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por Juan Ignacio Vargas Ezquerra Los creyentes fieles a Cristo y a su Iglesia son el blanco perfecto hacia el cual van dirigidos los dardos del laicismo más lacerante y reaccionario. Una vez más los intolerantes, bajo el manipulado concepto de la tolerancia y del progreso, atacan cualquier postura religiosa clara, valiente y sin complejos. | |||||
| Llama la atención que los católicos que desean plasmar, como hecho verdadero y objetivo, el papel fundamental de la cultura y fe cristianas en la configuración de la sociedad en la que viven, observan impotentes como son ahogadas sus voces por el silencio informativo y político propio de un talante sin talento. Imposición laicista La nueva clase dirigente jaleada por diversos grupos de presión de curvas indecisas forman parte de los nuevos adivinos que amparándose en el nombre de la libertad, arrancan del corazón de las personas la capacidad de construir un amor de verdad para siempre, desfiguran la realidad sexual de las personas para justificar las carencias de otros, prohíben a los padres la libertad de educar a sus hijos en la fe cristiana, imponen sus criterios aplastando la objeción de conciencia en favor de la ley, manipulan en nombre de la ciencia la facultad de procrear o reconocen como derecho maternal la ejecución anual de 40.000 inocentes en nuestro país sin llamar a la ciudadanía a la cacerolada nocturna de rigor. Así se escribe la Historia… Como bien dijo Goya tras haber visto con sus propios ojos la imposición de las bondades del progreso humano en España exclamó “El sueño de la razón produce monstruos” muestra del éxito que ésta por sí sola y alejada de la Fe ha traído a la Humanidad: Un superávit de millones de muertos, heridos y refugiados. Ejemplos los hay a raudales, desde las guerras napoleónicas que impusieron el trágala del “liberté, egalité et fraternité” a bayonetazo limpio, pasando por algunos colonialismos esquilmó sociedades poderosamente tribales, las revoluciones y dictaduras comunistas y nacional socialistas que para “liberar” al Hombre lo redujeron a un guiñapo de sí mismo, hasta el absolutismo relativista que no deja en paz cualquier hálito de la Verdad por pequeña que ésta sea. Urge la evangelización Desconoce por lo visto el mandato que Dios dio a sus discípulos: “Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación”. (San Marcos 16, 15). Un mínimo de conocimiento gramatical denota en la lectura de este versículo que los verbos empleados son imperativos, es decir, que emanan de quien tiene autoridad y denotan una clara urgencia en llevar a término la misión encomendada. Y por si alguien tiene alguna duda nosotros, los católicos, a diferencia de otros credos e ideologías, proponemos no imponemos. Y además pedimos perdón ¡un chollo, vamos! •- •-• -••• •••-• | |||||
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