Un sector social fragmentado electoralmente. En un artículo anterior describíamos los sucesivos movimientos producidos en torno al sector social constituido por un renovado e incipiente catolicismo social (“A la caza del electorado católico”, Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 88, diciembre de 2004). De esta forma, según veíamos, diversas fuerzas políticas, tanto parlamentarias como extraparlamentarias, veteranas y bisoñas, conservadoras y progresistas, habían realizado invocaciones muy directas a los sentimientos y valores del electorado de neta identidad y pertenencia católicas. A ello se le sumaban otros movimientos procedentes de algunas entidades, nacidas al calor de este sector social, orientadas a la acción política por medio de formas no partidarias de participación pública. Nos referíamos a las llamadas plataformas transversales y a las corrientes de opinión. La conjunción de todos estos movimientos –muy diversos en calado y naturaleza- no puede efectuarse, obviarse, en una única dirección o mediante su confluencia en un único partido político: las diversas tácticas planteadas, las plurales concepciones teóricas de lo político, y las matizadas consideraciones de conveniencia y prudencia, son difícilmente conciliables. No obstante, muchos de sus protagonistas comparten intuiciones, perspectivas críticas, y voluntad de presencia concreta, buscando acuerdos tácticos con miras a un cambio sustancial de la presencia pública católica, en todo caso. El referéndum del 20 de febrero. La próxima celebración de un referéndum en España el día 20 de febrero, sometiendo a consulta la aprobación de un proyecto de tratado constitucional europeo, ha puesto de manifiesto las divisiones existentes al respecto, tanto entre los partidos políticos, como dentro del catolicismo social. Los grandes partidos parlamentarios se han posicionado, con mayor o menor entusiasmo, por el voto afirmativo; así como los nacionalistas “moderados” (PNV y CiU). Por su parte, Izquierda Unida, Eusko Alkartasuna, Bloque Nacionalista Gallego y Esquerra Republicana de Catalunya, han optado por el no. Mencionemos las manifestaciones efectuadas hasta el momento, de interés para nosotros, por parte de las entidades mencionadas en el artículo arriba citado. Favorablemente se han manifestado el PSOE, el Partido Popular, con escasa convicción, y el Partido Demócrata Español (PADE), aunque de manera crítica. Por el voto negativo se han decantado: Alternativa Española, Familia y Vida, Partido Social Europeo, Comunión Tradicionalista Carlista y FE/la Falange. No obstante, y pese a la similitud de los motivos alegados por parte de estas entidades, tal circunstancia no ha sido razón suficiente para convergencia táctica alguna; lo que acredita la difícil consolidación y diseño de un camino político autónomo fuera de los grandes partidos. También el partido Solidaridad y Autogestión Internacionalista, nacido desde el Movimiento Cultural Cristiano, nos ha informado que hará pública su postura negativa, aunque por razones, en buena medida, distintas a las anteriores, en coherencia con su particular conciencia socialista y de izquierdas. Hemos recabado información sobre su postura al transversal Movimiento Político por la Unidad y a la Asociación para el Diálogo y la Renovación Democrática, entidades nacidas al calor del Movimiento de los Focolares. No adoptarán una postura orgánica, pero sus integrantes se sienten inclinados mayoritariamente hacia el voto favorable, aunque con reservas. Veamos las posturas de las llamadas plataformas transversales. HazteOír.org, a través de una web específica, www.votano.org, se ha decantado con vigor en esa dirección, desconcertando a quienes asociaban a esta entidad, en líneas generales, con el Partido Popular; evidenciando, en cualquier caso, un cierto divorcio entre los dirigentes y estructura del partido con sectores de su electorado tradicional. E-Cristians , dada su naturaleza, no promueve otra postura que no sea la de difusión de los pronunciamientos de la Iglesia al respecto; por ello, como tal entidad, no se ha manifestado expresamente por una alternativa u otra. No obstante, alguno de sus impulsores se ha manifestado a título personal a favor del sí. Foro Arbil es otra de las entidades que se ha decantado, de forma particularmente clara y contundente en su web, por el voto negativo. Por su parte, el Foro Español de la Familia y el Pacto por los Derechos y las Libertades, entidades que aglutinan sectorialmente buena parte del asociacionismo de base del catolicismo social español, no han adoptado una postura concreta, probablemente, por no considerarlo de su competencia. Por lo que se refiere a medios de comunicación católicos, también éstos se han hecho eco de las diversas posturas. Así, por ejemplo, www.forumlibertas.com, en su editorial de 13 de enero, recordaba las razones esgrimidas en favor del sí y las alegadas por el no, reforzadas las últimas por la actitud del Gobierno socialista en su intento de uso de la convocatoria como éxito de partido. El documento finalizaba proponiendo la reflexión en torno a otra opción, posible el día 20 de febrero, cuyo efecto sería análogo, a su juicio al voto negativo, salvando la voluntad e identidad europeístas de los católicos: la abstención activa. De esta manera, este órgano digital nacido en su día a impulsos de e-Cristians, parece decantarse por la abstención activa. También Iglesia Digital (en www.libertaddigital.com) se ha hecho eco de opiniones partidarias, tanto del sí, como del no, al igual que los semanarios Alba, Paraula, etc. Igualmente, cadena COPE, en sus programas estrella (La mañana, La tarde con Cristina, La linterna), ha dado cancha a partidarios decididos de ambas posiciones.
Y no olvidemos a www.hispanidad.com, que con la rapidez y claridad que le caracteriza, se convirtió, inicialmente, en auténtico abanderado del no, argumentado y desarrollado rigurosamente.
Fractura en el catolicismo social. Constatamos, por lo tanto, la existencia de una fractura en el seno del catolicismo social, al menos entre sus expresiones más militantes. Tal circunstancia, fruto de un lógico pluralismo y un ejercicio responsable de la libertad, ¿afecta decisivamente al pueblo católico?, ¿se trata, acaso, de una división ocasional o, por el contrario, es expresión de más complejas razones de fondo? Indicios de esta división ya se venían manifestando en otras circunstancias. Así, recordemos, en el Congreso Católicos y Vida Pública, celebrado en Madrid los días 20 y 21 de noviembre de 2004, la Agencia ZENIT acreditó el divorcio existente, ante la convocatoria de referéndum, entre ponentes y conferenciantes, con buena parte del público asistente: los primeros, generalmente partidarios del voto afirmativo, y los segundos, por el contrario, de un decidido no. De alguna manera, tales asistentes sintonizarían con una sensibilidad -bastante difundida- que percibe esta convocatoria como ocasión privilegiada para una acción autónoma, de los grandes partidos, con efectos políticos y sociales. Renunciando a siglas y personalismos, los partidarios del voto negativo, dispersos en obediencias partidarias y entidades de muy diverso calado, podrían haber constituido una plataforma ocasional, de entidades y personalidades, unificando así esfuerzos, rentabilizando inversiones, y difundiendo, entre un mayor número de ciudadanos, su postura. La acción discierne más que muchas teorías y reuniones. Y, ante el catolicismo social, se ciernen numerosos interrogantes tácticos. La ocasión se ha desaprovechado, aparentemente, por lo que tendrán que buscar nuevos puntos de encuentro y trabajo común. Esta fractura viene a confirmar la existencia de dos líneas divergentes ante la acción política concreta: los partidarios de seguir trabajando en el seno de los grandes partidos ya existentes, algunos incluso con un sentido muy crítico, y los de forjar una alternativa al Partido Popular desde la invocación a unos valores fuertes y a las raíces cristianas de España y Europa. Posibilismo, para unos, claudicación, para otros; ahí encuentran su línea divisoria quienes, desde su respectiva opción, pretenden recuperar ciertos niveles de incidencia política. Esa es la clave de la divergencia. Todo ello muestra la complejidad del puzzle del catolicismo social en su proyección política. No obstante, debe destacarse un aspecto. Salvo quienes encarnan conscientemente posturas políticas testimoniales, sin posibilidad de incidencia real a corto o medio plazo, generalmente se es consciente de que el juego partidario representativo es ineludible, si bien con percepciones tácticas distintas (trabajar dentro de los grandes partidos o forjar una nueva formación); lo que desemboca en el actual desencuentro. De esta forma, se perfila, progresivamente y con nitidez, la existencia de los dos pulmones que conforman al actual catolicismo social con vocación política. Más allá de la presente discrepancia, ambas sensibilidades bien podrían articularse, en algún modo, con entidades de análogas creencias, si pretenden que su acción política sea fructífera: las plataformas transversales y otros movimientos sociales que ya están en marcha, y siempre que su nivel de compromiso con una opción política concreta, llegado el caso, no excluya cualquier acuerdo con otras fuerzas. •- •-• -••• •••-• Fernando José Vaquero Oroquieta |