La posición magisterial y algunas contradicciones en la actuacción de ciertas jerarquías en connivencia con el poder civil
Exposición de desgarros, dudas y
propósitos
Para empezar, debo matizar
que, en puridad, está mal empleado el vocablo Iglesia, puesto que, para los
católicos, la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, en el cual se integra la
Iglesia Militante y, dentro de ella, la Jerarquía Eclesiástica y el Clero en
general, junto con los fieles. Por lo tanto, debería haber puesto Clero, pero
comúnmente está aceptado el sustituir la parte por el todo, aunque quede bien
sentado lo anterior.
Como fiel, busco y trato de obedecer
las enseñanzas del Clero, pero, desgraciadamente como en muchas otras
cuestiones tras la desastrosa aplicación del Concilio Vaticano II, constato
que, en el caso del aborto, muchas veces son mínimas, teóricas y, en no pocas
ocasiones contradictorias, por no decir incluso abortistas.
El Clero, y en especial su
Jerarquía, tiene el grave deber de enseñar y corregir a sus fieles, además de
predicar a todos el Reino de Dios. Pues bien, como he dicho, constato que
muchas veces no lo hace, no utiliza el púlpito con claridad, concreción y
valentía, no castiga ni persigue el escándalo que dan fieles o consagrados en
numerosas ocasiones, sean gobernantes, altas jerarquías o católicos de a pié;
más adelante pondré alguno de los muchos casos que lo demuestran. Incluso, a
través de elaboradas palabras, piden el voto para opciones políticas que son
abortistas, sin advertir de la gravísima responsabilidad que con ello se
contrae.
Creo sinceramente que si la
Jerarquía Católica hubiera castigado, o simplemente amenazado privada y/o
públicamente, a los primeros dirigentes de los países mayoritariamente
católicos con las penas canónicas asociadas al aborto, posiblemente aun
estaríamos por ver al primero que se hubiera atrevido por afrontar el desgaste
político que ello podría conllevar. Es más, si en el Código de Derecho Canónico
se especificara claramente que tanto los votantes a partidos políticos como los
responsables de la legalización del aborto son pecadores públicos e incurren en
excomunión, cosa que no está nada apartada de la doctrina tradicional católica,
otra hubiera sido la suerte de millones de inocentes asesinados y de las
naciones donde se les sacrifica.
Todo lo anterior es, para mí, gravísima
causa de escándalo.
Pero, después de sopesar si mi
reflexión y crítica (todo cristiano puede y debe hacer la “corrección
fraterna”) iba a aportarme y a reportar a los demás más bien que mal, me he
decidido a esta denuncia y a reclamar el derecho a que pública y claramente se
corrija y enseñe según la doctrina católica en materia de aborto, incluso, o
precisamente, llegando al no pequeño campo del voto católico.
Se contribuye más al escándalo (y al
mal), callando cómplicemente que denunciando a los que escandalizan.
Una noticia detonante
“Los obispos irlandeses fomentan el sí en
el referendum sobre el Tratado de Lisboa. Los católicos irlandeses tienen el deber
siempre de defender la vida de los no nacidos y de los más débiles, recuerdan
los obispos del país, aclarando
que pueden votar en conciencia «sí» o «no» al
Tratado de Lisboa< … (y que) el Tratado
de Lisboa no socava las protecciones legales existentes en Irlanda para los
niños no nacidos ” [1]
Esta trascendental noticia, y su
consecuente derivada, “Irlanda acepta el Tratado de Lisboa, pero las
garantías pro-vida concedidas continúan bajo sospecha” [2] , me han decidido ha poner por
escrito mis reflexiones, tanto para que cualquiera persona con autoridad y
formación me corrija o amplíe, como para que sirva de base a la reflexión y,
también, a la exigencia de coherencia y justicia a nuestras autoridades
eclesiásticas. No en vano, en la católica Irlanda se había derrotado en
consultas anteriores siempre el Tratado, fundamentalmente por la postura
antiabortista de los irlandeses.
Porque queda fuera de toda duda que
la Constitución Europea, propuesta por el Tratado de Lisboa, es de inspiración
masónica, elude a Dios y las raíces cristianas de Europa, y es claramente
abortista (entre otros crímenes), a lo que se añade de atentar gravemente
contra la independencia y el propio ser de las naciones europeas. Siendo,
además, la mayoría de sus normas de obligado cumplimiento en las naciones
miembro, por lo que, en el caso del aborto, se impondrá por ley comunitaria al
ordenamiento jurídico de cada nación, Irlanda incluida; para muchos analistas
la naturaleza y el alcance de las desconocidas “garantías” es muy incierto, y
el “sí” conllevará que el país sea sometido a la presión de la Unión Europea
para que liberalice sus leyes en materia de aborto y “matrimonio” homosexual,
ya que el Tratado convertirá a la Carta de Derechos Fundamentales en un
documento vinculante para todos los miembros de la Unión. (entre los 54
derechos inscritos en la Carta figuran el “derecho a la vida” y el “derecho al
matrimonio”, subterfugios para imponer el aborto y el “matrimonio” homosexual).
Es más, el Presidente de la Comisión
de Conferencias Episcopales de la Unión Europea llegó a manifestar que “Gracias
a las garantías concedidas a Irlanda —el derecho a la vida, la protección de la
familia y el derecho de los padres a educar a sus hijos— estos derechos serán
más resguardados en toda la Unión”. ¿Peca él de ingenuo?. O, desgraciadamente,
¿no es cierto que, desgraciadamente, y más desde que la Iglesia renunció a la
“confesionalidad del estado”, los criterios católicos son ignorados o
combatidos en la antigua cristiandad?. Mucho me temo que, a no tardar, se vea
que el optimismo vaticano no tenía sentido, pero entonces el mal ya no tendrá
fácil vuelta atrás, y lo digo no solo por que poco después Estrasburgo legisló
contra el crucifijo en las escuelas [3] .
En este contexto, ¿cómo puede
entenderse la postura de la Conferencia Episcopal Irlandesa y el
silencio/consentimiento de la Curia Romana?. ¿Falla el entendimiento del
problema , el obligado magisterio u otras cosas?.
Dramáticas preguntas que merecen
ahondar en el problema del aborto.
El aborto en el Mundo
El primer país en legalizar esta
práctica fue la República Federal de Suiza en 1916. Siguió Checoslovaquia en
1925, la Unión Soviéticaen 1926 y el Imperio de Japón en 1929. Alemania
lo hizo en 1933 y 1935, con una ley que, en sí misma, era una disposición
racista que pretendía “la prevención de nacimientos con taras hereditarias (y)
la transmisión de enfermedades hereditarias”; de la misma el PSOE copió, casi literalmente,
el supuesto relativo a las “graves dolencias físicas o psíquicas” y la
expresión “Interrupción del Embarazo” (Schwangerschaftunterbrechung).
Durante la República, Cataluña se convirtió en pionera, con la ley más
progresista, en ese momento, de Europa; fue la Ley de Reforma Eugenésica del
Aborto, aprobada por decreto en diciembre de 1936 y publicada en enero de 1937
en el Diario Oficial de la Generalitat; José Tarradellas, como “Conseller en
Cap”, firmó el decreto. Islandia lo hizo en 1935, seguida de Suecia
en 1938, Dinamarca en 1939 y finalmente Finlandia
y Noruega en 1950 y 1960. En 1967 se aprobó en Inglaterra,
luego en Canadá (1969) y Estados Unidos (la mayoría de los
estados en 1973). En 1973 existían 44 países en los cuales el aborto era legal,
de los cuales 19 sólo lo permitían por razones médicas, 6 incluían además
razones morales y 19 más por otros tipos de razones. En la República Popular
China se aprobó en 1975 una ampliación, año de su legalización en Francia
y Austria; la República Federal Alemana siguió en 1976, Nueva
Zelanda en1977, Italia en 1978 y los Países Bajos en 1984.
Por entonces los países de la Europa mediterránea (Italia, Portugal y España) e
Irlanda, de más honda influencia católica, no tenían liberalizado ningún supuesto.
En 1983 se aprobó el nuevo Código de Derecho Canónico.En 1985
lo hizo España, dando el testigo a Bélgica (1990), donde el rey
Balduino hizo el artificio legal, que no católico ni moral, de abdicar por un
día. Recientemente Colombia (en el año 2006) y Ciudad de México,
junto con Portugal (2007) y otras naciones, han legalizado el aborto.
Como se puede apreciar, primero el
comunismo y luego el protestantismo, entre otras “filosofías”, introdujeron y
difundieron el parricidio legal. En los países que antes de la revolución
francesa fueron católicos costó más la legalización, por los restos de
catolicismo aun imperantes; de ahí que Francia, Austria y Alemania (RFA) no lo
admitieran hasta mediados los años setenta del siglo pasado.
El salto cualitativo se dio con
Austria y, sobre todo, Italia, países mayoritariamente católicos, al menos
nominalmente, con el agravante de la peculiar relación y proximidad entre el
Vaticano y el Estado Italiano. La legalización porItalia del aborto
(con el consiguiente efecto dominó en otros países mayoritariamente católicos)
se produjo en mayo de 1978 y en agosto el mismo que murió Pablo VI. Juan Pablo
II rigió la Sede Vaticana entre septiembre de 1978 y abril de 2005; conviene
fijar estos extremos. Igual cabe decir de España, pues sin duda ha arrastrado,
al menos, a toda Hispanoamérica, Portugal incluida; en las naciones hispanas el
aborto, quirúrgico y/o químico (caso de Chile) es legal, prácticamente, hoy en
día, al estar despenalizados varios supuestos, excepto El Salvador y República
Dominicana.
A día de hoy, las cifras reales del aborto en el
mundo son imposibles de confirmar [4] .
Los organismos internacionales estiman que cada año hasta 60 millones de niños
son abortados quirúrgicamente, entre los clandestinos y los “legales”, a los
que hay que unir los producidos por métodos químicos (píldoras abortivas) o a
consecuencia de dispositivos de control de la natalidad (DIU, etc), cuyo número
aumenta imparablemente, y los producidos como consecuencia de los tratamientos
de fertilidad y manipulación de embriones (“bebés medicina” y otras causas).
Para valorar esa tragedia hay que tener en cuenta que 40 millones es el número
aproximado de los muertos de la Segunda Guerra Mundial.
El mecanismo de actuación del DIU es a través de alteraciones del endometrio
(cara interna del útero), impidiendo que el embrión recién concebido pueda
anidar en el útero. La RU-486 actúa impidiendo que la hormona progesterona
desarrolle sus normales acciones fisiológicas; administrada antes de la
implantación del embrión impide que el endometrio experimente los cambios
necesarios para poder acogerle; administrada después de la implantación del
embrión, bloquea la actividad secretora del endometrio e inicia la erosión
endometrial, lo que produce el desprendimiento del embrión de la pared del
útero e induce a su expulsión. La Píldora del Día Después (PDD) contiene una
sustancia similar a la progesterona en dosis altas que adelgazan el endometrio;
funciona fundamentalmente evitando o retrasando la ovulación, dificultando la
fecundación, e impidiendo el anidamiento del óvulo fecundado, es decir,
abortando en el último caso [5] .
Volviendo a los quirúrgicos, hay estimaciones [6] que fijan en 961.000.000 los
abortos cometidos entre 1.920 y 2.008
Los datos también indican que unas veinte mil
mujeres pueden fallecer en el mundo por las consecuencias negativas que para la
salud de la madre se derivan del aborto, por no hablar de los suicidios conexos;
lo prueba la institución abortista más significativa del universo, la
Federación Internacional de Planificación Familiar, quien afirma que: “la
incidencia del trauma post-aborto para jóvenes de abortos quirúrgicos puede
llegar a alcanzar hasta el 91% de los casos”; las jóvenes que abortan comienzan
a padecer los síntomas post-aborto: zozobra, desesperación, delirios, desvelo,
embriaguez, drogadicción, desesperanza, psicosis... y suicidio [7] . En España el suicidio es la
primera causa de muerte en mujeres de 30 a 34 años; hay que tener en cuenta que en nuestra patria los suicidios causan ya más muertes que el tráfico;
lógicamente, la oscuridad más absoluta rodea estos temas y es imposible
precisar más.
En la “Europa de los 27” se producen anualmente 1,3 millones de abortos quirúrgicos “legales” voluntarios, tantos como
habitantes de Luxemburgo y Malta juntos. España
lidera la lista de países en los que más ha crecido el aborto, con un 126% (49.578
en 1997 y 112.138 en 2007; un aborto cada cinco minutos, un aborto cada cuatro
nacimientos; el 97% encentros
privados); le sigue Bélgica, con un
lejano 36,12%. En España y en Europa el aborto ha pasado a ser
la primera causa de defunción En España unos setenta mil. Uno de cada diez abortos de Europa se practica en
España [8] .
España ha perdido más de 2.000.000 jóvenes en 20
años gracias al aborto (quirúrgico y declarado), según el presidente del
Instituto de Política Familiar (IPF), Eduardo Hertfelder. A ellos hay que
añadir los no declarados [9] , para evitar tributar a hacienda:
estimaciones no oficiales calculan en no menos de 400.000 los abortos,
incluyendo extranjeras que vienen a este paraíso abortista.
Vuelvo a recordar que el silencioso
y “eficacísimo” aborto químico (la píldora poscoital tiene un 30% de fallos);
desde que en España se introdujo la “píldora
del día después” el número de dosis distribuidas en hospitales y farmacias
aumentó de 160.000 en 2001, a 506.000 en 2005. Apenas si hay más datos
públicos, pero otros indicios son que en Zaragoza han repartido 3.000 píldoras
del día después en nueve meses, a partir de 2006, y que Cataluña ha distribuido,
gratuitamente y sin receta (cosa que se exige para el antibiótico más vulgar),
más de medio millón de píldoras del día después en cuatro años. También los
centros del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid regalan la PDD, e incluso el
Alcalde Gallardón la ha distribuido a menores sin el consentimiento de sus
padres. ¿Estamos hablando de otro millón de abortos?.
Por último, trataré de aproximarme a
los asesinatos que conlleva la reproducción asistida y prácticas conexas. En
España se realizan 80.000 tratamientos de fertilidad al año y en cada uno de
ellos el número de embriones que se producen, para tener seguridad en el
proceso, varían pero pueden rondar entre un mínimo de los 3 por ciclo legales y
la media docena. Por todo ello, el número de embriones almacenados en las
clínicas ha debido ser elevadísimo. Como ejemplo, Ana Pastor, la ministra del
Partido Popular (PP) que legalizó en 2.001 la utilización de embriones se
ufanaba públicamente de haber “regalado” cientos de miles a la Junta de
Andalucía: “dije Bernat Soria <<toma, ahí tienes 300.000 embriones para
investigar>>” [10] .
Por todo ello, ¿de qué enorme
genocidio estamos hablando?, ¿cuatro millones de abortos?
España se ha convertido en un
inmenso matadero, auténtico “holocausto” de inocentes, donde la ONU, la UNESCO,
los EE. UU y gobiernos de izquierda, derecha y centro han diseñado una
propaganda demagógica interesada que ha convencido a nuestra sociedad de la
bondad del aborto [11] ,
tanto que una parte muy importante de los españoles quieren ampliar la ley del
aborto (el tendencioso “Publiscopio” indicó que un 59,2% de población apoya
reformar la normativa sobre interrupción voluntaria del embarazo) [12] .
El aborto, la moral sexual hedonista
y pervertida, y las suicidas políticas sociales, han convertido a la mayoría de
los países del “Occidente Antes Cristiano”, en países “viejos” y sin viabilidad
como tales, no siendo asumible como solución la inmigración, pues sobre no
resolver el problema acarrea otros, entre los cuales no es el más pequeño el de
la pérdida de identidad nacional.
En Europa de los 31 la tasa de es de 1’38, inferior a la mínima
de viabilidad (2’11 hijos por familia para mantener una civilización/cultura en
25 años; mínimo 1’9). Pero hay que tener en cuenta que en 2.007 en Francia era
de 1’8, en Inglaterra de 1’6, en Alemania de 1’3, en Italia de 1’2 y en España
de 1,1 [13] .
España será en 2050 el país más envejecido del
mundo [14] , según la Fundación
Cajas de Ahorros y la ONU.
Derecho canónico y declaraciones eclesiales
Por centrarnos en nuestro tiempo, el
Corpus ó Codex Iuricis Canonici (CIC, 1917) [15] , promulgado por Benedicto XV
en 1917, decía: “Can.
2.350. par.
1. Procurantesabortum, matre non excepta,
incurrunt, effectusecuto, inexcommumcationemlataesententiaeOrdinarioreservatam”. En el sínodo de 1967 los
obispos buscaron la reducción de los casos de excomunión automática (latae
sententiae), refuciéndose en el Código de 1983 a siete; el citado Código no da una definición de la excomunión. El Código de Derecho
Canónico vigente data del 25 de enero de 1.983 y fue promulgado por el papa Juan Pablo II; el canon 1.398 define en el delito de
aborto literalmente: “Qui abortum procurat, effectu secuto, in
excommunicationem latae sententiae incurrit; Quien procura el aborto, si éste se
produce, incurre en excomunión automática)”. Está
claro que opinar de leyes sin ser experto es un riesgo, pero parece que, además
de matices interpretativos, es procura/procurantes no excluye a mucha
gente. “La
excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena,
incluidos también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se
hubiera producido” (Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium Vitae, n. 62).
Tomado de Ius Canonicum: La
excomunión puede ser infligida ferendae sententiae o latae sententiae.
La excomunión ferendae sententiae obliga al reo desde que se le impone,
mientras que la excomunión latae sententiae obliga desde que se comete
el delito: si la pena se aplica ferendae sententiae, para que haya
delito se requiere decreto del Obispo o sentencia judicial (cfr. canon 1341 y
siguientes). Sin embargo, si la pena de excomunión se aplica latae
sententiae, no es necesaria la declaración de la legítima autoridad para
estar obligado a cumplir la pena (cfr. canon 1314). Se suele decir que el
juicio lo hace el delincuente con su acto delictivo. El delito que lleva aneja
la excomunión latae sententiae, por lo tanto, puede quedar en el fuero
de la conciencia del delincuente. La legítima autoridad, sin embargo, puede
considerar oportuno declarar la excomunión: por lo tanto, se debe distinguir
entre excomuniones latae sententiae declaradas y no declaradas
Lo que hay que definir, y no conozco
si existe jurisprudencia canónica, es ¿quées procurar?. El Diccionario de la RAE defineprocurar
como Hacer diligencias o esfuerzos para que suceda lo que se expresa;
no hay duda de que procuran todos aquellos responsables directos de una
ley abortista, siendo los primeros culpables
morales de todos y cada uno de los abortos que se ejecuten
según esa ley; permítanme que siga trascribiendo lo siguiente de una conocida
bitácora [16] ,
porque su autor (“Motu Propio”) me confirma que no es la interpretación
restrictiva la más adecuada, aunque sea la más extendida:
… parece claro que la “procura” se puede entender de aquel
que se encarga de legislar a favor del aborto. Una ley
abortista es la primera “procura” de cualquier aborto “legal”. Abortos que se
harán efectivos porque es la ley la que garantiza el aborto,
incluso facilitando medios, y hasta “obligando” por ley a que los medios se
faciliten para que se aborte…¿Quienes están incursos en la pena de
excomunión latae sententiae por “procurar” abortos? Yo no dudaría en
responder que todos aquellos responsables directos de una ley abortista, primeros
responsable morales de todos y cada uno de los abortos que se
“ejecuten” según esa ley. Es decir, que desde el presidente de gobierno al
ministro, el parlamentario etc. (y puntos suspensivos…) todos habrán
incurrido en la excommunio latae sententiae. Que a todos y cada uno de
ellos les importará un pito, o no. Depende. ¿Alguien se lo advierte? ¿Algún
Obispo? El Obispo, por ser Obispo, tiene el deberministerial
de enseñar, amonestar, sancionar. Es su oficio, es algo obligado en razón
del triple munus docendi-regendi-santificandi (la misión de la
Iglesia). Que no es sólo una doctrina que se estudia en Teología, que no es un
adorno de la mitra, una perla del anillo o una floritura del báculo: Es
el oficio episcopal, ni más ni menos. ¿Espera algún católico
español que algún obispo hispano tenga ínfulas suficientes para
advertir, amonestar, enseñar que los que legislan a favor del aborto y contra
la vida están ipso facto excomulgados, privados de Sacramentos y en situación
de la más extrema pena canónica? ¿Para qué debieran hacer esta declaración los
Obispos? ¿Para “amenazar” a los políticos, parlamentarios, ministros,
etc. abortistas? Amenazar, no: Advertir, amonestar, instruir, informar.
Claro que sí. Y para enseñar y advertir e instruir al Pueblo de Dios,
que tiene derecho a ser informado por sus Pastores. Los pastores mudos
son malos pastores. Ellos lo saben. No les gusta que se les diga, pero
ellos lo saben. ¿Con qué grado de consciente responsabilidad? Tocante a esto,
me temo que no se quieran, tampoco, aclarar. A estas alturas, con estas leyes y
estos legisladores, esas “claridades” me parecen una necesidad: Una
urgente necesidad. +Q.
Más adelante trataré de precisar más
el contenido de “procurar” según algunos consagrados, pero no quiero dejar
pasar la ocasión de incorporar otro aspecto relativo a los responsables del
aborto. El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (la
antigua Inquisición), el arzobispo estadounidense Willian Joseph Levada,
dijo el 10 de octubre de 2005, durante el Sínodo de los Obispos: “Es
pecado votar a políticos que no combatan el aborto o ignoren doctrinas morales
fundamentales” [17] . Y el patriarca de Venecia, cardenal Angelo Scola, designado por
el Papa relator general de aquel mini concilio, añadió: “Existen católicos
que no comprenden por qué es pecado sostener políticamente un candidato
abiertamente favorable al aborto, entre otros actos graves contra la vida,
la justicia y la paz. De esta actitud resulta evidente, entre otros aspectos,
que está en crisis el sentido de la pertenencia a la Iglesia y que no es clara
la distinción entre pecado venial y mortal … Algunos reciben la Comunión aún
negando las enseñanzas de la Iglesia o sosteniendo públicamente opciones
inmorales, como el aborto, sin pensar que están cometiendo un acto grave de
deshonestidad personal y causando gran escándalo”.
También la Conferencia Episcopal
de Uruguay hizo público un comunicado, en noviembre de 2008, en el que se
decía que [18] : “…el fiel católico que promueva y/o vote a favor
de la ley del aborto rompe el vínculo que lo une a Cristo en la Iglesia
(y) mientras no cambie su posición queda impedido de acercarse a la comunión
eucarística, esto quiere decir, mientras que no se arrepienta y confiese
…esta decisión no es un invento de la Conferencia Episcopal Uruguaya, sino que así lo establece el Código de Derecho Canónico de la
Iglesia”.
Recordando
de nuevo que no siendo “canonista” es muy difícil afinar con autoridad en estos
temas, en aras a una información cabal debo decir que hay quienes opinan que
los políticos fomentadores del aborto “no
pueden comulgar no por estar excomulgados latae sententiae, sino por ser
pecadores públicos. Los incluidos en esta categoría deben retractarse de su
pecado y dar muestras de contrición públicas antes de acceder a los
sacramentos, a la vez que nada impide que se les declare la excomunión, no latae
sententiae sino por imposición de la autoridad canónica”.
Por otra parte, no es lo mismo
excomulgar que ”negar la comunión”, ya que la excomunión impide acceder a
todos los sacramentos y sólo puede levantarla un obispo. “Negar la comunión” se
da cuando un personaje en situación pública de pecado, un “pecador público”,
pretende comulgar en misa, en este caso el sacerdote puede y, sinceramente,
creo que debe negarle la comunión, y su obispo puede/debe ordenar a sus
sacerdotes que se la nieguen.
Veamos algunos casos de manifestaciones
eclesiales para dar luz a lo anterior.
En 2002, el entonces Prefecto de la
Doctrina de la Fe, Cardenal Ratzinger (hoy B. XVI), redactó un documento
en el que fijaba que los legisladores, como todos los católicos, “tienen la
precisa obligación de oponerse a toda ley que atente contra la vida humana … no
pueden participar en campañas de opinión a favor de semejantes leyes, y a
ninguno de ellos les está permitido apoyarlas con el propio voto”. En el 2004
el cardenal Ratzinger insistió en el tema con otro documento aún más claro: “a
un político católico cuya cooperación formal se hace manifiesta,
mediante campaña consistente y voto por leyes permisivas de aborto y
eutanasia no se le puede dejar comulgar hasta que acabe con su situación
objetiva de pecado” [19] ; Como comenta el profesor Sifredo Hillers en una carta que dirigió al entonces cardenal: “ni que decir tiene que la precitada Carta fue cuidadosamente no-divulgada por la Conferencia Episcopal Española y tampoco fue leída ni comentada en su cadena de emisoras que se extiende por toda España (COPE), y solo la revista Palabra (del Opus Dei número de agosto-septiembre de 2004) publicó su texto íntegro”.
El cardenal colombiano Alfonso
López Trujillo, presidente del Pontificio
Consejo para la Familia, dijo en el Sínodo de los Obispos de 2005: “los
políticos y legisladores deben saber que proponiendo o defendiendo leyes
inicuas, como las que destruyen la familia (en referencia expresa a la
legalización en España del matrimonio entre homosexuales), o como el divorcio y
el aborto, tienen una grave responsabilidad y deben poner remedio al mal hecho
si quieren volver a acceder a la comunión con el Señor”.
El 30 de abril de 2007 la Arquidiócesis de México D.F. (Cardenal Rivera) recordó que “los
médicos y las enfermeras que efectúan abortos, así como los legisladores que
respaldaron (del aborto) la reciente legalización, incurren en excomunión latae
sententiae”. Con relación a esta rotunda y, para mí, primera
manifestación de la Jerarquía Eclesiástica competente, el siguiente 9 de mayo,
el Papa Benedicto XVI, en declaraciones a los periodistas durante un vuelo a
Brasil, recordó que la excomunión de quienes procuran un aborto “no es nada
nuevo” ni “arbitrario”, en alusión a los legisladores de la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal (ALDF) que votaron a favor de despenalizar el
aborto en la capital mexicana [20] .
El Santo Padre explicó que “esa excomunión no fue arbitraria, sino que está
permitida por la ley canónica que fija que dar muerte a un niño inocente no es
compatible con recibir la comunión, que es recibir el cuerpo de Cristo”; claro, que como desgraciadamente suele ocurrir,
alguien se apresuró a matizar (el padre Lombardi, director de
la Oficina de Información de la Santa Sede) que “los obispos mejicanos no han declarado la
excomunión a esos políticos, y tampoco lo ha hecho Benedicto XVI”, por lo que
los periodistas le preguntaron: “Entonces, ¿están excomulgados”, “No
–respondió–, se autoexcluyen de la Comunión” [21] .
Matiz innecesario de precisar, si es que lo hizo, y que denota una clara
intención de “quitar hierro” y difuminar la condena del canon 1.398. Benedicto
XVI, siendo en junio 2004 el “Cardenal Ratzinger”, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, envió a Obispos de Estados Unido la Carta “Dignidad para recibir la Sagrada Comunión. Principios Generales”, en la que se
indicaba que se debe negar la comunión eucarística a los políticos que
autorizan o promueven leyes de aborto o eutanasia.
Pero, en
justicia y desgraciadamente, junto a ellas hay que anotar escandalosas
declaraciones. Veamos algunas de las más recientes para dejar claro de qué
tremendo problema estamos hablando.
El cardenal Camillo Ruini,
presidente de la conferencia de obispos italianos, dijo en una entrevista televisada a mediados de junio de
2005: “Somos ciertamente opositores al aborto, pero no queremos cambiar la
ley del aborto … nosotros sólo esperamos que el favorecer la vida sea
tomado en consideración lo máximo posible en su aplicación”, desalentando la
especulación de que el Vaticano fuera a realizar una campaña para modificar la
ley de aborto de Italia, luego de su victoria en defensa de una norma altamente
restrictiva sobre fertilización asistida [22] .
En septiembre pasado Italia legalizó la RU-486, quizás como consecuencia de no
presentar una batalla radical contra el aborto [23] .
En junio de 2009 saltó el escándalo
del Arzobispo de Recife versus Mons. Fisichella con relación al lamentable caso de la niña de 9 años abortada en Recife,
con el agravante de que Fisichella era presidente
de la Pontificia Academia para la Vida [24] .
Fisichella no estuvo solo en su postura “buenista” a favor del aborto, al
menos el Cardenal Arzobispo de Québec, Marc Ouellet, estuvo con él.
En agosto pasado Monseñor Michael
Sheehan, arzobispo de Santa Fe (EE.UU.) aseguró que “negar la comunión a los
políticos pro-abortistas es una medida histérica” [25] . Y en octubre ha salido a la
luz la pública postura abortista de varias monjas norteamericanas,
especialmente la dominica “hermana Quinn” [26] .
En España hemos tenido recientemente varias declaraciones
de eclesiásticos a favor del aborto: el sacerdote Mosén “Manel” Pouso dijo en
un periódico de Barcelona en abril de 2008: “Yo he pagado abortos” [27] . El jesuita Juan Masiá [28] hace campañas abiertamente
abortistas. Editoriales católicas, como SM, omiten que la píldora del día
después es abortiva [29] .
Varias religiosas se manifestaron partidarias del aborto en televisión
septiembre pasado [30] .
Pocos meses antes la benedictina de ¡clausura! , Teresa Forcades [31] , había hecho lo mismo. En
este mismo mes de octubre los sacerdotes miembros del Instituto Borja de
Bioética, de cuyo Patronato es miembro el Cardenal Arzobispo de Barcelona,
también contribuyeron al criminal escándalo; el IBB está presidido por el
jesuita Francisco Abel, quien que lleva muchos años defendiendo el aborto
pre-implantacional y la anticoncepción que causa abortos tempranos, es decir,
la PDD, DIU, píldora anticonceptiva tomada después de una posible fecundación,
etc [32] .
Ninguno de ellos ha sido corregido, en el sentido de “disciplinado”,
públicamente por autoridades eclesiásticas españolas [33] .
El aborto en España antaño
El Congreso de los Diputados aprobó
el 6 de octubre de 1983 la ley despenalizadora del aborto en los términos
planteados por el Partido Socialista [34] .
Como hemos comprobado, muchos se dejan
en el tintero de las excomuniones a los Reyes o Jefes del Estado. El que
refrenda y, en el caso español, “manda cumplir y hacer cumplir” la (las leyes,
las socialistas del aborto quirúrgico de 1985 y 2009, y las “peperas” de
manipulación/destrucción de embriones y las del aborto químico mediante
píldoras), claramente anticonstitucionales todas ellas por conculcar el derecho
a la vida, primero de los teóricamente protegidos (Art. 15: Todos tienen derecho
a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser
sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la
pena de muerte …). La
singularidad en el caso de los Jefes de Estado es muy importante porque, desde
la excomunión a Enrique VIII, que originó el cisma de la iglesia inglesa, la
Santa Sede, es decir, el Papa, se reserva su excomunión.
Veamos, de la mano del
presbítero e historiador D. Ángel David Martín Rubio [35] . La única voz del episcopado español que se opuso diametralmente al aborto,
en contraposición con el resto de los obispos y el silencio de la Curia Romana:
… (Recordemos) la triste actuación de aquellos
años en que se recordó la doctrina pero evitando la polémica y paralizando la
movilización clara e inequívoca de los católicos. El entonces presidente de
la Conferencia Episcopal, Díaz Merchán, pidió “que la discrepancia en esta
materia no se extrapole a otras áreas de la convivencia” (ABC, Madrid,
27-enero-1983) y El País informaba, sin ser desmentido: “El Gabinete ha
obtenido garantías de que la fuerte oposición católica al aborto no significará
la descalificación global de la Administración socialista” (31-enero-1983).
Poco después el mismo periódico recogía unas declaraciones del presidente de
la Conferencia Episcopal en las que afirmaba que muchos cristianos han votado
al PSOE pero ello no significa una aceptación íntegra de su programa ni del
aborto, y agregaba: “No creo que el católico tenga forzosamente que recluirse
en partidos de derechas, porque los partidos de derechas presentan también inconvenientes
a la conciencia cristiana” (El País, Madrid, 20-febrero-1983), afirmación
esta última que no se entiende como una crítica a los postulados liberales y
laicistas asumidos por la derecha democrática sino como un respaldo al apoyo
recibido por los socialistas desde sectores oficialmente católicos. Para el
Obispo auxiliar de Madrid José Manuel Estepa: “La Iglesia debe proclamar su
punto de vista y llamar a la conciencia de los católicos. Nada más; no se trata
de levantar ninguna lucha contra el Gobierno” (Ya, Madrid, 28-enero-1983)
y, de dar crédito a las declaraciones recogidas por El País, el también Obispo Alberto
Iniesta habría afirmado: “Estaríamos deseando encontrar argumentos
científicos y objetivos que nos pudieran demostrar que allí [en el óvulo recién
fecundado] no hay vida humana en grado alguno” (18-enero-1983).
Todo ello muy en la línea de aquellos Pastores: en
1981, el Cardenal Tarancón, Presidente de la CEE, declaraba: “Con un
gobierno menos católico España estará mejor”. El 25 de septiembre de 1982 Mons.
Carlos Amigo, decía a la prensa “ser bueno para España que los católicos
voten opciones de izquierda, como el PSOE”, y una semana antes Mons.
Echarren se ufanó públicamente de “tener más amigos en el PSOE que en la
derecha”.
Y no pensemos que aquellos obispos “no tenían
carácter” y no estaban dispuestos a enfrentarse con el poder, o que se pararan
en reservas morales a la hora de interpretar el Código de Derecho Canónigo. Por
mis años puedo testificar que no es así, y que recuerdo con dolor el “Caso
Añoveros” que demuestra lo contrario: Antonio Añoveros,
obispo de Bilbao, emitió en febrero de 1974 (pocos meses después del asesinato
del Presidente del Gobierno Carrero Blanco supuestamente a manos de ETA) una
pastoral en la que, entre otras lindezas, decía: “El pueblo vasco, lo
mismo que los demás pueblos del Estado español, tiene el derecho de conservar
su propia identidad, cultivando y desarrollando su patrimonio
espiritual, sin perjuicio de un saludable intercambio con los pueblos
circunvecinos, dentro de una organización socio-política que reconozca su justa
libertad; sin embargo,en
las actuales circunstancias, el pueblo vasco tropieza con serios obstáculos
para poder disfrutar de este derecho; el uso de la
lengua vasca, tanto en la enseñanza en sus distintos niveles como en los medios
de comunicación (prensa, radio y TV), está sometido a notorias restricciones;
las diversas manifestaciones culturales se hallan también sometidas a un
discriminado control”. El nuevo presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro,
que sólo unos días antes había dado un discurso en las Cortes de carácter
aperturista (el llamado “Espíritu del 12 de Febrero”), se vio obligado a responder
con contundencia ante la inaudita traición del obispo de Bilbao, decretando su
inmediata detención y dando orden de que fuera expulsado de España. Pues bien,
el Cardenal Tarancón, presidente de la Conferencia Episcopal, amenazó al
Gobierno de Arias Navarro con la excomunión fulminante de todos los miembros de
Consejo de Ministros (Franco incluido, y eso que la excomunión a los Jefes de
Estado está reservada al Papa) en el caso de que se llevara a cabo dicha orden
de expulsión, además de la ruptura del Concordato con la Santa Sede de 1953.
Únicamente
(continúa el P. Martín Rubio) el Obispo de Cuenca, Monseñor Guerra Campos,
se destacó por la precisión de los argumentos teológicos, morales y canónicos,
especialmente en sus dos cartas pastorales sobre el tema en las que señalaba
la responsabilidad de las autoridades concentrada en los autores de la ley (“a
saber: a) El presidente del Gobierno y su Consejo de Ministros; b) los
parlamentarios que la voten; c) el jefe del Estado que la sancione”) y las
raíces de la legalización del crimen en una Constitución gravemente
cuestionable desde el punto de vista moral (Pastoral del 13-julio-1985): “El
gran problema es que, si la Constitución, en su concreta aplicación jurídica,
permite dar muerte a algunos, resulta evidente que, no sólo los gobernantes,
sino la misma ley fundamental deja sin protección a los más débiles e
inocentes. (Y a propósito: ¿tienen algo que decirnos los gobernantes, más o
menos respaldados por clérigos, que en su día engañaron al pueblo, solicitando
su voto con la seguridad de que la Constitución no permitía el aborto? Y digan
lo que digan, ¿va a impedir eso la matanza que se ha legalizado?)”. Terminaba
recordando don José Guerra que ninguna autoridad de la Iglesia puede modificar
la culpabilidad moral ni la malicia del escándalo: “A veces, se pretende
eludir las responsabilidades más altas como si la intervención de los Poderes
públicos se redujese a hacer de testigos, registradores o notarios de la
«voluntad popular». Ellos verán. A Dios no se le engaña. Lo cierto es que, por
ejemplo, el Jefe del Estado, al promulgar la ley a los españoles, no dice: «doy
fe». Dice expresamente: «MANDO a todos los españoles que la guarden»”… “La
regla general es clara. Los católicos que en cargo público, con leyes o actos
de gobierno, promueven o facilitan —y, en todo caso, protegen jurídicamente— la
comisión del crimen del aborto, no podrán escapar a la calificación moral de
pecadores públicos. Como tales habrán de ser tratados —particularmente en el
uso de los Sacramentos—, mientras no reparen según su potestad el gravísimo
daño y escándalo producidos”.
Ver también: Pastoral de
Monseñor Guerra Campos -obispo de Cuenca- sobre la Ley Asesina del Aborto aprobada en España en 1985 [36] .
Y un estudio general del papel del rey [37] .
Y, en relación con la capacidad del
rey de aceptar o rechazar las proposiciones de los gobiernos políticos, hay una
anécdota muy aleccionadora: cuando el Gobierno de Felipe González se planteó la
necesidad de regular los regalos que podían admitir las personas públicas, se
lo comentaron al monarca y éste se negó en redondo: “¿Qué queréis, está uno
aquí pringando todo el día y encima me pedís que rechace estos detalles..?”,
espetó a los socialistas, según José García Abad en su libro “La soledad del
Rey” [38] .
De nada sirvieron las buenas, y
solas, palabras de Juan Pablo II, en la Plaza de Lima de Madrid en 1982:
“Hay otro aspecto, aún más grave y fundamental, que se refiere al amor conyugal
como fuente de vida: hablo del respeto absoluto a la vida humana, que ninguna
persona o institución, privada o pública, puede ignorar. Por ello, quien negara
la defensa a la persona humana más inocente y débil, a la persona humana ya
concebida aunque todavía no nacida, cometería una gravísima violación del orden
moral. Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente. Se minaría el mismo
fundamento de la sociedad”.
Ley Orgánica 9/1985, de 5 de
Julio, de reforma del artículo 417 bis del Código Penal
(B.O.E. de 12 de Julio, ref.
14138)
“Mando a todos los españoles, particulares y autoridades que guarden y hagan
guardar esta Ley Orgánica”
Palacio de la Zarzuela, Madrid,
a 5 de Julio de 1985
JUAN CARLOS R.
Luego se desarrolló por elR.D. 2409/1986 y se conoció como “despenalización de la
interrupción voluntaria del embarazo”
Todo lo que manda el Rey, que
va contra lo que Dios manda, no tiene valor de Ley, ni es Rey quien así demanda (Lope de Vega, en “La Estrella de Sevilla”).
Una de las excusas para la aprobación del aborto
fue que, según sus promotores había que dar un marco legal a los 300.000
abortos anuales que se practicaban de forma clandestina; sin embargo, al año
siguiente de la despenalización se registraron tan solo 467 abortos legales.
Por cierto, el diario “Ya”, “órgano”
de la Conferencia Episcopal en aquellas fechas, no publicó un trabajo del
Obispo de Cuenca sobre la citada ley; poco después, este y otros periódicos de
la Conferencia serían mal vendidos, quedándose prácticamente sin voz la
Conferencia Episcopal y yendo muchos a parar a manos socialistas.
Pero el aborto venía de atrás, por
que ya el 1 de Marzo de 1979 la UCD se declaró partidaria del mismo, y así la
“derechona”, las izquierdas y la connivencia, o al menos la tibieza, de los
“elipandos”, como algunos califican a Tarancón, Setién, Cirarda y otros,
propiciaron su llegada en 1985, quienes ni siquiera hicieron como, el mejicano
Cardenal Rivera. Hay
que recordar que el Cardenal Elipando, Arzobispo de Toledo entre el 754 y el
800, y cuyo vasto arzobispado estaba bajo el influjo de los árabes, intentó
pactar con los mahometanos (y judíos), para quien Jesús es solo un profeta y
por lo tanto mero hombre, mediante la herejía adopcionista, la cual decía que
Cristo, según su naturaleza humana, era hijo adoptivo de Dios.
Prácticamente hasta casi ahora
mismo, la Conferencia Episcopal Española (CEE), frente a la legislación
promulgada en 1985, se ha limitado a condenar el aborto “en abstracto”, y
a calificarlo de “crimen abominable” por boca del entonces Presidente de la
Conferencia Episcopal, Cardenal Suquía (en una conferencia pronunciada en el
Club Siglo XXI el 20 de marzo 1989) y poco más; ni una sola manifestación
pública solicitando su derogación ha sido siquiera alentada por la CEE. Esta
“política” de la Conferencia Episcopal, poco congruente con la doctrina de la
Iglesia y la ley natural, está, desgraciadamente, bastante generalizada; por
ejemplo, hace pocos años los obispos catalanes dijeron, y nadie les ha
corregido, algo así como que el proyecto de estatuto independentista “es
profundamente contrario al espíritu cristiano en su título primero, lo cual es
negativo, pero como desde el punto de vista político consigue mayores cotas de
autogobierno (sic) para Cataluña, lo que es positivo, pues que dejan
libertad de voto a los cristianos para que éstos decidan cuál de ambos aspectos
tiene más peso”; ¡pasmosa forma de ejercer la pastoral!, a pesar del riesgo
cierto de rotura de España que conlleva, y las consecuencias de todo tipo que
de esto se deriven, y del daño moral a la familia y a la vida que acarreará esa
ley.
Si bien es cierto que esa
legislación fue promovida y promulgada durante mayoría parlamentaria del PSOE
(donde se encuentran también políticos que se declaran católicos), no
menos cierto es que durante los pasados 8 años en que el Partido Popular estuvo
en el Gobierno, (con mayoría parlamentaria durante los 4 años de su
segundo mandato), no se derogó la legislación sobre tal “crimen
abominable”. Públicamente José Mª Aznar, Presidente del PP, en campaña
electoral, se declaró a favor de la legislación sobre el aborto en
vigor (igual que muchos de los senadores de su partido). No solo eso, como
veremos, el aborto quirúrgico se disparó bajo su mandato y se legalizó el
químico; la píldora asesina se introdujo en 2001, siendo ministra de sanidad
Celia Villalobos, antigua comunista, y presidente José María Aznar … Huelga
señalar que en el Partido Popular la mayoría de los parlamentarios se declaran
católicos, incluso cuentan con miembros del “Opus Dei” (uno de los cuales fue
Presidente de las Cortes y luego Ministro). Citando a Alfonso Guerra aborto (Dejando
atrás los vientos, Memorias 1982-1991; página 385. Espasa-Calpe, S.A. 2006): “… la CEE no le pidió
al Partido Popular la derogación de la Ley del Aborto”.
Además, el Tribunal Constitucional
declaró conforme a ley “toda actuación sobre el embrión o feto ¡VIVO!” (Ley
42/88 de 28 de diciembre de 1988), ampliando la jurisprudencia con su Sentencia
116/1999: … “los no nacidos no pueden considerarse en nuestro ordenamiento
constitucional como titulares del derecho fundamental a la vida que garantiza
el Art. 15 de la Constitución”. Recordemos que la independencia de la
Justicia en España es mera pantalla desde que los partidos políticos ponen los
magistrados que les gustan en los principales tribunales.
La responsabilidad del PP (unos apuntes)
Abortos quirúrgicos oficialmente reconocidos por el
Ministerio de Sanidad:
1985 = 9. 1986 = 467. 1987 = 17.766.
1988 = 26.069. 1989 = 30.552. 1990 = 37.231. 1991 = 41.910. 1992 = 44.962. 1993
= 45.503. 1994 = 47.832. 1995 = 49.367. 1996 = 51.002. 1997 = 49.578. 1998 =
53.847. 1999 = 58.399. 2000 = 63.756. 2001 = 69.857. 2002 = 77.125. 2003 =
79.788. 2004 = 84.985. 2005 = 91.664. 2006 = 101.592. 2007 = 112.138. Previsión
del Instituto Efrat para 2008 > 124.000. 2009 > 138.000
En síntesis: en 11 años de gobierno
socialista con aborto tras el recurso al constitucional del PP = 359.624
abortos. En 8 años de gobierno del PP, el partido que hace el recurso
constitucional = 511.429 (entre 1996 y 2004 el número de abortos pasó de 49.367 anuales
a 84.985), además de no intentar modificar la ley cuando tuvo mayoría absoluta.
A lo anterior hay que añadir que en
las comunidades donde gobierna se realizan y financian multitud de abortos. Son
significativos los casos de Madrid y Valencia; en esta última ciudad se hizo el
primer “bebé medicamento”.
El número de abortos en Madrid (la
comunidad comparativamente más abortista, con una tasa de 16 abortos cada mil
mujeres), según datos oficiales del Boletín Epidemiológico de la Comunidad de
Madrid de Abril de 2008, bajo la presidencia de los “populares” Gallardón y
Aguirre. (sin contar los abortos de noviembre y diciembre de 2003), son los
siguientes:
1996 =
8.827, 1997 = 8.883, 1998 = 9.159, 1999 = 10.694, 2000 = 10.862, 2001 = 12.611,
2002 = 14.687, 2003 =15.434, 2004 = 16.228, 2005 = 17.245, 2006 = 22.723, 2007
= 26.432 (6.000 pagados por la Comunidad de Madrid), en 2008 se notificaron 26.613 “IVE” (interrupciones
voluntarias de embarazos), 2009 = No facilitados, aunque el sistema
informático lo puede hacer automáticamente [39] .
Madrid financia abortos a través del Servicio de Salud SESCAM [40] .El 23,9% de los abortos realizados en Madrid son
financiados con fondos públicos, cerca de 2 millones de euros anuales [41] .
El 23 de marzo de 2001, y a
instancias del Gobierno del Partido Popular, la Agencia Española del
Medicamento, organismo dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo, aprobó
la comercialización de Norlevo (Alcalá Farma) y Postinor (Schering), píldoras
que producen el aborto de un niño en sus primeros momentos de vida.
La LEY 45/2003,
de 21 de noviembre denominada “Ley Pastor”, por la ministra del gobierno Aznar,
que permite matar embriones de tres en tres al ser “sobrantes” de “ciclos”
reproducción asistida, y manipularlos para la experimentación científica
(modifica la Ley 35/1988, de 22 de noviembre, sobre Técnicas de Reproducción
Asistida). Recuerdo otra vez que Ana Pastor dijo a Bernat Soria: “Toma, ahí
tienes 300.000 embriones para investigar” (oficialmente se hablaba de 35.000).
Aznar perdonó a 4 médicos condenados por aborto.
Los gobiernos socialistas, en cambio, sólo han indultado a
un facultativo por este motivo [42] , mientras
su fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, destrozaba todas las iniciativas
populares para evitar el fraude permanente del aborto, por la cómoda vía de
delegar los recursos en su subordinado Mariano Fernández Bermejo, futuro
ministro de Justicia del PSOE quien, naturalmente, aseguraba que todo se hacía
de forma legal [43] .
Rajoy está a favor no sólo del
aborto sino de la investigación con células madre embrionarias [44] .
María José De Cospedal, a parte de
ser madre soltera de un niño por reproducción asistida, es partidaria del
“divorcio express”, del matrimonio entre homosexuales y la adopción de menores
por parte de éstos; también se declara católica
practicante, además de partidaria del aborto [45] .
El 14 de enero de 2009, el
Europarlamento aprobó una resolución pidiendo que todos los países de la UE
incorporen el aborto como derecho de la mujer en sus respectivas legislaciones
nacionales. La resolución contenía también la petición de reconocimiento de la
eutanasia como derecho fundamental. El PP dejó “libertad de voto” y muchos de
sus eurparlamentarios votaran a favor del aborto.
La postura de la CEE
Aunque ya queda claramente expuesta
anteriormente, no puedo por menos que resaltar que la CEE sigue en la misma
postura que adoptó desde que empezó a debatirse en España el aborto: condena
verbal y mínimas acciones prácticas en el púlpito, en los tribunales
eclesiásticos y en la calle [46] .
Les propongo un ejercicio de imaginación: ¿qué hubiera pasado si en 1983 se
hubiera fomentado un referendum sobre el aborto?.
Como ejemplo meridiano tenemos la
manifestación del día 17 de octubre de 2009. Convocada por organizaciones
apéndices del PP (Foro de la Familia y HO, principalmente), su lema no pide la
derogación de las leyes del aborto y conexas, lógicamente (tras la
manifestación: “El Foro de la Familia pide al PP que si llega a gobernar deje
la ley del aborto tal y como está ahora. Con la actual se producen más de cien
mil abortos al año” [47] ).
Pues bien, la CEE no menciona este olvido, viene a decir que se debe ir, muchos
obispos convocan actividades en sus diócesis que impiden lo anterior a muchos
fieles y todos, casi sin excepción (excepto Don Alfonso Carrasco Rouco, Obispo
de Lugo.), eluden asistir a ella, cuando en otras ocasiones no lejanas cerca de
media docena se han manifestado por las calles de Madrid a favor de la familia
natural; tres obispos quisieron hasta última hora asistir, pero, al parecer, el
presidente de la CEE presionó en contra [48] .
Respecto a los partidos políticos,
yo mismo he sido testigo hace pocos meses de cómo un párroco nos explicaba que,
según el arzobispado de Madrid, “no había que votar a partidos pequeños”, es
decir, que, de alguna manera, desde el mismo se pedía el voto para el PP y, por
qué no, el PSOE (o IU, o CIU y PNV, entre otros [49] .
Sobre al Partido Popular acabo de
esbozar algunas de sus responsabilidades y posturas, nuca combatidas de frente
por la CEE [50] .
Con relación al PSOE, creo que la
postura de José Bono es clarificadora. Este político, que alardea de católico
y de ser amigo de Monseñor Cañizares y de Monseñor Rouco, los más
“conservadores” y significados de nuestro pastores, aunque luego asiste a las
sacrílegas celebraciones de la parroquia de San Carlos Borromeo, ha manifestado
pública y reiteradamente que está a favor de la ampliación de la ley del aborto
“por disciplina de partido” [51] .Y
aquí todo el mundo se fuma un puro.
Roguemos a Dios por nuestros
pastores y presbíteros, para que sean claros y valientes en la pastoral
relativa al aborto, rechacen todo tipo de componendas, pidan la derogación de
las leyes abortistas, orienten el voto católico y apliquen con rigor el código
de derecho canónigo. Roguemos también por nosotros mismos, que por nuestras
faltas y cobardías también somos culpables del castigo que, sin duda, caerá
sobre nosotros.
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