1er PARALELISMO: PÉRDIDA DE LA UNIDAD CATÓLICA POR LA TOLERANCIA RELIGIOSA.
NO ES NORMAL NI BUENO que un país confesional católico y de unidad católica, social y jurídica, asentada y secular, entregue la unidad católica jurídica en el art. 11 de la Constitución liberal-moderada de 1876 y, luego, una vez recuperada con el esfuerzo de una guerra cruenta, y mantenida sin discusión durante 30 años, se suprima en la ley de libertad religiosa en 1967. La “Dignitatis Humanae” del Vaticano II no lo exigía, aunque este era el argumento, facilón y equivocado, de los que votaron afirmativamente dicha ley.
2º PARALELISMO: LA LEY COMO EXPRESIÓN DE LA MAYORÍA DE LOS QUE VOTAN, DECLARADO DE FORMA SIMULTÁNEA Y CORRELATIVA AL ESTADO SIN RELIGIÓN Y ATEO.
Al final, es el hombre -ambicioso de poder- quien se transforma en Estado, en cuanto que el Estado moderno contiene todo el poder. Es el hombre y el mismo Estado quienes se adoran a sí mismos. Es la misma imagen del hombre, representada en los que ocupan las más altas instituciones públicas, el nuevo dios y señor.
NO ES NORMAL NI BUENO que después de 55 años (1876-1931) y tras 11 años (1967-1976) respectivamente a partir de dicha tolerancia religiosa, se afirme que la ley sea expresión de la voluntad mayoritaria sin restricción alguna. ¡Qué error tan ingenuo o capcioso, el de quienes en 1976 hicieron creer que la reforma política de Suárez sólo pretendía una mayor participación de la sociedad en la alta política! En 1931 y 1978, el Estado hizo esta afirmación simultáneamente a declararse sin religión. Por esto último y en ambos momentos, se quebró la confesionalidad católica de los poderes civiles proclamada siempre en España desde el año 589. Aquí está la clave del mal, porque es un dogma de fe que todo poder procede de Dios, como lo es el reinado social de Jesucristo. Si se quita a Dios, el puesto de Dios es usurpado lógicamente por el hombre, aunque este último quiera –en principio- cosas muy buenas. Así se inicia el rodar por esa pronunciada pendiente que conllevará la destrucción moral y hasta física del mismo hombre en aras de las ideologías o del egoísmo sensualista.
En ambos casos esto se hizo mediante una doble entrega, que tuvo como agentes los titulares de la rama bórbonica liberal. Me refiero a don Alfonso, que entregó el poder al comité revolucionario en 1931, aunque las elecciones del 14-IV-1931 fueron simples consultas administrativas (elecciones municipales) en las que además triunfaron los candidatos monárquicos. Me refiero también –y con todos los respetos- a don Juan Carlos, que confió el poder en Adolfo Suárez en 1976, que había sido un hombre de confianza ocupando un altísimo cargo en la estructura política del partido único llamado el Movimiento. Ambos casos, con una nueva ilegitimación de ejercicio, los titulares de la rama dinástica liberal en España chocaban con las seculares reclamaciones de las que siempre habían hecho gala los reyes legítimos de España, de la llamada rama carlista, que gobernaron a sus leales desde el exilio. En ambos casos, en 1931 y 1978 se dio origen a una Constitución agnóstica y atea práctica.
Una vez que el Estado se declara sin religión, pasa a buscar legitimarse en una pseudo religión. Esta suele ser la “razón de Estado”, esto es, el mismo Estado convertido en todo para sí. En un extremo se trata del Estado jacobino según los Azaña y Rodríguez Zapatero, pero también del Estado amigo de un laicismo moderado.
Dicho jacobinismo comparte sus posiciones con el actual centro político, cuando se eleva la técnica de elección de los gobernantes a único principio doctrinal y aún constitucional, cuando se relativiza los contenidos más graves y asociales ante la existencia de las elecciones, cuando se justifica el poder político únicamente en el número de votos, cuando se niega que todo poder venga en última instancia de Dios, cuando se confunde la elección con el poder y éste con la autoridad, y cuando se produce, aplica, consiente, o tolera leyes gravemente injustas.
3er PARALELISMO. LA CEDA Y EL PP NO ANULARON LAS MALAS LEYES, NI TAMPOCO LA CONSTITUCIÓN QUE LAS ORIGINABA. LA CEDA DEJÓ DICHAS LEYES SIN VIGOR Y DESEABA MODIFICAR LA CONSTITUCIÓN, MIENTRAS QUE EL PP LAS HA ACEPTADO Y PUESTO EN PRÁCTICA.
Si la CEDA rechazaba la Constitución de 1931, el PP ha aceptado plenamente la actual Constitución de 1978, pues no en vano no pocos de sus miembros la aprobaron cuando pertenecieron a UCD. Incluso quienes de AP (la Alianza Popular de Fraga Iribarne) votaron “no” a dicha Constitución, una vez ingresaron en el PP la asumieron como suya.
4º PARALELISMO. COQUETEO DE LA DERECHA CONSERVADORA CON LA MASONERÍA PRESENTADA COMO CENTRO.
En 1933 la CEDA de Gil Robles triunfó totalmente en las elecciones, y, sin embargo, gobernó el Partido Radical de Lerroux, copado por la masonería. Así ocurrió hasta que el escándalo de straperlo hundió dicho partido radical-centrista. Hoy día, la masonería está sin duda infiltrada en el PP, mientras que anida a la descubierta en el PSOE y en otros partidos aliados con él. No creo calumniar a nadie con este aserto.
5º PARALELISMO. HAY CATÓLICOS QUE VOTAN A PARTIDOS LIBERALES Y DE IZQUIERDAS. ESTE VOTO, REDUCIDO EN 1931-1936, ES GENERALIZADO EN 1978-2009.
En la República hubo católicos en el pequeño partido liberal de Alcalá Zamora y Miguel Maura, así como entre los izquierdistas. Si en ningún caso tenían la bendición eclesiástica, todo el mundo conocía la oposición de la Iglesia a estos últimos. La contradicción de los católicos votantes al PSOE, Izquierda Republicana, Acción Republicana etc. era una gran tragedia, personal y colectiva, fruto de la ignorancia de muchos y las falsas promesas de pocos, de la propaganda y el engaño de los incautos, de celos indebidos, del activismo y de unas u otras pasiones.
6º PARALELISMO. EDUCACIÓN ÚNICA, OBLIGATORIA Y LAICA.
NO ES NORMAL NI BUENO que unos padres o una mayoría de padres, desee religión y educación católica para sus hijos, y vea abiertamente burlados sus derechos. Los vieron burlados en la Constitución republicana de 1931 que imponía la escuela única y laica, que arrebatará los crucifijos de las escuelas, y que prohibía enseñar a las órdenes religiosas.
Los han visto burlado cuando la ley de educación de Villar Palasí de 1972, imponía un estatismo y tecnocratismo inadmisible, era anticatólica y antiespañola, según lo demostró Julián Gil de Sagredo en Educación y subversión (Madrid, 1973, 160 pp), y denunció la Comisión Cultural de la Regencia Nacional Carlista de Estella el 28-I-1973. Lo han visto burlado hoy cuando desde 1970, la práctica educativa seguida en muchos colegios católicos vulnera su Ideario católico de Centro. Lo han visto burlado cuando hoy, desde 2007, los Reales Decretos de la asignatura “Educación para la ciudadanía” arrebatan la patria potestad de los padres católicos, los derechos de los alumnos, y el Ideario de Centro educativo, corrompiendo además –según creemos- la conciencia de la juventud.
Los paralelismos son claros: los mismos dogos con distintos collares.
IDENTIFIQUEMOS AHORA LAS DIFERENCIAS.
1ª DIFERENCIA. LA CONSTITUCIÓN DE 1931 ERA ABIERTAMENTE HOSTIL A LA IGLESIA, MIENTRAS QUE LA DE 1978 LO ES MENOS, y hasta hace guiños sociológicos a la Iglesia, mencionándola especialmente por vía de cooperación (Art. 16.3). Ya dijo la Pasionaria antes de 1964 que los comunistas vendrían con la cruz de la paz y con palabras suaves a fin de engañar al pueblo español (Federico Wilhelmsen) (1). Sin embargo, el PP es responsable de 11 puntos de fricción entre el Gobierno de Aznar y la Iglesia, según publicó el diario “La Razón” (2).
2ª DIFERENCIA. MIENTRAS LA CEDA SUSPENDÍA LA APLICACIÓN DE LAS LEYES INJUSTAS DE LA IZQUIERDA, UCD Y PP HAN HECHO LEYES POSITIVAMENTE INJUSTAS, TOLERAN LEYES QUE NUNCA DEBEN SER TOLERADAS, Y APLICAN LAS MALAS LEYES EXISTENTES.
La CEDA se queda como una hermanita de la caridad ante la divorcista UCD, o la píldora del día después del PP, o “Educación para la ciudadanía” y dar dinero a las madres abortistas desde el Gobierno de UPN en Navarra o del PP en Madrid.
A diferencia de lo actuado en la IIª República, hoy es llamativa la aplicación y beneplácito de los liberales en la destrucción de la sociedad y familia mediante el divorcio, el aborto, la pérdida de la patria potestad, la adopción de homosexuales, las parejas de hecho etc.
Sabemos que la posición y el Gobierno piensan en la práctica muy parecido en materias morales y éticas. Incluso el PP de Aznar promovió y legisló aspectos antinaturales y de forma electoralmente fraudulenta, pues por ejemplo la RU-786 no estaba en su programa.
3ª DIFERENCIA. NO ES NORMAL NI BUENO que un país de mayoría social católica, de gran arraigo religioso, muchos votantes católicos ignorantes (¡ay de los pastores de Israel!) y despistados, voten al PSOE moderado o bien a un PP de formas conservadoras pero carcomidas por un liberalismo radical y voraz.
4ª DIFERENCIA. TOMA DE POSICIÓN: LA CEDA ESTABA CONVENCIDA QUE ERA DE DERECHAS MIENTRAS QUE EL PP ABARCA DEL CENTRO-DERECHA AL CENTRO-IZQUIERDA.
Sabemos que el centro en 1931-1936 era masónico, como también el Centro francés de la República previa a la IIª Guerra Mundial. Esto nada tiene que ver con el Zentrum alemán frente a la legislación anticatólica de Bismarck, el “canciller de hierro”, antes de 1890.
Si se identifica el liberalismo con el laicismo, una diferencia es que la CEDA quiso ser de derechas dejando el centro al partido radical (de la masonería), mientras que ahora el PP se vanagloria de ser de centro para captar al electorado de izquierdas.
Y mientras tanto, ¿qué hacen los partidos llamados de centroderecha? PUES NO ES NORMAL NI BUENO que muchos que se quejan de las consecuencias lógicas, rechacen sus causas, esto es, el llamado Derecho político nuevo, el liberalismo político, el racionalismo y naturalismo aplicado al Estado, la política y las costumbres, y el positivismo jurídico. Una vez más tiene lugar la crítica de Vázquez de Mella al liberalismo conservador, para quien éste levantaba tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias.
NADA DE ESTO HA SIDO NORMAL NI BUENO. Y ASÍ ESTAMOS COMO ESTAMOS. Dejemos el ensayo y vayamos al testimonio. Huelga ponderar nuestra situación, donde se desprecia a Dios públicamente y se asesina a cientos de miles de niños en el vientre materno. El Infierno se ha desatado sobre España, sobre la Patria de la Monarquía Católica. Veo un gran signo teológico en todo esto. ¿Qué dijo el santo obispo de Cuenca, Mons. Guerra Campos antes de que don Juan Carlos de Borbón aprobase la ley despenalizadora (pero legitimadora) del aborto?
AHORA, los responsables de los males de ayer, VIENEN CON ALARMAS. Bien está, aunque sea tarde, si la dicha es buena. SIN EMBARGO, nos tememos que muchos sigan en sus errores raíces, errores que provocaron los males que hoy sufrimos. Seguir con los errores de raíz es pésimo porque desvirtúan la reacción que tiene que venir e impiden una restauración.
Responsables de nuestros males son los principios del liberalismo. Si nos referimos a algunas personas, podemos señalar el Sr. Fraga Iribarne, del que conservo una serie de artículos en la 3ª página de ABC, fechados en 1975, antes de la reforma política de Suárez de 1976. Fraga escribía sobre el cambio y de la reforma, y en varias entregas proponía una reforma religiosa, militar, social, jurídica, política, de las autonomías, educativa y económica, para terminar con sus explicaciones sobre “La monarquía de España”. Algunas personas le contestaron en la prensa diaria “El Pensamiento Navarro” (3). Son responsables algunos tecnócratas o “niños bien” que anidaban en el seno del Estado del Régimen anterior a 1975. Son el conocido Ruiz Jiménez con sus “Cuadernos para el diálogo” etc. Son los transicionistas, los transaccionistas hasta promover el liberal-socialismo, UCD y PP entre otros. Responsables de nuestros males son las prácticas de los católicos resabiados de liberalismo, a semejanza de las que hubo en la Restauración alfonsina de 1974: legalistas, malminoristas, oportunistas, reconocementeros, uniones de los católicos con los liberales, transaccionistas etc., tácticas inútiles para el bien y utilísimas para el mal, en su día desveladas por un nutrido grupo de pensadores, sobre todo carlistas y algunos integristas, entre otros. Me refiero a Vicente de la Hoz como director de “La Esperanza”, a Antonio Aparisi Guijarro, Fco. Navarro Villoslada, Gabino Tejado, la primera época de “El Tradicionalista” de Pamplona (Fco. Mª de las Rivas), Cándido Nocedal, Benigno Bolaños “Eneas”, José Domingo Corbató, Mariano Mariano Fortuny y Portell, José Roca y Ponsa, Juan Vázquez de Mella entre los carlistas. Me refiero también a Ramón Nocedal, Juan Manuel Ortí y Lara, Adolfo Clavarana, Manuel Sánchez Asensio, Félix Sardá y Salvany, Botella y Serra, Juan Martín del Campo, Manuel Sánchez Cuesta, Emilio Ruiz Muñoz (seud. Fabio) de “El Siglo Futuro”, Manuel Senante entre los del sector llamado integrista. Citemos también a Jaime Balmes, Ramiro de Maeztu, Vegas Latapie y tantos otros de ayer entre el amplio sector tradicionalista restante.
Yo creo en los verdaderos conversos. Hubo liberales arrepentidos y, sin este arrepentimiento, hoy hubieran quedado olvidados. Por ejemplo, se trata de muchos que después fueron brillantes defensores del catolicismo y la Tradición española: Donoso Cortés, Cándido Nocedal, no pocos “neocatólicos” y un largo etc. Hasta entre los integristas, según decía Ramón Noceda l, sólo Botella y Serra, escritor de “La Avalancha” –predecesor de “Siempre P’alante” de Pamplona- tenía antecedentes totalmente limpios. Citemos también a García Morente, en Francia a André Frossard, en Inglaterra a Chesterton, Belloc, Newman… etc. Yo sí creo en la conversión de los corazones y de las sociedades. ·- ·-· -······-·
José Fermín Garralda Arizcun
Notas
(1) WILHELMSEN Federico, El problema de Occidente y los cristianos, Sevilla, Ecesa, 1964, p. 11.
(2) “La Razón”, Sec. “Fe y Razón”, Año II, nº 43, sábado 25-XI-2000. Irritación de la Iglesia por la política del Gobierno de Aznar.
(3) Por ejemplo, la Junta Directiva del Círculo Familiar Virgen del Camino, en “Los de ayer. ¿Todo para el pueblo?, pero sin el pueblo”, en “El Pensamiento Navarro” (EPN), miércoles, 22-X-1975. Así mismo, Eulogio Ramírez, “Las reforma religiosa de Fraga”, EPN, 11-X-1975.
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