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por Francisco de Juan Pérez Ahora es mas verdad que nunca la reflexión de George Orwel: ”ha llegado el momento en que hablar de lo obvio se ha convertido en el mayor deber de todo ser inteligente”. La tentación latente es considerar cómodamente que las cosas volverán a su cauce, de suyo y sin más. Grave error | |||||
| En estas ultimas décadas esta ocurriendo de forma general en todo el mundo un retroceso cultural en lo que se refiere a las leyes que debieran proteger la familia y la vida, en toda sociedad que presuma de civilizada. Llega a considerarse progreso a la extensión de costumbres antisociales o inhumanas como son el aborto, el repudio, la droga ,etc... Si el individuo o la sociedad advirtiera de inmediato, del daño causado por tales conductas, la rectificación seria fácil. Pero no somos capaces, muchas veces, de vivir algo mas que el presente. Nos han convencido del carpe diem, y el ruido y las prisas se encargan de que no haya reflexión acerca de las consecuencias de nuestros actos. Somos libres quizás, pero no somos responsables. Exigimos cotas de libertad pero no exigimos responsabilidad de ser educados en la responsabilidad o al menos disfrutar de tiempo y calma para descubrirla. En esta línea, el disidente que aún pudiera escaparse, o apearse del tren, se encontrará con un poder mediático de prensa, radio o televisión omnipresente y omnipotente. Las mentiras repetidas miles de veces quedaran impresas en el consciente y en el subconsciente del individuo cual si se trataran de la palabra de Dios. Así pues ahora es mas verdad que nunca la reflexión de George Orwel: ”ha llegado el momento en que hablar de lo obvio se ha convertido en el mayor deber de todo ser inteligente” . La tentación latente es considerar cómodamente que las cosas volverán a su cauce, de suyo y sin más. Grave error. No se trata de una avenida de aguas originada por días de grandes lluvias que acaban cesando, se trata del efecto dominó, del derrumbamiento progresivo, del desplome generalizado producido por pequeños desplomes iniciales que generan más y más derrumbes y a los que no dábamos importancia. Parecería mentira, si nos hubieran dicho que un día no muy lejano habría que explicar las cosas más elementales del sentido común, pero es verdad, se ha hecho necesario. Es por ello, por lo que todo ciudadano de bien, de los que piensan por libre, fuera del discurso mediático, se forme bien, y de continuo, para saber explicar las verdades más elementales. No podemos dejar pasar el tiempo, imaginando que todo caerá por su propio peso, que la verdad brillará en todo su esplendor ( Veritatis Esplendor ) y llenará e iluminará las mentes mas recalcitrantemente cerradas, eso no es real, al menos en el 100% de las personas. Muchas personas parece que precisan tropezar para aprender, lo malo es que tampoco podemos esperar a que se tropiece, a que pueda la sociedad ponerse al borde de una guerra, o que pueda una familia romperse, para reconocer al fin el "me equivoque". La rectificación muchas veces llega tarde, cuando no se puede rectificar el rumbo, cuando el mal es irreparable. Nos sustituirá otra generación de jóvenes ávidos en correr más que en aprender de la experiencia de sus mayores que una y otra vez les indican –con poco éxito- cuales son caminos sin salida. Así, por ejemplo, es necesario no claudicar frente a la aceptación social del genocidio mundial del aborto. Es preciso seguir llamándolo crimen, es preciso llamar matasanos o criminales a los que lo practican por más que se pongan una bata blanca, es preciso llamar a los lugares abortorios y nunca denominarlos clínicas. Quien lo llame clínica, aunque lo haga inconscientemente, ya ha aceptado en parte el crimen. Es preciso saber decir, con razones que nos entienda cualquier persona de la calle, que todos fuimos embriones, que sus padres los quisieron o al menos los respetaron desde que eran del tamaño de un grano de arroz, hay que enseñarles frente a los ojos, realidades de fetos troceados - que quizá se nieguen a mirar- aunque sea la vista el sentido al que dan más fe, ya que el sentido común no les alcanza. Ante la desintegración familiar hay que hacerles recordar su infancia, si hogar, que recuerden su enorme sufrimiento que sufrían cuando de niños notaban el más mínimo disenso entre sus padres. No existe el divorcio entre padre e hijos, ¿por qué debe existir entre esposos que se juraron fidelidad?. ¿por qué las realidades más logradas por siglos de civilización las trivializamos hasta la burla? El Estado, los gobiernos que nos nombramos tienen el principalísimo deber de proteger la cultura, de proteger la civilización, de proteger la salud, de proteger la seguridad de sus miembros. Si la familia se derrumba todo lo anterior se derrumba. Ante la trivialización del amor hay que recordar a todo el mundo que las personas somos capaces de amar, palabra tan maltratada. Hay que explicar lo elemental, que amar es desear y buscar el bien del otro, y si no, no existe el amor, existirán intereses económicos, intereses sexuales, las relaciones son simplemente comerciales: yo te doy esto, a cambio tu me debes dar lo otro..., No eso no es el amor. Hay que explicar con la palabra y con la vida lo que significa amar desde la niñez. ¿cómo entenderán de amor y de afectividad esos niños criados por separado?, nunca han visto el amor pasar. ¡Tantos otros temas habría que tratar!, valgan los ejemplos anteriores. Pero ahora , hay que convencerse de que se hace necesario también gritar todo esto en la calle, en público, aquí y allá. Muchos jóvenes deben educarse, deben al menos estar alertados de que hay muchas personas interesadas en hacer negocios con ellos, aprovechándose de su vulnerabilidad y falta de experiencia. Son libres, y actuaran después de una forma u otra, pero nunca podrán reprocharnos que les dejamos en la estacada, que nosotros estábamos ya situados y que allá se las vieran ellos. Hay que abrirse paso aunque sea a codazos en aquellos foros o ámbitos donde se cuece todo, donde corre el río de las modas, para poder decir a muchos que las cosas son de otro modo, que reflexionen, y nosotros debemos suministrar esos puntos de reflexión. Un caso típico son los debates radiofónicos o televisivos donde la confrontación de ideas suele ser del gusto del medio de comunicación. Si hay talante por escuchar, si no hay manipulación, ahí debe estar cualquier persona con sentido común, aunque tenga enfrente al catedrático más laureado, pero que quizá tiene el corazón más arrugado que una pasa. Los argumentos para persuadir deben venir muchas veces del corazón. Ante el amor de una madre por su hijo, desde que se siente embarazada, se derriba cualquier planteamiento tecnicista del que pretenda -de modo equivocado también para la ciencia- hacernos creer que al embrión se le pueda llamar conjunto de células. ¿por qué no se atreve cualquier padre o madre a gritar y decir todo esto en alto? ¿por qué incluso hay quien se deja engañar con el discurso oficial del derecho a decidir?. ¿el bebé tendrá el derecho a decidir eliminar a sus padres? Un caso práctico para la movilización general por el sentido común lo está siendo la gira de conferencias de asociaciones familiares, provida y antisida, que se están realizando durante los veranos, en America latina, inviernos allá. Se ofrecen, o son llamados a colegios, especialistas en materias como educación sexual, droga, sida, etc, para hablar a los padres, pero sobre todo a los alumnos. Los gobiernos, las autoridades educativas parece que han abandonado su genuina tarea, la de educar, y vendidos, sobornados o chantageados a intereses supranacionales, son capaces de entregar la mayor riqueza que puede tener un país, la familia. Por ello, son los padres lo más interesados en que alguien hable con sentido común a sus hijos, y apuntalen o rellenen esa carencia educacional que tienen los adolescentes como es la educación de la afectividad, una auténtica educación sexual. Nadie les habla ya del sentido de la vida, del amor, de la familia, y al contrario, todos los mensajes que reciben los jóvenes por la prensa, la televisión, el cine, la música, los videojuegos, son mayormente contra el amor, contra la vida, contra la familia. Así pues esta movilización es necesaria, y es una brisa de aire fresco que va a más. Quien quisiera saber más detalles o en qué países se está llevando a cabo, podría informarse en info@sinsida.com Hay que hablar, hay que hablar. No queda más remedio. Las cosas no se solucionan solas, al contrario, dejadas solas, empeoran. •- •-• -••• •••-• | |||||
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