Penélope
que intenta ganar tiempo a la presión malvada de los Proci .
Pero la sociedad actual,
de este punto de vista, es extremamente pobre, como lo demuestra el significado
restrictivo que hoy se da, por ejemplo, a la muerte presentada con la imagen
simplona y materialista de la detención de la vida del hombre por
"agotamiento" mecánico. Hoy la muerte se ha vuelto, en cierta
manera, impersonal e inútil, casi una fatal avitaminosis, que se podría
prevenir o almenes evitar - dice Bruner - observando que, ignorado el aspecto
mítico y pedagógico de la muerte, ha decaído contemporáneamente el interés sobre
el significado de la vida que presuponía el rito de la muerte.
La recuperación de la
función del mito, al lado de la función simbólica del lenguaje, constituye, por
lo tanto, una exigencia primaria de nuestro tiempo, sobretodo a nivel
pedagógico, allá donde el mito se
configura como una contribución ofrecida a la educación del hombre por la mano
"izquierda".
Con la brillante
metáfora de la "mano izquierda" Bruner indica el sueño, la fantasía,
el mito, mientras a la metáfora de la "mano derecha" atribuye la
representación del orden racional, de la sistemacidad científica; mano
izquierda y mano derecha no están sin embargo en oposición; más bien están en
condiciones de complementarse recíprocamente. De hecho si "la exquisita
racionalidad de la ciencia" y la "no-racionalidad
metafórica del arte" obran con gramáticas profundamente
distintas, es precisamente esta profunda diferencia la que postula la exigencia
de la interdependencia y complementariedad entre la intuición poética de una y
la sistematicidad racional de la otra a nivel de actividad cognitiva del
hombre.
El Científico y el Poeta
- dice justamente Bruner no viven en dos mundos separados u opuestos, porque
el científico participa de los modos cognitivos del artista, a la vez que este
necesita de la técnica y del orden formal propios del científico para dar a la
creatividad artística las formas completas de la obra de arte.
El mito representa un modo
de exteriorizar y objetivar las experiencias interiores; el hombre recurre a
esta modalidad para extraer una apaciguadora "imagen de sí" estampada
sobre los arquetipos del mito; este se ofrece además como criterio de identidad
social, proponiendo modelos válidos para explicar el mundo a la actual sociedad
tecnológica y científica que con la excesiva racionalización de todos los
aspectos de la vida ha terminado por perder su propia identidad existencial; la
cual está constituida no sólo por las conquistas científicas y técnicas sino
también por las inquietudes del alma.
·- ·-· -······-·
Primo Siena
La
concepción de Cassirer está influenciada por la escuela del Neocriticismo de
Marburgo que condiciona la interpretación del símbolo a unos esquemas
inmanentisticos y subjetivistas e impide ver en ella una realidad
trascendente.
del original On Knowing Essays for the Left Hand,
1964). Roma , 1968, p.72.
***
Visualiza la realidad del aborto: Baja el video Rompe la conspiración de silencio. Difúndelo.
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