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La Historiografía romana desde su origen a Suetonio
por
Gonzalo Fernández,
Los exponentes más antiguos de
la historiografía romana consisten en historias generales (analistas y
monografías), biografías en sentido estricto y el género autobiográfico de los commentarii.
Toda la historiografía romana depende de la griega aunque añade algunos
elementos nuevos
|
- Mayor pragmatismo
- Patriotismo de forma que los
historiadores de Roma pretenden que sus conciudadanos se sientan orgullosos de
ser romanos
- Mayores dosis de elegancia en
la expresión, preocupación hacia la exactitud y cuidado por el análisis
Las fuentes de las historias
generales
Los primeros documentos de la
historiografía romana son Anales Pontificales, Anales Máximos y Fastos
Consulares. Los dos primeros no se han conservado pero varias fuentes
hablan de su existencia:
- Cicerón Desde el principio
de las cosas romanas, hasta Publio Mucio Scévola, Pontífice Máximo, el
Pontífice Máximo confiaba a la escritura todos los acontecimientos de cada año,
y lo hacía en blanco y ponía en la fachada de su casa la tablilla para que
hubiera la posibilidad para el pueblo de conocerla, y éstos son ahora llamados
Anales Máximos
- Catón el Censor transmitido
por Aulo Gelio No nos agrada escribir lo que se encuentra en la tablilla de
la casa del Pontífice Máximo: cuántas veces ha subido el precio del trigo, o
cuántas veces la niebla o cualquier otra cosa ocultó la luz de la luna o del
sol
- Macrobio En efecto a los
Pontífices les fue dada la posibilidad de confiar en unas tablillas el
recuerdo de las cosas realizadas y a estos anales, les llaman ciertamente
Máximos, como si hechos por los Pontífices Máximos
- Servio Así pues eran hechos
los Anales del Pontífice Máximo: tenía una tablilla blanqueada cada año en la
cual, una vez escritos los nombres de los cónsules y de otros magistrados,
había tenido por costumbre anotar las cosas realizadas en paz y guerra, por mar
y tierra, y de cuyo cuidado los antiguos reunieron comentarios anuales en 80
libros, y a éstos los llamaron Anales Máximos, a partir de los Pontífices
Máximos, por quienes eran hechos
Voy a intentar esclarecer esa
confusión de fuentes. En mi opinión los Anales Pontificales son
tablillas de cera redactadas por los Pontífices Máximos para dejar constancia
de los sucesos más célebres del año en que ejercen el cargo. El incendio de
Roma por los galos en 390 ó 387 a.C. motiva la destrucción de los Anales
Pontificales más antiguos. Cuando Roma se reconstruye se vuelven a escribir
los Anales Pontificales. Los Anales Pontificales son registros
oficiales que los Pontífices Máximos colocan en su sede. Recogen cualquier
suceso extraordinario.
En 132 a.C. el Pontífice Máximo
Publio Mucio Scévola ordena recopilar los Anales Pontificales entre la
destrucción de Roma por los galos (390 ó 387 a.C.) y su tiempo. Esa compilación
recibe el nombre de Anales Máximos y abarca 80 libros. Los Anales
Máximos suponen un florilegio de los Anales Pontificales pues sólo
recogen la gestión realizada por cónsules y demás magistrados aunque añaden los
días exactos de los sucesos recogidos. Los Fastos Consulares son
inscripciones en piedra que recogen año por año los nombres de los dos cónsules
y los hechos memorables. El historiador Attilio de Grassi los ha publicado. Anales
Máximos y Fastos Consulares constituyen el punto de partida de la
historiografía latina al consultarlos los analistas e historiadores
posteriores. Analistas e historiadores posteriores emplean otras fuentes que
pertenecen no al género historiográfico sino a la poesía épica como Livio
Andrónico, Ennio y Nevio.
Analistas
Los analistas forman la primera
escuela historiográfica de Roma. Se les llama analistas por imitar tres
aspectos de los Anales Máximos:
- Estilo escueto
- Diseño cronológico de tipo
anual
- Tradición de iniciar sus
relatos en la fundación mítica de la Urbe (754/753 a.C.).
Sin embargo los analistas presentan
algunas diferencias respecto a los Anales Máximos:
- Intentan seleccionar los
hechos a narrar con la mayor objetividad posible
- No excluyen la leyenda bien
que pretendan racionalizar el mito
- Tratan de construir un relato
lógico con lo que sus obras ganan en continuidad y veracidad al no hallarse
dispersos los relatos narrados
- Algunos analistas usan el
griego y otros emplean el latín mientras que los Anales Máximos sólo usan
el latín
Podemos establecer tres tipos de
analistas:
- Analistas primitivos que
escriben en griego desde el siglo III al I a.C. Son Fabio Píctor, Cincio
Alimento, Aulo Póstumo Albinio y Cayo Aulio. Se caracterizan por limitarse a la
exposición cronológica de los hechos históricos y el uso de la lengua griega.
Dos razones les impulsan a escribir en griego: su pertenencia a la nobilitas
donde está de moda saber griego y la consciencia que tienen de la
superioridad cultural del mundo helenístico sobre el romano. Cuando esos
analistas redactan sus obras en griego pretenden que sus escritos lleguen al
Oriente Mediterráneo donde la lengua preponderante de cultura es el griego y
demostrar que el pasado de Roma merece contarse. El más importante de esos
analistas es Fabio Píctor. Cicerón le menciona en Sobre el orador y le
usan Polibio y Tito Livio
- Analistas primitivos que
escriben en latín desde el siglo III al I a.C. Son coetáneos de los anteriores.
Agrupa a Marco Porcio Catón (también conocido por Catón el Censor),
Lucio Casio Hémina, Calpurnio Pisón y Cneo Gelio. Sus notas distintivas son el
empleo del latín y la incorporación de las disgresiones al relato cronológico.
El más importante es Catón el Censor. Este personaje muestra las
características de la época. Por un lado lucha contra la influencia griega pero
a los 80 años empieza a aprender el idioma de Homero al ver que no puede ir
contra corriente. Catón el Censor escribe los Orígenes en siete
libros que se singularizan por su pragmatismo, el añadido de historias de otros
pueblos al devenir del Pueblo-Rey y reflejar las contradicciones de su autor
frente a la cultura griega. En su contenido critica a Isócrates pero se recogen
mitos griegos y sus prefacios recuerdan los Discursos de Isócrates
- Analistas de transición. Son
Cayo Licinio Cuadrigario, Valerio Ancias y Quinto Licinio Macro. Intentan
otorgar idiosincrasia científica a sus tareas bien que continúen siendo
analistas
Monografías
Se hallan más próximas a nuestro
concepto de historia. Sus autores cuidan la forma literaria. Dirigen sus
escritos a sectores determinados de la población. Sus rasgos definitorios son
la parcialidad y el patriotismo. Lucio Celso Antipater, Lucio Cornelio Sesena y
Cayo Asinio Polión escriben monografías. El principal autor de monografías es
Salustio. De Salustio se conservan fragmentos de sus Historias. En ellos
analiza la historia de Roma entre los años 78 y 70 a.C. Salustio intenta
compilar la obra anterior de Lucio Cornelio Sesena. Se conservan dos obras
completas de Salustio: Guerra de Yugurta y Conjuración de Catilina.
Ambas se caracterizan por:
- Discursos para retratar a los
personajes
- Tratamiento de problemas
contemporáneos. Salustio indica que escribe la Conjuración de Catilina movido
por la grandeza y novedad del crimen mientras que en el prólogo de la Guerra
de Yugurta afirma que toma el asunto porque la lucha fue grande y cruel
y la victoria ambigua. Esto supone un eco de Cicerón pese las diferencias
políticas entre ambos personajes. En sus Epístolas familiares Cicerón
alude así a la conjuración de Catilina En este hecho y en esta conjuración
podrás servirte del conocimiento de los cambios civiles, o bien para explicar
los motivos de las revoluciones, o bien para aplicar remedio a las desgracias
- Pragmatismo ético. Salustio
piensa que las claves de la grandeza de Roma son el valor cívico (virtus)
y la concordia. En la Conjuración de Catilina dice En efecto, la
gloria de las riquezas y de la belleza es quebradiza y escurridiza; el valor
cívico es insigne e imperecedero. En otro pasaje de la misma obra Salustio
habla de la importancia que tuvo la práctica de la concordia en la fundación de
Roma Así pues en breve tiempo una muchedumbre de distinta procedencia y
errante, habría sido convertida en ciudad de una muchedumbre heterogénea por
medio de la concordia. También se halla paralelos en Sobre las leyes de
Cicerón Si a causa de otras cosas se margina el valor cívico, es preciso que
ese algo sea mejor que el mismo valor cívico: ¿Acaso la fortuna? ¿Acaso los
honores? ¿Acaso la belleza? ¿Acaso la salud? Estas cosas, aun cuando se poseen,
son de poca importancia, y de ninguna forma es posible saber con certeza cuándo
van a estar presentes. ¿Acaso está por encima del valor cívico lo que sólo
produce vergüenza el mencionarlo, a saber el placer? Ciertamente que para
despreciar y repudiar estas cosas los despreciamos por algo que está por encima
de todo, a saber, el valor cívico. Un nuevo fragmento ciceroniano, esta vez
en Sobre la amistad, incide en el asunto Y esto es en lo que se basa
toda la fuerza de la amistad, en el total consenso de voluntades, creencias y
opiniones, y sin el valor cívico la amistad de ninguna forma puede existir
- Ataque a la corrupción de las
élites. En la Conjuración de Catilina manifiesta Salustio Y a mí
cuando le daba muchas vueltas a la cabeza a todo esto, me llegaba el
convencimiento de que el valor cívico de unos cuantos ciudadanos había acabado,
y por esto se ha conseguido que la pobreza supere a la riqueza y que el corto
número se viera superado por la multitud. Fragmentos paralelos se
encuentran en Cicerón Sin embargo yo pienso que una vez cambiada la vida de
los miembros de la nobilitas y cambiado su modo de comportarse, pienso que las
costumbres de los ciudadanos han cambiado. Unos pocos tan sólo, acrecentados
por el honor y por la fama, pueden o bien corromper las costumbres de la
comunidad ciudadana o bien corregirlas (CICERÓN, Sobre las leyes) y Con
frecuencia, en efecto, hemos llorado entre nosotros los males que están sobre
nuestras cabezas puesto que vemos que las causas de la guerra civil están
asentadas en las ambiciones de unas ciudadanos privados, y que la esperanza de
paz está excluida de la decisión popular (CICERÓN, Bruto).
Las fuentes del género
biográfico
El género biográfico comprende
en Roma biografías stricto sensu y comentarios que constituyen un género
autobiográfico. Los commentarii latinos representan la traducción del
vocablo griego que
puede traducirse en español por recuerdos. En el género biográfico de
Roma confluyen fuentes latinas y griegas. Las latinas son discursos funerarios
(laudationes), inscripciones en las lápidas sepulcrales (tituli o
elogia) e himnos entonados durante los banquetes en honor de héroes
fallecidos (carmina convivalia). Las fuentes griegas son los encomios,
la biografía literaria y la biografía helenística.
El encomio es una
práctica impuesta por los miembros de la Primera Sofística en las escuelas de
oratoria atenienses y de manera particular por Gorgias. El encomio ensalza
las virtudes de un héroe. La biografía literaria nace en el siglo IV a.C.
Isócrates y Jenofonte escriben las vidas de Evágoras y Agesilao. Posteriormente
la Escuela Peripatética cultiva la biografía literaria en gran medida. La
biografía literaria intenta describir las acciones de los hombres con
meticulosidad al reflejar su conducta el carácter de los biografiados. La
biografía literaria recoge las preocupaciones éticas del siglo IV a.C. No se
estructura en hechos aislados sino que se presenta sistemáticamente en una
unidad absoluta. La biografía helenística parte de las ediciones de autores
antiguos hechas sobre todo en la Biblioteca Real de Alejandría. Aquellos
editores necesitan publicar notas detalladas alusivas a los autores que editan.
Por tanto la biografía helenística es más técnica e insiste en los datos.
Todos esos influjos confluyen en
Marco Terencio Varrón a quien Quintiliano considera el biógrafo romano más
antiguo con sus obras Imagenes y Hebdomadae. Ambos escritos se
han perdido. Con ello el primer biógrafo latino que se puede analizar es
Cornelio Nepote. Los commentarii más famosos son los de Julio César.
Del Corpus Cesariense sólo corresponden a Julio César la Guerra Civil
en su totalidad y la mayor parte de la Guerra de las Galias con la
salvedad del relato de la pacificación de aquella zona que es obra de un
lugarteniente de Julio César llamado Hircio. César justifica acciones pasadas a
fin de conseguir el apoyo popular para sus aspiraciones políticas. Por eso se
le considera más un memorialista que un historiador. Su estilo es purísimo pero
su mismo afán propagandístico le lleva a contar hechos ya narrados y a poner
tecnicismos.
Historiadores del paso de la
República al Principado
Son Asinio Polión, Veleyo
Patérculo y Valerio Máximo.
Asinio Polión
Su vida abarca de 75 a 4 a.C.
Ejerce el consulado en 40 a.C. aunque tras la victoria de Augusto sobre Marco
Antonio se retira a la vida privada dedicándose preferentemente a la literatura
en sus facetas de creación, bibliofilia y crítica. Asinio Polión escribe unas Historias
que no se han conservado. Valerio Máximo dice que en su contenido Asinio
Polión es el primero que denuncia la existencia de falsificaciones en los Comentarios
de Julio César. Igualmente Valerio Máximo indica que en las Historias de
Asinio Polión aparecían magnificas etopeyas entre las que destaca la de Séneca el
Viejo
Veleyo Patérculo
Su periplo vital se extiende
aproximadamente entre 19 a.C. y 31 d.C. Es un hombre de armas y burócrata
palatino. En su carrera militar acompaña al futuro emperador Tiberio en su
campaña asiática de 4 a.C. A partir de esos momentos Veleyo Patérculo siente
gran admiración a Tiberio. Valerio Máximo dedica su obra a su protector Marco
Vivicio de suerte que el escrito de Veleyo Patérculo se titula Compendio de
la Historia romana. Los dos libros a Marco Vivicio. Veleyo Patérculo
dedica el primero a la Historia de Grecia. Lo hace arrancar de la Guerra de Troya
pues éste es el punto a partir del cual comienza la memoria histórica de
griegos y romanos.
El segundo libro se consagra a
la Historia de Roma bien que Veleyo Patérculo sólo atienda las guerras civiles
del siglo I a.C. y el Principado de Augusto. Veleyo Patérculo lo finaliza con
la llegada de Tiberio al poder. En el segundo libro de su obra nuestro autor
pretende justificar la subida al trono de Tiberio exponiendo los males de Roma.
Veleyo Patérculo es un ciudadano romano que identifica las mejores virtudes
cívicas del Pueblo-Rey con Tiberio. Su propósito es educador y moralizante. Por
su exaltación de Tiberio su segundo libro pertenece en mayor medida al género
panegírico que al histórico. En ambos Veleyo Patérculo carece de originalidad e
ingenio y no demuestra grandes dotes de historiador.
Valerio Máximo
Continúa las líneas de Veleyo
Patérculo. Sin embargo su humilde cuna le hace depender en mayor grado de los
poderosos. Valerio Máximo se vincula al cónsul de 14 d.C. Sexto Pompeyo a quien
sigue en 27 d.C. a su consulado de Asia Menor. Hacia los años 30 - 31 d.C.
Valerio Máximo vuelve a Roma. Allí escribe los Nueve libros de hechos y
dichos memorables. Esta obra consiste en una serie de ejemplos (exempla
en lengua latina). Su objetivo es que tales exempla sirvan a los
oradores. En ellos se percibe la normativa ética de los primeros años de
Tiberio y la consideración de la disciplina militar como sinónimo del
romanismo. Valerio Máximo recurre a fuentes griegas (Herodoto y Jenofonte) y
latinas (Catón el Censor, Varrón, Salustio, Cicerón y sobre todo
Cornelio Nepote a quien se debe un libro titulado Exempla). Valerio
Máximo es un autor desprovisto de originalidad que maneja sus fuentes
acríticamente de modo que los Nueve libros de hechos y dichos memorables
presentan graves errores de fechas, personajes y sucesos.
Historiadores latinos de la
plena Dinastía Julio-Claudia (27 a.C. - 68 d.C.)
La Dinastía Julio-Claudia abarca
los reinados de Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio I y Nerón. Tito Livio es
el principal historiador que vive bajo la Dinastía Julio-Claudia. Además
existen dos otros historiadores menos conocidos: Trogo Pompeyo y Quinto Curcio
Rufo.
Tito Livio
Vive de c.a. 17 a.C. a 59 d.C.
Pertenece a una familia republicana y tradicionalista. Escribe unos Diálogos
desgraciadamente perdidos que aportarían más luz a su visión
historiografía. La única obra que se conserva de Livio es la titulada Desde
fundada la Ciudad que supone una Historia de Roma a partir de sus orígenes.
En su contenido Livio recoge la tesis de Cicerón de ser la Historia el trabajo
mayor de los oradores. El estilo de Tito Livio es artístico y
grandilocuente a veces dotado de pretensiones épicas. Divide su trabajo en 142
libros agrupados en décadas de los que sólo han llegado a nuestros días 35
libros conteniendo la primera, tercera y cuarta décadas íntegras y parte de la
quinta. La misma amplitud de la obra de Livio hace que en el siglo IV se
efectúen resúmenes (periochae) de los 142 libros primigenios. Hoy se
cuentan con todas las periochae menos las correspondientes a los libros
136 y 137.
Las principales fuentes de Tito
Livio son:
- La tradición oral
- Los poemas épicos más antiguos
redactados en latín que se deben a Ennio y Nevio
- Los analistas romanos
- El historiador griego del
siglo II a.C. Polibio de Megalópolis principalmente en la cuarta década y cuyas
noticias contrasta Livio con los testimonios de los analistas romanos
principalmente Quinto Fabio Píctor y Celio Antípatro
- Autores más modernos vg. Julio
César, Salustio y Asinio Polión
En Desde fundada la Ciudad Tito
Livio hace una Historia de Roma dedicada a la exaltación del Pueblo Romano, con
un sentimiento optimista al no admitir que Roma pueda entrar en decadencia y
con atisbos de historiografía racional que atañen sobre todo a la leyenda de la
fundación de la Urbe. Tito Livio no cree que Marte sea el padre
biológico de Rómulo y Remo. Piensa además que la loba que amamanta a los niños
sea la propia pastora Laurencia quien sería una meretriz pues los latinos
llaman lupae (lobas) a las rameras. Opina que el ascenso de Roma
se debe a la unión del favor de los dioses con las virtudes del Pueblo-Rey.
Sin embargo Desde fundada la
ciudad muestra estos errores:
- Se observan pasajes confusos e
incluso contradictorios por las muchas fuentes que usa Livio
- Livio unas veces menciona sus
fuentes y otras no
- No tiene excesiva preocupación
por la Historia de las Instituciones Romanas en lo que se diferencia de su
modelo Polibio de Megalópolis
- Acepta el determinismo
histórico en la fundación de la Urbe
- No se esmera demasiado en los
aspectos descriptivos y topográficos pese a ser Livio el historiador que narra
completa la Segunda Guerra Púnica con una ausencia de preocupación por la
Geografía
- En los discursos que Livio
pone en boca de los personajes sigue los cánones de la Retórica y los hace
hablar como pensaba Livio que hablaban y no como hablaban en realidad pese a
que intente en todos ellos reflejar la personalidad de aquellas figuras
- Falsea la realidad inducido
por su patriotismo
- Recoge sin contrastar rumores
y fábulas orales o escritas
- Como Suetonio escribe desde su
biblioteca, sin contacto con el mundo real
- Al revés de lo que ocurre con
Salustio o Julio César Tito Livio carece de experiencias personales que narrar
- En Desde fundada la Ciudad se
percibe una absoluta falta de tecnicismos
Trogo Pompeyo
Es contemporáneo de Tito Livio.
Trogo Pompeyo es polígrafo más que historiador. Se sabe que escribe tratados de
Zoología y Ciencias Naturales. Redacta sus Historias Filosóficas dentro
de esa inquietud por abarcar la totalidad del saber y no por un anhelo expreso
de convertirse en historiador. Las Historias Filosóficas de Trogo
Pompeyo constaban 44 libros. De ellas se conservan un resumen completo del
siglo II que es obra de Justino y otros resúmenes parciales de menor interés.
Las Historias Filosóficas de
Trogo Pompeyo analizan el imperio de Filipo II de Macedonia, el de su hijo
Alejandro Magno, la manera en que el imperio del Gran Macedonio se disuelve
con la génesis de los reinos helenísticos, el imperio cartaginés y la forma en
que Cartago y las monarquías helenísticas pasan a depender de Roma como
resultado de una herencia histórica. Trogo Pompeyo basa su obra en los
historiadores griegos del siglo IV a.C. Teopompo y del siglo I a.C. Timágenes
para los tiempos anteriores a la muerte de Alejandro Magno. Analiza la Historia
de Roma basándose en Catón el Censor, Julio César, Salustio y Séneca el
Viejo
Trogo Pompeyo introduce en la
historiografía latina las nociones de las edades de la Historia y el imperio
universal. Dentro de las primeras ve que la trayectoria del Pueblo-Rey abarca
infancia (la Monarquía en Roma), adolescencia (desde la instauración de la
República hasta la conquista de Italia), la juventud que termina con la
instauración del Segundo Triunvirato y la vejez a partir del susodicho
acontecimiento. Trogo Pompeyo observa los imperios universales como ciclos que
se completan en todo proceso histórico. Trogo Pompeyo piensa que Roma ha sucedido
al imperio cartaginés y el imperio de los partos seguirá al de los romanos. Así
Trogo Pompeyo no acepta la idea de la eternidad de Roma, ideada en tiempos de
Augusto dentro del círculo de Mecenas, que sí es admitida por Virgilio, Horacio
y Tito Livio.
Quinto Curcio Rufo
Han existido dudas alusivas a su
encuadre temporal. Se ha pensado que vive bajo Vespasiano, imperando Trajano e
incluso durante los siglos III o IV. Sin embargo un fragmento de la obra Sobre
los rétores de Suetonio ha permitido fijar su cronología. Allí Suetonio se
refiere a un rétor (profesor de Retórica) de nombre Quinto Curcio Rufo
quien vive bajo Tiberio, Calígula y Claudio I.
Quinto Curcio Rufo escribe una Historia
de Alejandro Magno. La misma temática incide en situar su vida durante la
Dinastía Julio-Claudia. Al comienzo del Principado la vida del Gran
Macedonio goza de predicamento entre historiadores y rétores quienes
usan el relato de sus hazañas en los ejercicios realizados dentro de las
escuelas de Retórica. La Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio
Rufo muestra un preciosismo literario típico de la escuela asiánica que
desde época de Cicerón se muestra hostil a la escuela aticista cuyo
principal corifeo es Julio César. Al tiempo Quinto Curcio Rufo pretende
entretener los ocios de los lectores con su Historia de Alejandro Magno.
Crea un relato novelesco con largas descripciones en torno a la naturaleza de
Macedonia, la fertilidad de Mesopotamia, el Mar Negro, los peces y otros
animales fantásticos del Mar Caspio y a pueblos de Asia no menos imaginarios.
Tácito
Tácito nace hacia 55 d.C. y
muere entre 117 y 120. En su Diálogo sobre los oradores Tácito dice que
ha estudiado leyes y que en su juventud ejerce la abogacía. Llega al consulado
en 97 y en torno a 111 - 112 desempeña el proconsulado en Asia. Hoy se recuerda
principalmente a Tácito como historiador de la Antigüedad. Sus escritos
fundamentales son Germania, Agrícola, Historias y Anales.
Germania
En esta obra Tácito estudia el
conjunto de pueblos que viven más allá de la frontera renano-danubiana en el
espacio geográfico conocido por los romanos como Germania libera. El
topónimo Germania libera responde a ser la parte de Germania no sometida
a las leyes romanas. Se contrapone a la Germania capta que ocupa la
orilla izquierda del Rhín dominada por Roma y donde se hallan las ciudades de Colonia
Agripina (Colonia) y Argentoratum (Estrasburgo).
En la Germania Tácito
contrapone los pueblos germánicos con los romanos quienes habían caído en un
proceso de decadencia con los dinastas julio-claudios y flavios. Tácito observa
ese declive en que a raíz de la instauración del Principado el Pueblo Romano ha
dejado de ser el protagonista de su historia al ser los césares quienes adoptan
las decisiones políticas.
Tácito contrapone las costumbres
pervertidas de los romanos a los usos de los germanos quienes no admiten el
mestizaje y respetan al máximo la fidelidad matrimonial. Los maridos germánicos
castigan de forma tan severa el adulterio que antes de repudiar a la esposa
infiel la cortan el pelo y la pasean desnuda por toda la aldea. Además el
adulterio tiene tal censura social entre los germanos que la mujer repudiada
por adúltera no vuelve a encontrar esposa por muy rica que sea.
Como buen patriota, pese a
lamentar la decadencia de sus coetáneos, Tácito se congratula al indicar la
ayuda de la Fortuna al Pueblo Romano por las rivalidades tribales de los
germanos que les impiden atacar Roma. Tácito estima que el Pueblo Romano no
podría rechazar a los germanos si éstos superasen sus disensiones internas e
invadieran el Imperio. La Germania de Tácito supone un precedente de las
descripciones geográficas y etnográficas y de la idea del buen salvaje.
Sin embargo Tácito es etnocentrista al considerar al Mediterráneo el centro de
la geografía, cultura e historia. En sus descripciones de las morigeradas
costumbres germánicas Tácito se ve influido por el aprecio de los filósofos
cínicos de Grecia hacia la sencilla vida de los pueblos primitivos a causa de
su contraste con las sofisticados y decadentes usos helénicos por más que los
filósofos cínicos sean también etnocentristas.
Agrícola
Es la biografía de su suegro
Julio Agrícola a quien Tácito considera asesinado por Domiciano en el año 96.
Con Agrícola Tácito vuelve a tomar el género biográfico que se había
olvidado en Roma desde el reinado de Tiberio. Desde el reinado de ese emperador
los césares se muestran hostiles al cultivo del género biográfico pues la
exposición de las virtudes de los biografiados podía representar una crítica a
los vicios imperiales. Agrícola de Tácito reúne los dos caracteres de
biografía en sentido estricto y laudatio fúnebre. La laudatio fúnebre
consiste en un discurso encomiástico de las hazañas y virtudes del fallecido
que alguno de los deudos pronuncia en Roma desde lo alto de una tribuna antes
de la cremación o sepelio.
Historias
El propósito de Tácito se ve en
el capítulo 1 del libro I Las hazañas del Pueblo Romano, que se
desarrollaron durante los ochocientos veinte años desde la fundación de la Urbe
hasta el final de la época republicana, fueron narrados por los historiadores
con una elocuencia pareja a la libertad; sin embargo cuando se llegó a la
batalla de Actium, y todo el poder vino a converger en una sola persona, todos
aquellos grandes ingenios desaparecieron al mismo tiempo, y la veracidad se vió
quebrantada por dos motivos fundamentales: por el afán de agradar a los
dominantes, y por el odio o la antipatía del escritor respecto al emperador y a
los que detentan el poder. Yo voy a narrar los reinados de Galba, Otón,
Vitelio, Tito, Vesapasiano y Domiciano ni por amor y sin odio.
Aquí se percibe el mismo sentido
de decadencia de Roma tras la instauración del Principado que se aprecia en Germania.
La pérdida de los valores cívicos por los romanos lleva a Tácito a enjuiciar de
manera muy cruel la actitud de la plebe romana en 69 ante la lucha de los
partidarios de Vespasiano contra los simpatizantes de Vitelio en el libro III.
Afirma que entonces se celebraban en Roma las fiestas conocidas por saturnalia
y la plebe de la Urbe considera la guerra civil un espectáculo más
de aquellas celebraciones, aplaude de forma indiscriminada a ambos grupos y se
aprovecha del botín que queda sin dueño. Tácito afirma sobre este particular en
las calles de Roma estaban presentes todos los crímenes que son propios en
medio del lujo y del ocio, hasta tal punto que se podía creer que la ciudad era
presa de la locura y la lujuria.
Tácito tiene esperanzas de que
la instalación de un régimen moderado con Nerva y Trajano cambie las cosas al
ser el historiador partidario de un gobierno equidistante entre la libertad
completa y la esclavitud total. Originariamente las Historias de Tácito
constaban de 15 libros. Sólo conservamos los cuatro primeros y algunos
fragmentos del quinto. Las Historias de Tácito finalizan con la
conquista romana de Jerusalén durante la Primera Guerra Judaica. Es una lástima
que falte su relato de los años de Diocleciano por el aprecio que Tácito sentía
por esa parte de su obra.
Anales
Tácito pretende historiar la
trayectoria de Roma desde Augusto a Nerón. Los Anales han llegado
asimismo en estado fragmentario. Se conservan enteros del libro 1 al 6 y del 11
al 16. Por tanto pueden leerse en su integridad los reinados de Augusto,
Tiberio y Nerón y parte del de Calígula aunque falta por completo el de Claudio
I.
La visión historiográfica de
Tácito
Tácito plantea continuamente en
sus escritos dos cuestiones que atañen al Principado: la relación del césar con
sus súbditos y la pérdida de la libertad ciudadana, la paz y el
bienestar en los ciudadanos romanos que el Principado ha traido consigo. Tácito
atribuye los hechos históricos a la casualidad en contra de Tito Livio
quien influido por el estoicismo reputaba a los hombres los instrumentos de los
dioses para realizar sus fines. Tácito añora la República Romana y se presenta
a manera de un censor del Principado.
Tácito analiza las conductas de
los individuos dado que el Pueblo Romano no es el gestor de la historia de Roma
desde el gobierno de Augusto. De aquí la importancia de sus etopeyas donde
contrapone virtud contra vicio y bien versus mal. Tácito practica una
historiografía moralista, psicológica y dramática. Por lo que se refiere a su
actitud ante las mujeres siente compasión por las féminas desgraciadas como
Octavia, la primera esposa de Nerón, pero se muestra reticente no sólo a la
participación sino al influjo de las mujeres en política. Tácito piensa que la
influencia femenina en política agudiza los problemas. Son muy críticas las
etopeyas que efectúa de Livia, Agripina la Mayor y Plancina. Ésta última
es la mujer de Pisón y la verdadera inductora de la conjura que su marido
maquina contra Nerón en 65. Descubierta la conspiración Plancina abandona a su
suerte a Pisón quien se suicida.
Tácito emplea como fuentes:
- Historiadores anteriores
principalmente Tito Livio y Fabio Rústico
- La tradición
- Crónicas contemporáneas
- Documentos como las
semisecretas Actas del Senado y las públicas Actas del Senado y el
Pueblo
Suetonio
La biografía republicana y
altoimperial culmina con Suetonio (69 - 140). Ejerce la abogacía a partir de
97. Trajano (98 - 117) le nombra superintendente de las bibliotecas públicas y
responsable de los archivos estatales. Durante los cinco primeros años de
Adriano Suetonio ocupa la secretaría ab epistulis que despacha la
correspondencia oficial. En 122 se retira a la vida privada. Escribe entonces
las Vidas de los césares. En esta obra Suetonio ignora a Tácito y
Plutarco. Sus fuentes son:
- Orales
- Archivísticas pues por sus
primeros empleos toma datos de los archivos semisecretos
Suetonio es el prototipo del
biógrafo romano. Señala el camino que la biografía toma hasta el Renacimiento
con lo que influye en obras posteriores como la Historia Augusta o la Vida
de Carlos o biografía de Carlomagno escrita por Eginardo (c.a. 770 -
840). Suetonio presenta virtudes y defectos. Entre las primeras cabe destacar:
- Frialdad y ausencia de pasión
- Se abstiene de emitir juicios
- Espíritu crítico y rigor
científico
- Culto a los documentos en los
que incluso llega a analizar su paleografía además de viajar a los lugares
donde los susodichos documentos se hallan
- Abundancia de citas
- Uso de nuevas fuentes como los
grafiti
En cambio son sus defectos:
- Olvido de la ambientación
histórica de sus biografiados que Suetonio (más biógrafo que historiador)
supone conocida por sus lectores
- Carencia de visión de conjunto
al detenerse en los detalles
- Lagunas y silencios de los que
se desconoce su idiosincrasia voluntaria o involuntaria
- Falta de cronología con lo que
de sus personajes sólo da las fechas de nacimiento y muerte
Anexo I
Las ideas de Cicerón sobre la
Historia
Cicerón no escribe obras de
Historia propiamente dichas. Sin embargo defiende la naturaleza pragmática de
la Historia y ser la Historia la tarea principal de los oradores en su doble
faceta política y forense. No obstante en sus Cartas y Discursos Cicerón
se deja influir por los historiadores. En las Verrinas Cicerón compara
el calamitoso estado de la isla bajo Verres en contraste con el buen gobierno
de Publio Cornelio Escipión el Africano. En el Discurso acerca del
mando militar de Antonio Cicerón ofrece un magnífico retrato de ese
personaje por más que el retrato pueda calificarse de género historiográfico
menor. Cicerón presenta retratos parejos de Catilina y sus secuaces en la Segunda
Catilinaria que muestra una estructura cuasi-historiográfica con un
exordio, el planteamiento al igual que Suetonio de la crisis que la conjuración
de Catilina origina en la República y sus soluciones. No obstante, como Cicerón
es un orador, tiene en ocasiones una fiabilidad dudosa.
Las principales ideas de Cicerón
sobre la Historia aparecen en Sobre las leyes y Sobre el orador
1) Sobre las Leyes:
- En efecto, la Historia está
alejada de nuestros libros como yo mismo entiendo y como con frecuencia oigo
decir
- Como en verdad suele
parecerte a tí mismo, en efecto éste es el supremo trabajo del orador
2) Sobre el orador
- Ea, pues, dijo Antonio, ¿No
te das cuenta de que si para escribir Historia hace falta ser orador y de un
mérito singular, de qué máxima formación ha de ser para quién se escribe la
Historia?
- ¿Acaso no ves qué bello
trabajo es la Historia para el orador?
- Refiriéndose a los analistas Y
con tal de que se entienda qué dicen ellos, ellos no se sirven de otro mérito
que el de la brevedad
- En efecto, ningún
compatriota nuestro se afana por la elocuencia, a no ser para hacerla brillar
en los juicios y en el foro; sin embargo, entre los griegos, los hombres de
mayor facilidad de palabra, alejados de las causas públicas, no sólo se
esforzaron en máximo grado hacia otros temas gloriosos, sino además para
escribir Historia
- Además ha de ser poseida
toda la antigüedad y la vigencia de los ejemplos y no ha de marginarse el
conocimiento de las leyes, y del Derecho Civil
- Ha de saberse punto por
punto el Derecho Civil, han de ser conocidas las leyes, ha de ser poseida toda
la antigüedad, toda la costumbre senatorial, la constitución de la República,
las leyes de los aliados, los tratados, los pactos, la causa del mundo, todo
ello ha de conocerse
- En verdad que es la
Historia el testimonio de los tiempos, la luz de la verdad, la vida del
recuerdo, la maestra de la vida, la mensajera del pasado. ¿Con qué otra voz
sino con la del orador ha de ser encomendada la Historia a la inmortalidad?
- Aludiendo a la Oratoria La
Historia colinda con este género, Historia en la que se describe de una forma
artística no sólo un país frecuentemente sino también una batalla
- En efecto, ignorar qué ha
sucedido antes de que se haya nacido, ello equivale a ser simple niño; pues,
¿Qué es la vida del hombre a no ser que el recuerdo de las cosas pasadas está
unido a la vez con la época de los antepasados?
- En efecto, en mi primera
juventud vinimos a caer en plena conmoción de la antigua constitución, y
durante mi consulado llegué a dar en medio del enfrentamiento de todas las
cosas y de la crisis, y en todo este tiempo después de mi consulado salimos al
frente de aquellos oleajes que apartados por nosotros de la perdición común,
repercutieron en mi propia persona. Por esto para que no haya deudas, lo cual
perjudica a la República, se han de tomar precauciones, lo cual es posible
precaver de muchas formas. Si fuera posible, no para que los ricos pierdan lo
suyo sino para que los deudores no se enriquezcan con el dinero ajeno
- El historiador ha de
recoger en su relato el devenir de los tiempos, de los hombres, de los lugares
y de las hazañas realizadas
- Y no sólo las hazañas de
los hombres mismos, sino además aquéllas que sobresalgan por su gloria y
renombre, tratando de su vida y de su forma de ser
Anexo II
El retrato de Sempromia por
Salustio en la Conjuración de Catilina
Y entre ellas se encontraba
Sempromia, la cual había cometido a menudo muchos crímenes de viril audacia.
Esta mujer fue bastante afortunada por su nacimiento y su figura además por su
marido y por sus hijos; docta en las letras griegas y latinas, en tocar la
cítara, en danzar más elegantemente de lo que es conveniente en una mujer honrada,
docta en muchas otras cosas que son instrumentos de lujuria, de la que excepto
su belleza, nada hubiese alabado de ella un hombre honrado. Pero para ella
todas las cosas siempre fueron más queridas que lo fueron el honor y la
castidad, o si tuviera menor consideración de fama que de dinero, no lo
discernirías con facilidad: la pasión era así encendida de tal modo que buscaba
con más frecuencia a los hombres de lo que era buscada. Pero hasta ahora había
traicionado ella a menudo la palabra dada, había negado con juramento una
deuda, había sido cómplice de la sangre derramada, había acabado precipitada ya
por su lujo, ya por su escasez. En verdad, su ingenio no era absurdo: que podía
hacer versos, provocar la chanza como en un discurso, ya inocente, ya agradable,
ya insinuante; en suma, mucha gracia e innúmeros donaires se hallaban
contenidos en ella.
Anexo III
Prólogo de las Gestas del
Divino Augusto
Augusto no sólo crea una
literatura oficial. Él mismo se convierte en literato. Sabemos que el fundador
del Principado escribe poemas eróticos y festivos aparte de la tragedia Ayax
hoy perdida. Su legado principal son las Gestas del Divino Augusto que
supone su autobiografía, el testimonio público de su gestión al frente de Roma
y su propia laudatio fúnebre. Se suele conocer por Monumento Ancyrano
pues Augusto ordena grabar esas Gestas en dos monumentos. Uno se
hallaba en Roma. No ha llegado a nuestros días. El segundo se encuentra en la
ciudad romana de Ancyra (actual Ankara en Turquía). En la Antigüedad
Tardía el Monumento Ancyrano se transforma en iglesia. Los otomanos
cambian su uso en mezquita pero ello facilita la conservación de las Gestas
del Divino Augusto
Su prólogo dice así
Las hazañas del divino
Augusto, por las que él sometió el orbe de la Tierra al imperio del Pueblo
Romano, y también de los gastos que él hizo en favor de la República y el
Pueblo Romano.
Los que mataron a mi padre (1),
a ellos les arrojé al exilio con juicios legítimos, vengando así el crimen de
ellos, y después vencí en dos batallas (2) la guerra de la República.
Llevé a cabo guerras civiles
por tierra y por mar, y guerras en el extranjero por todo el orbe, y respeté,
vencedor, a todos los supervivientes.
Yo a los pueblos extranjeros
les perdoné en la medida en que pude, y preferí mantenerles vivos a matarlos.
Alrededor de 5.000 ciudadanos
romanos estuvieron bajo mis órdenes, y a muchos miles les mandé a colonizar, y
a otros les regalé campos adquiridos por mi propio peculio; por otra parte, dí
a otros una cantidad de dinero como botín, procedente de mi propio peculio.
NOTAS AL ANEXO II -
(1) Julio César
(2) Actium y Alejandría
|
texto ·- ·-· -······-·
Gonzalo Fernández,
***
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