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por Tomas Bermúdez Izaguirre Acaba de ser beatificado, el 20 de Noviembre, festividad de Cristo Rey, un martir cristero, que supo dar su vida por la esencia cristiana de México. La mexicanidad es esencialmente católica y la persecución laicista buscaba tiranizar a los mexicanos | |||||
| El coro helénico era la expresión del sentir popular ante los sucesos extraordinarios, constituía un resumen de los comentarios que podían escucharse en la plaza pública; condensaba en unas cuantas voces anónimas el sentir colectivo. Fue exclusivo de los griegos el ejercicio de este derecho sentimental de desahogo de las emociones nobles, ante los humildes y poderosos, En las barbaries, la palabra siempre subordinada al poder, acaba por atrofiarse, El silencio ante la inquinidad es propio de la tribu, en ella la voluntad del poderoso equivale a una decisión de la divinidad, tal como en las decadencias la ley promulgada por el estado se convierte en la norma que substituye la justicia del corazón según predican los kalsenianos. Pues se sabe por experiencia que, leyes, instituciones y gobiernos, pueden ser instrumentos del mal cuando caen en manos de malvados. La libertad de conciencia la conquistaron los apóstoles muriendo por la verdad, porque la conciencia humana, es heredera y guardiana de los principios del bien. Anacleto González Flores…” por mucho que te empeñes, no iras muy lejos, aquí estamos cerrando el paso, yo soy el poder”, sofocando el pecho de esta maltratada raza de los Mexicanos. Ya lo dijiste:” La vida para mi no tiene otro sentido que darnos una prueba de nuestra debilidad y solo por medio de un conjunto de debilidades animadas por el fuerte espíritu de comunidad se podría llevar a cabo, como lo fue, la negativa rotunda de aceptar la imposición del neófito, Mas hoy todavía nos espera lo más tremendo de la lucha y en la línea de fuego nos requiere, hay que marchar entusiasta con la visión inmortal de Jesucristo en la Cruz, en afán de ser rayo de luz para humanidad, y dar con valor el precio de nuestra sangre”. La democracia para votar contra los Cesares necesita vestir, no la toga severa del ciudadano de Atenas o de Roma, sino las vestiduras teñidas de sangre que los mártires sabían echar por sus espaldas, aboga por un plebiscito de los mártires. Pues claro “ El revolucionario no tiene casa, ni de piedra ni de espíritu. Su casa es una quimera que tendrá que ser hecha con el derrumbe de todo lo existente..” Al enterarse de la Pastoral del Arzobispo de Durango, que aprobaba la rebelión armada “Ahora así podemos estar tranquilos, Dios esta con nosotros. Bendición para los que defienden con las armas de la mano la Iglesia de Dios” y en esa noche escribe su proclama final “Los ricos que den, los críticos que se corten la lengua; los díscolos que se sacrifiquen. Los cobardes que se despojen de su miedo, y todos en pie luchen hasta alcanzar la victoria de Dios y la Iglesia” Tomado preso a las 6 de la mañana, muere al medio día de un viernes de primavera, a la edad de 38 años, cuando la bayoneta, la hoja penetra hasta el corazón, donde se desangra hasta la muerte, así Anacleto González Flores muere en el martirio. Inexcrutables son los designios de la providencia. Niega el triunfo a los buenos y a los malvados los encumbra, los llena de vanagloria. Duro es contemplar la suerte del justo. Fuimos advertidos hace tiempo,y parece que no queremos oír. ¡Nada vale el afán de aquí abajo! No busques dichas del mundo; nada puede dar lo imperfecto, ¿ Pero quien reivindicara la justicia, si la voz generosa se acalla y todo el pueblo enmudece?, ¡Hosanna Anacleto! ¡Canten canten por ti los celestes coros! ¡México, por él mantienes tu puesto en la familia inmortal de los pueblos elegidos porque producen mártires y Santos! La rebelión no se hizo esperar. Se trata de la epopeya trágica de los Cristeros, que, como sus hermanos, formaron bajo las banderas del Sagrado Corazón, superado por el tremendo apoyo popular que levantaban los Cristeros en su avance. Avance que se vio frenado por la orden llegada de la Santa Sede de deponer inmediatamente las armas y que, a pesar de los éxitos, fue diligentemente obedecida. Con todo, se cuentan por centenares los mexicanos y mexicanas de toda condición y clase social que perecieron en el campo de batalla. También hubo muchos fusilados, que morían al grito de "¡Viva Cristo Rey y Nuestra Señora de Guadalupe!" «Anacleto González Flores y sus compañeros buscaron ser agentes del perdón, en una época en la que el pueblo estaba dividido», Menciono Benedicto XVI, vía televisiva, en multitudinaria ceremonia llevada a cabo en el Estadio Jalisco, Jóvenes Volver A Pensar •- •-• -••• •••-•
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