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por José Luís Orella Todo un rosario de conflictos convierten la zona entre Europa y la Federación Rusa en un polvorín, muy cercano al del próximo oriente | |||||
| El continente europeo, desde el final de la segunda guerra mundial, ha estado alejado de todo tipo de conflicto bélico. Sin embargo, desde la caída del muro de Berlín, en 1989, los conflictos interétnicos han vuelto a ensangrentar Europa. La región de los Balcanes se ha visto afectada por la disolución de la república yugoslava, donde los servios han fracasado en su intento de construir una gran Servia, a costa de apoyar a las minorías servias de las independizadas Croacia y Bosnia-Herzegovina. Las dos guerras sucesivas devolvieron los horrores de las matanzas producidas por las limpiezas étnicas del nacionalismo. P oco después, el secesionismo albanés de Kosovo, provocó la limpieza étnica servia, que fue respondida por la intervención militar occidental y la puesta bajo administración internacional de la región de Kosovo. El naciente nacionalismo albanés, también se extendió al país vecino de Macedonia, donde el 25 % de la población es albanesa e inició un proceso de guerrilla que fue solventado pacíficamente mediante negociaciones. Por otra parte, las perspectivas de paz en Europa no son tan buenas en las costas del Mar Negro. En el antiguo espacio soviético, Rusia y Estados Unidos compiten por controlar un espacio vital para el transporte energético del Mar Caspio y del Golfo Pérsico. El conflicto checheno en el norte del Caucaso, las guerras secesionistas de Abjasia y Osetia del Sur en Georgia y la pugna de Armenia por anexionar Nagorno Karabaj, poblada por armenios, pero perteneciente a Azerbaidjan, son en la actualidad los puntos calientes de la región caucásica. Mientras Armenia se mantiene fiel a Rusia, Georgia y Ucrania se han posicionado hacia los Estados Unidos, admitiendo el primer país, tropas estadounidenses en el territorio. Los secesionismos abjasios y osetios, son alimentados desde Moscu, para mantener ocupado a su díscolo vecino. En cuanto a Moldavia, el país latino exsoviético, también ha preferido orientarse en favor de occidente, pero manteniendo, de facto, la independencia de las Trasnistria, franja en torno al río Dnieper, de población mayoritariamente eslava, que dispone de su milicia armada y quiere seguir dependiendo de Rusia. Todo un rosario de conflictos que convierten la zona en un polvorín, muy cercano al del próximo oriente. •- •-• -••• •••-• | |||||
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