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Un defensor chileno ante el bloqueo a España. Sergio Fernández Larraín entre 1946-1950
por
Cristián Garay Vera y Julio Márquez Aravena
Un joven dirigente conservador, largos años diputado, luego senador y finalmente embajador de Chile ante España combatió duramente por apoyar en todo sentido al régimen de Franco. De profesión abogado, opinaba que el bloqueo de las Naciones Unidas al gobierno de Franco, era absolutamente ilegal, porque ésta resolución violaba el principio de no intervención, premisa fundamental del régimen de derecho internacional americano
|
"He
tenido el honor de combatir en Defensa de España, desde el día
mismo del Alzamiento Nacional, en la conversación privada y en
la tribuna parlamentaria, en cartas particulares y en conferencias
públicas, contra el error de unos y contra la mala fe de
otros, que temían o que odiaban el espíritu español
que surgía pujante y vivo de la carne martirizada durante los
tres años de la Guerra de Liberación. Y ese combate por
España, no terminado”. Así sintetizó su
posición respecto del caso español el ex parlamentario
y hombre público Sergio Fernández Larraín,
objeto de nuestro estudio.
En 1945 el sistema
político internacional estaba en reorganización a raíz
de la Segunda Guerra Mundial. Este proceso culminó en el
nacimiento de la ONU. La entidad había sido fundada por los
países vencedores del conflicto, y ellos decidían que
países, y bajo que condiciones podían ser admitidos,
siendo requisito indispensable que su forma de gobierno fuese una
democracia liberal.España,
era gobernada por el General Francisco Franco cuyo régimen era
rechazado por las potencias aliadas en las Naciones Unidas puesto
que, según ellos, Franco no practicaba la democracia en su
gobierno, y había sido aliado de Alemania e Italia durante la
Guerra Civil Española. Además se hacía notar su
postura no beligerante durante el conflicto mundial, y las
acusaciones que se hacían respecto a que la ONU nacía
para corregir los males del fascismo. Esto derivó en una
campaña internacional en contra del gobierno español
con el fin de sacarlo del poder. Este movimiento obtuvo su mayor
triunfo cuando, la famosa Asamblea General de la ONU aprobó en
1946, por una aplastante mayoría una resolución que
obligaba a los países miembros a retirar a sus embajadores de
España y romper sus relaciones diplomáticas y
comerciales, hasta que Franco abandonara el poder. Chile no era ajeno
a la historia, pues había copatrocinado la medida acompañando
a México, Venezuela, Guatemala y Panamá. Según
la resolución, era para que los españoles pudieran
elegir la forma de gobierno que estimaran conveniente. Suiza, el
Vaticano, Irlanda y Portugal se opusieron a la resolución con
gestos concretos de mantener las relaciones con Madrid. De ahí
se inició la historia del bloqueo, que declinó en 1950
y se transformó en una victoria del régimen, que inició
lazos estrechos con Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría. Frente
a estos hechos un joven dirigente conservador, largos años
diputado, luego senador y finalmente embajador de Chile ante España
combatía duramente por apoyar en todo sentido al régimen
de Franco. Se llamaba Sergio Fernández
Larraín. De profesión abogado, opinaba que el bloqueo
de las Naciones Unidas al gobierno de Franco, era absolutamente
ilegal, porque ésta resolución violaba el principio de
no intervención, premisa fundamental del régimen de
derecho internacional americano.Según el
diputado el bloqueo sentaba un pésimo precedente en el derecho
internacional dado que la violación del principio de no
intervención podría ser usado por otros países,
cuyos gobiernos no estuviesen de acuerdo con las políticas
internas de cualquier otro país. Otro tema que
preocupaba profundamente a Sergio Fernández L. era que el
principio de no intervención, había sido defendido por
los países americanos para reafirmar su independencia
política. Chile había hecho especial esfuerzo en la
defensa de éste principio, y su atropello podría dejar
inermes a los países americanos en general y a Chile en
particular, ante cualquier discrepancia con otros estados en política
internacional.Consecuencia
directa del triunfo sobre el Eje y la campaña izquierdista, el
Gobierno de Franco fue cuestionado en el momento de constitución
de Naciones Unidas. Esto se evidenció en las Declaraciones de
San Francisco y Postdam y en ese ambiente, dominado por la crítica
de todos aquellos gobiernos de simpatías por los derrotados,
la Asamblea General planteó la necesidad de castigar a España
y declarar que su gobierno no era representativo de los españoles.Ese
fue el origen de las Resolución N 39 del 12 de diciembre de
1946. Aquella tenía tres considerandos previos ,
de los cuales el tercero era manifiestamente discutible, y los dos
primeros asimilaban sin matices el régimen de Franco al Eje,
sin ningún matiz, a despecho de la realidad intrínseca
del régimen de Franco. El gobierno español
planteó desde el comienzo la ilegalidad del bloqueo por
vulnerar el principio de no intervención, ratificado en la
misma carta fundacional de la ONU. El principio de no intervención
consiste en la prohibición para un estado de interferir en la
política interna de otros países, este es un precepto
fundamental del derecho internacional con carácter inviolable
La
estrategia empleada por la diplomacia española fue la de
buscar apoyo en personas que compartieran las ideas del régimen
en todo el mundo. Estas personas eran seleccionadas en base a
características personales bien definidas: debían ser
reconocidos hispanófilos tener influencia política
sobre todo en la derecha y apoyar las ideas y políticas del
régimen de Franco. Sergio Fernández había hecho
sus primeras armas en plena Guerra Civil al defender a los nacionales
y más tarde participó activamente de las iniciativas
culturales del régimen, específicamente, del Instituto
de Cultura Hispánica.La
vida de un hispanista
Sergio
Fernández Larraín nació en Melípilla
(Región Metropolitana) el 27 de marzo de 1909, vástago
de una tradicional familia chilena,
hijo de don Adolfo Fernández Jaraquemada y doña Adela
Larraín Hurtado, hizo sus estudios primarios y secundarios en
el Colegio San Ignacio de Santiago, su educación superior la
realizo en la Universidad Católica de Chile, donde entró
a estudiar derecho, tomo juramento como abogado el en septiembre de
1933. Significativamente su tesis de grado fue sobre Derecho
Constitucional Soviético,
que se transformó en libro al poco tiempo con el nombre de
Nociones
de Derecho Político Soviético,
(Editorial del Pacífico, Santiago de Chile, 1933). Para
entonces su anrticomunismo, generado en Universidad fue su norte.
Poco tiempo después contrajo matrimonio con Carolina Errázuriz
Pereira el 28 de abril de 1934. Matrimonio del que nacieron 10 hijos.
Ejerció como abogado pero su verdadero interés estaba
en la vida académica, trabajando como profesor de derecho
constitucional.Posteriormente
Sergio Fernández se dedicó a trabajar en el fundo de su
propiedad, ubicado en la localidad de Santo Domingo. Ocupó
múltiples cargos durante su vida. Fue miembro del Consejo de
El Diario Ilustrado,
Consejero de la Sociedad de Escuelas Católicas. Miembro de la
Sociedad Nacional de Agricultura, miembro y Presidente de la
Academia Chilena de Historia. Además recibió varios
títulos honoríficos: Comendador de la Orden de Isabel
La Católica, Caballero del Monasterio de Yuste, Caballero
Hospitalario y Comendador de la Orden de San Silvestre Papa. Entre 1959 y 1962
fue nombrado Embajador de Chile en España en el gobierno del
liberal Jorge Alessandri Rodríguez.El 16 de marzo de
1983 contrae matrimonio en segundas nupcias con Amelia Ruiz Figueroa.
Pero, a los pocos meses don Sergio Fernández deja de existir
un 4 de noviembre de ese año.
Sergio
Fernández Larraín fue miembro del Partido Conservador
del cual integró su Junta directiva. Durante el período
parlamentario (1937 – 1941). Fue elegido diputado por Ancud,
Castro y Quinchao. Vuelve a postular en
1941 a la Cámara por Melipilla, San Antonio, San Bernardo y
Maipo. En 1945 es reelegido por los mismos distritos. Durante 1949
postula al Senado por O”Higgins y Colchagua, para
reemplazar a Miguel Cruchaga Tocornal, ganando la
elección y ejerciendo durante el período de 1949 –
1957. El candidato opositor era el conservador socialcristiano
Francisco Javier Labbé, mientras Sergio Fernández
Larraín, iba por los tradicionalista y el Gobierno (¡)
dividiendo a la colectividad conservadora. Su
función principal fue, no cabe duda, apoyar activamente la
proscripción del Partido Comunista, votando a favor de la“Ley
de Defensa permanente de la Democracia. Siguiendo
un error generado en las biografias de chilenos de Armando de Ramón
se le adjudica el título de autor de la Ley antedicha. Sin
embargo, Sergio Salas ha puntualizado que su verdadera autoría
no fue sobre esta, sino sobre su antecedente, la Ley de Represión
del Comunismo, de 1940, que aprobada por el Parlamento fue vetada por
el Presidente, radical, Pedro Aguirre Cerda. Pero en 1948, otro
radical, Gabriel González Videla, le llamó para
trabajar la ley junto a un equipo político, del cual era un
miembro importante pero no el único. Pero
ello tuvo sus costos. Como militante conservador disciplinado, se vió
sobrepasado por la odiosidad producida entre el ala afecta a la
proscripción, la tradicionalista, y la socialcristiana, que
retuvo el nombre del Partido y que la rechazaba. Entre quienes se
oponían estaban nada menos que el presidente del Partido,
Horacio Walker, y uno de sus principales líderes y ex
candidato presidencial, Eduardo Cruz-Coke. Todo el proceso alimentó
las divisiones internas y tras luchar por la unificación del
mismo, que ocurrió tiempo después y muy
dificultosamente, Sergio Fernández Larraín se marginó
de la política en 1953. Dedicó su tiempo a la
historiografía, como presidente de la Academia de la Historia,
y apoyó la línea más tradicional del Catolicismo
en vista de las reformas del Vaticano II. Reflejo de lo anterior fue
su entrevista con Rosario Guzmán Errázuriz (hermana del
asesinado senador Jaime Guzmán Errázuriz), en revista
Qué
Pasa
en 1975.
Fruto
de su fuerte dedicación hispanista, coleccionó
numerosos objetos, adquirió el archivo Narváez (que
luego vendieron sus descendientes al Estado español en los
90), escribió y compiló epistolarios sobre personajes
famosos ligados a la literatura castellana como Unamuno, Neruda y
Gabriela Mistral, convencido que en éstos se delataba lo más
íntimo de los personajes. Toda su labor intelectual estuvo
centrada en la reivindicación de la España tradicional,
sin dejar de lado su proyección americana.
La
Guerra Civil
Durante la Guerra
Civil Española 1936-1939 brindó su apoyo al bando
nacional por que a su juicio este era el único que podía
garantizar la salvación de la España tradicional, todo
lo contrario a lo acontecido durante el gobierno republicano que
según Fernández Larrain estaba llevando a España
a la ruina moral y política. Por esta razón cada vez
que se trató algún tema relacionado con España
en el Congreso siempre defendió al régimen Franco.La discusión
interna sobre la Guerra Civil fue intensa en todos los sectores. La
derecha apoyó casi sin dilaciones el bando nacional, pese a
las dudas suscitadas en el sector mariteniano y entre los que veían
como ejemplar el caso del republicanismo vasco. El partido
Conservador y el Liberal adhirieron, primero que nada, por el intenso
anticomunismo, y por la propaganda que los llamados leales promovían.
De hecho, los partidarios de la República recibieron con
algarabía una misión desde Barcelona, encabezó
por Prieto en el Estadio Nacional, donde reconocieron fila todos los
miembros del radicalismo, el socialismo y el comunismo.Las
pasiones desatadas fueron tales que el tema de la Guerra Civil se
convirtió en un eje de referencia, tanto al interior de los
socialcristianos, como al exterior, entre derechistas e
izquierdistas. Mientras los partidarios de Franco participaban de
iniciativas afines a la causa nacional y luego prolongaban su
actividad en el Instituto de Cultura Hispánica, entre otras,
los izquierdistas alimentaban los Centros Españoles, Catalán
y Vasco, a la vez que promovían la solidaridad
internacionalista. De
las posiciones encontradas puede dar idea esta sesión en que
intervienen Sergio Fernández, Maximiano Errázuriz,
(tradicionalistas) y Horacio Walker Larraín (socialcristiano)
por los conservadores, Marín Balmaceda (liberal), Ricardo
Latcham y Bautista Rosetti por los socialistas, Godoy y Víctor
Chamudes por los comunistas:
- El señor
Fernández –Señor Presidente: En dos oportunidades
ha escuchado ésta Honorable Cámara discursos referentes
a la Embajada Extraordinaria que el Gobierno de la República
Española ha enviado recientemente a Chile. Primero el
honorable señor Garrido se ocupó de este asunto. En el
boletín de sesiones correspondiente al 20 de Diciembre ,
hallarán los señores Diputados no solamente un saludo a
la misión extraordinaria, sino también consideraciones
respecto a la política española y a la guerra que
ensangrienta a la Madre Patria en las que se ha tomado partido en la
contienda al llamar bárbaro al General Franco y al aludir al
bombardeo de ciudades abiertas y muerte de seres inocentes.Después el
honorable señor Latcham, ha vuelto a tocar el tema,
abanderizándose abiertamente contra la España
Nacionalista al calificarla de cavernosa , intolerante y fanática.
Cito estos dos
precedentes para que ningún miembro de esta honorable cámara
pueda disentirme al derecho o al deber de ocuparme de este asunto,
tanto en su aspecto español como chileno. derecho que otros
ejercitaron. Deber que el propio señor Prieto ha impuesto a
toda conciencia honrada desde el momento que lanzara desde el Estadio
Nacional un reto público que no puede dejar de contestarse Al
abordar el tema de la inconveniencia de la Embajada Extraordinaria
del Gobierno de Barcelona, prescindo de las personas .Omito
referencias a antecedentes de los señores Prieto, Osorio y
Gallardo y Herrera. Me limito solo a preguntar: Ante el hecho de
España ensangrentada, dividida en dos partes, dirigidas por
distintos Gobiernos, el de Barcelona y el de Burgos.
- El señor
Rossetti¨-¿Cómo dos gobiernos?. Hay un solo
gobierno legítimo en España.
- El señor
Walker Larraín -¡ Qué ignorancia !
- El señor
Rossetti.-Hay un solo gobierno legal.
- El señor
Presidente agita los timbres silenciadores.
- El señor
Rossetti.- ¡ Se pone en duda el gobierno legítimo de
España!.
- El señor Fernández Larraín
.-…reconocido ya de derecho y de hecho por veinte países.
- El señor
Rossetti .- ¡ Pero no por el de Chile!.
- El señor
Godoy.-¿ Cuáles son esos países?.
- El señor
Fernandez Larraín.-….¿era oportuno recibir una
Embajada Extraordinaria de una sola de las partes en lucha?.
- El señor
Chamudes. - ¡Ustedes recibieron a Millan Estray!.
- El señor Fernández .- Frente la
contienda española habíamos mantenido estricta
neutralidad . No debió haberse roto esa actitud de
equidistancia , de moderación recibiendo una Misión
Extraordinaria del Gobierno de Barcelona. Se quebrantó tal
línea de conducta. Se debió al menos , por respeto al
país , a los mas elementales deberes exigidos por la
hospitalidad y a los sentimientos de los nacionales y extranjeros ,
imponerle un proceder exactamente igual al que han tenido las demás
Embajadas Extraordinarias acreditadas para la transmisión del
mando.
- El señor
Godoy.- ¡ Son católicos y no fariseos!.
- El señor
Marín Balmaceda. - Católicos a su manera, honorable
diputado.
- El señor
Fernández.- Se esta haciendo lo contrario. Y se esta haciendo
con la colaboración de las autoridades que concurren a actos
de propaganda política, a cargo de los señores Prieto y
Osorio y Gallardo , en los que se insulta y ofenden a países
que mantienen con Chile relaciones amistosas . Italia y Alemania han
sido atacadas duramente por el señor Prieto en el acto del
Estadio Nacional Seguramente se da por primera vez en Chile el
lamentable espectáculo que un Embajador Extraordinario , en
presencia del Ministro de Relaciones Exteriores, proceda públicamente
a insultar y desprestigiar a países amigos…
- El señor
Chamudes.- En presencia del pueblo y del gobierno que representa al
pueblo.
- El señor
Fernández.- Examinemos la conducta del Gobierno de Barcelona
con Chile, desde otro ángulo. ¿ Merece el Gobierno de
Barcelona que Chile conceda el trato de favor dispensado a esa
Embajada Extraordinaria ?.
- El señor
Godoy.- ¡ Si !.
- El señor
Fernández Larraín.- Contesto categóricamente que
no.
- El señor
Rossetti.- El honorable diputado no tiene derecho a expresarse de en
esa forma.
- Varios
señores diputados .- ¡ Sí tiene derecho!.
- El señor
Rossetti.- Pido la palabra .
- El señor
Errázuriz .- ¡ Cómo va hablar su Señoría
cuando lo está haciendo otro diputado.!
- El señor
Rossetti.- ¡ La mesa no debe tolerar esas expresiones y tiene
la obligación de hacer respetar el nombre de un Gobierno
extranjero…!
- Hablan varios
señores diputados a la vez.
SUSPENSION DE LA
SESION.
Sergio
Fernández Larraín, defensor del principio de No
Intervención
Sergio Fernández
creía que la única manera de mantener y preservar la
soberanía e integridad de las Naciones era a través del
estricto cumplimiento de las normas del Derecho Internacional , el
cual rige la sana convivencia entre los países. Uno de los
pilares fundamentales del Derecho Internacional, supone que ningún
país puede inmiscuirse en las políticas domésticas
de otra nación, lo cual se denomina Principio de No
Intervención.
Este era uno de los dos principios que Fernández Larraín
había enunciado como auténticamente americano: el de
No-Intervención, que históricamente nos había
defendido de Estados Unidos.
Entre
1946 y 1947 Sergio Fernández Larraín destacó la
importancia del principio No Intervención para impugnar el
bloqueo contra España. Ello, porque dicho principio «quedó
incorporado en la propia Carta de las Naciones», porque dispuso
cargas solo para España y no otros Estados, y –finalmente-
porque demostraba que Naciones Unidas era una «sociedad
imperfecta, influenciada esencial, grave y notoriamente por el poder
material de sus componentes», de lo cual es un derecho
arbitrario. Tal como había sido concurrir con el voto chileno
a respaldar el derecho a veto de las grandes potencias.
.
Sobre el veto, Fernández Larraín coincidía, en
su temprano rechazo al mismo, que las Potencias no podían ser
juez y parte en sus asuntos internacionales.
El
otro era el principio
de la igualdad jurídica de los Estados, que consistía
en imponer las mismas cargas a los Estados. Pero el veía
diferencia entre la impuesta al régimen español y la de
las naciones, por ejemplo, vinculadas al sistema soviético. De
hecho este principio había sido, a su juicio, severamente
vulnerado con el bloqueo que las Naciones Unidas le habían
impuesto al gobierno de Franco. Y consideraba que ésta
resolución era un potencial peligro para las naciones más
débiles, especialmente para países sudamericanos.
Esto lo ratificó
en la sesión extraordinaria del Senado el 24 de Enero de 1950,
«Sostuve,
apoyado en abundantísima documentación, que a la
América Latina y muy especialmente a Chile, se debía,
exclusivamente, al triunfo de los principios esenciales del derecho
internacional antes mencionado: - El de Igualdad Jurídica de
los Estados y el de Autonomía e Independencia de los pueblos
comúnmente denominado Principio de No Intervención.
Esos principios fueron violados por la asamblea general de las
Naciones Unidas en Diciembre de 1946 al recomendar los países
integrantes de este organismo el retiro de sus embajadores en Madrid
».
Admirador
de la cultura hispánica tradicional
Sergio Fernández
era un intelectual que sentía un gran amor hacia España,
dado que la consideraba cuna de todo el saber de Hispanoamérica.
Por esta razón , veía en los valores y principios que
ayudaron a florecer a España en su Siglo de Oro, como una
fuente inagotable y permanente de conocimientos, costumbres y valores
morales muy especialmente al catolicismo que lo consideraba como guía
fundamental para el ser humano.
Para
Fernández Larraín el régimen español era
la condensación de esa España que tanto amaba, y que
retrató en una cita de José Antonio, al iniciar su
libro España
… ¿zona de peste?,
contra la de Harold Laski (extirpar a España como zona de
peste): «La interpretación católica de la vida
es, en primer lugar, la verdadera; pero, es además,
históricamente, la española». Pero ella no se
limitaba al aspecto político, también abarcaba su
convicción de la bondad de la legislación laboral
española, que consideraba inspirada en el cristianismo.
Este
pensamiento se ve claramente reflejado en su libro Palabras
en España , que si bien fue
escrito con posterioridad al periodo investigado (cuando ejercía
el cargo de embajador de Chile en España), es una muestra fiel
de lo anteriormente dicho:ñ
“la
representación de Chile, o de cualquier otro país
hispanoamericano, en España, tiene signos especialísimos.
Pulsan nervios ajenos a pesos y medidas, volúmenes o números,
con los cuales suelen estimarse las cosas materiales. Incide en algo
más profundo que se refugia en la intimidad, diría
familiar, del espíritu. Nexos de todas índoles nos unen
a España: una misma sangre, un mismo idioma, una misma
cultura, una misma fe incluso nuestras mecánicas de pensar
sentir de vivir de temer y de actuar, se asemejan
extraordinariamente. Nacimos y crecimos al calor inmediato de España
y es profundamente verdadera, asentada en realidad, heroicamente
sufrida, esa hermosísima invocación: Madre Patria…”
(1962).Tras
su renuncia, comunicada al Presidente Jorge Alesandri Rodríguez,
Sergio Fernández Larraín se dedica plenamente a la
disciplina histórica, adquiriendo su faceta de coleccionador
de epistolarios
y recuerdos, tales como un trozo de pendón de la Armada
Cristiana en Lepanto. Adquirió archivos completos en su
estadía, entre ellos el de Narváez, y más tarde
vertió su labor en numerosos artículos y libros hasta
su muerte. Complementaba esta labor intelectual, ya que no política
partidista, con la explotación de su finca en Santo Domingo,
una localidad costera.
Convergencia
política con el franquismo
Las bases del
pensamiento del gobierno del general Francisco Franco están en
su ferviente amor al orden, a la patria y a Dios, volviendo a la
línea de pensamientos tradicional de España del Siglo
XVI teniendo la absoluta convicción que si España era
reencauzada hacia los valores tradicionales y católicos ésta
iba a volver a su grandeza imperial. Para esto era imprescindible la
erradicación de cualquier ideología foránea ( el
comunismo).
Como fuente de
inspiración para su política social , el gobierno de
Franco usó la doctrina social de la Iglesia, Don Sergio
Fernández estaba en completo acuerdo con esta política.
De hecho, impugnó directamente que hubiera coincidencia
programática entre los gobiernos del Eje y el régimen
de Franco («nada hay de común entre el nacifascismo y el
sistema español»).
«Como
hemos dicho, el Estado está ordenado en la concepción
católica de la sociedad y, prácticamente, las
Encíclicas Papales se han vaciado los nuevos moldes
jurídico-sociales de la Nación».
Sergio Fernández
veía en todos estos principios la salvación de España
del comunismo, que ante los ojos de él y del General Franco
era la gran amenaza que se avecinaba sobre la humanidad. Sergio
Fernández fue un ferviente admirador del General Franco y su
política. Para demostrar cuan profundo era el respeto que le
tenía, procederé a citar un párrafo de su obra
Francisco Franco presente, que demuestra con toda claridad lo
anteriormente mencionado sobre tan inconmovibles cimientos, Dios y la
persona humana, Franco levanta el nuevo Estado Español
orientado y regido por la Justicia social y el bien común, en
conformidad con la perenne doctrina de la iglesia.
El
clima anticomunista y el gobierno de González Videla
Una
característica de la política chilena fue su
asimilación de la Guerra Fría. Como anota Joaquín
Fermandois, la tensión comunismo / anticomunismo empezó
en Chile, de hecho, antes del Acta Truman (1947), y estaba ligado a
la influencia del Partido Comunista en la política chilena.
Es indicativo que Sergio Fernández Larraín empezó
a denunciar actividades comunistas en 1941 y en los primeros años
de la década del 40 puso su atención en la
sovietización de Europa Oriental. Su discurso sobre la
«Sovietización de la Europa Continental» fue
radiado por la BBC y traducido al inglés y al francés.
No menos documentado y dramático fue al referirse a Polonia,
Lituania, Letonia, Estonia y Checoeslovaquia.
El
otro aspecto singular de Chile fue que ese giro se dio bajo hegemonía
partidaria radical, es decir vinculada a la Masonería, que
como producto de la clase media temía la revolución
marxista. Las logias se volcaron al rechazo del Comunismo, que pese a
su alianza con los radicales, en un bloque de izquierdas, terminaron
por convertirse en sus adversarios. Parte de ello se debió al
activismo sindical, claramente subversivo, en las minas de carbón.
El Gobierno de González Videla debió emplear al
Ejército para reabrir las faenas mineras, en un ambiente que
sin mediar la persuasión de los oficiales, que bajaron al
interior de la mina, habría terminado en tragedia.
Así
moría el Frente Popular, calcado de los de Francia y España,
que en 1938 permitió al Partido Radical hacerse del poder, y
reemplazar esa alianza con un gabinete radicales-derecha.
Esta
fue in crescendo, y llegó a extremos intolerables con
la tercera presidencia radical, la de Gabriel González Videla.
Este curiosamente, había sido elegido con votos comunistas
frente a su competidor en el Partido, y hasta el momento se
presentaba como un firme aliado de los comunistas. Pero otra cosa fue
en el poder, donde soportó las huelgas desatadas en 1947 que
llevaron al Gobierno a proscribir al Comunismo y obtuvo la ley de
defensa de la democracia que se aprobó en el Senado por 31
votos contra 8 el 21 de junio de 1948. El propio González
Videla ordenó se denunciaran en el mundo las actividades
comunistas y censuró la represión en Hungría,
Bulgaria y Rumania.
De
todas maneras, y aún con esta alineación directa del
Gobierno chileno, había un punto en el cual González
Videla seguía conservando su sesgo progresista: este era el
rechazo del franquismo, que se correspondía con su posición
de aliadófilo decidido, en un momento en que la derecha se
mantenía más bien neutral en el conflicto europeo.
De
hecho, tras el gobierno de Juan Antonio Ríos que fue
condescendiente con el régimen franquista, González
Videla instruyó al embajador Félix Nieto del Río,
concurrente ante Naciones unidas, para que dijera, en Estados Unidos,
que «es necesario ayudar al pueblo español a
restablecer su libertad y sus derechos, que fueron abolidos a
consecuencia de la intervención germano-italiano».
Con tal antecedente, no es de extrañarse que su elección
presidencial fuese la menos querida para Madrid. González
Videla no proveyó de embajador en Madrid. Para peor, la propia
Embajada española en Santiago de Chile, consideraba que los
suyos en Chile eran poco entusiastas.
Durante
los años en que Sergio Fernández Larraín
defiende el régimen español, la posición
política chilena frente al bloqueo es expectante y
condicionada a su mirada de la Guerra Fría. De hecho el mismo
difunde documentos sobre las actividades comunistas: también
toca la actividad de exiliados republicanos en el mundo. ¿De
donde sacaba tales antecedentes? Por cierto que Sergio Fernández
Larraín llevaba un archivo y biblioteca personal, que aumentó
hasta proporciones enormes, situada en su propia casa de varios
cientos de metros cuadrados. Pero otra fuente fue el préstamo
de información desde el Ministerio de Asuntos Exteriores. Las
autoridades españolas, tras buscar quien pudiera denunciar en
Naciones Unidas la información sobre el comunismo,
determinaron «entregar los datos que obraban en el poder, tanto
sobre la ayuda rusa a Hitler como sobre la intervención
soviética en la guerra civil española, a un diputado
chileno, Larraín (sic), para que los expusiese en la ONU
cuando le pareciese oportuno».
En la versión corregida del texto, el mismo autor precisa el
episodio: «El ministro español (de Asuntos Exteriores)
tomó una decisión: hizo un paquete con todos los
documentos que disponía. También de los que se referían
a la ayuda soviética a Hitler y a su intervención en la
guerra española, y los entregó a don Sergio Fernández
Larraín, vicepresidente del Senado de Chile, con libertad para
emplearlos donde y cuando mejor conviniera».
De
todas maneras, algo similar ocurría en el resto del mundo: los
promotores de la condena de Franco no consiguieron acordar medidas
concretas para profundizar las sanciones, que estaban entregadas
teóricamente al Consejo de Seguridad, al no obtener en el II
período de sesiones de Naciones Unidas 2/3 de la Asamblea. De
hecho Argentina, Perú y República Dominicana nombraron
embajadores, desoyendo la recomendación de no nombrarlos. En
los años sucesivos, el mayor soporte del régimen de
Franco fue la estrecha relación con Perón.
En
1947 Brasil promueve, con una mayoría latinoamericana y
apoyada directamente por Colombia, Perú y Bolivia, el fin de
la Resolución N. 39. La actitud chilena es ya ambigua ,
y además se complementa en diciembre del mismo año con
el retorno a Madrid de un representante diplomático, al igual
que otros países hispanoamericanos, aunque sin darle rango de
Embajador. Apartándose de la actitud de Naciones Unidas,
Chile, Perú y Colombia intentan tener una posición en
común frente a España ese año 47.
Dos
años después, el embajador Hernán Santa Cruz,
delegado permanente ante Naciones Unidas, recibe teniendo en cuenta
la Asamblea General, un instructivo del Ministro respectivo que es
una joya de la ambigüedad, tratando de converger como fuera con
Estados Unidos y quizás con Reino Unido, teniendo en cuenta
la imposibilidad de un parecer favorable del último, con un
gobierno laborista, activamente antifranquista.
El
instructivo tenía tres escenarios posibles:
1.- Procurar
que el asunto no fuera discutido en el presente período de
sesiones,
2.- «Votar
en contra de todas propuesta del bloque soviético que
signifique agravar las sanciones al Gobierno franquista» y
3.- «Si
no se presentan mociones a favor del Gobierno Español,
sufragar a favor de las mismas, siempre que obren de este modo
Estados Unidos y Gran Bretaña. En caso contrario, abstenerse
de votar».
La
recepción del embajador Santa Cruz fue, en todo caso, negativa
a la proposición de Brasil, en éste sentido, y
dirigiéndose al Ministro, le manifestaba, que no había
habido cambio alguno en el Gobierno español pese a las
sanciones, y que
«No
puedo ocultar a US. mi temor de que la adopción de cualquiera
resolución, que signifique un apoyo moral al régimen
franquista (…) importe dar a la Unión Soviética
, la oportunidad de aparecer siendo con sus satélites, los
únicos defensores de la democracia. En cambio, podrán
argüir que el bloque angloamericano se ha desenmascarado en sus
intenciones antidemocráticas y profascistas».
Sin
duda, había sintonía entre la posición chilena y
la estadounidense, que en 1948 el Presidente Truman vetó un
proyecto del senador O´Kinski a favor de España,
temeroso de dar municiones a la acusación de antidemocrático.
Ciertamente
la posición chilena era la de no apoyar al régimen de
Franco, pero se quería un equilibrio con no hacer el juego al
comunismo, en un momento en que el Gobierno de González Videla
denunciaba al marxismo internacional y cesaba las relaciones con la
URSS. El voto chileno se alineó finalmente, en lo que Lleonart
denominó el “bloque occidental”, liderado por
Reino Unido y Gran Bretaña. En contra tanto del voto
latinoamericano y árabe a favor de la propuesta brasileña,
como de la insistencia de profundizar las sanciones internacionales,
llevado por el bloque soviético más México,
Uruguay, Guatemala y Costa Rica.
Tras
1947 la cuestión española, como se la llamaba, empezó
a decaer progresivamente. En 1949 todo el ambiente ya había
girado a favor de una actitud más clara de contención
al Comunismo por Estados Unidos, paralelo al establecimiento de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte que
preconizaba la importancia estratégica de la Península
Ibérica.
El
Gobierno chileno, a pesar del antifranquismo de su Presidente, de su
pertenencia a la masonería y del progresismo político,
tenía su propia procesión. Y no era poca: tras la
decisión del Parlamento se procedió a la proscripción
del Comunismo, con el arresto y relegamiento de sus dirigentes en
todo el país. En Pisagua, como jefe del campo de prisioneros
comunistas, estaba un joven oficial, Augusto Pinochet Ugarte, yerno
de un influyente senador radical. En 1949 el delegado González
Allende ante Naciones Unidas, se entreveró duramente con el
delegado ruso Malik y justificó la firma del Tratado de
Asistencia Reciproca (TIAR) y la constitución de la OEA como
una medida defensiva frente a la agresión totalitaria
marxista.
Francia
y Reino Unido seguían tratando de poner dificultades al
régimen, como dice Milagrosa Romero Samper, «el único
argumento contra la normalización era de tipo político:
frente al bloque soviético, había que subrayar el
carácter democrático y antidictatorial de Occidente».
Así llegó la Asamblea General de 1950 y en base a tres
proyectos, la nuevo mayoría revocó las sanciones de
1946 y admitió a España en las comisiones técnicas
de Naciones Unidas, en la que entraría de lleno en 1955. En la
minoría persistieron el bloque soviético, México,
Uruguay, Guatemala e Israel. Chile votó a favor de retirar las
sanciones.
El
papel de Sergio Fernández Larraín
Fernández
Larraín no cejó ni por un instante de combatir la
política chilena contra el régimen de Franco. Como
dijo, lo movía además de su solidaridad política
y cultural con España, el hecho que «Rusia es hoy la
nación que encabeza la acción contra España».
El
diputado, en las sesiones dedicadas a Relaciones Exteriores, fustigó
el hecho que se considerada a España un peligro para la paz
mundial.
«España,
¡amenaza para la paz del mundo! España, que no tiene
ningún problema de frontera, que no ha entablado ninguna
reivindicación territorial … España, vuelvo a
repetirlo , constituye, a juicio de la Asamblea de las Naciones
Unidas y a juicio del Canciller chileno, una amenaza para la paz del
mundo».
Conocida
la votación chilena en contra de España Fernández
Larraín condenó la misma, en la sesión del 24
de diciembre de 1946,
«la
posición que ha tomado el Gobierno de Chile en la últimas
votaciones efectuadas en la Organización de las Naciones
Unidas, implica una posición que trasgrede la tradición
de la línea internacional del país y vulnera dos
principios fundamentales del Derecho Internacional…».
Uno
de ellos, la igualdad jurídica de los Estados, también
la había vulnerado antes, al apoyar el veto de los Grandes en
Naciones Unidas.
Fernández
Larraín se enfrentó con el ministro radical de turno, y
acotó que mientras se pedía excluir de Naciones Unidas
a España, se aceptaba el ingreso de Yugoslavia. La
incoherencia moral de esta actitud sería un misterio, decía
irónicamente, «si acaso no se supiera de la hegemonía
que ha logrado el Partido Comunista en nuestro Gobierno».
Pero,
entre los gobiernos de Juan Antonio Ríos y Gabriel González
Videla, había una diferencia: ésa era el tema
comunista. Bajo esa perspectiva González Videla apoyaba
relajar las medidas contra España, solo por no hacer el juego
marxista. En la votación final, 1950, el Gobierno de Chile
cambió su política de mantener el bloqueo por, primero,
la abstención, y luego el rechazo al bloqueo, al unísono
con Estados Unidos ¿Pero influyó en ello Sergio
Fernández Larraín?
En
esa última votación, la de 1950, nuestro biografiado no
cesó su actividad. El embajador José María
Doussinague, informaba feliz, que «Los amigos de España
en el Senado chileno, Hernán Figueroa, Sergio Fernández
Larraín, José Maz (sic, por Maza), y Figueroa Anguita,
estaban lanzándose a una nueva campaña a favor de
España».
Por
tanto, el apoyo al Gobierno de Franco se conjugaba mutuamente con la
exaltación de la labor anticomunista del Gobierno de González
Videla. De hecho, Fernández Larraín había
denunciado la actividad comunista desde 1941, mucho antes del
bloqueo. Y renovó sus denuncias referidas a Chile, España
e incluso Bolivia, según lo consigna un trabajo escrito para
una revista de estudios sobre el Comunismo.
Por esa labor obtuvo respaldo para disputar el asiento de senador a
un conservador socialcristiano, refractario a la proscripción
del Comunismo. Fernández Larraín representaba al sector
conservador y liberal, que seguía defendiendo claramente al
régimen de Franco. Sin ese sector, el radical González
Videla no podía seguir gobernando. El mismo Fernández
Larraín escribió un folleto explicando porque
conservadores, católicos, y radicales, masónicos,
estaban unidos férreamente con el Gobierno.
En
los años siguientes, las relaciones con Madrid siguieron el
tranco de la normalización entre Washington y Madrid.
Paralelamente se pavimentaba el ingreso de España a Naciones
Unidas.
Se nombró embajador a Luis Subercaseaux, y en 1957 se firmó
el convenio de doble nacionalidad. De ahí en adelante, como
dice Fermandois, no se siguió discutiendo la legitimidad de
Franco en el poder.
Es
imposible disociar la cuestión de España con el hecho
que Fernández Larraín apoyó activamente la causa
anticomunista del Presidente González Videla. Era casi
imposible obviar a quien había denunciado la actividad
comunista por doquier y estaba dispuesto a sacrificar al Partido
Conservador por esto. Frente a los intentos por transigir, Fernández
Larraín prefirió enfrentar la directiva de su partido y
presionar por un apoyo conservador a la proscripción del
comunismo en Chile.
Bajo
el apoyo constante que daban los conservadores y liberales al
gobierno radical, Fernández Larraín dejó ver una
y otra vez la necesidad de reestablecer lazos oficiales con España.
Conclusiones
Sergio
Fernández Larraín al igual que Franco, supo que,
después de la Segunda Guerra Mundial el escenario geopolítico,
estaba a punto de cambiar en forma radical, dado que, la Unión
Soviética iba a pasar de ser aliado de Occidente a convertirse
en su enemigo dando comienzo de esta manera a la Guerra Fría.
Esta situación estaba clara tanto para Franco como para Sergio
Fernández. De hecho Florentino Portero sostiene que más
que un triunfo de la diplomacia española fue del Palacio del
Pardo (Franco) al evaluar correctamente los cambios del escenario
internacional.
Sergio
Fernández fue un hispanófilo consumado con un absoluto
convencimiento de que España debía ser el farol
sociopolítico de Hispanoamérica, en base a ello
promocionó la figura de Franco, su régimen y la cultura
española, incluso cuando ya se retiró de la política
activa.Formado
en el legalismo, defendió la vigencia del Derecho
Internacional como forma de convivencia entre los países, y
por eso apoyó vehementemente el principio de No Intervención.Sergio
Fernández Larraín trabajó duramente para reunir
personas afines al régimen para hacer “lobby“ en
Chile a favor de Franco, y esta labor fue favorecida por las
condiciones de política interna (apoyo político a
González Videla) y de política internacional, gracias a
los cambios geopolíticos que ocurrieron en esos años,
que dentro de la Guerra Fría amplificaron su accionar. ·- ·-· -······-·
Cristián Garay Vera y Julio Márquez Aravena
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