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Desembarco de los moriscos en el Puerto de Orán. Por Vicente Mestre
Cuatrocientos aniversario de la expulsión de los moriscos, cuestión de vida o muerte para España, por su complicidad continua con el peligro turco

Una pequeña historia del Carlismo del siglo XX a través de tres semblanzas: Tomás Domínguez Arévalo, José María Arauz de Robles y Francisco Elías de Tejada.

por José Martín Brocos Fernández.

Paradigmas de los diferentes modelos de desarrollar el carlismo

No pretendemos biografiar en toda su extensión la figura de Tomás Domínguez Arévalo [1], sino aportar datos poco conocidos de su figura, personalidad y quehacer político, escasamente divulgados o nunca plasmados por escrito.

Era de madre andaluza y se crió siempre en Carmona, municipio próximo a Sevilla. Tenía fincas en el Sur de Navarra. Hombre rico, listo, pero considerado por algunos de sus coetáneos correligionarios de carácter indolente.

En las Cortes desde 1916, tanto como senador como diputado, se destacó siempre en la defensa de la religión, los ideales tradicionalistas, y contra la legislación laicista y separatista. En febrero de 1935 suscribe una proposición a la Cámara [2], defendida por Cano López, para que se sirva declarar la adopción de medidas oportunas para impedir que ningún miembro de los Cuerpos armados de la Nación pueda pertenecer a la masonería, pues como asociación secreta, “a cuyos mandatos se obligan con votos, tantas veces incompatibles con los altos intereses de la Patria, a la que han prestado juramento de lealtad incondicional” [3].

Fue el Jefe Delegado de D. Alfonso Carlos hasta diciembre de 1935, en que don Alfonso Carlos conociendo que no tenía ninguna ilusión ni convicción alguna acerca del porvenir del Carlismo, y convencido de su ineficacia, su escepticismo y su indolencia, le cambió por D. Manuel Fal Conde, a la sazón secretario general de la Comunión Tradicionalista, cargo que desempeñaba desde mayo de 1934.

Tomás Domínguez Arévalo se mantiene como Jefe de los Carlistas navarros. Éstos siempre han creído que Navarra, cuna natural del Carlismo, debería tener prevalencia sobre las demás regiones de España y que los tenían que mandar eran ellos y no la Junta Nacional que cogía a todas las demás provincias españolas. En esta tesitura Mola empezó a tener negociaciones con Fal Conde, Zamanillo y Lamamiè de Clairac, que eran los representantes de don Javier de Borbón Parma, para pactar en qué condiciones los carlistas se sumaban al golpe militar que tramaba Mola. La realidad de las negociaciones fue que Fal Conde, Delegado regio, Zamanillo, Delegado nacional del Requeté, y el Rey, en vez de haber reconocido que Mola era un militar inteligente y con un acendrado sentido del honor y de servicio a España, una especie de “mirlo blanco” al cual le tenían que haber dado toda clase de facilidades, porque en medio de aquel naufragio nacional cuando estaban todas las milicias rojas en la calle, quiere organizar un golpe, sublevación que sólo había intentado Sanjurjo en cinco años de República, le ponen bastantes pegas para sumarse al Alzamiento [4]. El ofrecimiento de Mola encuentra un muro infranqueable.

Mola se encuentra desesperado, cuando aparece una figura de Pamplona, llamado “Garcilaso”, seudónimo del entonces director del Diario de Navarra, Raimundo García García, que le dice a Mola:

- Usted lo que tiene que hacer es cambiar de interlocutor. En vez de usa de interlocutor a Fal Conde, use usted de interlocutor, salvándose el organigrama establecido, a los carlistas navarros y al Conde de Rodezno, que le dirán que sí. [5]

Mola sigue el consejo, convoca un encuentro secreto, y Rodezno y los navarros tienen una primera entrevista con Mola, que pregunta a los navarros:

- Ustedes, ¿qué quieren a cambio de su incorporación al Alzamiento?

- Que nos de usted los Ayuntamientos de Navarra. [6]

Mola se quedó helado de ver la exigüidad microscópica de la petición que le hacían frente a las altas exigencias de la Jefatura Carlista Nacional: ayuntamientos de pueblos pequeños, y que muchos se encontraban recónditos en el medio de sierras. A cambio de eso van hacer entrega de todo el Carlismo.

Rodezno contribuye a ese pacto, a la postre entendido como traición por el Rey, que se lo reprocha, y la mayoría de los carlistas extra navarros, acusándole de haber hecho un cortocircuito desautorizando y malogrando las negociaciones que ellos tenían con Mola, y achacándole igualmente el colocarse también de interlocutor con una representación que nadie le ha dado.

A partir de aquí la figura de Rodezno, considerado dentro del círculo afecto a don Alfonso Carlos un saboteador y traidor, cae en desgracia, aunque ciertamente mantiene su prestigio entre muchos tradicionalistas, en particular entre los navarros.

Tras el Alzamiento, permanece en la retaguardia organizando a los Requetés y colaborando estrechamente con Mola y con el Generalísimo Franco. Franco le llama al Cuartel General, para notificarle, no para informarle ni pedirle su opinión, que va hacer a las 48 horas el Decreto de Unificación. Rodezno vuelve a Navarra, convoca a su gente en el Círculo Carlista, y echándose a llorar, se lo comunica a su gente, justificando la necesidad de Decreto para mantener la España Nacional sin fisuras internas. Tras el Decreto de Unificación de FET y de las JONS, 19 de abril de 1937, Franco le nombra Ministro de Justicia, cargo que desempeñará desde el 30 de enero de 1938 hasta el 9 de agosto de 1939, llevando a cabo una notable labor en la construcción jurídica del Nuevo Estado. Nunca abdicó de su carlismo militante, apareciendo en el desempeño de su cartera ministerial fotografiado con la boina roja al lado del Generalísimo.

Quitando Navarra, donde se le ha respetado hasta la muerte, en el resto de España su figura era muy discutida dentro del Carlismo, al igual que la de otros muchos carlistas que aceptando cargos políticos de relevancia decidieron leal y estrechamente colaborar con el Movimiento Nacional en el engrandecimiento de España [7]. Tras la muerte de don Alfonso Carlos en septiembre de 1936, progresivamente se va alejando de don Javier, alejamiento que culmina en su salida política del Carlismo al servicio de don Javier, y así lo hace en 1943 pasando a la obediencia de don Juan de Borbón, en el considerado el primer trasbordo del carlismo [8], junto con otros carlistas como Joaquín Manglano y Cucalo de Montull, Barón de Cárcer y Llaurí, primer alcalde de Valencia tras la liberación [9]. Don Juan lo trató de manera displicente y no le dio ninguna beligerancia.

Retirado de la vida política, a las diez menos cuarto del domingo 10 de agosto de 1952, a los sesenta y nueve años, muere rodeado de su familia en su casa-palacio de Villafranca de Navarra. Durante esa noche veló el cuerpo el ministro de Justicia, que representó al Jefe del Estado. A las seis de la mañana del día 11 se iniciaron las misas en la capilla ardiente, que duraron hasta las once y media, hora en que se celebró el funeral, tomando asiento en el presbiterio los obispos de Pamplona, Ciudad Real, Plasencia y Sigüenza, y el abad mitrado del Monasterio de la Oliva. Presentes los ministros de Justicia, Asuntos Exteriores y Obras Públicas. Terminado el funeral, se verificó la conducción del cadáver, en féretro cubierto con la bandera de la Hermandad de la Pasión del Señor, al panteón familiar, mientras la Banda Municipal interpretó el Himno Nacional. [10] El 30 de octubre de ese mismo año, en la iglesia de San Fermín de los Navarros, en Madrid, organizada por la Real Congregación del mismo nombre, se dijo una Misa de Réquiem por el eterno descanso de don Tomás Domínguez Arévalo, asistiendo el ministro de Justicia. [11]

2. José María Arauz de Robles Estremera

Tuvo su nacimiento en 1898. Familia acaudalada con tierras en la zona de Soria y Bajo Aragón. Tenía un hermano notario en Madrid y él era abogado del Estado. Extraordinariamente simpático e inteligente. Pronto se adscribe al tradicionalismo político, no sólo intelectual, sino combativo. Vivía en la calle Gurtubay, nº 3, una calle pequeña que va de la calle Velázquez a la calle Lagasca, en Madrid. En la misma dirección dispondrá también su despacho profesional.

Ya abogado del Estado y destacado miembro de la Asociación Católica de Padres de Familia, asume la Secretaría de la misma, y a principios de la década de los 30 imparte conferencias en el domicilio social de la asociación, sita en la calle Manuel Silvela, nº 7, de Madrid. Otros prohombres del tradicionalismo como Víctor Pradera [12] y el conde de Vallellano [13], comparten tribuna con Arauz de Robles. En una sesión solemne de la Asociación celebrada el 24 de abril de 1930, presidida por el conde de Rodríguez San Pedro, conde de Mirasol, expone la importante misión de defender la familia cristiana y organizar los padres “para la propaganda de los ideales que puedan salvar los hogares de los peligros que hoy los cercan” [14] . En noviembre de 1930 toma parte en la Junta reglamentaria celebrada por la entidad, interviniendo junto con San Martín, el general Sebastián Mantilla [15], Mazas, Gil de Santibáñez [16], Espinosa, Toledo Robles, o Portillo y tomando acuerdos concretos sobre futuras actuaciones [17].

El 9 de noviembre del mismo año 1930 participa como orador en un mitin de campaña de orientación social, presidido por Ruiz de Velasco y compartiendo tribuna con D. Esteban Bilbao, Luis Jordana de Pozas y el conde de Vallellano. Por este orden, Esteban Bilbao diserta sobre la “Religión”, José María Arauz de Robles sobre “Familia”, Luis Jordana de Pozas habla del “Orden”, y el conde de Vallellano de “Monarquía”. En una brillantísima intervención de Esteban Bilbao, calificó de absurdo el proyecto de establecimiento de una República conservadora, por ser revolucionaria, y de la cual, dijo, “no era otra cosa sino el resultado de toda nuestra historia política, pródiga en alevosías” [18]. A continuación Arauz de Robles habló de la familia y enalteció la defensa de los principios, hoy vilipendiados, de Religión, familia, orden y Monarquía. Exhortó a todos los ciudadanos a emprender vigorosamente una campaña para salvar algo que está amenazado y que interesa a todos los hogares, ya que se hace preciso hacer frente a las imposiciones que tratan de derribar los fundamentos de la vida social. [19]

Con fecha 12 de noviembre, como iniciador del proyecto y acompañado de más de 200 personas que formaban parte de las comisiones de los pueblos interesados en la construcción de ferrocarril La Roda-Tarazona, en el salón de conferencias del Ministerio de Fomento, es recibido por el Ministro de Fomento, Leopoldo Matos y Massieu, presentándole un escrito en el cual los comisionados suplican la petición, fundada, de construcción del nuevo camino férreo La Roda-Tarazona. [20]

El 27 de noviembre, en su cargo de secretario de la Junta central de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia, imparte una conferencia sobre “Organización y fines de las Asociaciones de Padres de Familia. La mañana del 29 de noviembre, y bajo la presidencia del cardenal Primado y el patriarca de las Indias, imparte una conferencia en la Semana Social de Acción Católica [21].

Con fecha 27 de diciembre el nombre de José María Arauz de Robles vuelve aparecer en el diario ABC, aportando una cantidad económica, sumatoria a la suscripción que el propio diario ABC había puesto en marcha, a beneficio de las familias de todas las víctimas que perecieron por cumplir su deber en el choque con los elementos revolucionarios de Jaca. [22]

Se presenta como candidato agrario a las elecciones de octubre de 1931 por Guadalajara, quedando tras el marqués de Villabrágima (liberal-agrario) y de Miguel Bargallo (socialista). Con fecha 10 de octubre publica una carta en el ABC, carta fechada el día anterior, acusando, a la par que aporta datos concretos sosteniendo la imputación, al marqués de Villabrágima de deslealtad a un acuerdo tomado por ambos antes de las elecciones, y de dividir a los elementos agrarios y a los directivos de Unión Nacional. [23]. Con fecha 15 de noviembre de 1931 resulta elegido, conjuntamente con Manuel Cano, Cirilo Tornos [24], José María Sopranís, Joaquín Espinosa Ferrándiz, Francisco Orfila y Escobar, Carlos Martín Álvarez, Mariano Mañeru, Antonio Escudero, conde de Santa María de Pomés, Pablo Menéndez, Arizcun, Juan Cervera y Jácome [25], José Martínez Pereiro, Miguel Sancho Izquierdo y Jesús Requejo San Román [26], miembro del Consejo Directivo de la Confederación Nacional de las Organizaciones de Padres de Familia de España. A mediados de diciembre imparte una conferencia en la Sociedad Aspiraciones, apelando a que es divino designio providencial que la mujer salga al palenque en las luchas para defender la religión, la Patria y la familia, ha de desplegar todas sus aptitudes y entusiasmos para el logro de la victoria. [27]

La tarde del 5 de febrero de 1932 acompaña a Ramiro de Maeztu en la inauguración de los locales de la Sociedad Acción Española. [28] Allí estaban también los señores condes de Rodezno y Gamazo, vizconde de Casa Aguilar, y señores Alcalá Galiano, Antonio Goicoechea, Ansaldo, Fuentes Pila, Pradera, Loygorri, Palacios, Vegas Latapié, Artiñano y Cavestany.

El 16 de abril de 1932 pronuncia junto con Gómez Acebo y Herrero elocuentes discursos en Atienza (Guadalajara) en un acto de la Acción Regional Agraria.

Fue miembro de la directiva de la Comunión Tradicionalista durante la Segunda República. El 2 de julio de 1932 se encuentra junto con otros tradicionalistas, la condesa de Vastameroli, marqueses de Quitanar[29], Albayda[30], y Eliseda[31], Ramiro de Maeztu, Rodríguez Tarduchy, director de La Correspondencia, Fuentes Pila, los hermanos Antonio y Rogelio Ochoa, González de Gregorio[32], González Escudero, o Víctor Pradera en un banquete ofrecido en el restaurante Molinero en honor del escritor Julián Cortés Cabanillas, para celebrar el éxito de su libro, La caída de Alfonso XIII. Pocos días después, el 12 de julio asiste en el hotel Victoria al banquete organizado por el Centro Femenino Tradicionalista madrileño, en honor de la activa propagandista Srta. María Rosa Urraca Pastor[33].[34] Allí coincide con el conde de Rodezno, Torre Letieri, Pradera, Jaime Chicharro, Manuel Ignacio Senante Esplá[35], Ansaldo, Rafael Díaz Aguado y Salaberry, Lamamiè de Clairac, Federico Bertodano, Sánchez Cuesta, Echenique o Argamasilla.

Organizado por el partido tradicionalista, el domingo 11 de diciembre de 1932 acompaña a Esteban Bilbao en un elocuente discurso celebrado en el cine de la Ópera, en Madrid. A la hora del comienzo del acto aparece en el escenario junto con el orador, Esteban Bilbao, Torres Setién y Manuel Quevedo, siendo saludados con una grandísima ovación por los asistentes.[36] Al siguiente domingo, 18 de diciembre, conjuntamente con el conde de Rodezno, y los diputados a Cortes Esteban Gómez Rojí y Oriol, y los señores Chicharro, Pradera y Rodríguez de Rivera, ocupan la presidencia del acto organizado por el partido tradicionalista en el Monumental Cinema, teniendo como conferenciante a Antonio Goicoechea.[37]

En enero de 1933 el gobernador civil de Valencia niega autorización a Arauz de Robles para celebrar una conferencia en el teatro de los Obreros.[38] Igualmente bajo la organización del partido tradicionalista, el domingo 8 de enero presenta en el Monumental Cinema de Madrid a Luis Hernando de Larramendi y Ruiz[39], director del periódico Criterio, que desarrolló el tema “Régimen natural y orgánico de España”.[40] El sábado 21 del mismo mes asiste en los locales de la Acción Regional Agraria de Guadalajara a la Asamblea de dicha entidad, donde “propuso el plan de nuevas actuaciones después de que la Junta hubo acordado aceptar el programa de las derechas federadas”[41].  El domingo 22 de enero, en el Monumental Cinema de Madrid, que se encontraba a rebosar, quedando en la calle centenares de personas sin poder entrar, acompaña a Pemán en un brillante acto político organizado por el partido tradicionalista. A las once en punto entran al escenario Víctor Pradera, Chicharro, Pemán, Arauz de Robles, Hernando de Larramendi y los diputados a Cortes conde de Rodezno y Joaquín Beunza[42]. El público puesto en pie les tributa una gran ovación. Pemán diserta sobre la “Necesidad de un movimiento nacional en torno a los principios tradicionalistas”.[43] El domingo 29 de enero en otra multitudinaria conferencia tradicionalista en el Monumental Cinema, presentó al diputado a Cortes por Salamanca José María Lamamiè de Clairac. Arauz de Robles pronunció las siguientes palabras:

La comunión tradicionalista –añade- no necesita hacer distinción de sus hombres. Aquí no pasa lo que en varios partidos políticos, que consideran cosa obligada el caudillaje de un hombre que vaya al frente de la masa. En el partido tradicionalista todos sus hombres obscurecen su personalidad, para trabajar con fe y ahínco en al defensa de sus ideales, que son la única salvación de España. La bandera de la neutralidad antes, los dogmas nacionales preconizados por Mella después, y ahora la defensa de las Órdenes religiosas que el odio sectario persigue con furia satánica, son obra del tradicionalismo.

El 11 de mayo, obedeciendo a una consigna, unas turbas miserables quemaron conventos e iglesias. Ahora se prepara un nuevo incendio, más hondo, más profundo, en el hemiciclo del Congreso. Nuestra obligación es estar preparados a su defensa y confiar en que con la ayuda de Dios el porvenir será nuestro.[44]

También en Madrid, en el Monumental Cinema, el 5 de febrero presentó a Víctor Pradera, que disertó sobre “Religión y política tradicional”.[45] En el curso de los actos organizados de propaganda por provincias, el 19 de febrero imparte una conferencia en Málaga y el 5 de marzo da una conferencia en Sevilla.

Sevilla 6, 10 mañana. Como en domingos anteriores, se celebró ayer, a las once de la mañana, un mitin tradicionalista en el salón de la calle Adriano, que se vio completamente lleno. Entre el público había muchos trabajadores.

El obrero ferroviario Ginés Martínez pronunció un elocuente discurso.

Recordó que la Tradición fue siempre un partido eminentemente popular, porque es negación de las doctrinas de Rousseau, en las cuales se apoyó un capitalismo sin entrañas para explotar a los trabajadores, originando la reacción marxista y la lucha de clases.

La única solución que puede salvar a España es el tradicionalismo, que hermana los factores de la producción, acoplando a cada hombre en su sitio.

Hace un cumplido elogio de Arauz de Robles, joven y entusiasta propagandista del ideal. El discurso fue subrayado con numerosas ovaciones.

El Sr. Arauz de Robles se congratula de que le haya precedido en el uso de la palabra un hijo del pueblo, como los que siempre nutrieron las filas de la Tradición.

Dice que esta República de trabajadores ha originado una víctima: el pueblo, que falto de pan y sin la luz de la fe, encuentra cerradas todas las puertas, y sobre todo la de los Centros oficiales, donde triunfa la nueva burguesía enchufista.

La Tradición nada tiene que ver con las causas del caos presente, fruto de los errores liberales. Los Estados liberales, con la desamortización, repartieron entre unos cuantos amigos usureros los bienes de las Corporaciones, de los que se beneficiaba al pueblo; y éste, al verse defraudado, cayó en el marxismo, que es un engaño todavía mayor, y nos llevaría a un feudalismo peor que los peores de la Edad Media.

Antes que la restauración económica y que la misma de las instituciones es preciso restaurar el mundo del trabajo.

Para esto es necesario, ante todo, restaurar la doctrina y la moral católica, en las cuales se dignifica el trabajo, como lo demuestran aquellas florecientes Hermandades del siglo XIII, donde se armonizaba la piedad y el trabajo. Y el catolicismo, al mismo tiempo que establece la obligación del trabajo, fija también las obligaciones del capital.

Por último es necesario también la restauración integral de las actividades humanas, oponiendo al odio marxista la fusión armónica del capital y el trabajo.

En un brioso párrafo rebate el cargo de reaccionario lanzado contra el tradicionalismo, y ensalza la magnífica organización social de la Edad Media.

Fustiga duramente la comedia de la oposición lerrouxista, fruto del sistema, y dice que Europa está despertando para aplastar la conjura judaico-socialista, que pretendía entronizar la dictadura en todo el continente.

También en España, la juventud escolar y obrera debe ponerse en pie para dar la batalla a la anarquía, inspirándose en las normas tradicionales.

El Sr. Arauz de Robles fue aplaudidísimo.

Finalmente, el Sr. Fal Conde anunció que en domingos sucesivos hablarán los señores Chicharro, Gómez Roji y Lamamiè de Clairac.[46]

El 11 de marzo, organizado por la Juventud Tradicionalista de Madrid, participó en un banquete en honor de la Srta. María Rosa Urraca Pastor. Ocuparon la mesa presidencial con la festejada tres veteranos carlistas: el general carlista Díez de la Cortina[47], Tomás de Uruñuela y el Sr. Artola. Los demás puestos los ocupaban las condesas de Rodezno y de Vigo; marquesa de Cartagena, señoras Álvarez de Linera y viuda de Sánchez Toca, condes de Rodezno y de la Florida y Sres. Arauz de Robles y Marín Hinojosa.

El 15 de marzo de 1933 José María Arauz de Robles pronuncia una memorable y recordada conferencia en Valencia.

Don José María Arauz de Robles, a las once de la mañana, pronunció una conferencia en el teatro de los obreros, totalmente lleno de público, especialmente huertanos y gentes del pueblo. Hizo la presentación del orador el joven propagandista Sr. Herreros.

Al levantarse a hablar el Sr. Arauz fue acogido con una gran ovación. Desarrolló el tema de “La organización de la contrarrevolución”. Afirmó que la revolución no era un proceso natural de las sociedades, sino el desarrollo de un propósito, concebido y preparado en la oscuridad de los centros enemigos de las civilizaciones cristianas para subvertir el orden natural de éstas.

Expuso las cosas, que, sin necesidad y por cumplir sólo compromisos revolucionarios, ha acometido la revolución española, especialmente en materia religiosa, agraria y de enseñanza, y la insensibilidad de la mayoría parlamentaria ante las razones y los hechos. Manifestó que la organización contrarrevolucionaria en España, si bien ateniéndose a las formas impuestas por la época, tenía que conservar la substancia y las características españolas. Hizo un llamamiento a la juventud para ingresar en las filas “boinas rojas”, haces de España. Recordó que por el camino que abrieran esas organizaciones tenía que avanzar una civilización nueva con un orden verdaderamente nuevo. En un período de cálida exaltación cantó los levantamientos magníficos de los pueblos de Europa, diciendo que los arcos triunfales de todos los tiempos estaban añorando nuevos desfiles heroicos y terminó la lucha por los ideales nobles, ya que hasta el Rey Pacífico por excelencia, Cristo, había levantado su Cruz como una bandera, en torno de la cual se habían reñido, se riñen y se reñirán todas las batallas de la Historia.

El Sr. Arauz de Robles, interrumpido frecuentemente con aplausos, fue ovacionado al concluir.

A las dos y media, y acompañado del barón de Cárcer y Laconi [(sic). Debería poner Llaurí], salió el Sr. Arauz de Robles para Castellón de la Plana, donde, a las seis, de la tarde, tuvo lugar un brillante acto en el salón de los Sindicatos Agrícolas, que aparecía materialmente atestado de público.

El Sr. Arauz de Robles aludió al fervor tradicionalista que se observa en toda España y del que esta región era magnífico exponente. Manifestó que este despertar tradicionalista respondía al despertar general de todos los pueblos en torno de sus nacionalismos peculiares. Hizo un examen detenido de los puntos más esenciales del pensamiento español tradicionalista, fijándose especialmente en la imputación de absolutista que se hacía a la Monarquía Tradicional. Atacó rudamente el empirismo de los partidos políticos, y terminó cantando, en un brioso párrafo, la vuelta de los viejos caudillos, cuyas almas llenaban todavía el ambiente de la Plana y el Maestrazgo.

(…) El Sr. Arauz de Robles visitó, en Valencia, los locales del nuevo Círculo Central Tradicionalista, así como los locales para los Secretariados técnicos  y para el nuevo rotativo tradicionalista, que ha de salir en breve en aquella capital, y para el que ha sido ya adquirida la maquinaria, felicitando a la Junta regional por la actividad y acierto con que se desarrolla su gestión.[48]

Conjuntamente con Salaberry, imparten el 1 de abril, continuando la campaña tradicionalista iniciada por toda España, sendas conferencias en Gerona. Arauz de Robles, con un memorable discurso, continúa la campaña el día 2 en Badalona.

Badalona 3, 11 mañana. En el amplio teatro del Círculo Tradicionalista, completamente lleno de gente, se ha celebrado un acto público, en el que han hecho uso de la palabra los Sres. Puigrefagut y Arauz de Robles. Sobre las localidades había extractos del programa tradicionalista y cantones con pensamientos y dogmas alusivos a este ideario.

El Sr. Puigrefagut pronunció un elocuente discurso en catalán, poniendo de manifiesto que hoy en casi todo el mundo las gentes se separan de los partidos políticos medios, que, día a día, pierden terreno, y se van hacia los partidos de ideas claras y precisas, guiados por una lógica irrefrenable.

El Sr. Arauz de Robles dijo que el fenómeno hecho observar por el Sr. Puigrefagut de la desaparición de los partidos medios es debido a que el sistema de opiniones y partidos políticos y de convivencia y libre manifestación de todas las ideas, característica del parlamentarismo y la democracia, no era talmente un sistema de Gobierno ni un régimen con el cual se pudiese gobernar a los pueblos, sino una táctica revolucionaria para asaltar el poder la Revolución, negándonos luego las libertades que ella había ejercido.

Terminó cantando la resurrección de España, diciendo que el viernes día 14 de abril se conmemoraban dos fallos del sufragio universal: el que condenó a Cristo y el que condenó a España. Pero si Cristo murió, también resucitó, y con Él resucitará también España, ahora crucificada por la persecución sectaria. El orador, que fue interrumpido frecuentemente con ovaciones, fue despedido con una muy cariñosa al abandonar el local.[49]

El día 4 da mitin en Manresa y el 12 de abril, organizado por la Acción Regional Agraria Ciudadana, participa en la plaza de toros de Guadalajara en un gran mitin de derechas, en el que también toman parte la señorita Pilar Velasco, Antonio Royo Villanova y el ex ministro Sr. Goicoechea. En el transcurso del mitin se producen alborotos producidos por saboteadores socialistas, siendo arrojados los perturbadores de la plaza por las fuerzas de Seguridad. Fuera de la plaza, grupos de agitadores profesionales cantan la Internacional, y más tarde, amparados en la masa vociferante y animalizada, la chusma socialista apedrea los coches de los conferenciantes.

En enero de 1934 dirige una carta al jefe de la minoría agraria, Martínez de Velasco, en la que dice que es opuesto a la constitución de toda especie de partido agrario, denunciando la ficción de los partidos y el error de la democracia inorgánica[50].

En febrero de 1934, como tradicionalista, se presenta electoralmente por Granada en la candidatura de centro-derecha, integrada por Herrera Oria, Moreno Dávila, Ruiz Alonso, Torres López y Fernández Arroyo, cedistas; Francisco González Carrascosa, agrario; Gonzalo Muñoz, progresista y Natalio Rivas, portelista. El 9 de febrero participa en un mitin contrarrevolucionario en Campotejar (Granada), al que asistieron representaciones de numerosos pueblos. Compartieron tribuna como oradores junto con José María Arauz de Robles, los Sres. Guerrero Gijón, Blanes, Zábala, Hernández Carrillo y Torre López[51]. En las elecciones de ese mismo mes de febrero sale elegido diputado a Cortes por Granada.

Formando parte desde los inicios de la República de la Junta Nacional Carlista, a mediados de marzo de 1936 asume la secretaría de la minoría tradicionalista, bajo la jefatura de José María Lamamiè de Clairac[52]. Estuvo concentrado en la finca “La Ferme”, de la Vizcondesa de La Gironde, descendiente de los legitimistas franceses, en el Sur de Francia, próximo a la frontera con Navarra en cuanto se produjo el asesinato de Calvo Sotelo, junto con todos los altos dirigentes de la cúpula carlista que fueron a la mencionada finca, donde la condesa tenía un palacete. Poco después de estallar el Alzamiento Nacional entró en España por Navarra, pasando, desde la cúpula de la Comunión Tradicionalista, tanto a integrar desde el 2 de septiembre de 1936 la Junta Nacional Carlista de Guerra, con sede en Burgos, como a poner en marcha la Obra Nacional Corporativa (ONC), que es la organización obrera, no clasista, del Tradicionalismo, la cual fue una tarea inmensa que tuvo dos partes: una, la edición de un libro tamaño folio, único en su género, explicando que es la ONC como instrumento de representación política de los obreros, que además de los esquemas políticos copiados del Ministerio de Corporaciones de Mussolini trae unos conceptos maravillosos acerca de la dignidad del Trabajo. Otra parte de su tarea fue organizar en todos los núcleos de población pisos para el reclutamiento y encuadramiento de los obreros tradicionalistas, con los cuales pobló la zona nacional. Pero surgieron rivalidades a propósito del reclutamiento de los obreros con otra red paralela que se llamaba las Centrales Nacional Sindicalistas (CNS), que era la herramienta de la Falange. Fricciones que indudablemente contribuyeron, unidas a otras de la retaguardia y el frente, a la Unificación decretada por Franco, FET de las JONS. A partir de la Unificación, abril de 1937, el Nuevo Estado asume una entidad, FE de las JONS, la cual tiene su Central Nacional Sindicalista (CNS), pero que teóricamente englobaba la red de la Obra Nacional Corporativa (ONC). En la práctica las CNS absorben, engullen, fagocitan a las oficinas de la ONC que acaba desapareciendo[53].

La figura política de José María Arauz de Robles se mantiene leal en el Movimiento Nacional al servicio de la construcción de una gran patria. Arauz de Robles, miembro conjuntamente con Fal Conde, Zamanillo, Sáenz-Díez, Valiente y José María Lamamiè de Clairac de la Junta Nacional Carlista de Guerra, de Burgos, acepta los sacrificios inherentes a la Unificación, disintiendo fuertemente con Fal Conde y Zamanillo acerca de la decretada unificación, y pasa a colaborar estrechamente con Franco y el Nuevo Estado.

A la par del ejercicio profesional como abogado del Estado, en 1945 adquiere la ganadería de Mariano García de Lora, ganadería fundada por los años 1910 a 1912 por Rufo Serrano con vacas de distintos orígenes. A la muerte de Rufo, García de Lara compra la ganadería, y ese mismo año se la traspasa a José María Arauz de Robles, el cual, modificó el anterior hierro y adquirió dos sementales, uno a Samuel Flores y otro a Juan Guardiola. Sin estar catalogada como ganadería señera, sus toros salieron en las principales plazas de España.

En la España de la Paz, empezó a mostrar en el seno del Carlismo reticencias frente a la presunta pasividad política de don Javier de Borbón Parma, que continuaron cuando éste fue liberado al final de la II GM por el Ejército Norteamericano del campo de prisioneros alemán donde se hallaba recluido. Aquella labor a favor de pasarse los tradicionalistas a reconocer a don Juan de Borbón, culminó en el acto de Estoril en 1957[54], en el cual Arauz de Robles, ex miembro de la Junta Nacional tradicionalista nombrado por don Javier de Borbón Parma, el conde de Rodezno[55], los ex diputados tradicionalistas Luis Arellano y Jesús Elizalde, y otros dirigentes tradicionalistas, seguidos de figuras de segunda fila en número de más de 40, se presentaron en Estoril a saludar a don Juan, que se puso una boina roja, y llorando dijo que él había sido carlista toda la vida.[56] Poco después del acto, el 3 de enero de 1958, Fal Conde dirige una carta a Arauz de Robles, como figura señera de los “estorilos” criticando su decisión de reconocer a don Juan como rey carlista.

Posteriormente al acto de Estoril, Don Juan estuvo dos años diciendo que él era carlista, poniéndose la boina roja y organizando peregrinaciones carlistas a Lourdes[57]. A los dos años llega un momento que se descubre que han jugado “de pillo a pillo”. Don Juan descubre que a Arauz de Robles la mayoría de los carlistas no le seguían, y Arauz de Robles y los que habían ido a Estoril descubren que don Juan trataba con liberales y estaba en permanente contacto con las izquierdas. Se descubre que ha sido un engaño recíproco y entonces Arauz de Robles ya se retira de la política activa.

Con fecha 25 de octubre de 1963, firma la tercera del ABC aconsejando, en la configuración política del Estado, el seguro referente al perenne “principio” de la legitimidad de ejercicio. Un “principio”,

el de la “legitimidad”, el del Gobierno consagrado por una prescripción secular, que se identifique con un orden de Derecho Natural y haga de su restauración su tarea política (…). Este principio capaz de llevar a cabo la restauración del orden a que él se debió siempre, midiéndose con su época, tenga conciencia clara de su trascendental tarea y sea para su pueblo un luminoso futuro y no sólo un glorioso pasado.[58]

Su labor cultural a mediados de la década de los cincuenta y sesenta se encuentra ligada a la “Asociación de Amigos de Maeztu”[59], asociación surgida como un intento de gente de derechas católicas intelectuales, leales al ideario de la Doctrina Social Católica, de romper la muralla de Franco de hacer política fuera de FE de las JONS, y que trataba de reconstruir la derecha altamente cabreada y preocupada no por Franco, sino inicialmente por el progresismo y posteriormente por el Concilio Vaticano II que estaba cambiando el orden de las cosas; Concilio que había sembrado en España la confusión doctrinal y que aplicado por la Jerarquía española, con honrosas excepciones masivamente sumisa a los dictados de Roma a pesar del inicial rechazo a la libertad religiosa, estaba conduciendo a España a la ruina espiritual por disolución de la integridad de la doctrina católica, a la degradación moral por consunción y disolución de los referentes morales objetivos ligados a la, hasta entonces, fe verdadera, y a la pérdida de sentido del ser y misión de España, y por ende, de un orden político garante de la Unidad y Confesionalidad Católica de un Estado, puesto que éste ya no sólo se consideraba un bien a preservar, sino que en virtud de la libertad religiosa, debía demolerse. Así, en febrero de 1957, conjuntamente con el conde de Ruiseñada, Jesús Marañón, Lucas Oriol, Jorge Vigón, Torcuato Luca de Tena, Rafael Calvo Serer, Gonzalo Fernández de la Mora, Eugenio Vegas Latapié y el marqués de Valdeiglesias, firma la convocatoria de la “Asociación de Amigos de Maeztu” para la cena-homenaje a Vicente Marrero, a la sazón Premio Nacional de Literatura; y en abril del mismo año, también en el curso de la convocatoria de actos de la “Asociación de Amigos de Maeztu” firma, juntamente con los anteriormente mencionados a los que se suman José Maria Pemán, José Raimundo de Basabe, Antonio Millán Puelles, Martín Almagro, el marqués de la Eliseda y Amalio García Arias, la convocatoria de cena-homenaje a José Luis Vázquez Dodero. En mayo de 1960, también convocado por la “Asociación de Amigos de Maeztu”, suscribe una cena en honor de Gonzalo Fernández de la Mora.

El 1º de abril de 1964 reivindica en el ABC los principios permanentes, mostrando confianza en el futuro por ser las construcciones políticas “irremplazables”.

El Alzamiento del 18 de Julio fue esencialmente político. Se dirigió, en efecto, contra el régimen imperante, contra la República, lógica conclusión de los sistemas impuestos al pueblo español y último escalón de un proceso que, coreado por todas las ideas, actitudes y fuerzas extrañas a nuestro ser y sentir, sólo cuando fue interrumpido nos permitió algún período de paz.

No faltó quien quiso reducir su alcance, limitándolo a algunos arreglos y correcciones dentro de aquélla. Pero el poderoso empuje popular que lo hizo posible planteó la lucha en términos inequívocos. Gracias a esto fue posible la Victoria, y hemos disfrutado, a pesar de tantas cosas, veinticinco años de paz.

De este fundamento tienen que partir todos para encontrarse con el futuro. Los unos, porque la fidelidad a aquel designio al que se inmolaron tantas vidas, en el título que justifica su actuación; los otros, porque no podían pretender reconstruir ni sus partidos ni un régimen tan catastróficamente hundido; los de más allá, porque menos todavía puede intentarse volver a empezar el proceso; las nuevas generaciones “despolitizadas”, porque una época que se caracteriza por “el fin de las utopías” y la primacía de los privado, necesita un nuevo orden.

Las construcciones políticas son irremplazables. Las económicas necesitan de sus sólidos cimientos, y las sociales están condicionadas por ellas. Pretender resolver estos problemas sólo desde el Estado, como hace el marrismo, supone la ruina de la libertad y la destrucción de la personalidad. Responsabilizar a todos en ellos lleva consigo la restauración de estructuras y soberanías, por quien debe encontrar en esta tarea, su interés y su justificación.[60]

Frente a la incipiente despoblación de los campos, gentes empeñadas en “uniformarse con la masa urbana”, deslumbrados por la ciudad y convertidos en seres desarraigados de su vida, hogar y tierras, engañados con un vacuo y frustrante progreso y viviendo angustiados en la urbe, muestra al hombre del campo, apelando metafóricamente a la fidelidad a la tradición, que ahí en lo sencillo es donde encuentra su plenitud, “en el fondo de su alma conserva el tesoro de la serenidad, forjada en los días tranquilos de su vida”[61].

Con fecha 8 de junio de 1966 publica una carta en el ABC, sosteniendo la Monarquía Tradicional como “continuadora y superadora, no regresiva”, de la victoria militar de nuestra Cruzada de Liberación, puesto que

La Monarquía Tradicional, o sea, continuadora, no es una opción, es una necesidad, y sus instituciones y estructuras no pueden reducirse a poner parches a sistemas en descomposición.

En orden a su restauración hay dos tendencias: la de los que ven en ella la posibilidad de volver a un libre juego de partidos políticos, que llaman normalidad constitucional, y que esgrime como principal argumento lo que pasa en otras partes, y la de los que aspiran a que abra el camino a la gran obra política, digna de nuestra Cruzada, que reivindique nuestra personalidad, incorpore directamente al pueblo al nuevo orden político y haga posible, en un Estado abierto, una mayor aproximación con los demás de nuestra estirpe.

El Tradicionalismo representa esta segunda tendencia. Ha dejado todo carácter de partido político, porque no se ve obligado a vivir en un sistema y porque lo que podía hacerle aparecer como tal, o sea la cuestión dinástica, por designio providencial, a dejado de existir.[62]

Con fecha 10 de diciembre de 1966, responde por escrito en el ABC, a la siguiente cuestión, “¿Qué votará usted el día 14 y por qué?”, a colación del referéndum nacional en el que se sometía a la aprobación de los españoles la Ley Orgánica del Estado. Arauz de Robles escribe:

Voy a votar que sí, porque sin entrar a considerar la constitución de algunos órganos, el riesgo de que algunas representaciones puedan ser desvirtuadas y los reparos que a todo sistema electoral con ámbito nacional pueden moverse, mucho más si se someten a él cuestiones resueltas en actuaciones irrevocables, la Ley resuelve dos problemas capitales en el ordenamiento político: el primero, el de la sustitución de los “partidos”, que interpuestos como cuerpos extraños entre la nación y el Estado creaban entre ellos una situación de divorcio permanente, opinión pública, impidiendo el libre acceso de la misma al Poder y a la Representación, que quedaba así suplantada por una oligarquía, sea de un partido, sea de varios, por los organismos corporativos, en que los hombres, naturalmente, se asocian, viven, trabajan y crean en legítimas repúblicas que permiten decisiones democráticas responsables y la presencia ante el Estado de la Sociedad, tal como ella es y siente cada momento.

El segundo problema que resuelve la Ley es el del Régimen que queda definido como Monarquía, no sólo por fidelidad al 18 de Julio, de donde arranca todo, como advirtió Franco en su mensaje, sino porque así como la República, fruto de la escalada del principio electivo inorgánico, es el régimen propio de una sociedad masificada y de un Poder sin limitaciones efectivas, la Monarquía, con su raíz familiar y su automatismo sucesorio, es el régimen adecuado a una sociedad viva y orgánica, en posesión de una soberanía propia que condiciona y limita la del Estado.

Estas dos soluciones, la orgánica y la monárquica, se complementan y apoyan mutuamente, haciendo más fáciles los comportamientos ciudadanos.

Pero el quehacer no acaba con la aprobación de la Ley. La representación orgánica no debe ser desfigurada ni, menos, monopolizada por ningún grupo o fuerza. La Monarquía no puede tener otra misión que la reconstrucción social. Es su interés y su justificación. Para que la cumpla debe ser aceptada como es. Sus reglas la obligan más que todos los compromisos que, sin duda, pueden exigírsele.

Sólo así podrán abrirse los horizontes, que ABC señalaba en su manifiesto editorial del día 2 del corriente mes.

Votaremos que sí, porque, además, confiamos en los hombres que han de darle vida.[63]

En junio de 1968, organizado por la Hermandad de Cristo-Rey de requetés de ex combatientes, hermandad que trataba de unificar políticamente los requetés y el carlismo sociológico para prestar servicio a D. Juan de Borbón, imparte una conferencia mostrando su confianza en la figura de D. Juan de Borbón.

Coincidiendo con la fecha onomástica del Conde de Barcelona, tuvo lugar la clausura de ciclo de conferencias que este curso ha organizado la Hermandad de Cristo-Rey de requetés ex combatientes.

Ante un público que abarrotaba el local, pronunció unas palabras el presidente de la Hermandad, don Luis Suárez Quesada, aludiendo a la fecha que se celebraba y en que se conmemora el santo del Jefe de la Casa Real española. A continuación, el abogado del Estado don José María Arauz de Robles pronunció una conferencia en la que analizó la eficacia del sistema monárquico de cara al futuro de España.

Examinó primeramente lo que representa la figura del Rey en la institución monárquica, de acuerdo con la tradición y con la moderna ciencia política. El Rey es el hombre que, por la designación de una serie de realidades, nacionales e históricas, y de acuerdo con la clarísima mecánica sucesoria, ejerce la primera magistratura de la comunidad política.

Precisamente porque su designación es automática, y no está sujeto a los azares de ninguna elección, puede ejercer el Rey el supremo arbitraje, con plena garantía de independencia, por encima de las presiones de los distintos grupos e intereses. Su interés se confunde con el interés del pueblo.

El conferenciante analizó después el futuro del régimen actual, que es oficialmente un reino, y elogió la prudencia y experiencia política del Generalísimo Franco.

Planteó después la necesidad de reconocer la legitimidad histórica de la Institución, que se encarna en una persona concreta; esa concreción, ese automatismo e indiscutibilidad son inseparables de la forma monárquica de Estado, y la clave de su verdadera eficacia. El conferenciante trató por último una semblanza humana de Don Juan de Borbón. Conde de Barcelona, cuya inteligencia, madurez política e inquebrantable sentido del deber representan la mejor esperanza para el porvenir de España.[64]

El mes de febrero de 1974, ante la pretensión de algunos Procuradores en Cortes de creación de las asociaciones políticas, avalados por el discurso de Arias Navarro del mismo mes, replica duramente en las páginas de la revista Maestrazgo:

“Me parece impensable, que entre los auténticos protagonistas de nuestra guerra, pueda haber alguien que acepte esa ‘idea’ de las asociaciones políticas, para participar no sé en qué si no es, en el desastre que se avecina”.[65]

En julio de 1974 firma un artículo demoledor contra la democracia inorgánica que algunos grupos sociales estaban postulando.

Los pueblos se sienten, naturalmente, ajenos a las empresas en las que no participan y de las que son simples destinatarios. Despertar en ellos la conciencia de su protagonismo ha sido el secreto de su incorporación a las tareas históricas.

Por no acordarse de ellos más que al pedirles el voto, las “democracias” cambian de rumbo en cada elección, engendrando el desaliento y haciendo posibles los totalitarismos, que han venido a ser la última forma defensiva de los partidos y sus Estados.

(…)

La libertad política necesita de una posición independiente de los partidos que le permita pronunciarse sobre las cuestiones e intereses de la comunidad y aportar a las decisiones del Estado las voces y las fuerzas de una realidad social a cuyo servicio se debe.

Y termina afirmando que

La democracia de los partidos políticos conduce a la perdida de la libertad política, porque la masa, sin otra protección que la del Estado, acaba entronizando en éste, el despotismo irreversible de los archipiélagos rusos.[66]

 

En enero de 1975 recibe un caluroso y agradecido homenaje por parte de la Junta Directiva de la Hermandad de Cristo Rey de Requetés Excombatientes.

En diciembre de 1976, cuando ya la moda y el virus partitocrático, impuesto sibilinamente desde los aparatos del Estado, se habían adueñado de gran parte de la sociedad, reproduce en el ABC el mismo artículo, “¿Participación o restitución?”[67], que dos años antes había publicado.

Profundamente antiliberal, rechazando y denunciando la lacra partitocrática que se cernía sobre nuestra Patria, sin renegar de su carlismo y con la fe puesta en Dios, entrega su alma en gracia el 6 de agosto de 1977 en Vega de Arias, Molina de Aragón. Se ofrendan varias Misas en sufragio por su alma, destacando la celebrada el 5 de octubre del mismo año en la Parroquia de la Concepción, Madrid, iglesia que quedó pequeña con numeroso público a las puertas para rendirle el último homenaje.

Casado con Mercedes López Ramiro, tuvo cinco hijos: Fernando, José María, Jesús, Javier y Santiago. Javier, torerillo, se casó con una hija del falangista Sancho Dávila, y como su hermano menor Santiago, también abogado del Estado, sanearán y levantarán el patrimonio familiar, manteniendo la explotación de tierras y la ganadería brava, prestigiando la marca Arauz de Robles.

3. Francisco Elías de Tejada y Spínola.

Junto con Álvaro D`ors, Melchor Ferrer, Rafael Gambra y Manuel de la Santa Cruz (seud.) puede considerarse una de las cinco grandes figuras intelectuales e historiográficas del Carlismo del siglo XX.

Nació el 6 de abril de 1917 en el seno de una familia extremeña: “la paterna era oriunda de Muros de Cameros, en el Solar de Tejada (Rioja), y la materna, de origen italiano”[68].

Era pariente mío. La madre de Elías de Tejada era Encarna Spínola Cárdenas y mi abuelo era Márquez de Prado Cárdenas. Su madre, doña Encarna Spínola, era admirador de mi padre que era Diputado liberal y Senador con Alfonso XIII.

Francisco Elías de Tejada se educó con los jesuitas, en el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo, en Chamartín, Colegio el 11 de mayo de 1931 profanado y quemado por la chusma de la II República. Mi hermano fue compañero suyo en el Bachillerato con él. Me decía mi hermano que Paco [Francisco Elías de Tejada] tenía una memoria increíble. Había la norma que durante la comida, un alumno leía algún texto durante unos minutos, mientras todos los demás comían callados, y Paco, al finalizar la lectura, era capaz de reproducir exactamente lo que se había leído con puntos y comas.[69]

Su vocación universitaria fue movida en el bachillerato por Fernando María de Huidobro, S.J.[70], que él mismo calificó de santo. A este jesuita “le debo los principios de mi orientación intelectual y la firmeza en mantenerlos, tan en contraste con las mudanzas de ahora”[71].

A Francisco Elías de Tejada lo conozco al escaparme de casa, en Badajoz, para viajar a Madrid con motivo de asistir en la Castellana al desfile de la Victoria de 1939. Fue un desfile apoteósico. Todo Madrid estaba en la Castellana. Yo estaba cerca de la tribuna donde estaba Franco que impuso la Laureada al general Varela. Veo desfilar el Ejército de Tierra y falangistas bajo continuos aplausos. De repente apareció el Tercio de Montejurra que iba en formación de “nueve en fondo”. Iban el Comandante de la Unidad, las 9 Banderas, y detrás una primera fila de nueve Oficiales y luego la Tropa. Aquello era una estampa impresionante. Primero: 9 crucifijos, el Cristo negro de Montejurra, detrás las 9 banderas, y detrás los Oficiales. Aquello fue apoteósico. El fervor religioso de la gente cuando ve a los requetés con 9 crucifijos, fue impresionante. Yo lo recuerdo con emoción siempre. Aquello un delirio. Se venía abajo la Castellana. Paco era entonces Teniente Jurídico[72], y vivía en la calle Núñez de Balboa, semiesquina con la calle Alcalá, un piso pequeño, bien acondicionado. Entonces, con 22 años, ya preparó la cátedra de Derecho Político que no aprobó. Como he comentado, tenía una memoria prodigiosa. En 6 meses “que se encerró” en el año 1939, después de la Cruzada, salió hablando alemán.[73]

En 1940 por Orden del Ministerio de Educación Nacional[74], se le readmite al servicio activo como Ayudante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid. Por otra Orden del Ministerio de Educación Nacional[75], se nombran Catedráticos de las Universidades de Murcia y de Santiago a don Francisco Elías de Tejada Spínola y a don José Maldonado y Fernández del Torco. En abril de 1942 por nueva Orden del Ministerio de Educación Nacional[76], se le nombra Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Salamanca.

Paco Elías de Tejada ya Catedrático de Derecho Natural, a principios de la década de los cuarenta, en torno a 1942 y 1943, sostiene que la legitimidad de la Comunión Tradicionalista de España recae en la Casa de Braganza, en D. Duarte Nuño, hijo de D. Duarte Pío, el Duque de Braganza,[77] lo que dio lugar a una protesta de los legitimistas portugueses y varias sonadas disputas. A finales de los años 60 se sitúa al lado de D. Sixto.

En Madrid paraba en el hotel-pensión Montesol, en la calle de la Montera.

Desde 1943 frecuenta la Peña tradicionalista en el café “Xauen” con los hermanos Padura, Eduardo Trigo y José María Beltrán de Heredia, después Rector de la Universidad de Salamanca, y académico de la Academia de Jurisprudencia.[78]

Por Orden de 21 de mayo de 1951[79] se concede permuta de sus cátedras a los Catedráticos don Francisco Elías de Tejada Spinola y don Joaquín Ruiz-Jiménez Cortés, pasando a las Universidades de Sevilla y Salamanca, respectivamente.

En el transcurso Concilio Vaticano II, y cuando se discutía la declaración de libertad religiosa, desde España, Elías de Tejada reafirmó la catástrofe que vendría sobre la civilización cristiana si llegaba a aprobarse tal libertad de perdición. Hecho poco conocido es que Elías de Tejada que tenía invitación como perito conciliar, incomprensiblemente no la recibió hasta finalizado el Concilio. Este dato, conocido por tradición oral del Carlismo, aparece plasmado en una carta de la Secretaría General de “Tradición Española”, firmada por Eloy Landaluce, remitida a don Domingo Fal Conde.

Uno de los mayores males que estamos sufriendo ha sido la intromisión de ideas totalmente opuestas al Carlismo (…). Es simplemente la destrucción de la doctrina carlista, o sea, nuestra total destrucción.

Otros apoyando la libertad de cultos por la que siempre ha luchado el liberalismo, a pesar de las enérgicas condenas de los Santos Padres. Se invitó al Concilio a uno de los hombres más preclaros del Carlismo, Don Francisco Elías de Tejada. ¿Qué pasó? ¿Confabulación o qué, que después del Concilio, una alta dignidad de la Iglesia le entregó una invitación que habían olvidado hacerlo? Así, quien más se ha sacrificado por la Iglesia, el Carlismo, fue marginado y la libertad religiosa, interpretada libremente, ahí está, destrozando la fe de la Patria con la entrada libre de las iglesias enemigas y la invasión de una plaga de sectas, alguna demoníaca, destrozando la fe del pueblo español.

Se ignoró totalmente el acuerdo en pleno, sin excepción, de los obispos españoles, inmediatamente del Concilio, de que España podía continuar con la Unidad y la Confesionalidad Católica del Estado.[80]

En 1964, como presidente del Centro Zumalacárregui, prepara la organización del Primer Congreso de Estudios Tradicionalistas en Madrid, congreso que se repetirá, en su segunda edición, en 1968, presentando en ambos ponencias. Un año después, en 1969 el Centro Zumalacárregui organiza las Primeras Jornadas Catalanas en Barcelona, donde también presenta ponencia. En marzo de 1971 aparece su nombre en un volumen, ¿Qué es el Carlismo? al lado de los principales pensadores tradicionalistas del momento.

En los años setenta, aparece Paco Elías de Tejada en “Gregory”, un café-bar, que era el antiguo Parador de Velázquez, calle Velázquez semiesquina Goya, donde tenía yo tenía una peña carlista, a la que asiste con frecuencia, junto con Fernando Arauz de Robles, Eduardo Trigo, Eugenio Mazón Berdejo o Jesús Evaristo Casariego, más otros carlistas octavistas que se incorporaron cuando murió Carlos VIII, como el abogado Suárez Kelly o el doctor Ramón Gassio Bosch[81]

También frecuenta “Misión” era un Círculo carlista oficioso que teníamos en la calle de La Cruz, número 1. Ahí estaba don Luis Ortiz Estrada.

Soltero, se casó tarde, con una italiana, intelectual nieta de un rector de la Universidad de Nápoles e historiador de la literatura italiana, llamada Gabriela Percopo.

En la Comunión Tradicionalista gozaba de un prestigio intelectual grande. Era un hombre oído por todos. Pero también tenía un gran orgullo. Fue postergado por el catedrático Alvaro D`ors en una visita que D. Carlos Hugo hizo a Franco, y eso nunca se lo perdonó a D. Carlos Hugo. La ruptura definitiva se consumó en casa de don José María Valiente, que había reunido a D. Carlos Hugo y a Paco Elías, tratando con su buen talante diplomático que se reconciliasen. Paco Elías después de lanzarle varias puyas, sentenció “Yo no tengo poder  para hacerle Rey de España, pero puedo hacer que no lo sea”. Aquí acabó la conversación. Carlos Hugo se levantó y dio por zanjada el encuentro. La ruptura se consumó.[82]

En 1977 accede a la Cátedra en la Universidad de Madrid. Aunque políticamente milita en la Comunión Tradicionalista, Francisco Elías de Tejada, que ya había dado conferencia en la sede de Fuerza Nueva, en la sede de la calle Velázquez, en Madrid, amigablemente franquista en sus últimos años, firme defensor del Estado del 18 de julio y consciente de que el partido Fuerza Nueva, presidido por el notario D. Blas Piñar López, defiende el franquismo, recogiendo las más puras esencias del ideario carlista, los principios de la Tradición que él siempre sostuvo, llega a presentar en mayo de 1977 su candidatura como Senador por Sevilla en las filas del partido Fuerza Nueva, encabezando la lista, seguido de José María del Nido Borrego, padre del que sería presidente del Sevilla C.F., Ramón Guzmán Guerrero y Manuel Luciano Mariscal Angulo, renunciando a la candidatura a finales de ese mismo mes, por estimar un timo la democracia liberal y que en la práctica no había posibilidades reales de elección. Testimonia Blas Piñar López[83], ex presidente de Fuerza Nueva, que D. Sixto que no compartía la postura oficial de la Comunión Tradicionalista, reacia a acudir a las elecciones, pero tampoco podía oponerse a esa decisión, tras una entrevista en París de una comisión ad hoc mandada por Blas Piñar, autorizó a que se presentasen como independientes, pero dentro de las lista de Fuerza Nueva, varios carlistas afines al partido Fuerza Nueva. D. Sixto vino a Madrid, y en reunión personal don Blas, éste le expresó su deseo de entendimiento y de unión, muy intenso, y que ahí donde se presenten carlistas, Fuerza Nueva les cederá el primer puesto de la candidatura, y así ocurrió tanto con José María Codón Fernández, en Burgos[84], como con Elías de Tejada, en Sevilla.

En julio de 1977, en los albores de la democracia inorgánica española, concede una entrevista a Blanco y Negro en la que denuncia la situación de la Universidad española, sosteniendo que ésta lisa y llanamente no existe por corresponder nuestra Universidad a unas gentes que han perdido la identidad de patria y vivir en una “copia simiesca de lo europeo”. Denuncia asimismo la politización de la Universidad, afirmando que:

Hoy se llega a hablar de ‘Universidad democrática’, que es el mayor entre los absurdos, porque la democracia jamás creó saberes. En todas sus facetas, el saber es fruto de las minorías, más aún, de individuos. Desde Arquímedes hasta Einstein, desde Platón a Menéndez Pelayo, desde Fidias hasta Miguel Ángel, la ciencia y la belleza la han creado hombres solos. Aunque un equipo ayude a la tarea, la verdadera creación es siempre individual y el equipo auxiliar no pasa de meritísimo comparsa.[85]

Termina la entrevista con una carga de profundidad a la partitocracia liberal que ya amenazaba nuestra Patria.

Pues la democracia a lo rousseauniano, revolucionaria a la francesa, es políticamente la mayor de las tiranías, la tiranía irresponsable de las masas sin rostro, y culturalmente, el triunfo de la mediocridad.[86]

Pocos meses más tarde, en febrero de 1978, fallece inesperadamente.

Muere en la Clínica de Loreto, en la Avenida Reina Victoria, de Madrid, tras una operación de hernia diafragmática. Una operación en principio sencilla, sin riesgo, pero a un amigo suyo, Tomás Barreiros, antes de la operación le dice: “Tomás, no salgo de la operación”.[87]

Era miembro del Institut d`estudis catalans y de la Academia de Ciencias Sociales y Políticas de Sao Paulo. Doctor Honoris Causa por la Universidad de Barcelona y por cuatro Universidades extranjeras, entre las que se encuentra la Nacional de Buenos Aires. Fue enterrado en la cripta de la Almudena. Considerado uno de los prohombres de los “Amigos de la Ciudad Católica”, dejó una Fundación que preside Vallet de Goytisolo, ocupando la vicepresidencia de la misma Manuel de la Santa Cruz.

·- ·-· -······-·
José Martín Brocos Fernández.



[1] Puede consultarse a este respecto: Wenceslao Fernández Flores, Acotaciones de un oyente. II, (1931-1933), Madrid, Prensa Española, 1962; Juan Francisco Lasso Gaite, El Ministerio de Justicia. Su imagen histórica (1714-1981), Madrid, Imp. Saez, 1984; Manuel Rubio Cabeza, Diccionario de la Guerra Civil Española, Barcelona, Planeta, 1987; Ángel del Río, Diccionario biográfico de Madrid. Mil hijos ilustres, curiosos, populares y pintorescos, Madrid, Marcial Pons, 1997; José Manuel Cuenca Toribio y Soledad Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quién hemos sido gobernados los españoles (1705-1998), Madrid, Actas, 1998; Ángel García-Sanz Marcotegui [et al], Diccionario biográfico de los diputados forales de Navarra (1931-1984) y secretarios de la Diputación (1834-1884), Pamplona, Departamento de Presidencia e Interior, 1998; José Javier López Antón, Escritores carlistas en la cultura vasca. Sustrato lingüístico y etnográfico en la vascología carlista, Pamplona, Pamiela, 2000; Pedro Álvarez Lázaro (dir), Cien años de educación en España. En torno a la creación del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Madrid, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2001; Mateo Madridejos, Diccionario onomástico de la guerra civil. Las fuerzas en presencia, Barcelona, Flor del Viento, 2006; J. Agirreazkuenaga [et al], Diccionario biográfico de los parlamentarios de Vasconia (1876-1939), Vitoria-Gasteiz, Parlamento Vasco, 2007; Fernando de Bordeje Morencos, Galería de personajes españoles, Arganda del Rey (Madrid), Egartorre, 2007.

[2] Congreso de los diputados, Diario de las Sesiones de Cortes, Sesión celebrada el viernes 15 de febrero de 1935, Tomo X, Núm. 160, en concreto la Proposición no de ley del Sr. Cano López sobre medidas del gobierno para impedir que sus miembros pertenezcan a Asociaciones Secretas que los liguen mediante votos incompatibles con el interés nacional, en concreto a la masonería, págs. 6374 a 6391 (en la página 6374 aparece la firma de Tomás Domínguez Arévalo como uno de los Diputados que suscriben la proposición; y en la página 6391, el voto “Si” de la votación nominal).

[3] Congreso de los diputados, Diario de las Sesiones de Cortes, Sesión celebrada el viernes 15 de febrero de 1935, Tomo X, Núm. 160, pág. 6374.

[4] Con todo, no puede afirmarse que el Carlismo permaneciese inactivo y expectante ante los sucesos desmembradores de España que acontecían en esos meses. Puede afirmarse con probado rigor histórico que el Carlismo ya tenía trazado su propio plan de Alzamiento, pergeñado por el propio Zamanillo, pero ciertamente en la negociación con Mola trataban de obtener, con elevadas y quizás insalvables pretensiones, futuras concesiones políticas. Cfr. José Martín Brocos Fernández, “Zamanillo y González-Camino, José Luis”, en Diccionario Biográfico Español, Real Academia de Historia, (en fase de impresión).

[5] Testimonio recogido de Manuel de la Santa Cruz, noviembre 2008.

[6] Continuación testimonio recogido de Manuel de la Santa Cruz, noviembre 2008.

[7] Descuellan en un primer momento, desde los albores del Alzamiento, junto con el Conde de Rodezno las figuras tradicionalistas de Esteban Bilbao, José María Oriol y José María Valiente. Cfr. Francisco Javier Caspistegui Gorasurreta, El naufragio de las ortodoxias. El carlismo, 1962-1977, Pamplona, Eunsa, 1997, pág. 13.

[8] El trasvase del año 1943 no fue un trasvase tan organizado, tan visible, tan formal y tan colectivo como el segundo trasbordo, el sonado, el del año 1957 protagonizado por Arauz de Robles, sino que fue un goteo insidioso más a título individual, menos formal y significativo.

[9] Dicho trasvase aparece pormenorizadamente relatado en la obra Manuel de la Santa Cruz, Apuntes y documentos para la Historia del Tradicionalismo español, 1936-1966, Año 1943, Madrid, Gráficas Gonther, 1980.

[10] Cfr. Redacción, “El Conde de Rodezno falleció el domingo por la mañana, en Villafranca de Navarra”, en ABC 12 de agosto de 1952, pág. 8.

[11] Cfr. Redacción, “Exequias fúnebres por el Conde de Rodezno y el General Yagüe”, en ABC 31 de octubre de 1952, pág. 19.

[12] Acerca de Víctor Pradera, mártir de la persecución roja y masónica de 1936, puede verse la exhaustiva obra del profesor José Luis Orella Martínez, Víctor Pradera. Un católico en la vida pública de principios de siglo, Madrid, BAC, 2000.

[13] Fernando Suárez de Tangil y Angulo, Director General de Primera Enseñanza en 1921 y Diputado a Cortes. Oficial Letrado del Consejo de Estado y Alcalde de Madrid de 1924 a 1927. Delegado Nacional de la Cruz Roja en septiembre de 1936, y en julio de 1951 recibe nombramiento de Ministro de Obras Públicas hasta febrero de 1957. Padre de ocho hijos.

[14] Cfr. Redacción, La Asociación Católica de Padres de Familia, en ABC, 25 de abril de 1930, pág. 21.

[15] General de brigada Sebastián Mantilla Irure. Desde febrero de 1928 se encontraba en situación de primera reserva. Había ocupado la Jefatura de Estado Mayor de la octava y de la sexta Región Militar.

[16] Hombre con una muy holgada posición económica. Más tarde al servicio de don Juan, coqueteando con “Acción Española”.

[17] Cfr. Redacción, La Asociación Católica de Padres de Familia, en ABC, 5 de noviembre de 1930, pág. 25.

[18] Cfr. Redacción, Mitin de Orientación Social, en ABC, 11 de noviembre de 1930, pág. 26.

[19] Ibidem.

[20] Cfr. Redacción, “Gestiones de una comisión. El ferrocarril La Roda-Tarazona”, en El Imparcial, 13 de noviembre de 1930, pág. 5.

[21] Vid. Redacción, La Semana Social de Acción Católica, en ABC, 30 de noviembre de 1930, pág. 48.

[22] Redacción, Suscripción de ABC para las familias de las víctimas que murieron en cumplimiento de su deber durante el intento revolucionario, en ABC, 27 de diciembre de 1930, pág. 21. Cfr. etiam Redacción, “Suscripción para la Guardia Civil”, en El Imparcial, 28 de diciembre de 1930, pág. 5.

[23] José María Arauz de Robles, “De las elecciones últimas en Guadalajara”. Una carta del Sr. Arauz de Robles”, en ABC 10 de octubre de 1931, pág. 30.

[24] Cirilo Tornos y Laffite, abogado, con gran prestigio profesional.

[25] Poco más tarde integrado en “Acción Española”.

[26] Registrador de la Propiedad y Diputado por la CEDA. Escribió un libro sobre el Cardenal Segura, prologado por Ramiro de Maeztu. Asesinado por los rojos en 1936.

[27] Redacción, “En la Sociedad Aspiraciones”, en ABC 19 de diciembre de  1931, pág. 21.

[28] En esa memorable tarde Maeztu dio un verdadero curso de Historia circunscribiéndose a los siglos XVIII y XIX. En el siglo XVIII se produjo en España un cambio de mentalidad inficionado por el virus de los ilustrados que condujo a la pérdida del verdadero espíritu español, que es lo que realmente produjo la pérdida de América un siglo después. La Monarquía española, que en los siglos anteriores había sido misionera, en el siglo XVIII cambia ese espíritu, lo que ocurre también en la aristocracia que cree que la civilización de Versalles y París es superior a la nuestra, y ahí maquiavélicamente operó la masonería que se infiltró en nuestro país adueñándose de él. Con la pérdida de la fe y al traicionar la Monarquía y la aristocracia su sentido misionero, el Imperio español pierde su razón de ser y se disuelve.

[29] De “Acción Española”.

[30] Se integraría a partir de 1933 en “Acción Española”.

[31] Hijo del Conde de los Andes, adicto a Alfonso XIII. Dirigente de “Acción Española”.

[32] Aurelio González de Gregorio y Martínez de Azagra, Caballero de la Orden Militar de Montesa, y perteneciente a la nobleza extremeña desde que en 1925 asume el título aristocrático de Conde de la Puebla de Valverde. Hombre extremadamente acaudalado, cuando don Manuel Fal Conde se hace cargo de la Comunión Tradicionalista, y frente a la indolencia de Rodezno, toma el mando y pone al carlismo en pie de guerra pero dando al carlismo, si cabe, un espíritu más acendradamente religioso. Por amistad topográfica, Fal Conde tenía su epicentro de actuación en Sevilla, Aurelio es movilizado e invitado por el propio Fal Conde a realizar Ejercicios Espirituales. [N.B. En este sentido, la figura de don Manuel Fal Conde resulta un caso insólito en la política mundial, pues toda la gente que le iba hablar de política le encajonaba unos ejercicios espirituales. “Sí, si, vamos hablar de política, pero usted primero hace unos ejercicios espirituales, cerrados, y después hablamos de política”]. Aurelio, tras los ejercicios impuestos por Fal Conde se convierte a un plano más profundo de religiosidad y lo primero que hace es repartir muchos de sus bienes, entre ellos su enorme ropero, entre los pobres. Se compra un traje de pana y este traje lo lleva hasta su muerte. A pesar de sus todavía cuantiosísimos bienes, pasa a vivir con exigencia de suma austeridad, y a la par que continúa administrando sus bienes, se dedica a organizar las juventudes carlistas extremeñas, que empiezan apoyados por Falange Española la guerrilla en la calle contra los rojos, apoyados éstos por el gobierno republicano. Nombrado poco antes de estallar el Alzamiento Nacional de 18 de Julio Jefe Nacional de Juventudes Tradicionalistas, su zona “de caudillaje natural” cae en zona liberada por la autoridad militar del bando nacional. Notable del lugar, y declarado el Estado de Guerra, organiza una milicia tradicionalista, denominada Tercio de Aurelio González de Gregorio, que logra importantes derrotas de los rojos en el frente. Entra en Toledo, colaborando también activamente en la organización e inspección del Tercio del Alcázar, que dirigirá Sanz de Diego. Cercanos al final de la guerra ya había bastantes desavenencias topográficas entre los carlistas y Falange, -que fue una de las razones por las que en su día Franco, de una manera genial, dijo que una de las primeras razones de un Generalísimo es que a mi no se me pudre la retaguardia como se le pudrió al Kaiser alemán Guillermo II en la I G.M., y para evitar la traición de la retaguardia inventó el Decreto de Unificación, invento accidentalmente malo, pero sustancialmente genial-, y en medio de aquel desorden, ocurre que cuando a un capitán glorioso que tuvo la Comunión Tradicionalista, Antonio Coello Cuadrado, de La Rioja, que se había formado con otros Requetés, aproximadamente unos 150, en la Italia de Mussolini, con cursos de formación militar -por eso cuando estalla la guerra la Comunión Tradicionalista tiene cuadros de oficiales esparcidos por toda España- estando en Trujillo, Cáceres, una Bandera de la Legión y el Tercio de Cristo Rey, del que era Capitán Antonio Coello, unos legionarios de adscripción falangista pegan a unos requetés. Los requetés van al Capitán Coello, y éste decidido hace plantar en la plaza de Trujillo ametralladoras dispuesto a enfrentarse a los legionarios. Se organiza un tinglado del demonio. Estaba entonces, en Cáceres, de Jefe de la División el general Rada, Inspector General de Requetés antes de la guerra, coge a Antonio Coello y le da dinero de la División para que se quite de en medio. Con los ánimos muy caldeados, en La Codosera, un pueblito al lado de Trujillo, Aurelio organiza unas jornadas de juerga y distensión, con una capea de confraternización de los requetés con los legionarios, y en una de esas, sacando fotografías en un encierro de vaquillas, una de esas vaquillas le embiste en el vientre a Aurelio, y lo mata.

[33] Hija de militar. Tras instaurarse la Segunda República, hacía política de “trincheras”, en primera fila, dando mítines tradicionalistas por ciudades. En la Paz asiste al I Consejo Nacional de FET de las JONS, en el Monasterio de las Huelgas.

[34] Cfr. Redacción, “Banquete a la Srta. María Rosa Urraca Pastor”, en ABC 13 de julio de 1932, pág. 29.

[35] Juez. Hijo de Manuel Senante, director vitalicio de El Siglo Futuro. Casado con una señorita de la familia Sánchez-Guardamino, familia tradicionalista distinguidísima.

[36] Cfr. Redacción, “El Domingo dio una conferencia acerca de `La posición del tradicionalismo en las actuales circunstancias´ el ilustre orador D. Esteban Bilbao”, en ABC 13 de diciembre de 1932, págs. 19 y 20.

[37] Cfr. Redacción, “Elocuente conferencia de D. Antonio Goicoechea acerca de ‘La Tradición española y el programa de las derechas´”, en ABC 20 de diciembre de 1932, págs. 19 y 20.

[38] Redacción, “La conferencia del Sr. Arauz de Robles en Valencia, suspendida”, en ABC 8 de enero de 1933, pág. 23.

[39] Guipuzcoano de nacimiento. Abogado de Madrid, se hará famoso en la defensa del anarquista José Naquens, impresor anarquista que mantuvo escondido unas horas a Mateo Morral en su imprenta tras el intento fallido de éste de asesinar a Alfonso XIII cuando regresaba de su boda en los Jerónimos. Esta defensa seguida con avidez por toda la opinión pública española se hizo famosa, pasando su despacho a defender en juicio a algunos anarquistas que acudían a solicitar sus servicios profesionales jurídicos. Fue secretario político del rey don Jaime III, reemplazando a Pascual Comín. Hizo frente al cisma de Vázquez de Mella. En la Segunda República dio numerosos mítines tradicionalistas y luego, tras el Alzamiento de julio de 1936, sobrevivió a su situación apuradísima en zona roja gracias a la complicidad de unos anarquistas amigos suyos con los cuales mantenía amistad a raíz de los contactos que acabamos de mencionar.

[40] Redacción, “Conferencia tradicionalista de D. Luis Hernando de Larramendi. Palabras del Sr. Arauz de Robles”, en ABC 10 de enero de 1933, págs. 37 y 38.

[41] Redacción, “Actuación de las derechas en Guadalajara”, en ABC 22 de enero de 1933, pág. 29.

[42] Abogado carlista, su amor por los fueros le puso en relación con los Jelkides que promovieron el Estatuto de Estella. Diputado por la minoría vasco-navarra, tras el Alzamiento es detenido por los separatistas vascos, siendo encerrado en la cárcel de Ondarreta, de San Sebastián, y trasladado posteriormente al fuerte de Guadalupe, termino municipal de Fuenterrabía. Al fracasar el Alzamiento Nacional del 18 de julio se convierte en una guerra civil. Ante esta nueva situación don Javier de Borbón Parma inicia unas negociaciones para una paz separada con don José Antonio Aguirre Lecube, presidente del gobierno vasco independiente. El general Mola, al conocer esos contactos entre el Cuartel General de don Javier en su Puesto de Mando de la finca “La Ferme”, en el Sur de Francia, mediante sacerdotes vascos-franceses, las manda interrumpir alegando que el único capaz de tener contactos con el enemigo es él en su calidad de General Jefe del Ejército del Norte y amenaza con fusilar inmediatamente a cualesquiera otras personas, que intenten contactos con el enemigo. Ante esa interrupción de aquellas negociaciones los separatistas vascos, que por su parte también hubieran tenido dificultades con los marxistas asturianos de haberlas proseguido, se enfurecieron y como represalia mandaron fusilar a Víctor Pradera, a Joaquín Beunza y a otros rehenes carlistas de menor entidad encerrados en el Fuerte de Guadalupe. No entró en este asunto, en la represalia de los separatistas vascos contra la interrupción de las negociaciones, por otro lado represalia absolutamente demencial y absurda, don Javier Pradera, hijo de don Víctor, letrado del Ayuntamiento de San Sebastián, asesinado por los marxistas, por haber encontrado éstos en un registro de la sede de Falange Española en San Sebastián, una carta de encendida adhesión de don Javier Pradera a Falange Española a raíz del asesinato de José Calvo Sotelo.

[43] Redacción, “El insigne orador D. José María Pemán, en un elocuentísimo discurso, aboga por la unión circunstancial de las derechas”, en ABC 24 de enero de 1933, págs. 23-24.

[44] Redacción, “Actos de propaganda política celebrados el domingo en Madrid y en provincias”, en ABC 31 de enero de 1933, pág. 31.

[45] Redacción, “Actos políticos celebrados el domingo en Madrid y provincias”, en ABC 7 de febrero de 1933, págs. 21-22.

[46] Redacción, “En provincias. Conferencia del Sr. Arauz de Robles en Sevilla”, en ABC 7 de marzo de 1933, pág. 37.

[47] Pasa la primera revista a una formación de requetés, mandada por Enrique Barrau, en la finca “El Quintillo”, en Sevilla, el día 15 de abril de 1934.

[48] Redacción, “Conferencias del Sr. Arauz de Robles en Valencia y Castellón”, en ABC 16 de marzo de 1933, pág. 32.

[49] Redacción, “Actos de propaganda tradicionalista en Casa de la Selva y Badalona”, en ABC 4 de abril de 1933, pág. 3.

[50] Cfr. Redacción, “Los labradores y el partido agrario”, en ABC 27 de enero de 1934, pág. 15.

[51] Cfr. Redacción, “Mítines del frente contrarrevolucionario en provincias”, en ABC 10 de febrero de 1936, pág. 23.

[52] Cfr. Redacción, “Los partidos políticos fijan sus actitudes. Los tradicionalistas reiteraron su fe nacional y política y su decisión de afrontar abiertamente la lucha que se avecina por la salvación de España”, en ABC 17 de marzo de 1936, pág. 17.

[53] Cfr. Cfr. Francisco Javier Caspistegui Gorasurreta, El naufragio de las ortodoxias. El carlismo, 1962-1977, Pamplona, Eunsa, 1997, pág. 108.

[54] En el sostén que los derechos carlistas recayeron en la línea alfonsina, no a través de Isabel II, sino a través de Francisco de Asís, dando cumplimiento así a la legitimidad de origen, el día 20 de diciembre de 1957 se celebró un acto en Estoril en el cual muchos de los representantes más significados de la rama carlista reconocieron que los derechos de su línea dinástica habían recaído en la persona de don Juan de Borbón, Conde de Barcelona. La justificación de los “estorilos” aparece plasmada en un artículo del ABC fechado el 9 de febrero de 1964, página 56, “Si en 1833 hubiera existido la Ley Sálica”.

Durante casi un siglo y medio los carlistas han venido defendiendo con tenacidad y lealtad ejemplares una ideología católica y tradicional enraizada en lo mejor del alma nacional española. El drama del carlismo fue la muerte de don Alfonso Carlos en 1936 sin dejar sucesión directa de varón. Los carlistas entonces se encontraron con la necesidad de buscar el sucesor legítimo según la Ley Sálica. La solución de este espinoso problema ha sido la que vamos exponer a continuación.

Vaya por delante que para nosotros la razón hereditaria en 1833la tenía Isabel II, puesto que históricamente se puede probar con el máximo rigor que la Ley Sálica o Autoacordado de 1713 había sido derogado. Pero vamos a suponer, según la afirmación carlista, que en 1833 existía la Ley Sálica. Entonces la Corona española no hubiera pasado a Isabel II, sino al hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro, al que los carlistas llamaban Carlos V. A Carlos María Isidro le sucedió su hijo Carlos (VI), muerto sin sucesión; a éste, su hermano Juan, a quien los carlistas no reconocieron por ser un príncipe liberal que acató la línea isabelina. De manera que los derechos pasaron al hijo de Juan, el gran Carlos (VII), un hombre extraordinario. A Carlos (VII) le sucedió le sucedió su hijo Jaime (III), que murió sin sucesión. Al morir Jaime (III) sin sucesión y no tener Carlos (VII) más hijos varones, los derechos carlistas pasaron al hermano de Carlos (VII), don Alfonso Carlos, que era un anciano sin hijos. Al morir en 1936 don Alfonso Carlos sin sucesión, con lo que quedaba agotada la rama carlista en línea de varón, dejó en su testamento como Regente a don Javier de Borbón Parma para que procediera a entregar los derechos como sucesor de la rama carlista al príncipe que reuniera la legitimidad de origen y la de ejercicio.

Naturalmente extinguida la línea carlista en don Alfonso Carlos, los derechos, según la Ley Sálica, pasaban al hermano de Carlos María Isidro, primer titular de la rama tradicionalista, es decir, a don Francisco de Paula, cuyo hijo primogénito, don Francisco de Asís, casó con Isabel II, teniendo como sucesores directos por línea de varón a Alfonso XII, Alfonso XIII y don Juan de Borbón, Conde de Barcelona. Los derechos carlistas, naturalmente, no han recaído en la línea alfonsina a través de Isabel II, sino a través de Francisco de Asís. Después de casi ciento cincuenta años la Providencia reunía ambas ramas dinásticas, resolviendo un pleito sucesorio que ensangrentó a la nación en tres guerras civiles. El día 20 de diciembre de 1957 se celebró un acto en Estoril en el cual los representantes más significados de la rama carlista reconocieron que los derechos de su línea dinástica habían recaído en la persona de don Juan de Borbón, Conde de Barcelona.

(…) Venturosamente, el pleito dinástico que se inició en 1833 ha quedado resuelto en la actualidad.

Este artículo adolece de varias imprecisiones y errores.

Primero: Cierto que don Alfonso Carlos no dejó sucesión directa de varón, pero si dejó sucesión indirecta por medio de la Regencia de don Javier de Borbón Parma;

Segundo: No había necesidad ninguna de buscar sucesor legítimo según la Ley Sálica. No hubo esa necesidad, puesto que esa necesidad fue cubierta por el propio don Alfonso Carlos que a su falta de descendencia directa le busca una salida, que es el Real Decreto estableciendo la Regencia;

Tercero: La razón hereditaria no era de Isabel II, sino de Carlos María Isidro;

Cuarto: Al morir Alfonso Carlos sin sucesión, no dejó es su testamento como regente a don Javier, sino que en su Real Decreto de 23 de enero de 1936, no es un testamento;

Quinto: No para que “procediera a entregar los derechos como sucesor de la rama carlista al príncipe que reuniera la legitimidad de origen y la de ejercicio”, sino para que “procediera a entregar los derechos como sucesor de la rama carlista al príncipe de mejor derecho que reuniera la legitimidad de origen y la de ejercicio”;

Sexto: La realidad es que la postura de los “estorilos” carece de fundamento sólido puesto que el padre de don Francisco de Paula no era Carlos IV, hermano de Carlos María Isidro, sino que era hijo de Godoy y María Luisa de Parma, que había puesto los cuernos a Carlos IV. El heredero de Fernando VII era don Carlos María Isidro, porque don Francisco de Paula estaba excluido de la sucesión por ser hijo de Godoy y de María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, estar afiliado a la masonería y servir a los ideales de la Revolución Francesa. Francisco de Paula se parecía a Godoy de manera exageradamente llamativa y era “vox populi” su paternidad. Por todo ello: por ser hijo de Godoy, por estar afiliado a la masonería francesa y liberal y por apoyar los principios de la Revolución Francesa, Francisco de Paula queda invalidado, resultando indigno de ser un eslabón de la legitimidad española;

Séptimo: De lo anterior se colige que Francisco de Asís ya no tiene nada que heredar a quien no tiene nada de transmitir;

Octavo: No se puede afirmar en rigor histórico que el pleito sucesorio ensangrentó la nación en tres guerras civiles, sino que fue la negación de los derechos de Dios y por ende la asunción de los principios liberales por la monarquía y su imposición al pueblo llano lo que generó una respuesta popular contra estos principios ajenos a la realidad española, sostenidos ciertamente por una dinastía liberal, y fueron los masones y liberales que sostuvieron los referidos principios revolucionarios, por esencia antiespañoles, los que realmente ensangrentaron y dividieron España; y

Noveno: No acudieron a Estoril “los representantes más significados de la rama carlista”. Cierto que fueron relevantes tradicionalistas, pero allí no estaban ni apoyaron el acto figuras políticas como Fal Conde, Zamanillo, Valiente, Lamamiè de Clairac, Márquez de Prado o Sáenz Díez; ni intelectuales como Raimundo de Miguel, Elías de Tejada o Alvaro D`ors.

[55] Conde consorte de Rodezno, esto es, yerno del viejo Rodezno, casado con una hija del Conde de Rodezno por antonomasia, don Tomás Domínguez de Arévalo.

[56] Los discursos y las notas escritas que se intercambiaron entre don Juan y el grupo de Arauz de Robles, están minuciosamente transcritas en la obra Manuel de la Santa Cruz, Apuntes y documentos para la Historia del Tradicionalismo español, 1936-1966, Tomo 19 (y II), 1957, Madrid, Gráfica La Torre, 1989.

[57] Cfr. Manuel de Santa Cruz, Apuntes y Documentos para la historia del Tradicionalismo Español, 1939-1966, Colección completa 32 tomos más un Índice Temático, Madrid, Edición del autor, 1979-1993 [uno por año salvo cuatro años que son de dos tomos], en concreto consúltese el año 1957, volumen II, que está dedicado al trasbordo de una serie de tradicionalistas a las filas de D. Juan, entre ellos Arauz de Robles, que les recibe con una boina roja, produciéndose un acto emotivo en el que fácilmente salen lágrimas, y en el que D. Juan asevera que él siempre ha sido carlista, y así estuvo dos años, hasta que D. Juan se dio cuenta que sólo se había sumado una minoría de carlistas, puesto que la gran mayoría “habían continuado en sus montes”, y que él no se había enriquecido con el trasbordo. Entonces deja de jugar la carta de retratarse con la boina roja y de decir que él era carlista. Resulta vergonzante que el prolífico don Luis María Ansón, otrora destacado intelectual tradicionalista y que en sus primeros libros doctrinales refutaba sólida y certeramente los males del liberalismo, la libertad religiosa y el ecumenismo, y que pasa por ser el más autorizado biógrafo de don Juan, en su biografía de “Don Juan”, en un rasgo de impúdica deshonestidad intelectual, omite, mutila intencionadamente toda referencia no solo al acto de Estoril sino a la masiva peregrinación carlista, encabezada por don Juan con boina roja, al Santuario de Lourdes.

[58] José María Arauz de Robles, “Trances decisivos”, en ABC 25 de octubre de 1963, pág. 3.

[59] No se puede decir que la “Asociación de Amigos de Maeztu” legítimamente sucediera Acción Española, ni formal ni informalmente. Se abusaba de decir que una serie de asociaciones que se intentaban y que abortaban enseguida, eran sucesoras de “Acción Española”. Estuvo de moda decir que todas las asociaciones de derechas que iban intentándose eran asociaciones formalmente continuadoras de “Acción Española”. Si es cierto que era la misma gente, pero esa misma gente conformó otra serie de asociaciones, antes y después.

[60] José María Arauz de Robles, “El Alzamiento, la Victoria y el futuro”, en ABC 1 de abril de 1964, pág. 211.

[61] Cfr. José Mª Arauz de Robles, “El Vendedor de Tomillo”, en ABC 4 de abril de 1965, pág. 9.

[62] José María Arauz de Robles, “La Monarquía continuadora”, en ABC 5 de junio de 1966, págs. 64-65.

[63] José María Arauz de Robles, “¿Qué votará usted el día 14 y por qué”, en ABC 10 de diciembre de 1966, pág. 77.

[64] José María Arauz de Robles, “Arauz de Robles habla a los requetés de Cristo-Rey en el día de San Juan”, en ABC 26 de junio de 1968, págs. 77-78.

[65] Francisco Javier Caspistegui Gorasurreta, El naufragio de las ortodoxias. El carlismo, 1962-1977, Pamplona, Eunsa, 1997, pág. 160.

[66] José María Arauz de Robles, “¿Participación o restitución?”, en ABC 24 de julio de 1974, pág. 9.

[67] José María Arauz de Robles, “¿Participación o restitución?”, en ABC 31 de diciembre de 1976, pág. 7.

[68] Redacción, “Quien es quien en la Universidad. Francisco Elías de Tejada, Catedrático de Filosofía del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla”, en Blanco y Negro, 27 de Julio al 2 de Agosto de 1977, pág. 67.

[69] Testimonio Arturo Márquez de Prado recopilado por el autor, Julio 2008.

[70] Nació en Santander el 10 de marzo de 1903. Ingresó en la Compañía de Jesús el 20 de octubre de 1919, emitiendo los últimos votos finales el 5 de abril de 1937. Capellán del ejército nacional, falleció por una bomba lanzada por los rojos el 11 de abril del mismo año.

[71] Redacción, “Quien es quien en la Universidad. Francisco Elías de Tejada, Catedrático de Filosofía del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla”, en Blanco y Negro, 27 de Julio al 2 de Agosto de 1977, pág. 67.

[72] Arturo Márquez de Prado testimonia que Elías de Tejada repartía tarjetas como “Teniente Jurídico”, pero lo cierto es que en Orden publicada en el BOE, emanada del Ministerio de Defensa Nacional, Subsecretaría del Ejército, se dispone el pase a la situación “Al servicio de otros Ministerios” al Alférez, asimilado, de Ingenieros, don Francisco Elías de Tejada y Spinola. Cfr. BOE nº 236, 24/08/1939/, pág. 4650. Su empleo de Alférez, viene avalado por el hecho de que en el Archivo Militar de Segovia, que custodia los expedientes de la oficialidad desde el siglo XIX, no figura su hoja de servicios militar.

[73] Testimonio Arturo Márquez de Prado recopilado por el autor, Julio 2008.

[74] Cfr. BOE nº 232, 19/08/1940, pág. 5736.

[75] Cfr. BOE nº 238, 26/08/1941, págs. 6530-6531.

[76] Cfr. BOE nº 98, 08/04/1942, pág. 2480.

[77] Manuel de la Santa Cruz recoge este apoyo de Elías de Tejada a la candidatura de Don Duarte Nuño de Braganza, siendo en cerebro de la operación, Luis Hernando de Larramendi. Cfr. Manuel de la Santa Cruz, Apuntes y documentos para la Historia del Tradicionalismo español, 1936-1966, Tomo 3, 1941, Madrid, Talleres de la Editorial Católica Española, 1979.

[78] Continuación testimonio Arturo Márquez de Prado recopilado por el autor, Julio 2008.

[79] Cfr. BOE nº 153, 02/06/1951, pág. 2680.

[80] Eloy Landaluce, Secretario General de Tradición Española, Carta enviada al Excmo. Sr. Don Domingo Fal Conde, Jefe de la Junta Nacional de la Comunión Tradicionalista Carlista (Felipe II, 19-3º 7. 41013 Sevilla. 29 de abril de 1997).

[81] Continuación testimonio Arturo Márquez de Prado recopilado por el autor, Julio 2008.

[82] Continuación testimonio Arturo Márquez de Prado recopilado por el autor, Julio 2008.

[83] Testimonio recogido el 12 de septiembre de 2008 por el autor.

[84] Retiraría su candidatura alegando que su hijo se presentaba por Unión de Centro Democrático (UCD) y él no quería competir con su hijo.

[85] Redacción, “Quien es quien en la Universidad. Francisco Elías de Tejada, Catedrático de Filosofía del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla”, en Blanco y Negro, 27 de Julio al 2 de Agosto de 1977, pág. 67.

[86] Redacción, “Quien es quien en la Universidad. Francisco Elías de Tejada, Catedrático de Filosofía del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla”, en Blanco y Negro, 27 de Julio al 2 de Agosto de 1977, pág. 67.

[87] Continuación testimonio Arturo Márquez de Prado recopilado por el autor, Julio 2008.



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