Este mes pasado, se presentó en el FNAC-Triangle de la Plaza Cataluña de Barcelona, el libro “Checas de Barcelona” de César Alcalá. En el acto intervinieron Manuel Milián Mestre y el propio autor. El acto lo abrió el escritor y político Manuel Milián Mestre. En su intervención, en Sr. Milián habló de la significación que tuvo la guerra civil en su familia. Un tío suyo, sacerdote, estuvo tres años escondido para no ser asesinado. Su padre tuvo que defender los postulados del ejército republicano aunque, él de pensamiento, estaba a favor del otro bando. También glosó lo importante que fue, para conseguir que la democracia triunfara en España, después de la dictadura de Franco, el olvido del pasado. Unos hechos que, ahora, peligrosamente, se están olvidando y que están provocando una innecesaria confrontación. Hay que conocer las cosas que ocurrieron durante la guerra civil, dijo el Sr. Milián, pero sin ánimo de revancha. Afirmó que el libro levantaría polémicas por lo que explica, por los testimonios y por ser un hecho que se ha querido esconder.
Después de glosar la vida y obra del autor, éste presentó el libro en los siguientes términos:
“El libro que presentamos esta tarde trata sobre las checas que se establecieron en Barcelona durante el periodo que comprende los años 1936 a 1939. En realidad tendríamos que decir: cárceles marxistas. Checa es la palabra rusa que sirve para denominar: Comisión Extraordinaria, que era el nombre de la primera policía política del régimen soviético, creada por Lenin en septiembre de 1917.
Hubo dos periodos claramente diferenciados por lo que a las checas se refiere. En el primero, desde comienzos de la guerra civil a los fets de maig de 1937, las checas estuvieron bajo el control de la CNT-FAI y las Patrullas de Control. La dirección de las mismas estuvo a cargo de agentes del NKVD, bajo la dirección de Erno Gëro. La misión llevada a cabo por Gëro y sus agentes era descubrir troskistas e infiltrar agentes en el Partido Obrero de Unificación Marxista, conocido como POUM. Como vemos, estas primeras checas sirvieron como centros de represión de todos aquellos miembros de partidos de izquierda que no comulgaban con los postulados impuestos por Rusia. Además sirvieron para detener a todos aquellos civiles y religiosos de ideología contraria a la impuesta por los republicanos. Las más destacadas checas de éste periodo fueron: el Círculo Ecuestre, la del Banco de España y la del Hotel Colón.
Una vez superados los fets de maig de 1937, que recordemos se centraron en enfrentamientos entre militantes anarquistas y del POUM, con las fuerzas de orden público de la Generalitat y las milicias del PSUC, las checas cambiaron de mano. A partir de ese momento pasaron a ser controladas por el Servicio de Investigación Militar, el famoso SIM creado por Indalecio Prieto en agosto de 1937. En la época del SIM, el alma mater de las checas barcelonesas fue Alfonso Laurencic. El jefe del Servicio de Información del SIM fue el asturiano Antonio Ramos. A parte del SIM, en Barcelona actuó la Brigada de Investigación Criminal, dirigida por Julián Grimau, que tenía su cuartel general en la checa de la plaza Berenguer el Gran, número 1. Las más destacadas checas de éste periodo fueron: San Elías, Vallmajor, Muntaner 321, La Tamarita y los Barcos-Prisión Villa de Madrid y Uruguay.
Alfonso Laurencic fue, como hemos dicho, el gran promotor de las checas del SIM. Él mismo, en el consejo de guerra que se celebró en Barcelona, en 1939, donde fue condenado a muerte, explicó como ideó los métodos psicotécnicos. ¿En qué consistían? Las checas eran decoradas con unos dibujos geométricos que conseguían marear y obsesionar visualmente al recluso. Estos dibujos tenían mucha similitud con los cuadros de Kandinsky o en las obras de la Bauhaus. ¿Cómo eran aquellas celdas? Estas medían, aproximadamente, 2 metros de altura, 1,5 de ancho y 2 de largo, alquitranadas por dentro y por fuera para que el espacio se recalentara con la luz del sol y produjera un calor insoportable. El preso jamás podía descansar, porque la inclinación del 20% que se había dado a la tabla que servía de cama, impedía todo reposo. Un apoyo adosado a la pared impedía sentarse. No se podía pasear por la celda, pues se colocaron, estratégicamente, unos ladrillos en el suelo, que impedían caminar. Con lo cual, la única distracción del preso era mirar las figuras geométricas.
Esta forma de tortura no fue la única que se practicó en las checas de Barcelona. Me gustaría referirme a dos casos recogidos en el libro. El primero es el testimonio de Trinidad Mariner. Poco después de estallar la guerra, ella y su madre, fueron encarceladas en el Barco-Prisión Villa de Madrid. Allí conoció a unas presas, las hermanas Lasaga. Con respecto a ese primer encuentro escribe:
Me presentaron a las hermanas Lasaga, una a una. Estaban las tres, sus padres, dos hermanos y una cuñada; pero los enfrentamientos eran con las chicas y de una en una. Cuando las vi la primera vez, les acababan de dar una paliza horrible, echaban sangre por la boca y la nariz Margarita y Angelita y a Patrocinio, que era la más joven, me la presentaron con palillos entre los dedos de las uñas de las manos y no sé si de los pies, de esto estoy segura; pero no podía ni hablar, del dolor que sentía.
El segundo testimonio es el de Eusebio Cortés Puigdengoles. Al iniciarse la guerra civil fue detenido y trasladado a la checa de San Elías. Nunca más se supo nada de él. Finalizada la guerra y gracias a las pesquisas llevadas a cabo por su mujer, supieron que había sido asesinado, descuartizado y sus restos sirvieron como alimento a una piara de cerdos. Como vemos, en las checas, se impuso un régimen de crueldad refinada y perversa. Los agentes socialistas y estalinistas del SIM optaron por una represión implacable.
Visto todo esto, es significativo que el gobierno de la República negara la existencia de las checas, como celdas de tortura, asegurando que los presos podían circular libremente por ellas. Según el gobierno, sólo eran prisiones y, en ningún caso, se realizaban torturas.
Nos parece significativo, a la par que curioso, que Himmler viniera a Barcelona, una vez finalizada la guerra y que, después de cenar, visitara la checa de la calle Vallmajor. Tanto Himmler, como los jefes de las SS y las jerarquías españolas se confesaron asombrados por la crueldad de los republicanos españoles y de los comunistas. Poco tiempo después se construirían los campos de concentración nazis. No creemos que la presencia de Himmler en Barcelona fuera una casualidad.
Las checas de Barcelona fueron, si utilizamos la terminología nazi, auténticos campos de concentración. Hubo hornos crematorios, se torturó, se pasó hambre y se asesinó. La represión, contra todo aquello y aquellos que estaban al otro lado de los postulados de la República, estuvo perfectamente planificada, con la ayuda de la Unión Soviética, y con la voluntad de instaurar un estado comunista en España y, en éste caso, en Cataluña.
Nuestra intención ha sido explicar la verdad, sin tapujos. Explicar lo que sucedió en las checas republicanas de Barcelona entre 1936 a 1939. Los ciudadanos de Cataluña y, concretamente, los de Barcelona, sufrieron el castigo de quedar encuadrados dentro de la llamada zona republicana. Ahora estamos en un momento en el cual muchos reivindican los asesinatos cometidos por Franco una vez finalizada la guerra. En el momento de reivindicar estos muertos se olvidan que hubo otros muchos, nacionales, a los cuales nadie reclama. Pues bien, en el momento de reivindicar unos derechos y unos reconocimientos, ellos tienen los mismos derechos que los republicanos fusilados por Franco. Sirva éste libro para reivindicar unos asesinatos y unas torturas tan inclasificables como las denunciadas por los republicanos”.
Finalizada la presentación se pasó al coloquio. En él se vio que éste tema todavía es conflictivo y levanta pasiones. En la presentación estuvo una señora que había estado en una de las checas y explicó sus vivencias. En resumen, una presentación, no cargada de polémica que, para muchos era un tema inédito y, a otros, les hizo recordar unos hechos vividos y, aún, no olvidados.
•- •-• -••• •••-• Redacción
César Alcalá: Checas de Barcelona. Belacqua de Ediciones. ISBN: 84-96326-44-6. Barcelona, 2005. Precio: 20 euros.
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