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Pío XI y la encíclica Quadragesimo Anno.
por
Jesús María Ruiz Vidondo
Una breve síntesis introductoria
|
Vida y Obra de
Pío XI.
Pío XI-
1922-1939. Su pontificado dura del 6 de febrero de 1922 hasta el
10 de febrero de 1939. Su predecesor era Benedicto XV y su sucesor
Pío XII. Se llamaba Achille Damiano Ambrogio Ratti. Nace el 31
de mayo de 1857 en Desio en el Reino de Lombardía- Venecia. Su
lema del Papado PAX CHRISTI IN REGNO CHRISTI, es un buen resumen de
su Papado. “La Paz de Cristo en el Reino de Cristo” es su
lema, el buscará durante todo su Pontificado la paz. Su Papado
coincide con el período de entreguerras.
Y con este lema
buscaba motivar a todos los hijos de la Iglesia para que aportasen,
cada cual en su particular ámbito de competencia, a la
construcción de un nuevo orden social según los
principios que para la convivencia en sociedad posee la Iglesia.
Fue este deseo por
el que en diciembre de 1925 instituía la fiesta de Cristo Rey
con la publicación de su encíclica Quas primas.
En ella decía: «En la primera encíclica, que al
comenzar nuestro pontificado enviamos a todos los obispos del orbe
católico, analizábamos las causas supremas de las
calamidades que veíamos abrumar y afligir al género
humano. Y en ella proclamamos Nos claramente no sólo que este
cúmulo de males había invadido la tierra, porque la
mayoría de los hombres se había alejado de Jesucristo y
de su ley santísima, así en su vida y costumbres como
en la familia y en la gobernación del Estado, sino también
que nunca resplandecería una esperanza cierta de paz verdadera
entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y
rechazasen el imperio de nuestro Salvador. Por lo cual, no sólo
exhortamos entonces a buscar la paz de Cristo en el reino de
Cristo, sino que además, prometimos que para dicho fin
haríamos todo cuanto posible nos fuese.»
Con este mismo
objetivo proclamaría tres años jubilares (1925, 1929 y
1933), así como bienales congresos eucarísticos.
Era hijo de un
directivo de industria de seda. En la Escuela su profesor será
el sacerdote Giuseppe Volontieri.
Estudia en el
seminario menor de Seveso, en los de Monza y Milán y en el
Lombardo de Roma. Ordenado sacerdote en diciembre de 1879. Sus
trabajos de filosofía llaman la atención del Papa León
XIII. Ingresa nuevamente en el seminario de Milán, siendo
destinado a la Biblioteca Ambrosiana. Tiene una robusta cultura.
Trabaja durante mucho tiempo en paleografía y se afirma que
fue un gran montañero.
Está en la
Biblioteca Ambrosiana de Milán de 1888 a 1914. Se doctora en
teología en la Universidad de La Sapienza de Roma, en derecho
canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana y en
filosofía en la Pontificia Accademia di S. Tommaso d’Aquino,
también de Roma. Desde 1882 hasta 1907 fue profesor de
teología en el Seminario de San Pedro Mártir, y de
sagrada elocuencia y lengua hebrea en el Seminario Teológico
de Milán. Entre 1907 y 1911 fue prefecto de la Biblioteca
Ambrosiana de Milán. Es llamado por san Pío X a la
curia romana, se convierte en viceprefecto de la Biblioteca Vaticana
en 1912, prefecto de la misma, canónigo de la Patriarcal
Basílica Vaticana y protonotario apostólico en 1914. En
abril de 1918 es nombrado visitador apostólico en Polonia y
Lituania. Es nuncio en Polonia en 1919.
En 1919 el Papa
Benedicto XV lo nombró arzobispo titular de Naupactus al ser
designado nuncio en Polonia. Fue consagrado por el Primado y Regente
de Polonia Aleksander Kakowski. En 1921 su sede titular fue cambiada
por la de Adana. Este mismo año fue nombrado arzobispo de
Milán y el mismo día cardenal presbítero del
título de SS. Silvestro e Martino ai Monti.
El 6 de febrero de
1922, en el cónclave que siguió a la muerte de
Benedicto XV, resultó elegido Papa. Era un hombre de estudio,
de una cultura excepcional y además estaba muy bragado en los
asuntos de la curia romana, pero su experiencia pastoral y
cardenalicia se limitaba a unos pocos meses.
Desde la
autoproclamación de la "cautividad" de la Iglesia
Católica por el beato Pío IX en 1870, era ésta
la primera coronación pública de un papa. Sus
predecesores habían sido coronados en ceremonias restringidas.
Su papado se
caracterizó por el reconocimiento del estado italiano por
parte de la Iglesia. Pío XI firmó con el gobierno
italiano de Mussolini el Tratado de Letrán en febrero de 1929
que dio nacimiento al estado independiente y soberano de la Ciudad
del Vaticano.
Este acuerdo pone
fin a la situación que se vivía desde 1870. Fue buscado
por ambas partes. Mussolini buscaba un acercamiento a los católicos
que habían recibido el fascismo de forma fría. Para la
Iglesia era el reconocimiento de derecho de su estado, colocaba al
Vaticano entre las naciones del mundo, con capacidad de establecer
relaciones diplomáticas. El partido católico de Luigi
Sturzo, Partido Popular, opositor al régimen fascista había
sido disuelto poco antes. Pío XI animó a los católicos
italianos en las elecciones de marzo de 1929 a que votaran a los
fascistas y calificó a Mussolini como “un hombre enviado
a nosotros por la Providencia”. Pío XI bendice las
tropas italianas que partían hacia la conquista de Abisinia.
El 20 de julio de 1933 llega a un acuerdo o concordato con la
Alemania nazi, cuando el cardenal alemán Faulhaber lo llamo el
mejor amigo de los nazis, y que implicó la imposición
del Código de Derecho Canónico en Alemania y la
desarticulación de la intervención política de
los católicos. Supone la imposición del Código
de Derecho Canónico en Alemania y la desarticulación de
la participación política de los católicos. El
Partido del Centro del excanciller Brüning y de clara raíz
democristiana fue disuelto. En 1934, para no entorpecer sus
relaciones con los fascistas prohibió a la conferencia mundial
judía que mencionara su nombre a propósito de una
supuesta defensa de Pío XI a los judíos.
Era ferviente
anticomunista como Pío XII. En marzo de 1937 publica la
encíclica Mit Brennender Sorge (Con ardiente preocupación)
en la que se condenaba el régimen nazi. La encíclica
tenía un lenguaje bastante vago, pero aún así,
Hitler pide a Heydrich que incaute y destruya todas las copias del
mismo y las relaciones entre Alemania y el Vaticano empeoraron. La
encíclica Divini Redemptoris condenaba el comunismo de forma
más explícita.
A finales de 1938
Pío XI estaba preparando un documento similar en el que iba a
denunciar el antisemitismo del régimen nazi y los racismos en
general. Esta encíclica con el título provisional de
Societatis Unio, nunca se publicó por su enfermedad y su
muerte. Este documento se descubrió en el 2001.
Durante su
pontificado, la Iglesia Católica se fortaleció como
institución y comenzó a ser un referente importante a
nivel mundial no solamente en los aspectos religiosos sino también
políticos.
En 1931, con la
colaboración de Marconi, se inaugura Radio Vaticano.
Pío XI muere
el 10 de febrero de 1939.
Con robusta cultura.
Impone un nuevo dinamismo en la vida de la Iglesia. Una obra en 1993
revela un aspecto de nueva vida rica, alimentada de una vida
espiritual, y un estudio, va a favorecer las misiones, la formación
del clero y el apostolado de los laicos.
Defiende la paz
frente al nacionalismo. Va a ser un gran defensor de la Acción
Católica. Era un Papa preocupado, desde el inicio hasta el
final del Pontificado, por el renacimiento de la vida cristiana y
centra sus esfuerzos en la formación, especialmente de las
organizaciones católicas laicas. Hasta abril de 1918 la vida
de Pio XI estaba dedicada al estudio. Tres carreras Teología,
Derecho Canónico y Filosofía.
En poco más
de tres años pasa de los libros a arzobispo. Sus profesores
afirmaron de él que era un buen sacerdote y un buen
científico. Se le considera un ejemplo de divulgador. Federico
Sala fue su profesor de filosofía que más le influyó.
Sala le enseñó que no buscase la polémica, sino
la verdad. Le influye profundamente un encuentro con D. Bosco, se le
ha llamado “el Papa de D. Bosco”. Siempre tuvo una gran
admiración hacia D. Bosco. Lo considera un modelo de vida
cristiana y apostólica. Pío XI veía en él
el ideal del cristiano y del apostolado moderno.
Ve muy oportuno su
vida en la Biblioteca, le sirvió para conocer mejor la
religión. Estando en la Biblioteca se decía de él
que no era ni tímido, ni amigo de hablar mucho. Pío XI,
en su estancia en Polonia, ve la fe y la religiosidad del pueblo
polaco. Su estancia en Milán va a demostrar que tiene una
personalidad muy completa.
Inteligente,
voluntarioso, sentimental y físicamente vigoroso. Sólida
concepción religiosa de la vida y del deber.
Pío XII el 18
de diciembre de 1949 al inaugurar el monumento de Pío XI en la
basílica Vaticana hablaba de la grandeza de Pío XI,
hablaba de su sublime grandeza, su saber, fortaleza y bondad.
Programa
Pontificio de Pío XI.
En su actividad
político religiosa tenemos: Concordato, lucha contra el
totalitarismo tanto contra el nazismo como contra el comunismo. Al
finalizar el pontificado su preocupación fundamental estaba en
la defensa de la persona humana y el derecho natural. Los
investigadores afirman en el año 1999 que era necesario
recuperar el magisterio de este Papa y su herencia pontificia.
Con una gran
preocupación espiritual aparece en 3 encíclicas: Ubi
Arcano, Quas Primas y Miserentissimus Redemptor.
Tuvo una intensa
actividad doctrinal y pastoral. En estas tres encíclicas
aparece su programa de acción.
Ubi Arcano Dei (23
de diciembre de 1922) es su primera encíclica programática.
Con su programa sintetizado en Pax Christi in Regno Christi. Es el
resultado de unificar los programas de Benedicto XV- que buscaba la
paz y de Pío X con el único propósito de
instaurare omnia en Christo. Habla de la situación social.
Mantiene vivo el espíritu de apostolado. Considera la Iglesia
como guía y maestra.
Quas Primas (11 de
diciembre de 1925) es la segunda encíclica programática.
Señala que es el siguiente paso de Pax Christian Regno
Christi. Es una teología muy completa del Reino de Cristo. Con
una primera parte teológica y una segunda parte pastoral, con
una estrategia apostólica. Ante una progresiva laicalización
desea que la Iglesia se coloque de nuevo en el lugar que le
correspondía. Desea la defensa de la vida cristiana. La Acción
Católica era fundamental para él.
Miserentissimus
Redemptor (8 de mayo de 1928) es la tercera encíclica
programática, aquí aparece la Paz de Cristo.
Línea
esencial de la Eclesiología de Pío XI.
La imagen de la
Iglesia prevalece en el Magisterio de Pío XI. La Revelación
divina tiene en el centro a Cristo. Acentúa sobre todo al
Cristo Redentor.
Los tres puntos
fundamentales para Pío XI serán:
-
Iglesia Misionera.
-
Iglesia Católica.
-
Iglesia Espiritual.
En la Iglesia
Misionera tiene como principal base el apostolado del laico. Va a
insistir mucho en este apostolado del laico, debe tener como grupo de
los más importantes la Acción Católica.
Hablando del
sacerdote hablará de la importancia del carácter
“esencialmente misionero” de los sacerdotes. La Acción
Católica debía tener una “conexión íntima
con la Acción Misionera”. Y señalaría la
importancia fundamental de la Acción Católica. Afirma
que el mundo contemplativo tiene un auténtico valor
apostólico.
Pío
IX promueve en el apostolado la idea de "unión de los
católicos" para ir coordinando los esfuerzos de todos los
seglares.
Pío
X busca la reunión de todas las obras seglares en un sólo
movimiento que llama Acción Católica".
Benedicto
XV propone y realiza la Acción Católica en forma
unitaria, creando las juntas directivas en los planos diocesanos para
imprimir cohesión a los grupos parroquiales. Señala con
claridad el carácter apostólico eclesial de la Acción
Católica para distinguirlo del de otras instituciones de
carácter meramente temporal".
Esta
evolución del pensamiento de la Acción Católica
y las varias formas organizativas de la Acción Católica
Italiana, creadas bajo la inspiración de los distintos
pontífices, influyeron en las líneas programáticas,
en la estructura del apostolado de cada país y, en concreto,
sobre la Acción Católica.
Pío
XI da el impulso definitivo a la Acción Católica
mediante el magisterio que llega a todo el mundo. La define como "la
participación y colaboración de los seglares en el
apostolado jerárquico de la Iglesia".
Urgió
la necesidad de la Acción Católica; afirmó su
obligatoriedad y la propuso como parte integrante de la pastoral. Llegó
a calificarla como "la Asociación Oficial del apostolado
seglar.
La Iglesia de Pío
XI es una Iglesia decisivamente activa, dinámica y misionera.
Se le ha llegado a llamar el “Papa de las misiones”.
Quiere que los misioneros no vayan como representantes de la cultura
europea o de la política europea, ni tampoco que la religión
católica se considerase como una religión importada de
Europa.
Ligado a la
Redención como característica esencial está la
universalidad o católica. Pío XI trabajó por una
Iglesia verdaderamente católica, luchando contra el
nacionalismo exagerado.
La política
debe buscar el bien común, dice Pío XI. No habla de
ecumenismo Pío XI, sino de unionismo.
Pío XI
insiste en el catecismo como en el libro de la instrucción y
de la educación cristiana.
Pío XI
buscará la creación y potenciación de la
Universidad Católica.
Este deseo de
recordarle el primado de lo espiritual a una sociedad que optaba por
una visión materialista, se mostraría también
—con diversos énfasis— en sus sucesivas
encíclicas: Divini illius magistri (1929), sobre
la educación cristiana; Casti connubii (1930),
que define el matrimonio cristiano y condena la contracepción;
Quadragesimo anno (1931), que reafirma y profundiza las
enseñanzas sociales que su predecesor, el Papa León
XIII, desarrolló en su encíclica Rerum novarum.
Las numerosas
canonizaciones que realizó tendrían también
aquél mismo objetivo: Juan Fischer, Tomás Moro, Juan
Bosco, Teresa de Lisieux... Asimismo fue él quien elevó
a San Pedro Canisio, Juan de la Cruz, Roberto Belarmino y a Alberto
Magno al rango de Doctores de la Iglesia.
En la línea
de su predecesor, el Papa Della Chiesa, buscó dar un mayor
impulso a las misiones. Con tal fin amplió la base de las
iglesias misioneras fundando seminarios para clero nativo, y en la
universidad Gregoriana instituyó las facultades de historia
de la Iglesia y ciencias misionales.
En 1936 S.S. Pío
XI fundó la Academia Pontificia de las Ciencias,
incluyendo como miembros a distinguidos científicos de
diversos países. En este mismo campo, promovió un serio
estudio en la línea de las diversas ciencias, en cuyo avance
veía un reto al que la Iglesia debía responder.
Contexto
histórico.
En
los años 20 o se era comunista o se era fascista. Pío
XI, defensor de los judíos, irá evolucionando hacia la
negación de los nazis. Su evolución es muy parecida a
la de otros personajes.
En
1920 hay que recordar que los rusos bolcheviques se acercaban a
Polonia y es llevado allí como nuncio, la influencia del
anticomunismo se ve ampliada.
El siglo XIX había
llegado a su término, el nuevo siglo ensayaba un sistema
económico apoyado en los progresos de la ciencia y la técnica.
El incremento de la industria en la mayor parte de las naciones
propició una sociedad humana dividida en dos clases: una, con
ser la menos numerosa, gozaba de casi todas las ventajas,
provenientes de inventos modernos que proporcionaban una vida muy
confortable; mientras que otra, compuesta de muchedumbres de
obreros, sumergidos en una preocupante miseria, luchaban por salir de
la estrechez en que vivían.
En 1929, la caída
de la bolsa en Wall Street indicaba el final de una época de
capitalismo salvaje guiado únicamente por la libre
competencia, el mayor enriquecimiento posible y la no intervención
de los Estados ante el auge de las multinacionales. Tampoco los
Estados comunistas resuelven los problemas económicos y
sociales; en este clima de perplejidad aparece un fenómeno
sociopolítico nuevo, el fascismo en Italia (surgido a partir
de 1929) y el nazismo en Alemania que van a dar soluciones al
problema económico y se van a enfrentar al comunismo. Se dan,
por lo tanto, una serie de situaciones nuevas que reclaman una
intervención del Magisterio de la Iglesia.
Nos encontramos en
un momento en que el nazismo y el fascismo luchan contra el
comunismo.
Quadragesimo
Anno.
Aparece
este texto el 15 de mayo de 1931 en la fecha de los 40 años de
la Rerum Novarum. Trata sobre la restauración del orden social y su
perfeccionamiento en conformidad con la ley evangelizadora y está
dirigida a los Obispos, sacerdotes y fieles.
Esta encíclica,
además, nace en un momento en que se viven las consecuencias
de la crisis de 1929 (hay que tener en cuenta que la crisis de 1929
con sus consecuencias duró casi hasta 1935 en muchos países)
y quiere dar respuesta a esta crisis defendiendo un nuevo orden
social y económico basado en la subsidiariedad.
La ocasión de
la encíclica de SS: Pio XI fue el cuadragésimo
aniversario de la Rerum Novarum: una diferencia, en orden
temático, entre la encíclica Rerum Novarum
y Quadragesimo Anno . La primera trata la cuestión obrera del
naciente capitalismo industrial. La segunda se extiende a todo el
orden social. Contempla la evolución del socialismo y las
nuevas estructuras sociales después de la 1ª. Guerra
Mundial. Se necesitaba una nueva visión orgánica y
ética del orden económico – social a nivel
mundial.
Aun cuando ya Rerum
Novarum mencionaba el principio de subsidiaridad sin darle este
nombre, Quadragesimo Anno lo expone con toda claridad y justifica
porqué los superiores deben respetar la iniciativa de los
inferiores y sólo intervenir para ayudarlos cuando sea
necesario; esto no minimiza su sentido de solidaridad. Expone las
exigencias y condiciones del salario justo, y propone como medio para
atacar el problema social, la cristianización de la vida
económica y ejercicio de la caridad. Así enfrentaba
valientemente a los ídolos del liberalismo y los echaba a
tierra, superaba, prejuicios se adelantaba a los tiempos y
contribuye a una nueva filosofía social.
Partes de la Q.A.
La encíclica tiene una introducción y tres partes. 1.°
Beneficios de la encíclica Rerum Novarum. 2.° Autoridad de
la Iglesia en materia social y económica. 3.° Cambio
profundo operado después de León XIII.
La encíclica
señala que nace para recalcar la Rerum Novarum. Afirma que
varias encíclicas de León XIII habían preparado
el camino de la Rerum Novarum.
Pío XI
considera a la Rerum Novarum. como carta magna del orden social, y
precisa algunos puntos no tratados o insuficientemente tratados en la
Rerum Novarum; se refiere en concreto a la no confesionalidad de los
sindicatos y al salario familiar.
Tras hacer un
resumen de las intervenciones anteriores de León XIII en los
temas más sociales, elogia a la Rerum Novarum por su
oportunidad (la penetración de un nuevo sistema económico
y el desarrollo industrial habían producido una fuerte
división de clases sociales). Resume la misma encíclica
recordando el modo en que León XIII se hizo cargo del problema
de los obreros sin pasar por el liberalismo ni por el socialismo.
León XIII
afirmaba que había dos clases una poco numerosa de empresarios
y otra mayor de obreros; afirmaba que muchos habían sido los
cristianos que habían intentado aliviar la injusta miseria de
los proletarios. Muchos ante los conflictos sociales habían
vuelto su mirada hacia el Papa. Creía León XIII que el
liberalismo no solucionaba los problemas y el socialismo proponía
un remedio mucho peor. Cree que los que recibieron con más
alegría la encíclica fueron los obreros cristianos.
El Papa Pío
XI señala los importantes frutos que tuvo la encíclica
ya que los gobernantes que tuvieron que reorganizar el mundo tras la
I Guerra Mundial se rigieron, en cierta medida, por la Rerum
Novarum tanto en el aspecto con el obrero como en las
organizaciones sociales. Muchos leyeron la Rerum Novarum y sus
sucesores insistieron en ella y las adaptaron a su tiempo. El
beneficio de esta encíclica no solamente llegaron a los
cristianos también a los que habían dejado el camino
católico.
Recuerda que León
XIII no defendió a ultranza la propiedad privada, atacaba
tanto el individualismo y liberalismo como el socialismo y el
colectivismo.
Hace un análisis
de la situación actual desde la siguiente perspectiva: al
mercado libre le está reemplazando la dictadura económica.
Al propugnar el Papa la restauración del orden social (esto
constituye la finalidad de la encíclica), tiene en cuenta los
tres sistemas vigentes (capitalismo, marxismo y totalitarismo) y hace
una crítica descalificadora de los tres. Del capitalismo
condena la acumulación de ganancias que hace el capital, la
ley de la oferta y la demanda sin control y un falso concepto de
libertad que sólo beneficia a los más poderosos. No
admite el comunismo por el rechazo que hace de la propiedad privada,
y por la lucha de clases como motor de la historia; reconoce que el
socialismo ha aminorado los postulados del marxismo, pero su
comprensión del hombre y de la sociedad no pueden ser asumidos
por un católico. El totalitarismo no se puede aceptar porque
sitúa al Estado por encima del individuo y no pone en práctica
el principio de subsidiariedad.
Quiere Pío
XI que se hagan contratos a los trabajadores, pero no como “contratos
de trabajo” sino como “contratos de sociedad”. Se
debía dar un salario que debía tener en cuenta diversos
factores (sustento de su familia, situación empresa y trabajo
del obrero) y no solo el valor del fruto producido por el trabajador.
Realiza una clara
diferenciación entre el comunismo que lo considera como muy
radical y el socialismo que ha tenido una evolución y que se
apartaba algo de la lucha de clases y de la abolición de la
propiedad.
Renueva su condena
del comunismo recordando los crímenes que se le achacan en
Europa del Este y Asia.
Considera que el
socialismo es incompatible con los dogmas de la Iglesia católica,
puesto que concibe la sociedad de una forma opuesta totalmente a la
verdad cristiana.
Creía que,
aunque se habían producido cambios en el socialismo y algo de
razón tenían, no podía ser una persona un buen
católico y un verdadero socialista. Estaba muy dolido porque
muchos católicos habían dejado la religión para
seguir el socialismo, realizaba una invitación para que
volviesen.
Pío XI da
una gran importancia en su encíclica a la restauración
del principio rector de la economía, basado en la unidad del
cuerpo social, una unidad no basada en la lucha de clases. Cree que
el libre mercado es beneficioso pero no puede gobernar el mundo
únicamente la economía, ni ser una dictadura económica.
La caridad y
justicia social debe ser el alma del nuevo orden, defendida y
tutelada por la autoridad pública.
Defiende la
existencia de los sindicatos, se prohíben las huelgas y se
critica duramente a las organizaciones socialistas, como alternativa
se proponen las estructuras de la Acción Católica. Cree
que desde los tiempos de León XIII se han formado trabajadores
verdaderamente cristianos. También se han formado otro tipo de
asociaciones a partir de la encíclica de León XIII. Sin
embargo las asociaciones de patronos han sido menores y esperaba Pío
XI que se extendieran las asociaciones de los patronos.
El texto ataca, con
un análisis lúcido, real y terrible, la acumulación
de poder y recursos en manos de unos pocos. Esta realidad produce
tres tipos de lucha: por la hegemonía económica, por
adueñarse del poder público y entre los diferentes
Estados.
Del capitalismo
ataca la mezcla y confusión entre el estado y la economía
olvidándose del bien común y la justicia. Considera tan
funestos el nacionalismo o imperialismo económico como el
internacionalismo del dinero que sólo tiene patria en sí
mismo.
Para remediar esto
propone llevar a la práctica los principios de la recta razón
y de la filosofía socialcristiana sobre el capital de trabajo
y su mutua coordinación. Es necesario evitar el individualismo
y el colectivismo, sopesar con equidad y rigor el carácter
individual y social del trabajo, regular las relaciones económicas
conforme a las leyes de justicia conmutativa, con ayudas de la
caridad cristiana y someter el libre mercado a la autoridad pública
siempre que sea ésta última el garante de la justicia
social dentro de un orden sano para todos.
El nuevo orden
social —teniendo en cuenta la crítica a los sistemas—,
debe tener en cuenta la inmoralidad de la ley de la oferta y la
demanda, evitar la lucha de clases y poner en práctica el
principio de subsidiariedad. En este nuevo marco, Pío XI
introduce el contrato de sociedad (participación en propiedad,
beneficio y dirección de la empresa) como cauce de la relación
entre capital y trabajador, la obligatoriedad del salario familiar, y
la afiliación del católico a un sindicato no
confesional.
La solución
al desorden actual está para Pío XI en la
cristianización de la vida económica y la aportación
de la caridad cristiana; el camino no es fácil y necesita de
la gracia de Dios y-la colaboración de todos.
Principales
aportaciones de Quadragesimo Anno.
Pío XI hace
en esta encíclica dos aportaciones muy importantes: actualiza
la reflexión de la DSI a los problemas actuales, y sitúa
la cuestión social en los sistemas existentes que, además,
están enfrentados. La perspectiva propia de su tiempo le llevó
a no matizar adecuadamente la relación entre ser socialista y
católico, así como la "prohibición de
huelgas" que se daba en la Italia de Musolini. La distinción
que hace entre comunismo y socialismo es importante y matizada,
aunque termina invitando a los católicos que se han pasado a
las filas socialistas a que vuelvan a ámbitos más
cercanos a la Iglesia.
La labor del Estado
no debe ser un mero guardián de derecho, debe defender a la
comunidad y velar por los débiles.
Debe existir una
buena relación entre los patronos y los obreros.
Señala como
muy interesante las asociaciones de agricultores y es favorable a que
aumenten este tipo de asociaciones.
Desde León
XIII se ha producido un gran cambio en la economía y en el
socialismo. En economía ha cambiado la estructura de la
economía. La economía capitalista no es condenable en
sí mismo.
Se acumulan riquezas
y una descomunal y tiránica potencia económica. El
dominio es ejercido de la forma más tiránica. La
acumulación económica crea tres tipos de problemas: 1-
Se lucha por la hegemonía económica, 2- se da combate
por tomar el poder público, 2- se produce una lucha entre los
diferentes estados.
Como remedio señala
que se conozcan el capital y el trabajo, que haya leyes justas
estrictamente y que el bien común esté protegido por
las instituciones públicas.
Quiere que haya una
cristianización de la vida económica, que exista un
orden recto y sano, la caridad debe ser el vínculo de la
perfección, hay que robustecer la paz y promover la ayuda
mutua de los hombres.
Quadragesimo Anno
hace una gran aportación al hablar del contrato de trabajo,
que después sería ampliamente desarrollado en la
doctrina social de los Papas posteriores. También clarifica un
tema que era objeto de discusión: si un cristiano podría
militar en un sindicato no católico; Pío XI dice que
con ciertas condiciones puede pertenecer a un sindicato neutro.
Todas las propuestas
de la encíclica se centran en la vuelta a la doctrina
evangélica, de las que defiende su intemporal validez.
Algunas propuestas
más concretas son:
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